El impacto de las coberturas plásticas en la calidad y producción de uva de mesa
Comprobadas las ventajas y beneficios de usar coberturas plásticas en uva de mesa, esta tecnología está agarrando vuelo en el país, tras comprobar que con ella es posible sacar una segunda cosecha para aprovechar ventas comerciales interesantes.
Por Miriam Romainville Izaguirre
La necesidad de proteger las frutas frente a inclemencias climáticas como las precipitaciones, así como de asegurar el flujo productivo, ha llevado a algunas exportadoras de uva de mesa del país a instalar cubiertas plástico en sus fincas. “Hoy en día, en Ica debe haber siete empresas de uva de mesa que trabajan con film plástico. La primera experiencia data de hace 14 años. En el caso de Piura, este año hay al menos cuatro productores que están entrando con superficies interesantes”, cuenta Gabriel Marfán asesor en viticultura y director técnico de Pura Fruit, sobre unas estructuras que, las que más se usan son aquellos diseños que tienen ventilación. “El 90% de proyectos tiene un diseño piramidal, con el cual la entre hilera queda con una apertura de 40 cm. Esto permite que salga la humedad y el exceso de temperatura”, destaca. Aunque la tecnología aún abarca un porcentaje menor de la superficie total de uva de mesa, la expectativa de las compañías es masificar su uso y apostar por un manejo agronómico que les permita aprovechar los beneficios de esta tecnología.
Los entrevistados de este artículo coinciden en que la necesidad de protegerse de las lluvias fue lo que les impulsó en un primer momento a adoptar esta tecnología. Ese es el caso de Agrícola Pampa Baja, cuyo fundo está situado en la zona de irrigación Majes, en Arequipa. En dicha zona productora, las precipitaciones se suelen presentar entre los meses de diciembre y marzo, periodo que coincide con la campaña de uva de mesa de la compañía. Regularmente, la precipitación se da durante dos o tres días al año, con lluvias que alcanzan los 3 a 4 milímetros (mm). Sin embargo, hace tres años surgió un evento extraordinario que hizo que durante dos días se registraran lluvias que acumularon 12 mm. “Eso mermó nuestra producción. Cuando la fruta está madura y lista sobre un parrón, esta no soporta una lluvia y podemos perder entre 30% y 40% de la fruta”, advierte Bruno Lencioni, gerente agrícola de Agrícola Pampa Baja. Con la lluvia además aumentan los riesgos de posibles particiones y pudriciones, especialmente en variedades susceptibles a pudrición. “De alguna manera, los techos de plástico surgen ante esta problemática”, añade Lencioni. Precisamente, a fines de 2019 la agrícola decidió empezar a realizar pruebas sobre 5 hectáreas (ha) de Thompson Seedless. “Uno de los problemas que observábamos en la zona era la desuniformidad de la baya”, recuerda. Con el tiempo sumaron otras variedades, tales como Sweet Globe e Ivory. A la fecha, la empresa tiene 17 ha de variedades blancas de uva de mesa bajo cubiertas plásticas. La proyección de la firma es que en 2023 entren en producción 85 ha de Autumn Crisp y que, por lo menos, entre el 15 y 20% de dicha superficie se produzca bajo cubiertas de plástico.
En un contexto en el que uno de los principales desafíos de la industria es asegurar un volumen de fruta exportable que cubra los costos de producción y permita llegar a los mercados destino con precios competitivos, las cubiertas de plástico se han convertido en una herramienta importante para elevar la productividad y los estándares de calidad de exportación. “Las cubiertas plásticas y las mallas anti pájaros vienen a darle un ‘plus’ a la fruta”, sostiene Lencioni gerente agrícola de Agrícola Pampa Baja, compañía que posee 440 ha de uva de mesa, de las cuales 300 ha están en producción.
BENEFICIOS VISIBLES DEL USO DE PLÁSTICO
Las agrícolas que han optado por cubiertas plásticas han encontrado en esta tecnología la oportunidad de mejorar el vigor de las plantas, la brotación de parrones y de tener bayas más uniformes, en el sentido que las bayas son muy parecidas en características como el calibre y el color. “Además de una cobertura física, nos aportan uniformidad en la brotación. Eso es notorio en nuestra zona. En invierno, el plástico mantiene una temperatura más estable durante el día y más alta durante la noche. Eso los árboles lo agradecen. Brotan algunos días antes y más uniformemente”, refiere Lencioni e indica que una brotación uniforme anticipa una mayor uniformidad en la floración, lo que facilita el manejo hormonal. Precisa que la diferencia de temperaturas bajo plástico, comparada con la temperatura registrada en el exterior, es notoria hasta principios de la cuaja. “Se registra una diferencia en la temperatura de 2 a 3° C debajo del plástico. Es bueno porque en zonas como Piura, en meses como febrero y marzo, las temperaturas son altas. En plástico en cambio ayuda a bajar un poco. En Piura hay suelos arenosos, con fertilidad no tan alta y presión de nematodos, por los que el film y ese impacto en la temperatura ayuda a expresar un mayor vigor”, sostiene.
