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Estrategias agronómicas para enfrentar la sequía en frutales

La experiencia acumulada con frutales en terreno en la región de Coquimbo luego de un periodo de más de 10 años de escasez hídrica resulta muy valiosa para las zonas de más al sur. Carlos Anes, asesor en almendros y nogales, socio de la consultora Anros, director de la Escuela de Agronomía de la Universidad de La Serena (ULS), sintetiza las opciones existentes frente a distintos escenarios, desde la disponibilidad de volúmenes muy reducidos pero asegurados, como es el caso en sectores que cuentan con embalses, hasta quienes dependen solo de la escorrentía natural y corren el riesgo de que el recurso se termine en diciembre.

30 de Octubre 2019 Equipo Redagrícola
Estrategias agronómicas para enfrentar la sequía en frutales

En primer término, Carlos Anes constata que, a diferencia de Elqui y Limarí, donde se ve un futuro hídrico complejo pero relativamente controlado, de Choapa al sur el tema se estima muy difícil.

El almendro resiste meses sin riego, aunque para producir comercialmente necesita un alto volumen de agua.

–La situación en Salamanca e Illapel es crítica –afirma–. Ya en septiembre había canales a turno a 21 días. Mirando los modelamientos hídricos de los deshielos, esto significa que el agua va estar muy escasa ya a partir de diciembre-enero. Y en Petorca, Cabildo, La Ligua, San Felipe, Los Andes, se encontrarán tremendamente complicados. En la Región de Valparaíso el gran problema se asocia a la ausencia de embalses que te entreguen un número de referencia sobre cuánta agua tendrás para agricultura. Hoy en la región de Coquimbo se conoce la cantidad de metros cúbicos embalsados, y sobre esa base se determina técnicamente un número de entrega. El productor dispone del dato entre mayo y junio; luego recibe una información afinada en septiembre, una vez terminada la temporada de lluvias. De Cabildo al sur no existe ese antecedente.

En Choapa, en enero de 2019, Corrales, el mayor de sus embalses, contenía 43 millones de m3, 87% de su capacidad (diario El Día con datos de la DGA), pero a fines de septiembre la cifra se había reducido a poco menos de 19 millones de m3. Anes cree que se apostó a la caída de nieve en la cordillera, alta en esa zona, lo cual no ocurrió al nivel esperado y el caudal normal de 8.000 l/segundo del río Choapa al iniciarse la primavera se había reducido a un promedio de 1.600 l/s (Junta de Vigilancia río Choapa). “Alguien hizo mal la cuenta”, comenta el profesional, “hay canales que no han podido sacar agua para no secar el río”.

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El asesor estima que en la Región de Valparaíso va a faltar un 70 a 80% del volumen normal, lo cual se traduciría en superficies que no tendrán posibilidad de regarse:

 

–En una estrategia de riego deficitario necesitas un mínimo de volumen, con una frecuencia larga, pero debes aportar agua. Eso se puede hacer cuando tienes un embalse o un sistema de acumulación que te permita aplicar poquita agua, con frecuencia cada 20 o 30 días. Pero en un río abastecido por el deshielo, el agua se va. Salvo las grandes empresas que cuenten con tranques intraprediales, los demás no van a ser capaces de manejar esa frecuencia. En Cabildo, en Petorca, ya tuvimos que separar sectores -en huertos de almendro- que no se van a regar.

DIFERENCIAS POR ESPECIE Y VARIEDAD

Los frutales de ciclo largo recibirán todo el impacto de los meses más secos y más calurosos en verano, razona el director de Agronomía de la ULS: los nogales, que se cosechan en marzo-abril; uvas de mesas tardías, de fines de febrero a abril; uvas pisqueras que llegan hasta junio; uvas de vino. En mejor posición se encuentran las carozos de cosecha temprana y los cerezos, porque se sacan en noviembre-diciembre.

Otros frutales, como el almendro, poseen una capacidad genética para enfrentar la sequía. Con restricciones, aclara el entrevistado:

–Resiste meses sin riego, aunque para producir comercialmente necesita un alto volumen de agua. En la sequía que duró hasta 2015, dimos 900 m3/ha a almendros a los que hoy se les entregan 9.000 m3/ha, es decir un 10%. Actualmente los huertos están en plena producción. ¿Qué especies no van a subsistir ante duras condiciones de escasez hídrica? Los cítricos, los paltos, los berries… Los nogales también van a quedar muy dañados.

