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Gestión basada en el conocimiento para garantizar un producto de calidad

Estrategias de monitoreo de los fitopatógenos durante la pre y poscosecha

A fin de capitalizar las oportunidades que se presentan al arándano peruano, es preciso hacer una revisión y perfeccionar los manejos agronómicos, tanto en la pre como en la poscosecha. Solo así se podrá asegurar la calidad y durabilidad de la fruta.

07 de Mayo 2024 Dr. Miguel López, Cofundador y Gerente Técnico, Laboratorios Diagnofruit Colombia. Catalina Saldarriaga, Investigadora, Laboratorios Diagnofruit Colombia y Héctor García, Cofundador y Gerente General, Laboratorios Diagnofruit Chile.
Estrategias de monitoreo de los  fitopatógenos durante la pre y poscosecha

Haciendo un poco de historia, los arándanos se cultivan desde hace más de 20 años en nuestro país. Colombia cuenta con un área total sembrada de aproximadamente 600 hectáreas, principalmente en los departamentos de Cundinamarca, Boyacá y Antioquia, con una proyección de 1.000 hectáreas o más para los próximos años. De igual manera, el número de productores de esta fruta es de un poco más de 200, de los cuales cerca del 90% son pequeños productores. Dadas las condiciones que posee el país para el desarrollo del cultivo, este tiene un gran potencial para crecer y consolidarse como un mayor exportador de arándanos a nivel internacional. Actualmente, los principales mercados a los cuales Colombia exporta este fruto incluyen Estados Unidos, Qatar, Malasia, Singapur, Italia y España, ente otros.

Colombia enfrenta el desafío de maximizar las oportunidades de exportación de arándanos, ya que, a pesar de contar con ventajas productivas y estar cercana a Estados Unidos, principal mercado global de estos frutos, la producción se ha centrado predominantemente en el consumo interno. En este escenario yace una oportunidad latente: la posibilidad de diversificar y expandir el alcance del mercado de los arándanos colombianos. Para capitalizar esta oportunidad, es esencial revisar y perfeccionar las prácticas agrícolas en pre y postcosecha que permitan mantener la calidad y durabilidad de los arándanos y, en consecuencia, aprovechar el potencial de mercado internacional, ofreciendo arándanos de alta calidad y destacando la capacidad de Colombia para ingresar con fuerza en el comercio global de esta apreciada fruta.

INCIDENCIA DE PATÓGENOS DURANTE LA POSCOSECHA

El itinerario de los arándanos, desde la cosecha hasta el consumidor, no está exento de desafíos críticos que ponen a prueba la integridad y calidad de estos pequeños manjares agrícolas. En este viaje, se alzan como amenazas invisibles algunos patógenos como Botrytis, Alternaria, Penicillium y Cladosporium, que se manifiestan insidiosamente en forma de mohos y pudriciones. Estos microorganismos, al colonizar la fruta, afectan directamente su apariencia, generando manchas, decoloraciones, mohos y pérdida de firmeza. La consecuencia más preocupante radica en su capacidad para acelerar el proceso de pudrición, reduciendo drásticamente la vida útil de la fruta y, por ende, su atractivo para los consumidores.

Monitoreo de flores en pre-cosecha.

Estos consumidores pueden responder al mercado interno y externo, y esta diferenciación es importante ya que cada uno tiene sus desafíos respecto a los patógenos. Por ejemplo, el mercado interno posee una ventana de tiempo acotada entre la cosecha y la venta, por lo que los patógenos pueden vivir de forma latente con mayor facilidad y no generar enfermedad. Sin embargo, es en el proceso de exportación donde los patógenos pueden desplegar su impacto de manera más insidiosa ya que la venta a lugares lejanos implica un periodo más prolongado entre la cosecha y la llegada a la tienda y/o consumidor final, aumentando significativamente la probabilidad de que se manifiesten los problemas relacionados con diversos fitopatógenos. Ambas realidades tienen sus características y resalta la necesidad crítica de estrategias de manejo fitopatológico adaptadas a las complejidades de cada proceso de venta y transporte.

