Manejo integrado de las plagas más importantes en cítricos
Junto al destacado entomólogo Renato Ripa pasamos revista a las principales plagas que afectan actualmente a la citricultura de exportación. Arañitas, chanchitos blancos, mosquitas blancas, conchuela acanalada, capachito, Tuckerella, escamas y hasta termitas pasan por este recuento. También abordó lo que no debe fallar para un buen manejo integrado de plagas que se traduzca en beneficio económico, reducción del número de moléculas y baja de los residuos en la fruta.
En los últimos años se ha producido una dinámica de las plagas que afectan a los cítricos en Chile, las cuales modifican su estatus de importancia, indica el ingeniero agrónomo, doctor en entomología, Renato Ripa, de Biocea. Hace algunos años, continúa, la falsa arañita de la vid, Brevipalpus chilensis, por su situación cuarentenaria, era uno de los problemas más graves para las exportaciones. Eso se hizo más evidente cuando se aprobó el system approach en algunos cítricos, puesto que se requería un control muy preciso para lograr la no detección en una muestra de 100 frutos. Tomó algún tiempo la capacitación para llegar a la detección cero, pero el número de huertos rechazados fue disminuyendo a través del tiempo. Se utilizaron los mismos productos, sin embargo se incorporó el monitoreo y tratamientos específicos para este ácaro, lo que hizo más eficaz el manejo del problema. Hay rechazos todavía, pero a un nivel muy inferior.
Redagrícola conversó con el especialista para conocer los avances y tendencias en el manejo sustentable de plagas que preocupan a la mayoría de los productores de cítricos actualmente.
CHANCHITOS BLANCOS
La situación de los chanchitos blancos no ha cambiado mucho en los últimos 15 a 20 años, salvo por la mejora en la calidad de la aplicación de los plaguicidas y la disponibilidad de algunos productos nuevos que son bastante efectivos.
Provocan daño por la succión de savia, producen abundante mielecilla que después se convierte en fumagina y deterioran la calidad de los frutos. Para la fruta en mercados internacionales son un problema cuarentenario particularmente complejo de resolver debido a la dificultad de distinguir las diversas especies, sobre todo en los estadios más pequeños. Además su cuerpo ceroso repele el agua, protegiéndolos contra las aplicaciones. Entre las numerosas especies cabe nombrar Pseudococcus longispinus, P. calceolariae y Planococcus citri, siendo este último el más común en cítricos.
En una relación de mutualidad, las hormigas los protegen contra sus enemigos naturales, porque se alimentan de sus secreciones. Controlarlas se transforma en una medida tremendamente importante para contener a estas plagas. La figura 1 muestra cómo ante la ausencia de hormigas aumenta la presencia de dichos enemigos naturales y disminuye notablemente la cantidad de chanchitos. El control de hormigas se hace con aspersiones al tronco, que tienen una duración corta (40-60 días). En forma experimental se han evaluado cebos. La formulación líquida mostró un control por unos 28 días. En cambio la opción de cebo sólido contra hormiga argentina (Linepithema humile) desarrollado por Biocea gracias a un proyecto FIA, que se coloca en el huerto, mantiene el huerto libre de hormigas por más de 100 días. Se encontrará disponible comercialmente hacia 2021, una vez establecido el convenio de producción con alguna empresa interesada y realizado el registro del SAG.
Hay muchas especies de enemigos naturales que aportan al control de chanchitos blancos. Es importante conocerlos, así como sus hábitos, para poder monitorear su presencia. Por lo general se encuentran naturalmente; si no los hay, se pueden adquirir y liberarlos en el campo. Algunos depredadores particularmente efectivos son Cryptolaemus montrouzieri, Chrysoperla y Sympherobius. El uso de trampas de cartón es una buena ayuda para detectarlos, al igual que para verificar la presencia de chanchitos cuando todavía no son abundantes. Se ponen alrededor de 10 cartones por cuartel, los cuales deben ser revisados por personas capacitadas en su reconocimiento. También se debe mirar los frutos y observar con lupa bajo la roseta pues muchas veces los individuos pequeños alojados allí no se aprecian a simple vista.
