Golpe de sol: precauciones para enfrentar un verano adelantado y estresante para manzanos
La iluminación del sol es clave para la producción frutícola, pero también los manejos que permitan administrar esa luminosidad, que puede ser dañina para los cultivos en un contexto con alzas de temperaturas y radiación debido al calentamiento global. Expertos en pomáceas entregaron algunas claves para afrontar esta temporada que tiene el registro de mayor número de días con temperaturas sobre 29 °C por más de 5 horas.
El cambio climático nos ha llevado a modificar comportamientos para protegernos del sol, y no sólo para los humanos sino también los cultivos. Si bien la radiación es fotosintéticamente necesaria para el desarrollo adecuado de los frutos y su calidad, ya que impacta en el color, sabor o tamaño, una progresiva intensidad cada año puede alterar la calidad de las producciones.
Una excesiva radiación o manejos que no apunten al cuidado de la fruta puede implicar problemas como el golpe de sol, que no tan solo está asociado a la radiación solar, sino también a las altas temperaturas. Uno de los cultivos más afectados por los golpes de calor en esta época son las pomáceas, cuya cosecha empieza entre febrero y marzo. “El daño obviamente es estético, pero también se compromete la fisiología de la manzana”, señala Maximiliano Bustamante (MBAsesorías), asesor para manzanas y cerezos a Redagrícola.
El experto trabaja en estos frutales entre las zonas de Graneros (región de O’Higgins, y Renaico, región de la Araucanía), señala que si bien lo más común o notorio es el golpe de sol, causado por la exposición de la fruta a radiación solar y temperaturas excesivamente altas, hay también una mayor incidencia de bitter pit o mancha amarga, que se suele ver en la poscosecha, o desarrollo de corazón acuoso, entre otros.
Dichos desórdenes fisiológicos en la manzana pueden también generar daños que luego aparecen en poscosecha, como el escaldado en la fruta, problema que se puede arrastrar desde la oxidación en la etapa de maduración, que luego aparece en la caja de embalaje.
Las altas temperaturas, y no sólo el sol directo, pueden generar además que la manzana se deshidrate, algo que puede ocurrir tanto en dardo como en cosecha. Quizás el síntoma principal es una decoloración marcada en zonas de la piel. En casos más graves -incluso-, pueden aparecer manchas necróticas, que obviamente provocarán la pérdida total del valor comercial de la fruta.
TEMPERATURAS CRÍTICAS EN NOVIEMBRE
De acuerdo a estudios del Dr. José Antonio Yuri, profesor titular de la Universidad de Talca y Director del Centro de Pomáceas de la misma casa de estudios, durante el pasado noviembre se registró el mayor número de días con temperaturas sobre 29 °C por más de 5 horas -en comparación a temporadas anteriores-, temperaturas consideradas como críticas para inducir el daño por sol en manzanas.
Pese a estas cifras, el académico señala que la estimación de si estas condiciones significarán una mayor incidencia del problema de golpe de sol, está aún por verse, ya que “cuando la fruta se expone tempranamente a altas temperaturas tempranas, permite que ésta tenga una mejor predisposición a soportarlas, por un fenómeno de aclimatación”.
En ese sentido, el Dr. Yuri señala que existe más riesgo cuando la fruta “es expuesta repentinamente a la radiación solar”, en especial al final de la temporada o en zonas frías como la Región de la Araucanía.
USO DE MALLAS, OBLIGATORIO
Las altas temperaturas y la radiación solar aumentan la probabilidad de ocurrencia de daño por sol en manzanos, que puede ser más severo en condiciones de verano seco, en medio de las últimas semanas de crecimiento. Las frutas con mayor estrés térmico cierran sus estomas y dejan de evapotranspirar, aumentando así la temperatura al interior de la misma, generando finalmente un daño en la fruta.
Se han probado muchas técnicas para proteger pomáceas, que van desde ceras a otros productos químicos, pero para el Dr. Yuri, el sistema más eficaz para reducir el daño por temperaturas es el riego elevado mediante pulsos de agua, seguido por el uso de malla sombra, uno de los más populares.
Para este tipo de coberturas, desde el Centro de Pomáceas recomiendan malla blanca o perla, con una trama del 20%, “ya que no es igual que el porcentaje de radiación que filtra, pues ésta dependerá de la inclinación del sol y el ángulo con que la radiación impacta sobre las hebras”, detalla Yuri.
