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De floración tardía, autofértiles y altamente productivas. El almendro apuesta por una nueva generación de variedades

La almendra es hoy en día un sinónimo de buenos precios y de alta demanda. Para satisfacer a esos consumidores hay que producir más y mejor, pero ¿cómo se logra eso? En España lo están consiguiendo con variedades más productivas, pero además de floración tardía y autofértiles, capaces de adaptare a zonas más frías, a las que están manejando como un frutal para sacarles el máximo rendimiento. Más allá de entrar en detalle con cada una de ellas, Redagrícola conversó con el investigador del IRTA de Cataluña, Xavier Miarnau, conferencista invitado a ExpoNut, para conocer qué hace diferentes a estas variedades y cómo es posible sacarles el mejor partido.

03 de Abril 2017 Equipo Redagrícola

Por Rodrigo Pizarro Yáñez, desde Lleida, España

Tradicional, de secano y marginal. Así ha sido durante décadas el cultivo del almendro en España. Y sus campos han estado dominados principalmente por dos variedades: Marcona y Largueta, que están muy bien adaptadas a las condiciones agroecológicas del litoral español, una zona productiva árida y de clima cálido. Esas variedades han funcionado y siguen funcionando bien, pero si no hay precipitaciones su rendimiento productivo se reduce y, como son de floración temprana, son altamente susceptibles a las heladas primaverales. Otro punto en contra es que no son autofértiles, es decir, necesitan de otras variedades polinizadoras, de abejas y de buen tiempo para que las abejas puedan hacer un buen trabajo.

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España tradicionalmente ha producido almendras de cáscara dura. Sus ventajas es que no son dañadas por plagas como ‘Navel Orangeworm’ ni los pájaros. Además, después de la recolección no se necesita fumigarlas.

Si bien son las variedades reina, algo había que hacer para dar un salto cualitativo. Por eso es que desde los años setenta centros de investigación de España como el IRTA de Cataluña, el CITA de Aragón y el CEBAS-CSIC de Murcia vieron la necesidad de mejorar el cultivo a través de un mejoramiento vegetal, pero también a través de la tecnología.

El trabajo se inició con la búsqueda de nuevas variedades para dejar atrás los problemas que tenían Marcona y Largueta, básicamente apuntando a la floración tardía. Pasaron unos cuantos años antes de que el IRTA lanzase ‘Masbovera’, ‘Glorieta’ y ‘Francolí’, el CITA hicieses lo propio con ‘Guara’, ‘Ayles’, ‘Moncayo’ y ‘Felisia’ y el CEBAS-CSIC con ‘Marta’ y ‘Antoñeta’.

No fue un trabajo sencillo porque los obtentores debieron buscar variedades locales de Rusia, como ‘Primorskiy’, básicamente porque es una variedad que florece muy tarde. Además, se emplearon variedades italianas como ‘Tuono’, ya que se había descubierto que era autofértil. “Trabajamos con éstas y otras variedades para usarlas como parentales y así generar hijos que tuviesen estos caracteres. Hoy en día ya estamos usando nuestras propias variedades como parentales”, precisa Miarnau.

En los últimos años ha aparecido una segunda generación de variedades, todas ellas de floración tardía y autofértiles. Entre estas cabe destacar ‘Vairo’, ‘Constantí’, ‘Marinada’ y ‘Tarraco’ de IRTA, ‘Soleta’, ‘Belona’ y ‘Mardía’ del CITA y ‘Penta’ del CEBAS-CSIC. “En cuanto al mejoramiento tecnológico pasó, en primer lugar, por buscar nuevas zonas y claramente se pensó en ubicar los huertos en zonas de regadío, dejando a un lado la producción en secano”, explica Xavier Miarnau, investigador del IRTA de Cataluña.

ESCAPE DE LAS HELADAS

A tratarse de variedades de floración tardía se escapaba de aquellas heladas que caen en el mes de febrero, porque estas variedades comienzan a florecer recién en marzo, ya que el almendro hoy no sólo se está plantando en zonas del litoral, sino que también en el interior, donde suele hacer mucho más frío y los obtentores lanzaron las variedades tardías y extra-tardías. “Hoy estamos buscando variedades que florezcan en abril”, remarca el experto.

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Las variedades tradicionales son muy susceptibles a las heladas. La foto muestra flores dañadas por el frío. Pero con las nuevas, de floración tardía, se escapa de los efectos de las heladas en las nuevas zonas de producción.

Como estas variedades son autofértiles, ya no se necesita ni abejas ni otras variedades que se puedan usar en campo para polinizar. “Esto pasa porque el polen pueda fecundar el óvulo de la misma variedad y además, por la morfología de la flor de estas nuevas variedades, los estambres están por encima del pistilo y el polen puede caer directamente y así no hace falta que las abejas hagan el transporte. Si hay abejas es mejor, porque se mueve la flor y se mejora el contacto. Y eso hace que estas variedades tengan un largo recorrido en estos momentos”, explica.

