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Siembra en Camellones: Las Ventajas de un Sistema Innovador Pero Poco Usado En Chile

En Estados Unidos, la siembra en camellones lleva más de seis décadas en las zonas de riego. En nuestro país, en cambio, es apenas conocido en las hortalizas y los cultivos anuales. En conjunto con una adecuada preparación de suelos, ayuda a eliminar malezas, mejorar la uniformidad de las plantas y aumentar el rendimiento.

22 de Diciembre 2016 Jorge Velasco Cruz
Siembra en Camellones: Las Ventajas de un Sistema Innovador Pero Poco Usado En Chile

Siembra en CamellonesEn Estados Unidos, la siembra en camellones lleva más de seis décadas en las zonas de riego. En nuestro país, en cambio, es apenas conocido en las hortalizas y los cultivos anuales. En conjunto con una adecuada preparación de suelos, ayuda a eliminar malezas, mejorar la uniformidad de las plantas y aumentar el rendimiento.

El ingeniero agrónomo Jaime Quijada tiene un secreto. Viaja constantemente en su camioneta visitando a los agricultores para compartirlo. En Estados Unidos, cuenta, llevan unas siete décadas aplicando técnicas de preparación de suelos y sistemas de siembra bajo riego, que en Chile todavía no se implementan en forma masiva. En realidad, admite, apenas se conocen. Pero él supo de ellas hace unos 25 años cuando, en un viaje a Nampa, Idaho, las conoció y se dio cuenta de las ventajas de la adecuada preparación de suelo y de la siembra sobre camellones.

“La base de todos los cultivos es la siembra. Si cambiamos nuestro antiguo sistema de sembrar sobre suelo plano por la siembra sobre camellones, sólo habrá ventajas”, dice. La preparación de suelo con el uso combinado de elementos reduce las pasadas de maquinaria entre un 30% y 50% y, en consecuencia, los costos.

Además, al sembrar cultivos escardados sobre camellones (montículos entre 12 y 15 centímetros de altura que forman las hileras de siembra), se mejoran los rendimientos: el suelo gana en temperatura (es entre 2 y 3ºC mayor que en el surco), hay mejor drenaje de aguas lluvias, mejoran las condiciones de humedad en los primeros 40 a 60 días (que es cuando se determinan los rendimientos), la altura disminuye el riesgo de exposición a hongos y malezas, se optimiza el uso de fertilizantes, se evita la aporca, se minimiza el problema de costra, se ahorra un 35% de agua y el riego es, en definitiva, más fácil de aplicar.

Para el caso de los camellones de otoño, la siembra se puede adelantar hasta en un mes y así obtener mejores precios por cosecha más temprana, menores costos de secado y una rápida descomposición del rastrojo. Por otra parte, al sembrar cultivos de alta densidad (trigo, empastadas, arvejas) en corrugado –camellones más bajos-, el suelo drena en época de lluvias y de esta manera se evitan los aposamientos dañinos para los cultivos.

“En definitiva –dice Quijada- este sistema permite sembrar a tiempo, evitando largos atrasos que suelen producirse por las lluvias y que hacen bajar fuertemente los rendimientos… La suma de todas las ventajas puede elevar el rendimiento del maíz hasta en 40%. Por eso su uso lleva más de seis décadas en Estados Unidos y cerca de veinte años en China, India y Pakistán”.

Siembra en Camellones

Para ello, sin embargo, hay que utilizar la maquinaria adecuada. Y Jaime Quijada es experto en fabricarlas desde 1993. Ofrece catorce modelos de máquinas. Entre ellos están el rodillo rastrojero (que se engancha a la rastra de discos) y el rodillo arador (que se engancha al arado); el vibro pesado que rastrea, nivela y termina la preparación del suelo, una rastra de clavos rígida, un melgador para formar camellones, un botador de camas para preparar las camas de semillas, una arrancadora de porotos, un aireador, un descostrador, una cultivadora hortalicera y una enterradora de cintas de riego.

Mientras va en su camioneta, Jaime Quijada toma unos pequeños letreros que escribe y que buscan llamar a la reflexión de quien lo lea o escuche. El último de ellos reza: “Modernicemos nuestra tecnología para los cultivos bajo riego. Siembre siempre sobre camellones. Sólo hay ventajas”.

Algunos han comprobado que este sistema, especialmente en hortalizas, funciona.

MEJORES CONDICIONES PARA LOS CULTIVOS

Como todo proceso de siembra, el uso de camellones comienza con una buena preparación de suelo. Se recomienda que esta se realice inmediatamente terminada la cosecha anterior, para que el terreno tenga una buena temperatura. Después de humedecer y aplicar urea, se recomienda pasar la rastra de discos junto con un rodillo rastrojero. Este irá apretando el suelo, deshaciendo los terrones que forma la rastra, sin formar bolsas de aire y dejando los restos vegetales en máximo contacto con el suelo. Posteriormente, hay que pasar el arado y un rodillo arador, que deja el terreno parejo. El proceso se culmina con un vibro pesado, que ayuda a nivelar.

Para la siembra en camellones, la innovación principal comienza después de este proceso. Básicamente, consiste en el uso de dos maquinarias. Primero, el melgador comienza a diseñar los surcos a la distancia requerida por el cultivo: prepara la cama de semilla y la afirma de modo que quede lista para sembrar. Luego viene el uso del rodillo moldeador, que estabiliza el suelo después del melgado, disminuye los terrones y ayuda a conservar la humedad en el suelo. Se usa para apretar el terreno y dejar terminados los camellones, con el fin de que ingrese la máquina sembradora sin inconvenientes. “Gracias a su flexibilidad, este rodillo aprieta el suelo arriba y abajo”, dice Jaime Quijada.