Con este tipo de mallas, “se obtiene el efecto de un día levemente nublado, con aumento de la radiación difusa en la copa del árbol. Las mallas tienen, además, la ventaja de ser un método pasivo de reducción del daño por sol, por lo que el productor no deberá preocuparse del asunto una vez desplegadas”, complementa el académico UTalca.
De acuerdo a Maximiliano Bustamante, “lo óptimo, para todo proyecto pero sobre todo para los proyectos nuevos que se empiezan a desarrollar, es considerar siempre las mallas de sombra. Establecer un huerto, sobre todo en zonas complejas y con variedades que son más sensibles o de mayor incidencia, implican una cobertura de malla”, explica el asesor.
Entendiendo que la instalación y uso de mallas puede ser una opción cara, Bustamante comenta que “la malla siempre es un aporte, porque la diferencia entre el descarte de fruta durante la cosecha sumado a lo que finalmente se exporta es harta. Por experiencia personal tengo medido que hay entre un 20% y un 30% de descarte asociado al golpe de sol”, detalla el asesor.
De acuerdo al Dr. Yuri, que desde el año 1992 estudia en el Centro de Pomáceas el daño por sol en manazas, detalla que el problema llegó a representar cerca del 15% del total de la fruta producida en Chile, con pérdidas -debido a descarte-, superiores a US$ 100 millones.
“El daño por sol es un fenómeno que es inducido principalmente por el exceso de temperaturas sobre la piel de la fruta”, explica el académico UTalca, añadiendo que “el componente infrarrojo del espectro de radiación electromagnética es mucho más determinante que la radiación UV, la que por lo general es más beneficiosa y necesaria para el desarrollo de color -antocianinas-, y formación de antioxidantes”.
En esa línea, el Dr. Yuri detalla que esto “corrobora nuestra aseveración de que el daño por sol es inducido principalmente por altas temperaturas sobre la piel de la fruta”.
LA ORIENTACIÓN DEL HUERTO TAMBIÉN ES CLAVE
Así cómo es trascendental el uso de esta protección, Bustamante señala que tanto la estructura como la orientación que se le da al huerto también son claves, ya que “si tienes un huerto boscoso, obviamente va a tener problemas de golpe de sol, algo que se puede evitar si lo orientas o lo conduces evitando la acumulación de temperatura”. Un ejemplo es que el escaldado de la fruta puede ser más severo en la porción verde de la fruta que en la zona coloreada, por lo que las manzanas provenientes del interior del árbol corren más riesgo de este tipo de problemas afectan su fisiología.
En ese sentido, el Dr. José Antonio Yuri señala que uno de los aportes más significativos del Centro de Pomáceas, además de identificar a la radiación infrarroja como la principal causante del daño por sol, es haber determinado cuál es la mejor orientación de plantación para reducir la incidencia del problema.
“Apoyados por años de observaciones y mediciones, y con la ayuda de un software, determinamos que ésta es 60° Nor-Poniente, considerando el Polo magnético (50° si se toma el Polo geográfico). Ello ha sido corroborado empíricamente en numerosos huertos”, explica el académico, agregando que la peor orientación posible frente al riesgo del daño por sol es la orientación Norte-Sur.
Una correcta orientación de hileras, que incrementen la exposición a la radiación con árboles con una buena exposición a la luz y que eviten el emboscamiento, aunque siempre privilegiando que sea bajo cubierta, pueden significar una protección integral para todas las variedades de manzanas, incluso aquellas que se supone tienen una mayor tolerancia.
“Por mucho tiempo se habló de Gala como una variedad resistente, pero en el último tiempo, que puede ser seis o siete años, la incidencia de daño de sol aumentó, que puede ser por calentamiento global. Pero hoy ya no se puede hablar de variedades resistentes al sol. Sí hay variedades más sensibles que otras, pero hoy incluso un proyecto con Gala yo lo recomiendo con mallas, y también considero siempre en el programa la aplicación de bloqueadores solares”, explica Bustamante.
BLOQUEADORES SOLARES VERANIEGOS
Es común, al pasar por fuera de campos de manzanos u otros frutales, ver árboles blancos, como si tuvieran talco. Pues bien, están cubiertos con una capa de caolín, una sustancia de aspecto arcilloso que forma una capa de protección solar en la epidermis del fruto, que permite reducir la carga de calor y por consiguiente disminuir el daño por golpe de sol.
