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De INIA para mercado de exportación

Variedad de lupino amargo de alto calibre y alto rendimiento

Co financiado por la Fundación para la Innovación Agraria (FIA), el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA), a través de su Centro Regional Carillanca en La Araucanía, ejecuta la tercera temporada de trabajo de un proyecto a cuatro años, cuyo objetivo es obtener la segunda variedad de lupino amargo del país. La primera, Boroa INIA, es una variedad de alto rendimiento pero su grano es de calibre intermedio, mientras que la segunda variedad produciría un grano de gran calibre, con un rendimiento cercano al de Boroa INIA. El lupino amargo es un cultivo ligado a la pequeña agricultura de la región, que produce grano para un mercado de exportación, donde el tamaño del mismo es determinante para lograr un buen precio.

26 de Julio 2017 Equipo Redagrícola

Prácticamente en su totalidad, el cultivo de lupino amargo está en manos de la agricultura familiar. Constituye una fuente importante de ingreso de circulante para muchos pequeños agricultores, por ello es un rubro de gran relevancia social. En La Araucanía se siembran alrededor de 6 mil hectáreas con este tipo de lupino, cuyo grano se exporta a países del Mediterráneo, donde se consume como snack salado, luego de un proceso de desamargado. Curiosamente, parte de este grano vuelve a América procesado, para cubrir la demanda de descendientes de italianos, israelitas, árabes, entre otros, residentes de ciudades como Nueva York, Sao Pablo y Buenos Aires. Por ello y de alguna manera, sería ideal ingresar al negocio del procesamiento del lupino amargo producido en la región.

El precio al productor está sujeto a las fluctuaciones de un producto exportable, pero depende siempre del tamaño del grano, que en el caso de Portugal, España e Italia, debe ser grande, con calibre superior a 13 mm. Por ello pagan un precio más alto que los países árabes, que aceptan calibres entre 10 y 12 mm.

El lupino amargo es un cultivo barato. Sus costos de producción fluctúan entre un cuarto y un tercio de los costos de producción de trigo para un agricultor empresarial promedio de La Araucanía. Esto se debe a que rara vez requiere fertilización y ocupa pocos agroquímicos. Por el contrario, al participar en la rotación con cultivos de trigo y avena, el lupino aporta cantidades significativas del nitrógeno, que consigue del aire mediante el proceso de fijación simbiótica. Además, acarrea otros beneficios agronómicos: corta el ciclo de algunas enfermedades de los cereales y ofrece la oportunidad de controlar más eficazmente las malezas gramíneas, incluso biotipos resistentes a herbicidas. Todo ello lo convierte en un cultivo que contribuye a mejorar la competitividad de los cultivos anuales.

Líneas de lupino amargo alto-calibre con rendimiento cercano a Boroa INIA.

ALTO RENDIMIENTO DE LA VARIEDAD BOROA INIA

En 2006, INIA liberó la variedad Boroa INIA, obtenida a partir de una selección del lupino amargo local. Es un material con alto potencial de rendimiento, que generalmente supera los 50 qqm/ha en ensayos. El lupino amargo local común se caracteriza por producir granos con peso medio entre 430 y 480 miligramos, en tanto que Boroa INIA alcanza pesos medios de grano entre 580 y 640 mg. Así, del lupino amargo local común puede seleccionarse hasta 30% de calibre superior a 13 mm, mientras con BoroaINIA es posible obtener sobre 80%. Las proporciones de distintos calibres dependen de las condiciones climáticas de la temporada, pero Boroa INIA mantiene superioridad respecto del tipo local común, independiente del ambiente en que se cultive. Además, los importadores valoran Boroa INIA porque presenta menor incidencia de granos con cutícula dañada, aspecto esencial para la presentación del producto final. Agronómicamente, la planta de Boroa INIA es ventajosa porque sus tallos muestran resiliencia, y si llegan a sufrir tendedura parcial mientras mantienen follaje verde recuperan su posición erguida cuando las plantas se defolian, facilitando la cosecha con automotriz.

Granos de lupino amargo. De izquierda a derecha: lupino amargo local, Boroa INIA, y línea experimental de alto calibre.

