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Efecto oasis

Estrategias para disminuir el consumo de agua del palto en condiciones de desierto

En gran parte del mundo, el recurso hídrico se está volviendo un bien cada vez más escaso, situación que está complicando la actividad agrícola. Hay países como Perú donde la más reciente industria agrícola se ha ido desarrollando en zonas desérticas, entregando un innegable progreso a toda la comunidad. Sin embargo, la producción en localidades áridas trae consigo dos problemas: el desconocimiento real de cuáles son los requerimientos hídricos de los cultivos y cómo es posible disminuir esos requerimientos. El asesor internacional y especialista en riego, Raúl Ferreyra, explica qué hacer para lograr una mejor gestión del recurso hídrico en esas condiciones.

25 de Agosto 2021 Equipo Redagrícola
Estrategias para disminuir el consumo de agua del palto en condiciones de desierto

Es innegable el progreso que ha significado para la industria agrícola del Perú el Proyecto Olmos, en Lambayeque. La disponibilidad de agua en un lugar que hasta solo unos años atrás era una zona desérticas con muy poca vegetación, típica de zonas áridas, dio paso a 38,000 nuevas hectáreas (ha) con potencial agrícola que, poco a poco, se han ido cultivando con caña de azúcar,  arándano,  palto entre otros cultivos, produciendo millones de toneladas y dando empleo a miles de personas de los poblados más cercanos.

En estas áreas al ser una zona desértica, el agua es un recurso escaso, sin embargo, esta no es la única característica de  lugares como este, ya que a ello se suma una alta demanda atmosférica (requerimientos hídricos) producto del ingreso de energía a las zonas de cultivos por advección (efecto oasis).

En zonas con condiciones de radiación equivalentes, pero donde no hay áreas desérticas alrededor de los cultivos, los requerimientos hídricos del cultivos son sustancialmente menores. Hay varias zonas de estas características en el Perú, donde se produce el efecto oasis, pero quizás uno de los más representativos es Olmos”, sostiene Raúl Ferreyra, asesor internacional, especialista en riego y drenaje.

EFECTO OASIS. Gran parte de la radiación neta sobre una zona sin cultivo no es disipada por el cambio de estado del agua (evaporación y transpiración) y llega por advección a zonas cercanas cultivadas, aumentando el requerimiento hídrico del cultivo. A la izquierda, una vista satelital del área regada del Proyecto Olmos.

En áreas donde se produce el efecto oasis existen zonas cultivadas rodeadas por zonas desérticas.. En las zonas cultivadas de estas áreas llega una cantidad importante de energía, adicional, de áreas vecinas que no están siendo cultivadas  y que no fueron disipadas  a través de la evapotranspiración , que  implica un gasto de energía al cambiar de estado el agua  (líquido  a gas (vapor de agua)). “Son áreas totalmente áridas, por lo tanto, toda la energía que llega directa desde el sol a este terreno queda como calor sensible  y se trasladará a través del fenómeno de advección a las áreas cultivadas vecinas. En términos simples, a las áreas cultivadas en estas zonas les llega una energía directa desde el sol y otra  por advección (calor sensible de áreas vecinas)” aumentando los requerimientos hídricos, precisa el experto, generando así un ‘efecto oasis’.

“A las plantas llegan entre 400 y 800 W/m2 promedio durante el día. Una parte de esta energía (la que podría calentar la planta: calor latente, debe ser disipada a través de la evapotranspiración), porque de lo contrario las plantas se calentarán afectando sus procesos metabólicos e incluso produciendo su muerte. Por lo tanto, estas necesitan transpirar para controlar la temperatura y para eso, necesitan agua en la zona de raíces. En una zona donde la cantidad de energía que llega es baja porque, por ejemplo, tiene muchos días nublados o está más lejos de la Línea Ecuatorial, la evapotranspiración es menor. Pero en el caso de las zonas desérticas, aunque la cantidad de radiación es igual que una zona que sí tiene cultivos a su alrededor, se requiere disipar mucha más energía, ya que las plantas están recibiendo más energía, que si lo comparamos con zonas donde sí hay cultivos contiguos. Por lo tanto, en zonas desérticas se requiere de mucha más agua que otras zonas que tienen la misma radiación neta, pero que sí tienen cultivos contiguos”, explica Ferreyra.

La energía que está llegando sobre las plantas estás relacionada directamente con evapotranspiración de referencia (ETo) la que permite estimar lo que las plantas deben evapotranspirar (ETc), de manera que su temperatura no aumente.. “En Olmos o Trujillo la evapotranspiración(ETc) calculada a partir de la evapotranspiración de referencia (ETo) y un coeficiente de cultivo de 0,75 seria de  aproximadamente 13,795 m3/ha/año, un poco mayor a la estimada para la zona de Ovalle, en Chile (11,458 m3/ha/año. Técnicamente, Olmos tendría que usar un volumen de agua solo un poco mayor al de la Ovalle, pero . en Olmos se están aplicando volúmenes que varían entre a 18,000 a 22,000 m3/ha/año. Es posible que las estaciones meteorológicas con la cual se estime la ETo, a través de la ecuación de Penman-Monteith, no estén valorando adecuadamente la energía que está llegando al cultivo por advección (Ver FAO 56).