“Cada cierto tiempo aparecen opciones como ceras, acondicionadores de fruta antiestrés, pero lo que suelo recomendar siempre son productos como Surround o Protecsol, que son en base a caolinas, que forman una película de protección para la radiación y la temperatura”, comenta Bustamante.
Esta cobertura con productos en base a caolinas se realiza en 4 a 6 aplicaciones por temporada, ya que cada aplicación “va cubriendo o abordando más superficie a medida que crece el fruto lo que produce que progresivamente la fruta vaya quedando descubierta, además de cubrir la degradación que se va a ir generando”, agrega el agrónomo.
Este bloqueador solar no tan sólo tiene un uso en manzana, ya que Bustamante señala que ha tenido resultados positivos en cerezo, para manejo de verano y altas temperaturas, ya que con este tipo de protectores se puede bajar las temperaturas que son estresantes y que interfieren en la diferenciación celular en las yemas que se están formando durante el verano.
Este manejo, asociado a el periodo posterior a la cosecha, no tiene que ver tanto con el daño sino con la preparación para la temporada siguiente, y pese a que ha probado con diferentes técnicas y productos anti estresantes, “lo que me arrojó los resultados más consistentes por varias temporadas fueron las caolinitas”.
Frente al uso de este tipo de productos , el Dr. Yuri no recomienda el uso de protectores solares químicos, añadiendo que la caolina “es el único producto eficaz pero ineficiente, dada la baja cobertura que se obtiene en la fruta, a menos que se trate de árboles jóvenes sobreexpuestos”. El director del Centro de Pomáceas señala que -finalmente-, todos los tratamientos mencionados deben ser evaluados a la luz de su eficiencia esperada y el beneficio que ello significa, en términos de rentabilidad.
REFLECTORES SOLARES, UNA ALTERNATIVA
Un apoyo importante para que los productores puedan finalizar de forma pareja el color de la fruta en sus huertos es el uso de láminas reflectantes en el suelo, ya que ayudará a iluminar aquellas zonas más oscuras.
Pero su uso debe ser controlado, y de acuerdo a Bustamante, más bien acotado, y no para el transcurso de toda la temporada de forma extendida, ya que al aumentar la luminosidad, también se podrá generar golpe de sol o directamente quemado si se anticipa mucho su uso.
En el caso del Dr. Yuri, el uso de materiales reflectantes puede ser conveniente y a veces necesario, para complementar el uso de mallas con láminas reflectantes aluminizadas, a fin de compensar la menor radiación solar en la parte más baja de los árboles. “A veces, no obstante, se pueden ver frutos quemados por la excesiva radiación recibida en la base de las plantas”, explica.
Por ello, Bustamante detalla que “para el caso de una variedad Gala o Pink Lady, recomiendo establecer entre máximo 15 días hasta máximo cinco días antes de cosecha para obtener un buen color, y eso siempre viendo los pronósticos de temperaturas, porque con temperatura muy altas, se puede generar un efecto de escaldado”.
El asesor complementa que, si se adelanta mucho el uso de reflectantes, sobre todo en condiciones de verano, una variedad Gala se podría broncear y cambiar el color de fondo de la manzana hacia un color anaranjado, quedando fuera de los colores que espera el mercado. Similar caso para una variedad Pink Lady, que suele ser más tardía y está gran parte de la temporada estival colgada en el árbol, “entonces estará más tiempo en una época más propicia para el desarrollo de desórdenes asociados al sol, y eso le pasa la cuenta finalmente”.
¿Se puede probar con alternativas reflectantes? De acuerdo a Bustamante, “a la hora de probar, hay que ser cuidadoso con el nivel de reflexión y la cantidad de luz que refleje el film. Alternativas como materiales reciclados de alumnio pueden ser útiles, pero siempre hay que tener precaución con el uso y los tiempos, ya sea de adelantarse mucho en el caso de una manzana temprana como Gala, por ejemplo, porque hay experiencias que no han sido buenas”, destacando que no todo vale para alcanzar el rojo necesario para el mercado, ya que la ambición o ansiedad por conseguir el resultado rápido puede significar daño de quemado.