La programación de los monitoreos y la anotación de resultados en planillas de registro permiten establecer la fluctuación de la población, tanto de chanchitos como de las demás plagas y sus enemigos naturales a través del tiempo, con el fin de determinar cuándo tenemos que aplicar. También posibilitan saber qué tan bien nos fue con los tratamientos y, si nos fue mal, corregir a tiempo.
Por lo general las aplicaciones de insecticidas se efectúan en noviembre-diciembre o un poco antes, como por ejemplo en el caso de buprofezin. Además están los neonicotenoides, pero en la mayoría de los ensayos realizados por Biocea se observa una baja considerable de los enemigos naturales al utilizarlos. El aceite mineral no tiene un efecto muy destacado en chanchitos, aunque sí sobre otras plagas, de manera que es un elemento muy bienvenido en cítricos.
El uso de adyuvantes mejora eventualmente los resultados de las aplicaciones de algunos productos gracias a la mejor absorción del plaguicida. Algunas experiencias con insecticidas sistémicos, han mostrado que la cantidad de chanchitos se puede disminuir a la mitad de la que sobrevive al utilizar un insecticida solo
Otro aspecto que mejora la distribución y por lo tanto la efectividad de las aplicaciones de plaguicidas es la poda de abertura. La disminución de la densidad del follaje, adicionalmente, baja la humedad ambiental al interior del árbol. A menor humedad, mayor mortalidad de los individuos juveniles, porque se encuentran más expuestos a la deshidratación. La poda de faldas evita el contacto con el suelo, donde los frutos son más atacados. Asimismo es importante racionalizar el aporte de fertilizantes, ya que la fertilización, especialmente la nitrogenada, aumenta el crecimiento del tejido tierno que sirve de alimento para los chanchitos blancos (y es el lugar de oviposición de la mosquita blanca). Podas tardías estimulan la brotación, especialmente en el centro del árbol, aportando también follaje tierno en épocas en las cuales no debería estar disponible para los insectos. Las prácticas reseñadas son válidas para todas las plagas.
MOSQUITAS BLANCAS
En Arica y Parinacota está la mosquita blanca japonesa (Parabemisia myricae), que es de esperar no se traslade más al sur, menciona Renato Ripa. En la zona central se encuentra corrientemente la mosquita blanca algodonosa (Aleurothrixus floccosus). Succiona la savia, disminuyendo el vigor de la planta, y secreta una gran cantidad de mielecilla, se ubica en el envés de las hojas tiernas donde ovipone y donde se fijan las ninfas. Genera filamentos cerosos que la protegen de los plaguicidas.
Cales noacki y Amitus spiniferus son enemigos naturales muy importantes para mantener la mosquita a raya. Sin embargo, hay un hiperparásito, Signiphora sp., que los parasita y favorece por lo tanto a la plaga.
Para proteger a los enemigos naturales hay que evitar el uso de insecticidas no selectivos, en especial neonicotenoides y piretroides. En ausencia de C. noacki y A. spiniferus, la mosquita resulta más difícil de manejar. Por ejemplo, el segundo no se establece arriba de los 600 a 700 metros sobre el nivel del mar, de manera que en localidades altas, como Vicuña, la presión de la mosquita blanca es mayor. Por otra parte, conviene mantener los árboles limpios no solo de mielecilla y lanilla sino también de polvo, cuya presencia en las hojas afecta mucho a los enemigos naturales. Por lo general las plagas empiezan cerca de los caminos donde se levanta el polvo. El lavado puede realizarse con agua o con algún detergente agrícola.
En el manejo químico el aceite mineral funciona bastante bien. Si la población de mosquitas no es muy alta es posible emplearlo al 0,5%, o aumentarlo hasta un 1% si hay mayor abundancia.