Los sistemas de cubiertas de plástico más cerrados, como los que usan empresas iqueñas que tienen instalado el sistema tener una mayor temperatura en momentos en los que hay más frío, lo que favorece la brotación. “Mientras más tiempo esté la planta entre 18°C y 28° C, mejor funciona. Si las temperaturas descienden y se van a 15°C el desarrollo de la planta es muy lento. Por eso, en algunos casos el plástico se instala en brotación hasta la cuaja de la fruta, después, cuando las temperaturas son buenas, el plástico se retira y se vuelve a instalar cuando hay riesgo de lluvia”, explica Marfán. En Ica, Agrícola Don Ricardo es una de las empresas pioneras en el uso de coberturas. En una entrevista a Redagrícola, su gerente general, Rafael Ibarguren, comentaba que empezaron el trabajo con coberturas en 2002 en superficie de 20 ha, con el objetivo de adelantar 15 a 20 días su cosecha para llegar con su uva al mercado inglés.
El microclima que se forma en estos sistemas permite tener un mayor control de variables como la temperatura, la radiación, el viento y la humedad relativa. Esto ha permitido a compañías como Pura Fruit el contar con un mayor porcentaje exportable de fruta y con más uva de mesa de categoría ‘premium’. “Cosméticamente los racimos son muy similares. La fruta está más protegida, entonces los racimos tienen menos golpe de sol y menos daño en la piel producto del viento. Además, no presentan coloraciones amarillas o rojas”, agrega el asesor de Pura Fruit, compañía que tiene casi 200 ha de uva de mesa bajo plástico y que está en proceso de cubrir unas 100 ha más. La agrícola ha sido testigo de cómo ha aumentado su fruta ‘premium’. Por ejemplo, en el caso de la Sugar Crisp, el asesor relata que lo normal era tener un 70% de fruta ‘premium’. Sin embargo, tras optar por el uso de plástico el porcentaje se elevó hasta casi un 100%.
Otros beneficios indirectos son la mejora de la eficiencia del agua. En esa misma entrevista, Ibarguren contaba que, hace cinco años, es decir, en 2012, Agrícola Don Ricardo ya registraba una disminución de hasta 20% en el consumo de agua, gracias a la cobertura. “Eso es algo revolucionario en Ica. Hoy no utilizamos más de 8,000 m3/ha/año. Y la mejora en la calidad de fruta es absoluta”, relataba
Y lo refrenda Marfán, quien precisa que en producciones de uva de mesa bajo cubiertas de plástico se registra un ahorro de agua anual de 25%, frente a lo que se usa en parrones sin techo. “Al inicio de temporada, como la fenología se adelanta bajo techo y hay más temperatura cuando el follaje no está expresado, es probable que tenga que regar un poco más. Pero desde el último tercio de la temporada la cantidad de agua que se usa es menor”, explica.
No es el único beneficio de esta tecnología. Por ejemplo, en Pura Fruit han usado las coberturas para obtener una doble cosecha, en el mes de abril, debido a los precios atractivos que en esa fecha hay en EE UU. La cosecha de abril está pensada en variedades blancas como Autumn Crisp, Sweet Globe y Sugar Crisp. No obstante, desde el año pasado vienen haciendo pruebas con variedades rojas para evaluar cómo se comportan bajo cobertura. Marfán considera que todas las variedades son aptas para ponerse bajo cubiertas de plástico. No obstante, precisa que es importante la adaptación, ya que hay variedades que en condiciones de menor radiación tienen dificultades para la toma de color. “En general, las variedades con coloraciones más claras tienden a retrasarse más la toma de color, como Magenta y Candy Hearts, que son de pigmentación rosada clara. Incluso Crimson puede costarle un poco más. Aumentando la luminosidad del parrón, usando etileno, acido abscísico, se puede recuperar la toma de color”, añade.
“Cosméticamente, los racimos son muy similares. La fruta está más protegida, entonces los racimos tienen menos golpe de sol y menos daño en la piel producto del viento. Además, no presentan coloraciones amarillas o rojas”.
Gabriel Marfán.
