Aumenta interés de chilenos por invertir en campos de EE.UU.
La compañía cuya plataforma web conecta a masas de inversionistas con empresas del campo que buscan financiarse ha visto un emergente interés por inversionistas del país en activos agrícolas de Estados Unidos.
Felipe Aldunate M.
Desde su oficina en Texas, el estadounidense Chris Rawley dice que, en su negocio de conectar inversionistas con agricultores, ha tenido un flujo novedoso de interesados desde Sudamérica. “En los últimos meses hemos recibido llamados desde Chile por parte de interesados de invertir con nosotros”, dice. Fundador y presidente de Harvest Returns, la firma financiera especializada en el sector agrícola de EE UU, se hizo consciente de la incertidumbre política que ha impulsado el interés de los inversores chilenos por globalizar sus portafolios, a raíz de los llamados recibidos. “Hasta el momento, nos enfocábamos en captar inversores estadounidenses”, señala. “Pero en nuestro interés en internacionalizarnos, empezamos a hablar con inversionistas de Chile”.
De esta manera, chilenos podrían ser de los primeros inversores extranjeros que operan en Harvest Returns, una plataforma que busca conectar a pequeños y medianos proyectos agrícolas que requieren capital, con inversores que están interesados en aumentar su exposición financiera en este sector. Creada en 2016, la firma ha captado el interés de unos 9.000 inversionistas que han invertido en 35 distintas empresas estadounidenses (en proyectos de uva, bambú, almendros y entre , a través de su plataforma en línea, en proyectos. Cada inversor puede hacer aportes entre US$10.000 y US$25.000, para sumar aportes conjuntos que pueden ir desde US$500.000 a varios millones de dólares por operación. “En general, buscamos proyectos activamente o ellos se acercan a nosotros; hacemos un análisis del proyecto, un ‘due dilligence’, y luego lo presentamos en nuestra web para captar interesados en hacer aportes de capital”, dice.
Los potenciales negocios que han buscado van desde campos agrícolas y ganaderos, a firmas que proveen servicios (como transporte de ganado) y otras del ecosistema ‘agtech’, relacionadas con la agricultura de precisión y biotecnología. Hasta el momento los límites han sido dos. El primero es dejar de lado cultivos tradicionales como trigo, maíz o soya. “Estos tienen mucho financiamiento disponible por lo que no son atractivos desde el punto de vista de retornos”, dice Rawley, quien señala que sus proyectos tienen tasas de rentabilidad anual esperadas desde 10%, para inversiones en ganadería, y entre 15% y 22%, en cultivos frutícolas, como almendras. “En otros negocios de mayor riesgo, el retorno puede ser mucho mayor”.
El segundo límite para sus inversiones es que sean negocios de EE UU. No obstante, se trata de una restricción que se ha ido difuminando, porque están cerca de concretar inversiones en un proyecto en Ghana, y está analizando un par de propuestas de América Latina. “En estos países, los retornos deben ser mayores”, sostiene. Para su expansión internacional, la firma busca encontrar socios con vocación similar para integrar, de alguna manera, sus plataformas. “En América Latina aún no lo hemos encontrado, pero estoy seguro que daremos con él”.