Productos que funcionan bastante bien son el buprofezin, piriproxifen, sulfoxaflor y piridaben.
CONCHUELA BLANCA ACANALADA
La conchuela blanca acanalada, Icerya purchasi, ha incrementado su nivel como plaga especialmente hacia el norte de la zona productiva de cítricos. Despierta mucha preocupación por su abundante presencia en ramillas y una gran cantidad de fumagina. Genera bastante mielecilla y debilita a la planta. Desarrolla dos a tres generaciones en la temporada.
La hembra protege a su descendencia manteniendo huevos y ninfas en un saco ovígero al interior de su cuerpo (fotos 6 y 7).
Tiene dos enemigos naturales muy eficientes: la mosquita Cryptochaetum iceryae y la chinita Rodolia cardinalis. Esta es famosa porque con ella comenzó el control biológico en California, a fines del siglo XIX, sin embargo el parasitismo que realiza C. iceryae por lo general es más eficaz.
El monitoreo de ramillas, hojas, tronco y centro del árbol es la clave, ya que la conchuela blanca acanalada no ataca la fruta. Asimismo se debe revisar el cuello de la planta bajo el suelo, mediante una palita de jardín para escarbar bajo la superficie. Allí en algunos casos mantiene poblaciones residuales que constituyen un reservorio de Icerya purchasi, ubicación en donde no es atacada por sus enemigos naturales y continúa multiplicándose todo el año (figura 2). Ello, sumado a la gran cantidad de huevos que pone y a la capacidad de trasladarse de las ninfas migratorias, explica, entre otras causas, por qué cada cierto tiempo se observan explosiones de la plaga en ausencia de infestación previa en el follaje. Para prevenirlas conviene manejar una pequeña cantidad de la conchuela, especialmente en la zona norte. Allí la plaga y los enemigos naturales no tienen otros hospederos, a diferencia de la zona central donde la vegetación más abundante les ofrece refugio. Se eligen 2 o 3 árboles por cuartel, por ejemplo en una orilla, en los cuales se mantiene la conchuela eliminando sus enemigos naturales mediante plaguicidas. Luego se suspende la aplicación del producto, permitiendo la llegada a los enemigos naturales nuevamente. El reservorio se va rotando, pasándolo después a otros 2-3 árboles para que se mantenga.
En los casos en que no hay enemigos naturales presentes en el huerto (lo que verifican las personas capacitadas en el monitoreo), se pueden buscar en otros campos que estén atacados y presenten los enemigos naturales. Se toman ramas infestadas con la plaga y enemigos naturales, las que se ponen en bolsas de papel y luego se trasladan y ubican al interior de los árboles infestados del huerto.
Los lavados mejoran bastante la situación, lo mismo que el control de hormigas. Si no hay enemigos naturales, también es posible bajar la plaga con algún insecticida, ojalá selectivo, evitando los neonicotenoides. “Cada vez que encontramos un ataque de esta conchuela, vemos que hay un par de aplicaciones previas de neonicotenoides, o más”, constata el entomólogo.
BARRERA CONTRA CURCULIÓNIDOS
Renato Ripa se refirió brevemente al daño cuarentenario que causa el capachito Naupactus cervinus con la postura de huevos bajo la roseta. Para el monitoreo de adultos recomendó el uso de un mazo de goma como el que se aprecia en la foto 11 (Pág. 76), con el que se golpean las ramas para que los insectos caigan sobre un plástico del tipo que muestra la misma imagen, algo más grande que la superficie cubierta por el árbol bajo el cual se extiende. Indicó que solo cae una proporción de los adultos presentes, “por lo tanto si hallamos en promedio un individuo por árbol, que ya es un nivel preocupante, significa que hay dos o tres”.