“Además de una cobertura física, nos aportan uniformidad en la brotación. Eso es notorio en nuestra zona”.
Bruno Lencioni.
AFINANDO EL MANEJO AGRONÓMICO
Empresas como Agrícola Don Ricardo —que hasta 2012 contaba con unas 800 ha de variedades ‘seedless tradicionales como Sugraone, Flame, Thompson Seedless y Crimson, y que tras un fuerte recambio maneja hoy 1,000 ha de uva de mesa ‘seedless’— tienen una amplia experiencia en el uso de plástico para uva temprana, pero además vienen explorando la producción bajo estas condiciones de uva tardía en la provincia de Ica. En palabras de su gerente comercial, Arturo Hoffmann, en entrevista con Redagrícola en 2021, decía que, al producir bajo cubiertas de plástico uva tardía influyen factores como luminosidades, fotosíntesis, toma de grados Brix, entre otros. “Entonces debemos ir haciendo ajustes”. Si bien el manejo agronómico en este tipo de agricultura protegida es muy similar al de campo abierto, sí presenta diferencias y peculiaridades que deben ser tomadas en cuenta por los productores.
Según Lencioni, variedades como Sweet Globe e Ivory requieren que se disminuya la dosis de ácido giberélico (GA3) cuando se realiza el raleo del racimo bajo plástico. “Bajo plástico es recomendable bajarle un 25% a 30% de dosis de GA3 para raleo en esas variedades, porque la reacción es más violenta y eficiente”, explica. Otra recomendación que brinda el especialista es que en parrones con antecedentes de oídium se realicen aplicaciones tempranas de fungicidas, ya que el microclima puede ayudar a su proliferación. “Al principio, entre brotación y floración, hay una mejor temperatura y de alguna manera porque hay plástico hay una mejor aireación. En parrones limpios los manejos agronómicos son los mismos”, dice. Respecto a los manejos de canopia, si bien son iguales, sugiere hacer dos intervenciones.
Por su parte, Marfán reitera que es fundamental que el productor realice ciertos manejos de luminosidad y ventilación, que mantenga los canales (centro de la estructura donde está la apertura del techo y donde cae el agua de lluvia) abiertos para que el diseño funcione correctamente. El manejo de riego también es importante, sobre todo en la etapa final de la temporada. “Desde la pinta hasta la cosecha el sistema bloquea bastante la radiación y el viento, por lo tanto, el consumo de agua es menor en la parte final. Hay que estar muy atento a medir la evapotranspiración al interior del parrón cubierto. Monitorear calicatas para evitar el sobre riego en la etapa final”, comenta. Adicionalmente, se requerirá ajustar los programas de fertilización, especialmente las dosis de Nitrógeno (N) y Magnesio (Mg). “Al poner una cubierta, la planta se vigoriza y uno debería hacer una corrección a la baja. De lo contrario, se pueden presentar problemas de sombreamiento excesivo, palo negro (baya acuosa), así como dificultades para que la fruta madure correctamente”, añade.
La vida útil de las cubiertas de plástico dependerá del cuidado que tenga el productor. Algunos prefieren enrollarlos en la etapa de postcosecha para evitar que estén expuestos a aplicaciones de azufre, que se usan para control de ácaros y oídium. “Se enrollan y se dejan en la misma estructura”, comenta Lencioni. Marfán ratifica que es una práctica que tienen algunas agrícolas el guardar la estructura y dejarlo sobre el parrón. “El hecho de retirarlo tiene una lógica de eficiencia y que dure más el film”, refiere. Pero además responde a la necesidad que tienen algunos productores de retirarlos en condiciones de mayor nubosidad, para que se dé una correcta maduración de cargadores.
El desarrollo de uva de mesa bajo cubiertas de plástico comienza a ganar fuerza en Piura, tras la experiencia que han ganado en el último decenio los productores iqueños. Afinar la estrategia es importante para aprovechar las bondades asociadas a esta tecnología.
MATERIAL DURABLE
El plástico usado para las cubiertas suele estar hecho de polietileno, pero lleva aditivos que le permiten ser resistentes a factores como la radiación solar. De acuerdo con Marfán, el plástico trasmite de 85% a más radiación total. Cuando se trabaja con variedades blancas, comenta el experto que se necesitan plásticos que permitan una mayor luz difusa.
TAMBIÉN USAN MALLAS
Empresas como Agrícola Pampa Baja se apoyan en mallas anti radiación de color blanco. Se trata de una estructura similar a la un parrón alto donde se cubre todo el área con un techo que tiene tramados, espacios con hilo de nilón con porcentaje de filtro de 20% del sol.