Cuadro 1. Requerimientos en paltos en Olmos con Kc 0.75.
Cuadro 2. Requerimientos en paltos en Olmos con Kc 1.20.

Evapotranspiración del cultivo: Guías para la determinación de los requerimientos de agua de los cultivos) explica y añade que lo que están midiendo las estaciones meteorológicas no coincide con lo que realmente está ocurriendo. “Es decir, la advección no está siendo bien estimada”, advierte.

Entonces, es posible que, si los productores solamente se están guiando por los datos que arroja la estación meteorológica, y de acuerdo al coeficiente de cultivo normal que existe para el palto, y también para otros cultivos, se estaría aplicando mucho menos agua en Olmos y zonas con efecto oasis, de lo que realmente requiere la planta. “Eso, a la larga, generará un problema. Sin embargo, los productores se han dado cuenta de ello y están aplicando más, aunque pocas veces se tiene claro de cuánta agua más están aplicando”, aclara el asesor sobre un requerimiento adicional de recursos hídricos, que aún no es preciso.

El tema es que, si el valor fuese el mismo, pero no hubiese advección, los requerimientos de agua de Olmos serían solo un poco mayor a la de la zona de Ovalle y Quillota en Chile.

Pero, ante una situación así, ¿qué se debería hacer? Para Ferreyra, y con el objetivo de conocer  ‘cuánta agua se necesita realmente’, es necesariola instalación de estaciones de balance de energía (Eddy Correlation o Surface Renewall ), “que permiten saber cuál es el la evapotranspiración real del cultivo (calor latente), considerando todos los elementos que están dentro del balance de energía: calor latente, calor sensible y energía en el suelo”, precisa, subrayando además que no se trata de que los agricultores trabajen día a día con la información de estas estaciones, sino que con la información generada con estas estaciones, en algunos puntos de estas zonas, se podría tener valores para ajustar la ETo o Kc y con esto los requerimientos hídricos, aspectos fundamental en áreas de baja disponibilidad hídrica .

“No podría decir con seguridad cuántas estaciones se necesitan en Olmos, pero podrían ser dos o tres a diferentes distancias de las zonas desérticas, ya que obviamente en campos grandes  lo más probable es que en la zona media los requerimientos de agua sean distintos a los que hay en los bordes”, explica Ferreyra.

Asimismo, la advección podría disminuirse con la instalación de cortinas de viento que frenen su efecto negativo. “Es un trabajo que hay que ir desarrollando, porque necesariamente hay que medir el efecto que tienen sobre la advección”, precisa y advierte que los productores deben estar preparados para una disponibilidad de agua incluso menor por una serie de factores, por ejemplo, climáticos, pero también por una mayor necesidad de otros sectores de la economía.

“Mi preocupación es que no sabemos con precisión cuánta agua debemos aplicar. Es un tema que se debe ir afinando, sobre todo porque estamos en una zona donde el recurso hídrico es escaso”, advierte, ya que se necesita un mayor consumo de agua.

QUÉ ZONAS DEL HUERTO SON LAS MÁS GOLPEADAS POR EL ‘EFECTO OASIS’

LAS MÁS AFECTADAS. En este proceso de advección, las plantas ubicadas en los bordes o extremos tendrán mayor requerimiento hídrico y deben tener más líneas de riego.

En la práctica, el ‘efecto oasis’ pegará mucho más fuerte en aquellas hileras que están más expuestas a las zonas desérticas. Así, por ejemplo, las plantas que queden en las orillas estarán mucho más dañadas por el efecto oasis que aquellas que están hacia el interior del huerto. Lo mismo ocurrirá con aquellas que hagan fronteras con el ‘desierto’ o las que colinden con los caminos o un packing, por ejemplo, es decir, todo aquello donde esté llegando en forma importante energía por advección. “Es por eso que muchas veces en las hileras borde se incluye una línea más de riego o emisores de mayor gasto”, sostiene Ferreyra, básicamente porque en estas hileras habrá un mayor consumo de agua que en otros sectores del campo, que sí tienen cultivos cercanos.

Entonces, ¿cómo se podría aminorar este efecto? Hay dos caminos para enfrentar este problema. Una es disponer de mayores recursos hídricos y otras es disminuir la demanda.

  • Disponer de mayores recursos hídricos: Específicamente en Olmos, algunas empresas están construyendo pozos profundo, en la medida que ha sido posible. “En cuanto a pozos, el recurso no es infinito y se puede ir acotando”, subraya.
  • Disminuir la demanda: Esto se puede lograr de dos maneras. La primera seria disminuir las pérdidas de agua y otra es disminuir la demanda.
ESTRATEGIAS. El efecto de advección se puede aminorar si se utilizan cortinas de malla plástica.

