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Desarrollan gran proyecto citrícola en la región de San Martín

El limón Tahití conquista la selva

Como una confirmación de lo bondadosa que puede ser la geografía peruana, un proyecto pionero en la selva, ubicado en la región de San Martín, está en pleno despegue gracias a la instalación de cientos de hectáreas de limón Tahití, bajo el liderazgo de la empresa Casablanca Industrias Agroforestales. La expectativa es llegar al menos con 1,000 ha al 2021, en asociación con otros productores de la zona, aunque el potencial es mucho mayor.

04 de Diciembre 2019 Equipo Redagrícola
El limón Tahití conquista la selva

Marienella Ortiz

Fue el cultivo en el que pusieron menor interés, pero el que demostró mayor adaptabilidad al extremo calor y condición de suelos del valle del Paujilzapa, distrito de Buenos Aires, provincia de Picota, en la región San Martín. A la espera de que su proyecto forestal alcanzara la etapa comercial, los dueños de Casablanca Industrias Agroforestales decidieron experimentar con una serie de cultivos, como el maracuyá, naranjas, piñas, cashua y, entre todo ello, instalaron con poca expectativa 50 árboles de limón Tahití.

Casablanca empezó sus primeras exportaciones en el 2016 a los mercados de EE.UU, Reino Unido y Chile.

La empresa ya había instalado 50 hectáreas (ha) de Bolaina, una especie forestal, y decidieron no esperar pasivamente hasta que crecieran, sino que optaron por diversificar la fuente de ingresos como empresa. De todo lo que instalaron, aquellos 50 arbolitos de limón Tahití crecieron casi de manera orgánica y al ritmo de las lluvias copiosas de la zona; no se hizo más nada.

Mientras el maracuyá se llenó de plagas y el limón sutil salió muy manchado, los árboles del Tahití se desarrollaron con robustez. Debido a las condiciones climatológicas, la fruta salió sin semilla con un buen nivel de acidez, con 9 Brix y un color verde intenso; la fruta expresaba en la zona todas las condiciones idóneas para su exportación. Este descubrimiento motivó a la empresa a incursionar con todo en este cultivo. Y, sin proponérselo, terminaron desarrollando un gran proyecto citrícola en la región.

Hoy la foto es que saltaron de poseer pocos arbolitos en el 2010 a instalar 40 ha hace cuatro años, de las cuales 20 ha ya están en fase productiva con volúmenes de exportación a EE.UU., Europa y Chile. Para el segundo semestre del 2020, entrarán en producción el conjunto de las hectáreas de la firma. Incluyendo los 9 meses en vivero y la etapa de recalce de la planta al campo, la planta entra en producción al tercer año de edad, siendo posible que al primer año comercial se logre una productividad de 8 t/ha hasta llegar a las 50 t/ha para el sexto año.

Sin embargo, esto no queda allí y tras firmar un convenio con el gobierno regional de San Martín están promoviendo el cultivo del cítrico entre pequeños y medianos productores, para llegar como mínimo a un total de mil hectáreas instaladas al 2021, cuyo mayor consumo en los Estados Unidos, Canadá, Francia y Reino Unido, que hace de la fruta un negocio de proyectada rentabilidad en la región de San Martín.

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UN CULTIVO CON MERCADO ASEGURADO

Si bien se puede cosechar todos los meses del año, Bruno Rodríguez Vásquez, gerente comercial de Casablanca Industrias Agroforestales, adelanta que trabajan dos picos productivos, distribuidos entre febrero-abril y septiembre-noviembre, pensando en ubicarse en contraestación a dos megaproductores como son México y Brasil. El primero tiene el predominio del mercado de EE.UU, mientras que el segundo de Europa.

Desde su etapa en vivero, el árbol del limón Tahití alcanzará al tercer año su plena producción comercial.

En la práctica, Bruno Rodríguez comenta que este limón es un ‘comodity’ que maneja precios estándares por debajo del dólar por cada kilo comercializado, según el mercado de Estados Unidos. Sin embargo, entre los meses de quincena de febrero a quincena de abril, México, el principal proveedor, reduce su producción y desabastece al mercado norteamericano, por razones climatológicas y/o agrícolas. Algo similar ocurre con Brasil, que tiene dos zonas productoras muy grandes en Santa Catarina y San Paulo, localizadas frente al mar Atlántico, con llegada continua al mercado europeo, salvo entre la quincena de septiembre hasta la quincena de noviembre. Es entonces que Casablanca puede obtener precios por encima del dólar por cada kilo de limón Tahití.

Adaptación al clima extremo

Antes de llegar a esta situación, Bruno Rodríguez recuerda que tuvieron algunos contratiempos originados por el excesivo calor en el valle, que llega a 38°C y con una sensación térmica de 45°C. Una de ellas fue el desarrollo de la enfermedad sistémica conocida como Wood Pocket que es propia en este tipo de limón en zonas de altas temperaturas. Sus primeros síntomas son la aparición de unas líneas oscuras como rajaduras en las ramas de los árboles, para luego traducirse en manchas tanto en hojas como en fruta. Por la evidencia observada, al tercer año el árbol muere en tanto la fruta manchada no se puede exportar.