Por otra parte, agrega, se debe considerar que hay variedades más resistentes y patrones más tolerantes que otros.

CON ATRASO, PERO TODAVÍA ES TIEMPO DE CAMBIAR EL MANEJO INTRAPREDIAL

Las decisiones iniciales de las estrategias intraprediales ya deberían haberse tomado hace un par de meses, indica el socio de Anros, pero aún resulta factible hacer algunos cambios de timón. Las opciones varían, dependiendo de la existencia o ausencia de capacidad de embalsar agua en una cuenca.

Con embalse, ya sabiendo que habrá un aprovisionamiento escaso y probablemente distanciado de agua, pero garantizado, hay que irse a un déficit hídrico controlado (RDC) desde el primer minuto, con el fin de acostumbrar al árbol a la falta de agua, señala.

La relación hojas/fruto es un aspecto muy relacionado con el consumo hídrico de la planta, cuyo manejo en cítricos por lo general se encuentra al debe.

–Si riegas bien un árbol, y brota, florece y cuaja, va a entender que no hay crisis. Ese crecimiento se traducirá en una mayor demanda de agua. Es mejor una relación brote/fruto muy controlada, desde el momento de prefloración o de brotación. Se debe tener un frutal más pequeño, con una cantidad de hojas por fruto que le permita a este alcanzar un valor comercial. En Anros estamos haciendo muchos estudios de fenología con el fin de determinar esas cantidades, pues lo que indica la bibliografía extranjera muchas veces no coincide con lo que ocurre en Chile. No hay que someter al árbol a una dinámica de alto riesgo para frenarlo después, porque le generas un gran daño.

Por ejemplo, normalmente es factible una reducción del orden de 50% del agua entregada para sacar una buena temporada de fruta, dada la gran ineficiencia general de uso del recurso, apunta Anes.

–¿En qué momentos conviene bajarle el agua y en cuáles darle más?

–Entendiendo que vas a regar menos durante toda la temporada, identificas los estados fenológicos de mayor importancia para la especie, donde vas a entregar un poco más dentro de tu programa de bajo riego. Y habrá periodos en que lisa y llanamente no vas a regar. Por ejemplo, en almendros, una vez construida la almendra alrededor del 15 de diciembre y terminada la nuez alrededor del 15 de enero, tienes asegurada tu fruta. En los nuts, el 50% de tu gasto de agua sucede después de ese momento, en enero, febrero, marzo; se va principalmente a crecimiento del follaje, el cual actúa transpirando y bajando temperatura. Ahí está la posibilidad de hacer grandes ahorros de riego, aunque de manera muy acuciosa, o de lo contrario vas a recibir la factura en la siguiente temporada, porque en esa etapa ocurre la inducción de las flores de la próxima campaña.

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El académico insiste en la idea de una estructura pequeña:

–El árbol no tiene que ser más grande para una mayor producción. Es lo mismo que tener una casa de 10 piezas para 2 personas. Se ve muy claro en huertos con nogales del mismo tamaño donde uno da 10 t/ha y el otro 3 t/ha. Se podría pensar que cuando hay tres o cuatro veces más hojas por fruto, el calibre tendría que ser mayor. Sin embargo, el árbol es muy eficiente; si necesita 20 hojas para un fruto aunque haya 100 va a usar solo las 20. Las otras 80 se van a ir en inyectar recursos para el crecimiento vegetativo y en seguir evapotranspirando. En algunas especies el concepto se trabaja muy bien, como en uva de mesa. ¿Dónde no se trabaja bien? Por lo común en cítricos y otros frutales de hoja persistente. Casi siempre cuando haces este análisis te das cuenta de que tu huerto requiere un 50 a 60% de lo que gastas; el resto del agua se la está comiendo en hojas de más.

¿CANALIZAR EL RÍO CHOAPA?

Si se decide canalizar el río Choapa, comenta Carlos Anes, se deben considerar bien las consecuencias. Por un lado, se aumenta la eficiencia en conducción y se evitan pérdidas de agua; por otro, puede haber un impacto en la flora y fauna de la cuenca, y también sobre las secciones 2ª y 3ª, ubicadas aguas abajo, pues perderían la fuente del recurso que percola arriba para seguir un curso subterráneo y aflorar después.

