Los desafíos de la replantación de huertos de arándanos
Si bien, en el caso del arándano, los agricultores no muestran preocupación por los posibles “problemas de replantación”, las nuevos huertos, donde se ha realizado una gran inversión, corren el riesgo de terminar en un “desastre” de comprobarse que los suelos chilenos son propensos a mostrar problemas de replantación en arándanos. En algunos huertos del sur de Chile, recientemente replantados, ya se ha constatado que aparecen varias de las características que han sido asociadas a “problemas de replantación”.
El interés por la renovación de los huertos de arándanos se ha generalizado en las áreas donde este cultivo se ha desarrollado en el país, tanto por razones de mercado o por el envejecimiento de las plantaciones originales. En el caso específico de esta especie, la gran ventaja que ofrecerían las nuevas variedades y la menor demanda por las variedades antiguas, acentúa el interés por el recambio varietal.
En el caso particular de esta especie el recambio se realiza arrancando el huerto antiguo y replantando el nuevo huerto. Si bien se puede realizar la reinjertación de los arbustos, el hábito natural de la especie, de rebrotar desde la base, lo hace menos práctico que la reinjertación de árboles como medida de recambio varietal. Los arándanos están mostrando hoy el dinamismo propio que se ha observado en otros sectores de la actividad frutícola, que lleva a recambiar y modernizar los huertos, estableciendo plantaciones con nuevas variedades y, tal vez, con diferentes densidades, nuevas técnicas de poda, etc.
En el arándano, por motivos económicos, y por la adaptación a las condiciones agroclimáticas de la zona, la renovación de los huertos tendrá como primera opción, la misma especie frutal, por la especialización al cultivo que han adquirido los productores y por la falta de otras alternativas de alta rentabilidad.
Sin embargo, la replantación de huertos plantea nuevos desafíos a los productores, pues, como ya es conocido en otras especies frutales, puede ocurrir un efecto negativo al replantar con la misma especie frutal, con riesgo de enfrentar problemas de crecimiento, vigor, deficiencias nutritivas, muerte del sistema radicular, retraso en la producción y pobre rendimiento. Así mismo es posible que incida en una reducción de la vida útil de los huertos, hasta el punto de que la plantación frutal puede ser económicamente no viable.
A este efecto negativo se le denomina “problema de replantación” o “cansancio del suelo”, problema ampliamente descrito para otras áreas frutícolas, aunque la incidencia y severidad del problema dependen de la región y del huerto e, incluso, puede no presentarse en algunas zonas.
CARACTERIZACIÓN DEL PROBLEMA EN DISTINTAS ESPECIES CULTIVADAS
Los problemas de replantación en la agricultura son comunes y ocurren en plantas perennes y anuales, especialmente inducidos por el hombre, cuando se tiende a un monocultivo. Sin embargo, en muchas especies, cuando tienen la habilidad de lidiar con esta situación, es posible realizar un monocultivo sin grandes problemas. El origen de este comportamiento está en la seguridad que tendrán los individuos de la especie de permanecer correctamente ubicados en una sucesión de plantas, o en la seguridad de colonizar suelos que no están ya utilizados por la misma especie, asegurando así una competencia más eficiente por el espacio.
Las causas del problema de replantación son, a menudo, pobremente entendidas y, en la mayoría de los casos, los agentes no están del todo claros, señalándose que las causas del pobre desarrollo y retraso en la entrada en producción se deben a factores bióticos y abióticos. Algunos autores diferencian entre “enfermedad de replantación”, donde sólo se contemplan factores bióticos, dentro de los cuales se consideran hongos, bacterias, actinomicetes, nematodos o insectos, y “problemas de replantación”, que incluyen a factores bióticos y abióticos. Los factores abióticos se refieren a deterioro de las condiciones físicas del suelo, metabolitos tóxicos de degradación orgánica, alteraciones nutricionales provocadas por el monocultivo, exceso o falta de humedad, acumulación de metales pesados, bajo o alto pH u otros problemas del suelo. En el caso de arándanos, la información disponible lo asocia principalmente a la presencia de nematodos, sin embargo, la poca información disponible no descarta la presencia de otros factores como los antes descritos.