Eso es lo que sucede en España, pero en el resto de los países productores de almendros como EE.UU., Australia, Argentina y Chile se usa una variedad tan tradicional como Marcona y Largueta: ‘Non Pareil’, en combinación con sus polinizadores ‘Butte’ y ‘Carmel’, entre otras. El inconveniente de ‘Non Pareil’ es que no es una variedad de floración tardía ni tampoco es autofértil, pero los especialistas en estos países han sabido sacarle partido, mejorando la tecnología de cultivo. “Es decir, si yo sé que no es autofértil, puedo plantar esa variedad con su polinizador y además puedo incluir muchas abejas, y logrando así una buena polinización y buen cuajado. Y si sabemos que la variedad es de floración precoz o semi precoz no la pondremos en zonas tardías, sino que buscaremos aquellas zonas donde no haya problemas de heladas”, recomienda Miarnau.

Pero ya sea en Chile, España o EE.UU., el interés que está despertando el cultivo del almendro ha hecho que se estén buscando nuevas zonas de producción, pero coincidentemente muchas de ellas son propensas a las heladas, donde una variedad como ‘Non Pareil’ sufrirá sí o sí problemas en su flor. “Eso es precisamente una de las aportaciones de estas nuevas variedades, que se pueden poner en zonas frías”, remarca el especialista del IRTA.

CÁSCARA BLANDA VERSUS CÁSCARA DURA

Otro de los puntos clave de la producción de almendras en España es la cáscara dura. Lo han hecho y lo siguen haciendo porque las variedades clásicas que se han producido en España son de cáscara dura y porque la industria almendrera está preparada para la cáscara dura.

-Pero, ¿la cáscara dura ofrece alguna ventaja?

-Sí, y es que no tenemos ningún problema de agusanado de fruto. En EE.UU. el ‘Navel Orangeworm’ (Amyelois transitella) es una de las principales plagas del cultivo que, como el fruto es muy tierno y la cáscara no endurece, se mete dentro con facilidad. Además, los pájaros también son otra plaga clave en estas variedades de cascara blanda. Otro de los problemas es que cuando la almendra se derriba al suelo para recolectarla, la cáscara blanda también está medio abierta. Esto, en el suelo, y con humedad, aparece el hongo Aspergillus y este produce aflatoxinas, que son micotoxinas.

Los productores de California muchas veces se ven obligados a fumigar la almendra antes y después de procesarla, para poder evitar algunos de estos problemas. Y eso es algo que no ocurre con una variedad de cáscara dura. Es decir, al no tener que fumigar y no usar abejas para la polinización, puede que su costo productivo sea menor que el de una almendra de cáscara blanda.

Autofértil y de floración tardía son dos características importantes, pero no son las únicas por las cuales se han seleccionado las variedades que hoy están revolucionando el cultivo del almendro en España. Además, son muy productivas en comparación al resto de variedades e incluso son más tolerantes a ciertas enfermedades como Mancha ocre, Monilia y Fusicoccum, “aunque recientemente hemos visto en España casos de Antracnosis y Xanthomonas, que han aparecido cuando hemos intensificado el cultivo del almendro en otras zonas. Y eso será algo de lo que debemos preocuparnos en el futuro”, explica.

Hoy en día, y con las nuevas variedades que se han obtenido en España, el agricultor cuenta con un material vegetal de características muy interesantes. Ahora el objetivo es mejorar la calidad del fruto, mejorando las características físicas de este en función de los diferentes usos industriales a los que va dirigida la variedad. En EE.UU. también han aparecido nuevas variedades, por ejemplo, del programa de UC Davis o de programas privados, pero algunas de ellas siguen siendo de variedades de cáscara blanda a las que les han añadido la característica de la autofertilidad, pero siguen siendo de floración temprana o media, con una época de cosecha similar a la ‘Non Pareil’.

“Lo que han hecho en California es la mejoría de la tecnología de cultivo, haciendo un buen diseño del huerto para que la polinización sea óptima, para permitir así un muy buen trasvase de polen. Y poniendo el número óptimo de abejas en el huerto. Si debo poner cinco colmenas, pongo las cinco colmenas y no tres o cuatro para abaratar costos. Y algo que no es menos importante es que han sabido cubrir las necesidades hídricas y nutritivas del cultivo”, explica.

-¿Eso es algo que se ha hecho en España?

-No hasta hace unos años. No lo habíamos hecho porque había 500.000 ha cultivadas en secano y de cultivo marginal. Hoy sí, porque el almendro se ha trasladado a zonas de regadío y vemos que si le entregamos el agua necesaria y hacemos una correcta aplicación de nutrientes y de agroquímicos para llegar a buen puerto, estamos pasando de 150 kg de grano/ha hasta 1.500-2.000 kg de grano/ha, producciones que se asemajean a las que hay en EE UU. Nos hemos dado cuenta que si tratamos a la almendra como un frutal, este es un cultivo altamente rentable.

