Estudio demuestra cómo la contaminación atmosférica afecta el control natural de plagas
La gran mayoría de las especies de avispas parasitarias estudiadas disminuyeron en presencia de contaminantes, pero hubo una que demostró ser incluso más eficaz en condiciones hostiles.
Avispa de Diaeretiella rapae parasitando un pulgón.
En muchos cultivos existen insectos que realizan labores de control biológico de manera natural, ya sea parasitando o alimentándose de agentes patógenos. Un estudio publicado recientemente alertó sobre la considerable disminución de estos insectos en cultivos de raps expuestos a los gases de escape de vehículos a diésel y/o al ozono, ambos presentes en las emisiones industriales.
Los investigadores, dirigidos por científicos de la Universidad de Reading, de Inglaterra, suministraron cantidades controladas de gases de escape diésel y ozono a cultivos de raps gracias a un equipo especial. Luego añadieron pulgones a las plantas y midieron el éxito reproductivo de las avispas parasitarias que usualmente oviponen dentro de un pulgón recién picado.
El Dr. James Ryalls, de la Universidad de Reading, explicó que incluso con los niveles que usaron, que fueron inferiores a los máximos de seguridad fijados por la regulación medioambiental, el número total de insectos parásitos siguió disminuyendo. “Se trata de un resultado preocupante, ya que muchas prácticas agrícolas sostenibles se basan en el control natural de las plagas para mantener a los pulgones y otras criaturas indeseables lejos de los cultivos valiosos”.
Y agregó que “el diésel y el ozono parecen dificultar que las avispas encuentren pulgones para depredar”, lo que haría que la población de avispas disminuya con el tiempo.
EL CASO DE DIAERETIELLA
Mientras que la gran mayoría de las especies de avispas parasitarias se redujeron en entornos contaminados, hubo una especie que incluso tuvo mejores resultados en presencia tanto de diésel como de ozono. Sin embargo, los investigadores descubrieron que la combinación de contaminantes también se relacionaba con cambios en las plantas, lo que podría explicar el hallazgo.
Durante el estudio se observó que cuando ambos contaminantes estuvieron presentes, las plantas de raps produjeron más compuestos que dan a las crucíferas sus características notas amargas, picantes y con sabor a pimienta. Estos compuestos normalmente repelen a los insectos, pero en el caso de las avispas Diaeretiella rapae, la abundancia y el éxito reproductivo fueron mayores al combinar los gases de escape del diésel y el ozono.
Al respecto, el Dr. Ryalls explicó que “a Diaeretiella rapae le gusta especialmente depredar los pulgones de la col, a los que les encanta comer los cultivos de brassica. Sabemos que algunos de los compuestos de sabor y olor de los raps se convierten en sustancias que atraen a Diaeretiella rapae. Así que podríamos especular que el olor más fuerte atrae a las avispas y de esa manera tienen más éxito a la hora de encontrar y depredar los pulgones. Podría ser que la Diaeretiella rapae sea una buena opción para el control de plagas en zonas contaminadas por el diesel y el ozono”.
Para el Dr. Ryalls, esto “realmente demuestra que la única manera de predecir y mitigar los impactos de los contaminantes atmosféricos es estudiar sistemas completos”.
A medida que los medios de transporte se alejan del diésel y se acercan a los motores eléctricos, la contaminación atmosférica irá cambiando, por lo que es fundamental saber cómo responden los proveedores de servicios de mitigación y control de plagas a estos cambios progresivos, para planificar estrategias de mitigación que garanticen la seguridad alimentaria actual y futura.