SISTEMAS SIN EMBALSE: INFORMACIÓN PARA ACTUAR CON REALISMO

En el caso de una cuenca sin embalse, resulta vital contar con el dato histórico de las bajadas de caudales del río. Es la situación de Cabildo, Petorca, San Felipe, Los Andes y todas las secciones del Aconcagua, sectores de las regiones Metropolitana y O’Higgins, indica Carlos Anes.

–En el PROMMRA [laboratorio de Prospección, Monitoreo, Modelación de Recursos Agrícolas y Ambientales, de la ULS] tenemos la percepción de que la mayor parte del deshielo que alimenta los ríos se va a producir antes de que los frutales requieran esa cantidad de agua. Hay menos nieve, de menor calidad, por lo tanto se derrite más rápido. Y más temperatura. Los antecedentes históricos permiten modelar cómo se comportará la pasantía semanal de los cursos de agua, y el número se divide de acuerdo a la distribución que corresponda en la junta de vigilancia. Así es posible constatar lo más importante: si habrá periodos en que no se va a tener agua o si a partir de cierto momento ya no va llegar más: cuándo se apaga la luz de la fiesta. Llegado el caso, lisa y llanamente se debe sacar hectáreas del riego.

La decisión de dejar de regar tempranamente un sector sin duda es dura, pero Carlos Anes da sus fundamentos:

–Es más grave partir tratando, pero darse cuenta a medio camino que no se va a lograr regar 100 hectáreas y que vas a tener que dejar secar 30, en comparación a haber renunciado a esas 30 desde el principio. Pierdes igual las 30 ha, pero también el agua que ocupaste en ellas, los fertilizantes, la electricidad, los manejos, la gente. Si decides hacer riego deficitario controlado tienes que garantizar terminarlo. Hay que ser responsables, sacar las hectáreas y con esa agua subsidiar a las otras 70 ha para ganar un poco más de kilos, un poco más de calibre, con menos costos. El agricultor debe observar dónde están sus mejores sectores, conocer su suelo, ver qué parte ha estado bien y cuál no tan bien. Es el momento de decir: fuera, para quedarse con lo mejor. A veces la alternativa consiste en abandonar las variedades más tardías. Aun cuando logren mejor rendimiento, calibre y color, porque la fruta dispone de más tiempo para construirse, tienen el doble filo de necesitar más agua comúnmente justo en el periodo de menor disponibilidad. Esas definiciones hay que hacerlas ahora, porque ya partió la carrera.

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APROVECHAMIENTO DE LA CAPACIDAD DEL SUELO PARA ALMACENAR HUMEDAD

–Ya estableciste que frutales como almendros sobreviven, ¿en los otros más sensibles la superficie se pierde para siempre? ¿Los nogales, cítricos y paltos, por ejemplo?

–Cítricos y paltos, los pierdes. El nogal, depende primero de la sanidad radicular. En Chile tenemos muchos huertos con enfermedades en las raíces, las cuales aparecen tanto con falta de humedad como con excesos, provocando un daño irreversible. Pero si es un huerto sano, con suelos profundos y bien trabajados, sin grandes problemas de salinidad, con suficiente materia orgánica, puedes aguantar hasta el otro año. Si estás en suelo compactado, salinizado, con problemas radiculares, árboles de baja producción… se van a morir.

El especialista revela que está preparando a sus clientes más afectados para asumir la ausencia de agua desde diciembre. Recomienda embalsar intrapredialmente o, de no contar con estructuras para ello, usar el perfil de suelo.

–En un contexto donde ya vienes aplicando RDC, si el próximo turno de agua va a ser en 40 días o quizás no llegue, en el último turno saturas el suelo, que es un gran contenedor natural; por lo menos un 30% más del bulbo. Tengo la experiencia de haber pasado la sequía de 2015 con esta estrategia en nogales adultos. Aquí es muy importante que los productores cuenten con el apoyo de las asociaciones de regantes, las cuales deben asumirlo con un perfil técnico.

El entrevistado subraya la necesidad de que el agricultor conozca bien su suelo. Le ha tocado casos donde el productor cree tener una profundidad de 1 metro pero cuando hacen una calicata, apenas llega a 30 cm.

–Y la profundidad es lo que te da la capacidad de estanque para retener agua. En una situación como la de San Felipe-Los Andes el productor que tiene que regar frecuentemente en un suelo delgado y pobre es el primero que colapsa. Tendría que haber subsolado, hecho camellones, agregado materia orgánica, o sea, los trabajos de preparación que mejoran la retención de agua; pero con los árboles ahí ya es imposible.