LA VARIEDAD ADECUADA CON EL PORTAINJERTO ADECUADO

Por un lado se tienen variedades nuevas, cada vez mejores, pero cómo se conjugan esas variedades con los portainjertos. Hoy es común escuchar hablar de ‘modelo productivo’, englobando la variedad, el portainjerto, un buen diseño de huerto y un buen manejo agronómico; siempre teniendo en mente cómo se hará la cosecha. “Un agricultor debiese pensar en eso, pero no lo hace porque en estos momentos va al vivero, compra la variedad y se la dan con un determinado portainjerto. Pero si estoy en una zona con suelo asfixiante, necesitaré la variedad y el portainjerto que mejor se adapten a esas condiciones y después decidiré el diseño y el marco de plantación en función de la recolección y, claro, debo darle el mejor manejo posible”, explica Miarnau.

Variedades hay. Y muchas, pero portainjertos no. Hasta hace un tiempo, en España todos trabajaban con plantas francas. Hace muchos años salió el ‘INRA GF-677’, que es el más implantado, mientras que el CITA sacó la serie ‘Garnem’, ‘Monegro’ y ‘Felinem’; que si bien tambien son híbridos almendro x melocotonero, estos son tolerantes a nematodos. “Además podemos incoporar aquellos portainjertos que se utilizan en melocotón como ‘Cadaman’ o ‘Barrier’ porque la afinidad con el almendro es buena. Algunos de esos llevan ‘sangre’ de ciruelo que nos pueden ayudar en condiciones de suelos asfixiantes. También está la serie ‘Rootpac’ de Agromillora, que presentan diferentes grados de vigor y pueden ser utilizados en diferentes zonas de cultivo”, grafica el especialista del IRTA.

Sin embargo, no hay una variedad para un portainjerto, sino que eso dependerá de las condiciones de la zona productiva donde se quiera plantar. Hoy en España los que más se usan son el ‘INRA-GF-677’ y ‘Garnem’. El IRTA está trabajando con dos portainjertos nuevos, uno enanizante y otro para zonas con problemas de asfixia en el suelo. “Hace cinco o seis años que los estamos evaluando en almendro y están funcionando muy bien. Se habían quedado en el baúl de los recuerdos porque antes no interesaba un patrón enanizante en almendro, porque lo que queríamos era un árbol grande, pero hoy con la alta y súper densidad de los huertos, nos interesa tener árboles más pequeños. ¿Cuándo lo lanzaremos?, aún no lo sabemos, pero seguro que pronto, dice.

Lo que sí está claro es que el futuro pasa por los sistemas súper intensivos. ¿Se obtendrá más producción? Eso es difícil saberlo aún, pero lo que sí es cierto es que se logrará precocidad, porque en vez de entrar en plena producción al séptimo u octavo año, con este modelo se puede estar en producción al cuarto año, algo que desean la mayoría de los productores de almendra, no sólo de España.

“DEBIDO AL ‘BOOM’ DE LA ALMENDRA, ESPAÑA PODRÍA DUPLICAR O TRIPLICAR SU PRODUCCIÓN”

EE.UU. y Australia están aumentando su superficie cultivada de almendras, pero sin duda el país donde más crece su cultivo es en España. Si bien no hay estadísticas fiables, se estima que cada año se están plantando entre 6 y 8 millones de plantas anuales que, traducido a hectáreas, son 20.000 ha nuevas cada año, como promedio, ya que se estima que la próxima temporada se crecerá un poco más. España es donde más crece el cultivo, pero también aumenta la superficie en otros países. Por ello es que el IRTA de Cataluña estuvo presente en la reciente edición de Fruit Logistica con la misión de dar a conocer al mundo cuáles son las características de sus variedades, con la intención de introducirlas en los principales países productores.

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El almendro en España está cambiando. Se están incluyendo nuevas variedades (tardías, autofértiles y muy productivas) y se está pasando a un diseño moderno del huerto, súper intensivo.

“Creo que España, debido al ‘boom’ de la almendra, podría duplicar o triplicar la producción en los próximos años. Y crece porque las expectativas a medio plazo, y sin crear falsas expectativas, son optimistas”, sostiene Miarnau. A pesar de que nadie tiene la bola de cristal, se prevé que los precios continuarán siendo muy buenos. No serán del nivel de 8 y 9 euros/kg no, porque los precios vienen determinados en función de la oferta y la demanda, en función de la paridad euro/dólar y, sin duda, en función del pánico productivo. “En estos momentos hay más demanda que oferta, a pesar de que ha habido un bajón en China, que venía subiendo su consumo, pero como las expectativas de crecimiento económico se han estancado, eso ha motivado una bajada. Sin embargo, si bien los próximos años los precios no estarán a 9 euros/kg, tampoco estarán a 3 euros/kg, sino que se mantendrán en un nivel medio y eso es altamente rentable para un agricultor”, explica el investigador del IRTA.

Redagrícola 77, abril de 2016

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