Pedro José Escobar, dueño de Agrícola Huertos Carolina, le compró a Quijada un rodillo rastrojero, un rodillo moldeador y un vibro pesado. La empresa trabaja 350 hectáreas en Colina, Lampa y María Pinto, donde cultiva zanahoria, lechuga, acelga, espinaca, cebolla y espárrago. Es proveedor de supermercados de la cadena Cencosud y de Tottus, a quienes entrega semanalmente unas 150 mil lechugas, 15 mil quilos de espinaca, 50 toneladas de zanahoria, 20 mil paquetes de acelga y 20 mil kilos de cebolla.

Las altas exigencias de los clientes requieren una gran calidad de los productos y la mejora permanente en los sistemas productivos. Para ello, la empresa tiene los controles de calidad de los supermercados en el propio packing, además de controles propios y el de externos. La agrícola posee el 90% de sus cultivos con riego tecnificado y busca permanente optimizar los procesos. En la preparación de suelo, la incorporación de maquinaria le ha significado un ahorro al reducir las pasadas a la mitad.

“Con el vibro pesado y el rodillo muelo terrones que se pasan atrás de la rastra, el suelo va quedando con una granulometría ideal. Entonces, no se rompe la estructura de suelo y se ahorra en pasadas. En el caso de la gente que quiere trabajar con los camellones de otoño, les permite obtener una excelente cama de siembra, sobre todo para cultivos de maíz o siembra directa de cebolla”, comenta Pedro Escobar.

La buena preparación de suelo permite una mayor oxigenación para las plantas, lo que a su vez facilita tener un mejor desarrollo de la masa radicular y, en definitiva, obtener un cultivo en condiciones óptimas. Esto, en combinación con el uso de camellones, ayuda a lograr una plantación más uniforme y con mejor producción. De las zanahorias, por ejemplo, sobrevive más del 80% de las semillas plantadas.

LA EXPERIENCIA DEL INIA

En INIA La Platina han utilizando este sistema desde hace 18 años. En 1996, el agrónomo Juan Obrador trabajaba en el programa de producción de semillas. Le compró a Quijada cuatro máquinas para llevar a cabo el cultivo en camellones: el melgador, el rodillo moldeador, una arrancadora de porotos y una cultivadora de precisión. La idea era emplearlas en cultivos anuales, como maíz y poroto.

A raíz de los buenos resultados, Gabriel Bascur, fitomejorador en hortalizas del INIA y profesor en Ingeniería de la Producción Vegetal de la Universidad Mayor, decidió aplicarlas en el programa de mejoramiento de porotos (5 hectáreas). “Las incorporamos como un trabajo rutinario para establecer los ensayos y las utilizamos hasta la actualidad”, dice.

Las ventajas de su uso han sido amplias. “Primero, aportan una gran facilidad para el establecimiento del cultivo. Ahí radica su mayor ventaja, por lo menos para el cultivo del poroto. El sistema permite una uniformidad en la emergencia y en la germinación de las semillas”, comenta Bascur.

Además, como los surcos quedan hechos antes de sembrar, frente a una eventualidad climática como una lluvia, “el agua escurre por los surcos y no se provocan pérdidas de plántulas y arrastres de semillas”. Por otro lado, explica, cuando se prepara el suelo y se utiliza el riego gravitacional, no queda uniforme la distribución de la humedad en el terreno. “Y eso significa que se pueden producir variaciones en la germinación de la semilla, por falta de humedad en algunos sectores. Como están los surcos presentes al momento de la siembra y post siembra, esto facilita el riego para uniformar germinación, que no se puede hacer con el sistema normal en plano, ya que el agua no escurre, provoca arrastre y pudrición”, agrega Gabriel Bascur. Fue así como, dados estos beneficios, en los últimos años decidieron ampliar exitosamente el uso de camellones a experimentos con soya (2 a 3 hectáreas).

En el INIA también han incorporado la máquina arrancadora de porotos (que, en realidad, corta la raíz y también se emplea en soya), con un rendimiento de una hectárea por hora. “Tiene una gran ventaja. Como la planta está más alta que en una siembra en plano, trabaja muy bien cortando. En cambio, en el sistema en plano, como están las plantas al mismo nivel del suelo y la arrancadora necesita profundizar mucho, se provoca arrastre y destrucción de cultivos”, comenta Bascur. Antes, admite el agrónomo, había que hacer el proceso a mano. La labor de arranque de plantas en poroto y soya demanda cerca de 20 a 30 personas al día por hectárea, en un proceso que se extiende por toda una jornada, mientras que con la máquina sólo se necesita al tractorista y el trabajo se ejecuta en tres horas.

Siembra en Camellones

Todavía, sin embargo, ha sido difícil cuantificar el cultivo en camellos en logros comerciales. En el INIA, por ejemplo, no se han comparado los rendimientos de este formato con el de suelo plano. Sí hay algunas conclusiones preliminares: se logra uniformidad en los cultivos, las plantas “expresan su potencial en las mismas condiciones” y hay menos pérdidas al levantar la planta sobre el suelo. Sin embargo, la falta de resultados cuantitativos que avalen el sistema, han inhibido su difusión y crecimiento en Chile. Pero quienes lo han utilizado están satisfechos con el sistema.

 

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