Estado fitosanitario, ¿aprobado?
Desde el inicio de la agricultura los productores han debido conocer y comprender el funcionamiento de plagas y enfermedades en los cultivos. La posición de Chile como exportador de productos frutícolas, la salud vegetal cobra suma importancia al momento de enviar fruta por el mundo. Cómo resumir la historia fitosanitaria del país en un par de páginas resulta imposible, seleccionamos algunos casos representativos para la fruticultura nacional.
El estado fitosanitario de un país o región es la base de buenas relaciones internacionales para la exportación de productos animales y vegetales. Estar libre de plagas y enfermedades permite acuerdos comerciales de compra y venta de bienes de manera directa, evitando procesos que potencialmente dañan la fruta, como la fumigación con bromuro de metilo.
Los protocolos desarrollados gracias al trabajo conjunto de autoridades y actores de la industria, permiten enviar la fruta desde origen sin necesidad de tratamientos adicionales, como es el caso del Systems Approach, en el cual la fruta cosechada en zonas libres de ciertas plagas o enfermedades no requiere fumigación en origen ni destino, manteniendo su calidad y condición durante un mayor periodo de tiempo. Revisamos brevemente la historia de cuatro plagas y enfermedades de importancia para Chile y cómo los productores han aprendido a convivir con ellas para enviar alimentos inocuos alrededor del mundo.
LA ENEMIGA PÚBLICA NÚMERO UNO DE LA UVA
“Un factor determinante para el éxito de este importante cultivo de exportación”. Así analizamos la temporada 2006-07 de uva de mesa y la incidencia de Botrytis en la calidad de la fruta. Presente en todas las zonas productoras de uva de mesa y vino, se trata de una enfermedad con la que los productores han tenido que aprender a convivir. Causada por Botrytis cinerea, un hongo fitopatógeno que afecta a más de 1.400 especies vegetales, y que encuentra en la vid a su víctima más importante desde el punto de vista económico.
La enfermedad se puede manifestar cuando la fruta está en el árbol o incluso varios días después de su cosecha, por lo que no es extraño que las cajas o bins sorprendan en destino con una infestación avanzada. Se desarrolla en condiciones de alta humedad y temperatura, cubriendo los frutos con masas de conidias de color gris, desarrollando una pudrición blanca y acuosa en las bayas, que en el caso de la uva pueden expandirse a todo el racimo. Es especialmente aguda tras las lluvias primaverales, cuando las temperaturas son cálidas y la fruta queda húmeda en los parrones.
También conocida como pudrición del racimo, esta enfermedad es la principal causa de rechazo de la uva de mesa nacional en destino, con pérdidas que pueden llegar al total de la producción si no se toman medidas preventivas.
En Chile, en 2000 se creó la Unidad Molecular del Laboratorio de Fitopatología Frutal de la Universidad de Chile, que nació para abordar la necesidad de investigar en profundidad los principales problemas fitopatológicos de frutales, siendo Botrytis uno de los más importantes.
“Lamentablemente, en la actualidad lo sigue siendo”, señaló la fitopatóloga Marcela Esterio en un artículo publicado el pasado julio. En él, la experta repasa los manejos que se realizaban frente a la enfermedad antes y después del 2000, destacando que en 2002 se reportó por primera vez la pérdida de sensibilidad a anilinopirimidinas (ciprodinil) en Botrytis cinerea en Chile causado principalmente por el uso inadecuado de productos. Cinco años después fue la hidroxianilida (fenhexamida), en 2011 la carboxamida (boscalid), en 2012 la estrobilurina (azoxistrobina), y en 2017 el inhibidor de la biosíntesis del ergosterol (IBE), tebuconazol, y fenilpirrol (fludioxonil). Esta realidad da cuenta de la necesidad de contar con más y mejores herramientas para el control de la enfermedad, y la importancia de respetar las dosis indicadas al momento de aplicar.
Pero, ¿qué hace de Botrytis cinerea un patógeno tan eficaz? “Lo tiene todo”, resume la ingeniero agrónomo. Además de ser altamente polífago, siempre está presente en la zona de cultivo, puede sobrevivir en ausencia de condiciones favorables gracias a que genera estructuras de resistencia llamadas esclerocios, presenta una alta variabilidad genética, fundamental para una rápida adaptación a los cambios de condiciones ambientales.
