Innovación en bioinsumos: cáscara de cacahuate como sustrato para Trichoderma harzianum
Investigadores del CIAD Delicias diseñan bioprocesos que aprovechan la cáscara de cacahuate para producir conidios del hongo Trichoderma harzianum. Los conidios son empleados en la agricultura para mejorar la fertilidad del suelo y controlar plagas. Este desarrollo busca escalar a nivel industrial para fomentar una agricultura más sostenible.
Los investigadores del Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD) de Delicias, diseñaron bioprocesos para producir bioinsumos fúngicos de uso agrícola. El desarrollo del Laboratorio de Biotecnología y Bioingeniería, genera conidios de Trichoderma harzianum, un hongo beneficioso, con la cáscara de cacahuate usado como sustrato.
Los hongos del género Trichoderma son comúnmente utilizados para controlar la proliferación de plagas, mejorar la fertilidad del suelo y promover el crecimiento vegetal. Por esto, los conidios de estos microorganismos son el principio activo de una gran cantidad de productos comerciales.
De acuerdo con el CIAD, En los primeros estudios se logró producir cerca 1×1012 conidios por cada kilogramo de cáscara de cacahuate. La producción alcanzada se compara con otros procesos diseñados para la producción de conidios de Trichoderma harzianum. En el caso de la cáscara de cacahuate, demostró ser un sustrato adecuado para este bioproceso.
BUSCAN ESCALAR PRODUCCIÓN DE CONIDIOS CON BIOREACTORES
El grupo de trabajo buscará determinar las condiciones óptimas de cultivo para y el escalamiento de la producción de conidios. Lo anterior, a través de biorreactores de columna de lecho empacado que permitirán obtener un proceso intensivo, reproducible y susceptible de incorporarse a la industria.
Así, la investigación atiende el objetivo de Producción y Consumo Responsables correspondiente a los Objetivos de Desarrollo Sostenible propuestos por la ONU.
El grupo de trabajo está compuesto por Viridiana Becerra Reyes, estudiante de la maestría en ciencias del CIAD Delicias. Y los académicos José Juan Buenrostro Figueroa, Fernando Méndez González, Emilio Ochoa Reyes y Sandra Mónica Alvarado González. En el proyecto colaboran Pedro Aguilar Zárate, profesor del Tecnológico Nacional de México-Instituto Tecnológico de Ciudad Valles de San Luis Potosí.