El especialista contó los avances logrados con la barrera basada en una pasta insecticida para el control de curculiónidos, desarrollada a través de un proyecto FIA por el equipo de Biocea, con el apoyo de la empresa M&V y del Comité de Cítricos. Evaluaciones llevadas a cabo en María Pinto en naranjos, y en limonero en Naltahua, mostraron una baja considerable en la abundancia de adultos de N. cervinus en comparación a los testigos. Además al utilizar la barrera no se encontró presencia de huevos en los frutos. Esto se debe a que el adulto que cruza la barrera no muere inmediatamente, pero sí resulta incapaz de oviponer. Evaluaciones adicionales en laboratorio, esta vez con Naupactus xanthographus, mostraron que la barrera controló el 100% de adultos a los 225 días, resultados que será necesario verificar en condiciones de terreno, donde por ahora su efectividad se ha evaluado con éxito durante 120 días. Una empresa de insumos agrícolas estaría asumiendo la formulación y se espera cumplir con los trámites de registro SAG para ofrecerla comercialmente a partir de 2020-21.
El monitoreo de adultos debe realizarse de manera frecuente (mensualmente) y no solo antes de la cosecha. La revisión de la presencia de huevos bajo los sépalos en la fruta se efectúa cada dos meses entre comienzos de abril y fines septiembre o hasta cosecha, según corresponda. Ello permite determinar la eficacia de las medidas de control.
Los aspectos claves en el manejo de esta plaga son la detección del inicio de la presencia de los adultos, cuando empiezan a emerger del suelo. Luego, controlar antes de la oviposición, para lo cual se dispone de un plazo máximo de poco más de 20 días que es lo que demoran las hembras en iniciar la postura de sus huevos. Los insecticidas deben usarse en los momentos críticos, poniendo un gran cuidado en la calidad de la aplicación. Las pruebas de aplicación con colorantes o trazadores añadidos al agua permiten verificar si los equipos están logrando la necesaria cobertura de los tejidos vegetales.
TUCKERELLA
El ácaro pavo real, Tuckerella sp, se ha detectado en granados y naranjos. En este cítrico su abundancia es bajísima, pero se trata de un ácaro cuarentenario, lo que ha provocado rechazos de partidas tanto de granados como de cítricos. Por su pequeño tamaño es difícil de detectar; los adultos miden menos de 0,4 mm de largo. En granado, el ácaro se ubica en el pedicelo, en la parte basal que se conecta con el fruto, sin embargo se desconoce si en cítricos tiene el mismo hábito. Su manejo químico con aceite mineral en concentración del 1,5%, optimizando la calibración del equipo, mostró una reducción de la abundancia. Las pruebas con acaricidas han arrojado resultados erráticos. A nivel mundial hay muy poca información y se debe seguir investigando, afirma Renato Ripa.
ESCAMAS
Otro tema que ha estado preocupando es la presencia de escama roja (Aonidiella aurantii) y escama coma (Lepidosaphes beckii) en algunos campos. Ambas plagas antes tenían muy poca relevancia, pero su incremento desde hace ya varias temporadas se asocia probablemente a dos factores: el reemplazo de aceites minerales por insecticidas tradicionales y la baja calidad de las aplicaciones. No son muchos los campos afectados, afortunadamente, y el tema se ha dado principalmente hacia el norte. Aunque no se trata de insectos cuarentenarios, afectan el vigor de la planta, reduciendo la producción y en particular infestando la fruta, que pierde valor comercial.
Finalmente, el entomólogo menciona haber visto, aunque en forma muy poco frecuente, predios atacados por termita subterránea, causando mortalidad de plantas en cítricos y afectando también a paltos. “La termita subterránea todavía se está dispersando en el país, y se ha observado que puede causar mortalidad en plantas de uno a tres años”, advierte. Para su control, Biocea también desarrolla un cebo, orientado más bien al área urbana, pero que el día de mañana podría ser importante en el agro.