Al considerar los análisis fitopatológicos como los guardianes en la defensa de la calidad de los arándanos, es imperativo reconocer que estas estrategias van más allá de la simple identificación tradicional de patógenos. Los estudios fitopatológicos abrazan un enfoque holístico que no se limita a señalar la presencia de estos invasores invisibles, sino que se debe ampliar en una comprensión profunda de la incidencia de las superficies y ambientes de la planta de embalaje, por ejemplo, en la calidad del producto final durante el empaquetado, transporte y venta. Este enfoque completo, además visualizado sobre lotes y procesos, se adapta a las distintas condiciones que cada tipo y grupo de producto puede presentar, comprendiendo que la variabilidad es la norma en un entorno agrícola.

MONITOREO COMO PILAR FUNDAMENTAL PARA LA PRODUCCIÓN DE ARÁNDANOS DE CALIDAD

La gestión de los arándanos desde su recolección hasta llegar al consumidor requiere una estrategia precisa, y bajo esta idea, el monitoreo del estado fitosanitario de los procesos en poscosecha se posiciona como elemento clave en la toma de decisiones. Esta herramienta se convierte en el motor que impulsa la calidad de la fruta en su trayectoria hacia el consumidor, dirigiendo las prácticas de la post cosecha hacia actividades efectivas y sostenibles. Este pilar se nutre del entendimiento del proceso de poscosecha y de sus patógenos, formando una alianza crucial para asegurar la calidad de la fruta.

Este monitoreo se debe enfocar en la vigilancia constante de variables cruciales para la salud de los frutos. En precosecha, factores como el clima, historial, cantidad de inóculo presente en huerto, susceptibilidad del fruto a pudriciones (equilibrio mineral, variedad) son factores claves para considerar en un sistema de monitoreo y análisis de datos. En poscosecha el fruto viaja por distintos ambientes, desde la entrada al camión que lo transporta a la planta de embalaje, pasando por distintos ambientes y superficies dentro de las instalaciones, y luego siendo transportado en otros medios hacia el mercado final. En cada uno de estos procesos puede existir un riesgo de contaminación, que podría involucrar fruta sana y de alta calidad producida en huerto.

De esta forma, la calidad de la fruta, susceptibilidad, la presencia de inóculos, y la efectividad de las medidas preventivas son aspectos claves que el monitoreo examina detenidamente. Este enfoque riguroso y detallado proporciona información valiosa que orienta las decisiones estratégicas en todas las etapas de la pre y poscosecha.

RESPUESTA PROACTIVA AL MONITOREO

El monitoreo constante proporciona una visión detallada del estado de los arándanos como producto terminado o en la proyección de éste. Esta herramienta se convierte en el cimiento para una respuesta proactiva en la gestión de la poscosecha y la interpretación ágil de los datos recopilados desencadena respuestas inmediatas y preventivas, formando así una defensa robusta contra amenazas emergentes.

Cuando se detectan sistemas contaminados en el proceso de poscosecha, las medidas correctivas ante amenazas fitopatológicas suelen tomar forma en ajustes precisos de desinfección, se acortan las ventanas de limpieza, aumentos en concentración de sanitizantes o uso de tecnologías de mayor impacto. Siempre y cuando los problemas sean originados en la poscosecha, los tipos y concentraciones de desinfectantes se ajustan de manera específica a lo visualizado en el monitoreo, creando un sistema adaptativo que responde directamente a las necesidades detectadas. Esta respuesta no solo aborda problemas de manera temprana, sino que también establece una rutina proactiva de desinfección, mitigando riesgos y elevando los estándares de calidad.

Flores de arándanos en pre-cosecha afectadas por Botrytis.