Actualmente, los fungicidas de síntesis siguen siendo la base del control de la enfermedad, aunque se han incorporado fungicidas naturales en los programas de control, antagonistas biológicos y activadores de mecanismos de defensa, como una manera de ser más sustentables.
La estrategia para producir fruta sana, agrega Esterio, es conocer la población de Botrytis en cada variedad y cuartel, de manera de realizar aplicaciones específicas, y proteger los periodos críticos de infección, en floración y desde envero a precosecha. Además, es clave realizar aplicaciones preventivas, ya que “lo que no se controló en flor, no va a ser controlado con las aplicaciones posteriores”, sostiene la experta.
Un pequeño gran problema para la frutilla
En agosto de 2022 se confirmó en Chile la detección del nematodo de la frutilla, Aphelenchoides fragariae, tras la cual el Ministerio de Agricultura declaró emergencia agrícola y destinó $2.000 millones para combatirla. Como el país se encontraba libre de la enfermedad, el SAG debió publicar los tres pesticidas autorizados para su control, haciendo un llamado a la aplicación responsable por parte de los productores.
Tras ese episodio, se pusieron en marcha investigaciones para disminuir la prevalencia de la plaga en los huertos nacionales, pertenecientes en su gran mayoría a la pequeña agricultura. Como su detección es relativamente reciente, el conocimiento al respecto es limitado, ya que su comportamiento varía dependiendo de la zona donde se establezca. Desde INIA La Platina generaron una ficha técnica de recomendaciones y medidas preventivas para el manejo de este gusano microscópico, que proponía el diseño de una estrategia de manejo integrado que considere el manejo cultural, control biológico, bioestimulantes, nematicidas no fumigantes, fumigantes y resistencia o tolerancia.
UNA POLILLA DE ALTO RIESGO
Uva de mesa, arándano, cerezo, ciruelo. Al igual que Botrytis, los productores nacionales han debido aprender a convivir con la polilla del racimo de la vid, o Lobesia botrana, la cual muchas veces es la puerta de entrada para infecciones como la pudrición del racimo. Se trata de un lepidóptero cuyas larvas se alimentan de flores de vid y bayas. Los primeros adultos asoman en primavera, seguidos de la primera generación de larvas, que se alimenta de los racimos, produciendo una pudrición y deshidratación de las bayas, lo que baja los rendimientos.
En Chile, el SAG la detectó oficialmente en abril de 2008, en la zona de Linderos, región Metropolitana, cuando el insecto se encontraba en su tercera fase generacional. El Programa de Control Oficial de Lobesia botrana indica que “todos los predios de vid, arándano y ciruelo ubicados dentro del área de control, es decir, dentro de un área formada por un radio de 500 metros desde cada detección de un brote de Lobesia botrana, deberán implementar una estrategia de control aprobada por el SAG, ya sea utilizando emisores de confusión sexual y/o control químico”.
Las estrategias consideran la confusión sexual mediante feromonas sexuales sintéticas idénticas a las producidas por las hembras del insecto para atraer al macho. Esto genera una saturación del ambiente, provocando la desorientación de los machos, que son incapaces de detectar a las hembras, disminuyendo en consecuencia los apareamientos y la descendencia de la plaga.
El control químico de la plaga consiste en aplicaciones con insecticidas dirigidas a los frutos, de acuerdo a una estrategia que se aprueba anualmente por un comité público privado. En tanto, las medidas de otoño-invierno contemplan manejos culturales cuando el insecto se encuentra como pupa, que incluyen la destrucción de la fruta remanente, la incorporación de subproductos del proceso industrial al suelo, y el retiro de la corteza como medida de control mecánico en casos de presencia de pupas en la corteza de los troncos.
Definir las estrategias control ha sido posible gracias al intenso monitoreo que han realizado tanto productores como autoridades, logrando un detallado conocimiento sobre su comportamiento en Chile. Tanto la temperatura como el fotoperíodo son fundamentales para el desarrollo de la plaga, que en condiciones de temperatura de 23°C madura sexualmente en solo dos días, mientras que si las temperaturas bajan a 14,5°C, el mismo proceso le puede tomar una semana. Además, su potencial de fertilidad a 23°C varía entre un 85% y 90% de eclosión.