McKenry (1999), para frutales de carozo y vides en California, planteó una hipótesis con los factores antes mencionados, indicando cuatro componentes interrelacionados: 1) componente de rechazo, que es específico de la especie; 2) problemas físicos y químicos del suelo; 3) plagas o patógenos; y 4) necesidades nutricionales iniciales. Mientras los efectos de los componentes de rechazo y nutricional aparecen en los primeros años, los otros ocurren en cualquier momento, pero usualmente tarde. El fenómeno de rechazo no lo relaciona a un efecto específico de compuestos químicos, como sería el caso de la “alelopatía” (del inglés allelopathy), sino que existiría una asociación entre tejidos vegetales vivos y flora microbiana que crece y persiste sobre restos de raíces. El componente de plagas se refiere a un efecto no específico, pues los organismos plaga involucrados (generalmente nematodos) no son, en la mayoría de los casos reportados, específicos para la especie afectada. El componente físico o químico se refiere a acumulación de sales, herbicidas u otros compuestos (incluidos aquellos “alelopáticos”), o a la alteración física del perfil, por compactación u otros.
CAUSAS Y POSIBLES SOLUCIONES
Sin embargo, es difícil determinar el agente causal primario o el factor predominante del problema de replantación de cada especie, sino más bien el problema sería causado por una interacción de factores individuales, cuyos efectos nocivos sobre las plantas son acumulativos. Por esta razón, dependiendo del origen o causa del problema, existen distintas medidas de control, por lo que varios tratamientos han sido propuestos para reducir o eliminar el problema de replantación. Entre ellos, los tratamientos descritos como de mayor efectividad apuntan a la desinfección química del suelo, previo a la plantación, con fumigantes de amplio espectro, o con tratamientos de esterilización de suelos, como la aplicación de calor. De hecho, en arándanos en EE.UU., existe la recomendación de fumigación con 1,3 Dicloropropeno como medida para reducir los problemas de replantación.
El problema de replantación presenta una cierta persistencia, pues no existirían inconvenientes para realizar monocultivo en el corto plazo, es específico y algunos frutales son más propensos al problema. La persistencia puede estar asociada a organismos de resistencia que esperan a que el hospedero se encuentre nuevamente, o que persisten en tejidos vivos de otras especies. Estos organismos no necesariamente son patógenos de la especie, pudiendo ser microflora asociada a las raíces.
La causa principal del problema también determina la especificidad; por ejemplo, si la causa principal son los nematodos, será poco específica, pero si son actinomicetes, como es el caso en pomáceas, u otra microflora asociada a raíces como en el caso de frutales de carozo, la especificidad será dentro del grupo de especies más afines.
Otras características que se han descrito son: que desaparece al retransplantar a suelo fresco; al mezclar suelo sano con enfermo se producen síntomas intermedios; el lixiviado de suelo no siempre reproduce los problemas de replantación; no se controla con adición de nutrientes (aunque a veces lo mitiga la adición de fósforo); y no necesariamente se reproduce con la adición de raíces al suelo sano. Estas características también hacen que los agricultores se confundan cuando analizan huertos replantados por otros agricultores, que no reportan problemas evidentes, pues no será lo mismo si se agregan grandes cantidades de materia orgánica, se esperan dos años, se “bate” o “garrea” el suelo, había poca masa vegetal del cultivo previo, éste no exploraba el suelo en profundidad, etc.
POBRE DESARROLLO DE LA PARTE AÉREA Y NECROSIS DE RAÍCES
El problema de replantación no presenta una sintomatología diferencial que permita diagnosticarla, sino que corresponde a síntomas inespecíficos que se traducen en una disminución generalizada del vigor de las plantas; principalmente, los síntomas se observan en la parte aérea. Esta presenta pobre desarrollo, sobre todo los primeros años, mostrando menor número de brotes, entrenudos más cortos y hojas más pequeñas. En algunos casos se han descrito clorosis foliares, con carencia general, pero sin llegar a la muerte de las plantas. El crecimiento de las plantas en suelo replantado cesa antes que el crecimiento de aquellas en un suelo “virgen” o fumigado. A nivel radicular se describen pardeamientos y necrosis de las raíces, con muerte de éstas, aunque no siempre evidente; la disminución de la raíz genera pobre absorción, con la consecuente nutrición deficitaria del árbol. Si las raíces son destruidas o dañadas severamente por patógenos, el estrés que se genera es suficiente para reducir considerablemente el crecimiento.