Adicionalmente, en busca de una visión más completa y temprana, se incorporan técnicas predictivas de la fruta en destino, para el caso de los arándanos generalmente observamos infecciones en floración y luego algunos días antes de cosecha. Estos modelos se generan mediante ensayos que imitan el transporte real, permitiendo visualizar el posible estado de llegada de la fruta a su destino. Estas técnicas proporcionan una valiosa anticipación sobre el estado de la fruta desde el punto de vista de producto terminado en mercado final, lo que facilita la implementación de medidas preventivas específicas, cambios de mercado de destino, incorporación de fungicidas, etc. La conjunción de monitoreo constante y modelos predictivos fortalece la capacidad de adaptación y respuesta del sistema, garantizando la integridad y calidad óptima de los arándanos comercializados, además de generar una industria sostenible.

En este ciclo proactivo, las decisiones informadas por el monitoreo no solo resuelven desafíos inmediatos, sino que también establecen un estándar elevado para prácticas agrícolas más eficientes y sostenibles. La capacidad de anticipar y abordar de manera preventiva los riesgos identificados asegura la poscosecha y calidad a largo plazo de los arándanos, creando un modelo de producción agrícola resiliente.

PRÁCTICAS INNOVADORAS GUIADAS POR EL MONITOREO

Cuando el monitoreo identifica desafíos específicos, abre la puerta a la innovación. Las soluciones a los problemas detectados no se limitan a respuestas convencionales, sino que inspiran la creación de enfoques completamente nuevos. La clave radica en entender que el monitoreo no solo es una herramienta de diagnóstico, sino también un impulsor de cambio y evolución. Cada problema detectado se convierte en una oportunidad para la adaptación y el perfeccionamiento.

En este contexto, la implementación de prácticas innovadoras se convierte en un pilar esencial para optimizar la calidad de los frutos. Por ejemplo, la desinfección, evaluada y ajustada minuciosamente a través del monitoreo constante, se erige como una medida clave. Este proceso no solo se limita a la superficie de la fruta, sino que se extiende a todos los puntos críticos del proceso poscosecha, asegurando la eliminación de posibles agentes patógenos y garantizando la inocuidad del producto final. Hoy, este tipo de monitoreo se realiza tanto por métodos convencionales, que son más lentos e inespecíficos, y por técnicas moleculares, con respuestas más certeras y rápidas a través de protocolos basados en PCR.

Otro enfoque innovador es la evaluación constante de técnicas que puedan disminuir la incidencia de maduración de los arándanos, como por ejemplo un adecuado control de la temperatura, uso de atmosferas controladas e, incluso, optimizar los tiempos de tránsito mediante las alternativas de mar o aire. La evaluación y estandarización de estos métodos permiten a los exportadores preservar las características del arándano, lo cual les permite entregar en el mercado de destino un producto apetecible y de alta calidad.

Este enfoque dinámico, guiado por el monitoreo constante, crea un ciclo virtuoso de mejora continua. Las prácticas agroindustriales evolucionan en respuesta a las demandas detectadas, estableciendo un modelo que no solo responde a los desafíos actuales, sino que se anticipa y se adapta a los futuros. Así, la conjunción de monitoreo constante y prácticas innovadoras fortalece la capacidad del sistema para afrontar los retos cambiantes, asegurando la calidad y la sostenibilidad a largo plazo de los arándanos.

Monitoreo sobre frutos de poscosecha para determinar identidad y carga de patógenos.

EL MONITOREO COMO GUÍA CONSTANTE

La distinción entre el mercado interno y la exportación resalta diferencias temporales y estratégicas en la gestión de la poscosecha, donde el monitoreo constante guía medidas específicas para cada proceso, desde el mercado local hacia oportunidades de exportación, asegurando la eficacia de las medidas preventivas en todo momento.

La respuesta proactiva al monitoreo se traduce en prácticas como la desinfección estratégica y la evaluación constante de técnicas para evitar la maduración, además de la incorporación de ensayos predictivos. Este enfoque proactivo establece estándares elevados, influenciando en prácticas agrícolas eficientes y sostenibles. Es un ciclo dinámico que no solo resuelve desafíos inmediatos, sino que también establece un modelo resiliente para la producción agrícola, donde la combinación de análisis fitopatológicos, monitoreo constante y prácticas innovadoras fortalecen el sistema, garantizando la calidad y sostenibilidad a largo plazo de estos valiosos productos agrícolas.

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