La disminución de las pérdidas se ha esta consiguiendo al disminuir la utilización de sistemas de riego ineficientes (por surco y por tendido) por otros más eficientes como el riego localizado y pivotes, tratando de evitar principalmente las pérdidas por percolación profunda. Eso es algo que las empresas ubicadas en el Proyecto Olmos han hecho, ya que hoy el 100% de ellas cuenta con algún sistema de riego localizado o de alta eficiencia, para regar los cultivos, algunos de los cuales son altamente rentables. Sin embargo, tener un sistema de alta eficiencia no nos asegura no tener perdidas importante por percolación profunda. “Algo que debemos tener en cuenta es que debemos tener equipos emisores que entreguen caudales similares (uniformes). Ese es un tema clave, ya que si hay desuniformidad tendremos mayores pérdidas por percolación profunda al tratar de mojar adecuada mente las planta que reciban menos agua debido a la desuniformidad. Asimismo, el uso de sondas permite tener un mayor control de las pérdidas por percolación.

Sin embargo, poco se ha realizado en lo referente a las pérdidas por evaporación directa desde el suelo. Si bien es un tema que no se ha trabajado mucho, se ha calculado que las pérdidas por evaporación podrían ser de un 30 a un 40%. “Sin embargo, se desconoce cuál es su real magnitud en el norte de Perú”, advierte el experto y que podrían medirse con mayor certeza en micro lisímetros. “Si regamos todos los días, las pérdidas llegan hasta un 40% en el norte de Chile, pero cuando se riega en condiciones no frecuentes, las pérdidas son menores de 20%. Entonces, si se logra distanciar los riegos es posible reducir la pérdida por evapotranspiración y para eso es necesario tener una adecuada profundidad de raíces”, añade.

ALMACENAMIENTO. Las raíces son las responsables de almacenar en parte el agua del riego, pero esto no es posible si son cortas. El especialista encontró en fundos del valle de Olmos, paltos con raíces de apenas 35 cm en plantas de 36 meses.

Según Ferreyra, se debe tender a manejar adecuadamente el riego, sobre todo aquel que se dirige a tener raíces más profundas. “Cuando tenemos raíces de 20 o 30 centímetros, se tiene a regar más seguido y, por lo tanto, las pérdidas por evaporación son mayores, ya que todo el tiempo estamos suministrando un poco de agua al huerto. Una raíz pequeña significa un menor almacenamiento de agua y, por lo tanto, un mayor número de riegos por temporada y mayores pérdidas”, explica. Sin embargo, si se riegan raíces más profundas, esa frecuencia de riego es más distante, porque se estará mojando una mayor profundidad y las pérdidas por evaporación solo ocurren en la parte superficial. Así, el porcentaje de pérdida será mucho menor en un sistema radicular con raíces profundas, que en uno que tiene las raíces más superficiales.

Para el asesor, otro tema importante para disminuir las pérdidas por evaporación es el uso de mulch. “Por ejemplo, si con el solo hecho de haber distanciado se logra reducir las pérdidas a un 20%, usando mulch se pueden disminuir a un 5% las pérdidas”, subraya el experto.

CASA MALLA. Para reducir el uso de agua en cultivos frutales, sin afectar rendimientos, Raúl Ferreyra también recomienda el uso de casa mallas, como ya se viene haciendo en Sudáfrica.

Otra alternativa seria disminuir la demanda. Para estos hay dos opciones:  las cortinas cortaviento que disminuya la advección y la instalación de techos o invernaderos. Pero, ¿el palto es un cultivo que responde a techos o invernaderos? Se han realizado trabajos en Chile, con plásticos y en Sudáfrica, con mallas. Estos son trabajo en evolución, donde se trata de reducir la evapotranspiración, sin afectar los rendimientos. “Los resultados de estudios que se han hecho en estos dos países indican que sí es posible, ya que la cantidad de energía que es bloqueada no afecta la fotosíntesis, aunque quizás podría haber inconvenientes con la polinización por el vuelo de las abejas”, explica. Al usar techos y invernaderos en trabajos realizados se encontró que la ETo disminuye en un 20 a 25%.

Pero, ante una situación así, ¿Qué se podrá hacer en el futuro? “Es necesario complementar las estrategias utilizadas en la actualidad con otras adicionales, como explorar nuevas fuentes de agua, entre ellas la desalinización del agua del mar y hacer trasvases de agua, aunque en ambos casos aún resulta complejo”, responde. Además, según afirma, se deben desarrollar estrategias para reducir agua utilizada por los cultivos y mejorar la productividad del agua por litros/kg y litros/US$. “Tenemos que asegurarnos que los litros aplicados sean lo más eficientes posibles. Quizá en algunos casos sea más provechoso reducir superficie, pero aumentar la productividad, y para eso es necesario ser eficientes en muchos otros campos más, no solo en el uso del agua”, finaliza.

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