MEDIDAS DE PREVENCIÓN O CONTROL
La espera de un período de tiempo, el que dependerá de cada especie, es una medida que permite la replantación de frutales. Este período puede alcanzar hasta 20 años en algunas especies, aunque para California, se define un período de espera de 4 años para las diferentes especies. En cualquier caso, dada la complejidad del sistema y la poca claridad acerca del factor específico involucrado en cada caso, los tratamientos de amplio espectro son, invariablemente, los más efectivos para evitar los problemas cuando se replanta inmediatamente. La fumigación es el procedimiento más comúnmente utilizado para aumentar el crecimiento y rendimiento de los árboles. De acuerdo a algunos autores, la fumigación elimina la causa biótica del problema, reduciendo la población de nematodos en raíces y suelo, pero también provoca una alteración mayor en el suelo, pues elimina otros organismos que indirectamente podrían estar involucrados en los problemas de replantación.
Dentro de los fumigantes disponibles actualmente, el 1,3-dicloropropeno (1,3-D) es un fumigante de acción nematicida que, adicionalmente, mata las raíces remanentes en el suelo, logrando un buen efecto en replantaciones. Este es un procedimiento recomendado en EE.UU. para la replantación de arándanos. La pasteurización por calor, con vapor de agua a 60 o 70ºC por 30 minutos, también es una alternativa exitosa y amigable con el medio ambiente. Sin embargo, la dificultad de aplicarla en terreno no ha permitido su difusión como medida de control. La técnica de solarización, que a través de la radiación solar calienta el suelo cubierto con polietileno por cuatro a seis semanas, en los meses de mayor temperatura, ha demostrado eliminar patógenos y ha sido utilizada con éxito en la reutilización del suelo en cultivos no frutales y producción de flores.
Dada la efectividad de la desinfección de suelos, esta ha sido útil como método de diagnóstico, ya que si después de realizada la desinfección el crecimiento no mejora, respecto de no haber tratado el suelo, el problema de replantación se considera ausente.
Una recomendación para superar los problemas de replantación, principalmente en frutales de carozo, ha sido causar la muerte de los tejidos vivos, mediante herbicidas, antes de remover el huerto. De esta manera la muerte de las raíces elimina el componente de rechazo y los nematodos que persisten dentro de los tejidos radiculares. Con esta práctica se podría reducir el período de espera a 18 meses, según algunos autores.
Otra alternativa de manejo de los problemas de replantación consiste en emplear portainjertos de otra especie, opción que se utiliza en frutales de carozo para lograr la adaptación a las condiciones del suelo, posible siempre y cuando el problema no esté acompañado de un problema inespecífico, como los nematodos, caso en el cual debe usarse portainjertos resistentes.
También se ha probado, con relativo éxito, el uso de portainjertos que, aunque sujetos a los efectos de replantación, le imprimen un vigor más alto a la nueva plantación, superando con ello la reducción de crecimiento que le impone el problema de replantación. Bajo este mismo principio, en el caso específico de arándanos, podría usarse variedades de mayor vigor o aumentar la densidad de plantación, de manera de lograr la cobertura vegetal con mayor número de plantas, pero de menor desarrollo cada una.
OBSERVACIONES EN HUERTOS REPLANTADOS EN CHILE
En una visita reciente al sur de Chile, junto a técnicos del Comité de Arándanos, conocimos huertos que habían sido recientemente replantados y en ellos se constata que aparecen varias de las características que han sido asociadas a los “problemas de replantación” observados en otras especies frutales: bajo vigor y pobre desarrollo, pérdida de plantas, etc. En algunos casos, donde el tiempo de espera entre arranque y replantación había sido de alrededor de 4 años, se apreciaba un mejor desarrollo, comparable a plantaciones en suelo “virgen”.
Sin embargo, en lo que respecta a la actitud de los agricultores, parece no haber preocupación por este problema, lo que pone de manifiesto el riesgo que enfrentan las nuevas plantaciones, donde se incurre en una gran inversión, las que podría terminar en un “desastre” de comprobarse que los suelos chilenos son propensos a mostrar problemas de replantación en arándanos.