Las variedades tempranas sortean mejor que las tardías la escasez hídrica, dado que se cosechan antes de los meses más difíciles.

HERRAMIENTAS ADICIONALES QUE RESULTAN ÚTILES

El suelo interviene de manera considerable en el manejo hídrico y existen productos que ayudan a facilitar la entrega de agua a la planta.

–En la medida que riegas, vas desplazando las sales –explica Anes–. Al achicar el volumen de agua, las sales comienzan a volver al bulbo de humedad, disparando su concentración en el sector de las raíces. Las sales exigen un gasto mucho mayor de energía por parte del pelo radicular para absorber el agua. Puede que haya humedad suficiente, pero la sal hace que no ingrese a la planta. De hecho, a ciertos niveles de salinidad del suelo la raíz entrega agua hacia afuera, porque esta siempre se mueve hacia donde hay más soluto. Los ácidos fúlvicos, ácidos húmicos, tiosulfatos y calcios, mueven el sodio, el cloro, el sulfato; bajan la conductividad eléctrica, se reduce la presión osmótica y el agua empieza a ingresar más fácilmente a los tejidos vegetales.

También hay estrategias para mejorar la regulación térmica y disminuir el estrés en la parte aérea del árbol al evitar cierres violentos de los estomas. Por ejemplo, bloqueadores solares que disminuyen la evapotranspiración.

En las especies que se cosechan a fines de otoño e invierno, al momento de aplicar los reguladores de crecimiento para mejora de calibre en noviembre-diciembre, plantea Anes, hay una oportunidad para evitar que la escasez hídrica lleve a fruta de bajo calibre.

–Estás en condición de decir: no voy a sacar 50 toneladas, vamos a 25 con RDC y el uso de fitorreguladores para mantener menos fruta, porque el árbol se va a achicar. La planta disminuye de tamaño dado que con estrés brota menos y las hojas son más pequeñas. Obviamente conviene botar más fruta porque la venta se realiza a partir de un estándar de calibre y color que si no cumples quedas fuera.

 

ANROS

La consultora que asocia a Enrique Rosales y Carlos Anes surgió para formar un equipo de investigación con el fin de validar la paleta de productos que recomiendan y mantener un alto estándar técnico. De allí surgió un interés de las empresas fitosanitarias por encargarles estudios. Anros apunta a una mirada imparcial en la comparación de productos y moléculas, entregando resultados a las compañías para llevarlos adelante comercialmente, reformularlos o descartarlos de su carpeta. Una tercera área de trabajo es la realización de proyectos, donde se incluyen diversas iniciativas, como un PROFO para dar valor agregado a subproductos de las nueces, y grupos de transferencia tecnológica (GTT) orientados a rubros y temas específicos.

Carlos Anes.

Otro aspecto relevante, a largo plazo, se refiere a diseñar el huerto teniendo presente cuál será el plan B en caso de déficit hídrico.

–Hay agricultores que nos han contactado en la universidad para que les modelemos lo que ocurriría de llegar a niveles de un 20% de su dotación de agua o incluso al término del suministro en cierto momento. Previendo esos escenarios, las decisiones se toman desde ya. Por ejemplo, con tiempo puedes poner cubiertas de mallas que reducen la evapotranspiración, puedes poner mulch a los camellones para evitar la evaporación, puedes instalar sensores para regar lo justo y necesario.

UNA OPORTUNIDAD ÚNICA DE AVANZAR EN LAS SOLUCIONES

Carlos Anes resalta la importancia de ser responsables con el agua que se usa en agricultura. La producción de una sola pepita de almendra de 1 gramo, ejemplifica, requiere 3 litros de agua; una manzana de 250 g necesita 50 litros.

–Debemos ser eficientes, se puede sacar la fruta con menos agua y los mismos estándares. Nunca es tarde para tomar las medidas. Lamentablemente aprendemos sobre la marcha, pero somos hijos del rigor y creo que se está dando la coyuntura para levantar estrategias que nos permitirán enfrentar mucho mejor, técnicamente, las situaciones de estrés hídrico. Tenemos una oportunidad única de vincular a la empresa privada, a las consultoras-universidades-investigación y al gobierno para sacar el tema adelante. Los grandes proyectos son una variable relevante, pero ni aun trayendo agua de la Antártida tendremos éxito si no la manejamos bien. Tenemos que partir por ahí.

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