LUPINO AMARGO: ALTO RENDIMIENTO PERO ADEMÁS BUEN CALIBRE

El lupino “alto-calibre” existente en La Araucanía es un material heterogéneo que proviene de introducciones desde Italia en los años noventa, alcanzando pesos medios de grano de 700 a 900 mg. Aunque de tamaño de grano superior, no desplazó al lupino amargo local debido a una mayor susceptibilidad a la antracnosis (la enfermedad más grave del lupino, causada por el hongo Colletotrichum lupini), una mayor susceptibilidad al desganche basal y la tendedura de plantas, además de menor rendimiento. Luego de varios años de investigación por parte de INIA Carillanca, ha quedado claro que existe una relación inversa entre rendimiento y calibre de grano, la cual es necesario quebrar para obtener una variedad de alto-calibre competitiva.

Cabe señalar que las variedades mejoradas de lupino amargo necesariamente deben ser obtenidas en el país, ya que no existen otros programas de mejoramiento genético de lupino amargo en el mundo. Esto significa que ni siquiera es posible introducir líneas experimentales desde otros países; todo debemos realizarlo acá.

El proyecto “Mejoramiento participativo in situ para disponer de líneas candidatas a variedad de lupino amargo” partió la temporada 2015-16 con la evaluación de 117 líneas F6 (sexta generación luego del cruzamiento), generadas por cruzamientos entre materiales de alto-calibre y una accesión etíope resistente a antracnosis. La evaluación se realizó en el sector de Boroa, comuna de Nueva Imperial, y en INIA Carillanca. Con base a los resultados de la primera temporada, 55 líneas F7 fueron seleccionadas para evaluación durante la temporada 2016-17, en Nueva Imperial e INIA Carillanca, en ensayos donde cada material estuvo representado en cuatro repeticiones por localidad.

Líneas de lupino amargo con calibre de grano sobresaliente.

Los resultados de la temporada 2016-17 indican que se cuenta con ocho líneas F8 que mantienen un rendimiento cercano a la variedad Boroa INIA pero logran un calibre significativamente superior, la mayoría sobre 900 mg por grano (ver primer gráfico). Tal peso medio de grano significa que el calibre es superior a 15 mm. Dos de estas líneas han mostrado un nivel de resistencia a antracnosis mayor que el usual para un lupino alto-calibre, al ser sometidas a inoculaciones con esporas del hongo patógeno bajo condiciones que favorecen la infección.

También se identificaron otras ocho líneas F8, que si bien alcanzaron rendimientos inferiores a Boroa INIA, poseen un peso medio de grano extraordinario, superior a 1 gramo (ver segundo gráfico). Al observar estos datos, se puede apreciar la relación inversa existente entre el rendimiento y el peso medio de grano. Los granos superiores a 1 g corresponden a calibres superiores a 16 mm, con cierta fracción de calibres 19 y 20 mm.

Estos 16 materiales se evaluarán las temporadas 2017-18 y 2018-19, en tres localidades (Boroa, Nueva Imperial y Carillanca), para cumplir con los requisitos establecidos por INIA y por el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) para el registro para una nueva variedad. A la luz de los resultados obtenidos durante las dos primeras temporadas del proyecto, las probabilidades de lograr una nueva variedad de lupino amargo para la agricultura familiar, son auspiciosas.

Agricultores de Cooperativa Campesina Boroa y Cooperativa Agroimperial, asociados al proyecto FIA Lupino Amargo, en el sitio de trabajo de Trihueche, cerca de Nueva Imperial.

Como ocurrió con Boroa INIA, la eventual nueva variedad de lupino amargo de alto-calibre será manejada por los agricultores. La semilla genética será producida por INIA, pero los semilleros y la comercialización estarán a cargo de las cooperativas. La siembra de un lupino amargo requiere unas 25 semillas por metro cuadrado, porque se necesitan unas 20 plantas por metro cuadrado para maximizar el rendimiento y mantener a raya el crecimiento de las malezas. Para alcanzar tal población con un lupino alto-calibre, se requieren 200 kilos de semilla por hectárea, que pueden significar un costo de 60 mil pesos por hectárea o más, para el agricultor. Por ello, la producción de semilla por las mismas cooperativas es la forma en que los socios pueden obtenerla a un precio asequible.

Mayor información:
Dr. Mario Mera, INIA-Carillanca
mmera@inia.cl

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