La utilización de estrategias de confusión sexual sigue siendo la mejor alternativa de control, ya que ha demostrado su efectividad en la disminución de la plaga al tiempo que no deja residuos en las bayas. “Es una lucha de precisión”, nos comentó hace unos años Gonçal Barrios, experto del Servicio de Sanidad Vegetal de Cataluña, cuando le preguntamos sobre el combate de la plaga, una carrera en la que Chile sigue robusteciendo su programa de control para eliminar o disminuir su incidencia al mínimo.
LA PEQUEÑA MOSCA QUE DAÑA FRUTA MADURA
La mosca de alas manchadas o Drosophila suzukii es un pequeño insecto de 2 a 3 mm de longitud. A simple vista, su aspecto no parece amenazante, pero nada más alejado de la realidad. Esta plaga se encontraba presente en Argentina, por lo que el SAG mantuvo un sistema de vigilancia con la instalación de trampas alimenticias desde 2014. Tres años después, detectaron un ejemplar adulto por primera vez en una trampa en la comuna de Pucón, región de La Araucanía. En marzo de 2019, se publicó la Resolución exenta 1943/2019 que declara a Drosophila suzukii como una plaga presente con distribución restringida y establece programa de acciones de vigilancia.
La principal amenaza que presenta en los cultivos es que la hembra ovipone sobre frutas sanas en estado de maduración, con preferencia por aquellas de epidermis delgada como frambuesas, moras, frutillas, arándanos, berries en general y cerezas. Sus larvas se desarrollan y alimentan de la pulpa de los frutos, los cuales no se pueden comercializar. Su rápida expansión, alta fecundidad y ciclo biológico corto, la convierten en una amenaza para los huertos frutales.
Su preferencia por la cereza, en la que puede provocar la pérdida total de la producción, ha generado diversas estrategias para su control en el país. Es el caso del Centro de Fruticultura de la Universidad de la Frontera, que desde 2019 desarrolla una investigación que se basa en la puesta de atractores en los huertos. Cristian Meriño, encargado de Difusión y Vinculación con el Medio BIOREN-UFRO, nos comentó a comienzos de 2023 que esta estrategia se diseñó especialmente para los huertos orgánicos, donde no es posible aplicar agroquímicos para bajar la carga de la plaga. “Los atractores, son trampas, que pueden ser sustancias químicas o dispositivos que tienen colores como el rojo, que llaman la atención de D. suzukii, que queda atrapada en la trampa. Las trampas nos han permitido reducir en 40% el ataque de la mosca de alas manchadas en las frutas”, explicó.
En enero de 2022, científicos del INIA La Cruz liberaron Pachycrepoideus vindemmiae en campos de berries de Panquehue, Región de Valparaíso. La pequeña avispa se convirtió así en el primer esfuerzo de control biológico para enfrentar la invasión de la mosca de las alas manchadas, donde es imperativo desarrollar nuevas formas de control sustentable frente a esta plaga, que puede llegar a más de trece generaciones por temporada.
Las medidas de vigilancia que ha establecido el SAG incluyen la instalación de trampas en lugares clave, capacitaciones a externos y difusión de información mediante manuales o boletines. A través de su página web, el servicio también ofrece una plataforma colaborativa sobre la plaga, su estatus fitosanitario en las diferentes regiones del país, e información para declarar potenciales detecciones.
El control actual de D. suzukii se basa en la aplicación de insecticidas, que incluyen espinosinas, organofosforados, piretroides y los neonicotinoides. Debido al gran número de generaciones o ciclos biológicos que desarrolla D. suzukii, se necesitan muchas intervenciones químicas en la fase de maduración del cultivo. Como la eficacia de los insecticidas para larvas es limitada, el control de la mosca de las manchadas se enfoca más en su estado adulto.
Además de las trampas de monitoreo con atrayentes, el control biológico con insectos parasitoides de larvas y pupas de D. suzukii -como lo realizado en INIA La Cruz- ha demostrado buenos resultados. Una muestra reciente de esto es el anuncio que realizó USDA a inicios de noviembre, donde un equipo de investigadores se encuentra trabajando en el desarrollo de un biopesticida a base de levadura para el control de esta importante plaga.