Gracias a recomendación de asesores externos, encontraron una solución sencilla a este peligro: la instalación de césped en la zona del cultivo; el grass funciona como un termorregulador, debido a que forma una pequeña alfombra que a su vez sirve como una capa aislante del calor en torno a los árboles. El tipo de césped utilizado es el grass chino y también el torourco, una gramínea de la zona que cuesta poco dinero.

Adicionalmente, con gran expectativa, la firma agrícola mira las ciudades del Brasil que son limítrofes a la selva del Perú, como un mercado potencial, pues la distancia implica solo un día de transporte vía marítima y terrestre para llegar con la fruta. Para ello, será necesario la firma de algún convenio entre ambas naciones, porque actualmente está restringido el ingreso de este cultivo.

EL MANEJO AGRONÓMICO Y COSTOS PRODUCTIVOS

Debido a la intensidad del sol, la fruta permanece limpia de microorganismos que requieren de sombra para subsistir. Como parte de ello, se realizan dos podas: de formación y de copa. La idea es evitar que el limón desarrolle en su piel sombra solar o insolaciones, situación que impide la exportación del fruto, en especial al mercado de Europa. Entonces, la poda de copa significa retirar hojas o racimos para que el fruto reciba la luz adecuada y su color verde no solo sea intenso sino lo más parejo posible.

En tanto el terreno en el fundo es plano, el suelo es franco arcilloso, rico en materia orgánica, ligeramente alcalino. Para no tener problemas con esta condición alcalina, en la cama de los plantones del limón se ponen algunos elementos, como el hierro quelatado, durante la etapa de siembra, para que el árbol absorba con facilidad los macro y micronutrientes de la zona.

Con 40 ha de cultivo, el agua para el proyecto está asegurada y es provista por la lluvia, pozos tubulares y cercanía al río Paujilzapa. También tienen a solo 4 km el rio Huallaga, limpio y libre de relaves mineros. Si siguen creciendo las hectáreas de limón en la zona, como viene ocurriendo, Bruno Rodríguez comenta que será necesario instalar canales desde el río Huallaga para abastecer la zona.

Actualmente, el sistema de riego que han instalado es básicamente para la fertilización. La aplicación de agroquímicos es vía foliar para el control de algunas plagas.

En cuanto a la inversión por una ha de cultivo, sin riego tecnificado, está calculado en US$2,500. Adicionalmente, la zona goza de los beneficios tributarios de la ley de incentivo de la inversión en la selva, es decir que solo pagan 10% de IGV y están exonerados del pago de Impuesto a la Renta. Además, el costo de mano de obra es 25% menor que en Piura, porque hay mayor disponibilidad de personal en la selva.

Como parte del contrato con los productores de la región, Casablanca se compromete a entregarles el material genético adaptado a las condiciones de clima y suelo.

Por el momento, están sacando la fruta hacia Piura (Paita o Sullana) para el proceso poscosecha, mientras no cuenten con una infraestructura propia, lo que ocurrirá en el transcurso del 2020, cuando construyan la planta de empaque y otra planta de procesamiento aceitera.

FASE DE MAYOR CRECIMIENTO

Tras la alianza con el gobierno regional de San Martin, Casablanca viene firmando convenios individuales con productores de la zona. En las siguientes semanas tiene programada la suscripción de 350 productores que, sumados a otros 48 más ya incorporados, instalarán un total de 900 ha en la región; a las mil hectáreas se llegará en corto plazo, estima Rodríguez, y eso implicará que en cinco años se exporten unas 66,290 toneladas de limón, equivalentes a 230 contenedores al mes.

Como parte del contrato, Casablanca se compromete a comprar durante 8 años el 100% de la fruta exportable y también la de descarte que será procesada en las plantas que también construirán para la producción de aceite, de extracción de zumos esenciales pausterizados y deconcentrados de limón para exportación. Igualmente, también harán entrega del patrón genético de la empresa que ya está adaptada a las condiciones climatológicas y de suelo de la zona. También se les brindará el plan maestro, con todos los folletos y pasantías necesarias.

En tanto, el gobierno regional contratará a todos los ingenieros agrónomos y técnicos que harán seguimiento al buen manejo agronómico de las parcelas; de tal manera, que se cumpla de manera rigurosa el plan para que el proyecto tenga éxito. De acuerdo a un estudio realizado por el Ministerio de Agricultura y el Senasa, de las 5 millones de hectáreas que existen en San Martín al menos 77 mil de ellas son aptas para la siembra de cítricos. Con estas cifras en mente, Bruno Rodríguez no duda en señalar que la región camina a convertirse en un foco de exportación de cítricos del país.

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