UNAS PALABRAS SOBRE LA INFLUENCIA DEL USO DE MALLAS
Desde 2001, en Copiapó, donde le tocó observar por primera vez el uso de mallas, el entomólogo observó una situación que ha visto repetirse. Se trata del aumento de plagas chupadoras debido al incremento de la humedad y de la temperatura, acompañado de una restricción en la presencia de enemigos naturales.
LAS FALLAS QUE SE DEBEN EVITAR EN EL MANEJO INTEGRADO DE PLAGAS
¿Cuáles son los principales errores que todavía se cometen en el MIP en cítricos?
Se requiere un conocimiento más profundo de la biología de las plagas, los métodos de control y las formas de monitorear. Ese es el punto crítico –contesta Renato Ripa–. En el caso del control químico hay que saber cuáles productos están disponibles, su rango de efectividad sobre las distintas plagas, su efecto sobre los enemigos naturales y los requerimientos para lograr una buena aplicación. Soy un partidario ferviente de mejorar este último aspecto, en el que falta muchísimo por avanzar. Con frecuencia se aprecia cómo un producto que tiene un 90% de efectividad apenas alcanza al 70% en campo, porque muchos insectos nunca fueron tocados por él ni por sus residuos. No llegó, no controló. Y tampoco se puede descansar en el efecto sistémico de algunos plaguicidas, ya que la sistemia es muy limitada. Hay que pensar que cuando tenemos que repetir una aplicación por su mala calidad, estamos usando el doble de producto y afectando a los enemigos naturales en una segunda ocasión, además de sumar residuos a la fruta y duplicar el costo de control. Hay muchos aspectos importantes a considerar para optimizar la eficacia, como la calidad del agua, el momento del día en que se aplica, la temperatura, etc.
En cítricos –prosigue– se dispone de muchos enemigos naturales asociados a las plagas. Hay que tratar de mantenerlos en el huerto y de que funcionen bien. Por ejemplo, se puede disponer de alimentos para ellos, mantener las hojas limpias, etc. Eso prácticamente no se utiliza, porque se desconoce la forma de hacerlo, consideración que nos lleva a otro factor de relevancia enorme, conectado con todos los temas de MIP: la educación y la capacitación en todos los estamentos, incluyendo a los profesionales a cargo de las decisiones. Luego, los monitores, que no deben estar solo para cumplir con la certificación en BPA, como ocurre. Lamentablemente hay un grupo grande que realiza este trabajo, pero la información no se utiliza. Si no se consideran los antecedentes que se recogen, difícilmente se tomarán las resoluciones más adecuadas. Los monitores revisan las plantas y deben ser capaces de distinguir plagas y enemigos naturales, que se asocian a ciclos, nichos, síntomas y tratamientos distintos. El monitor suele asistir a una capacitación de un par de días en la cual recibe un barniz de conocimientos. Lo lógico, como en los países desarrollados, es volver a recapacitarlos, lo cual ocurre muy rara vez. Pensemos, por ejemplo, que resulta complejo saber si una escama está viva o muerta, a menos que uno la dé vuelta con una especie de alfiler y observe con un estereoscopio debajo del escudete. Y este es un dato vital para saber si un plaguicida fue efectivo o no. Además, el monitoreo permite aprender sobre la efectividad de los manejos en el huerto, y eso enseña mucho más que lo que se entrega en la universidad, porque se obtiene una sintonía gigantesca con las condiciones reales. Las curvas que se generan a partir de las planillas de monitoreo posibilitan conocer la evolución de las plagas y los enemigos naturales así como el efecto de los tratamientos. El profesional a cargo debe revisarlas junto con el encargado del monitoreo, lo que casi nunca se hace. Y todo esto tiende a optimizar los métodos de control, en términos de disminuir su número y aumentar su efectividad, lo cual redunda en un beneficio económico, en la reducción del número de moléculas y en la baja de los residuos en la fruta. Invertir en esta metodología se justifica ampliamente.