“El futuro del aguacate colombiano está en los portainjertos clonales”
La producción de aguacate Hass en Colombia continúa al alza. Sin embargo, para lograr altas productividades y uniformidad en los huertos, los productores deben recurrir al uso de material vegetal de calidad. Carlos Verde, gerente de Viveros Génesis Colombia dice que el futuro está en los portainjertos clonales y en la semilla de genética diferenciada de alto rendimiento, y destaca que la demanda en Colombia por este tipo de materiales será cada vez mayor. Precisamente, ante este panorama, la compañía de origen peruano se la juega para llegar a producir el próximo año más de 70.000 plantas clonales.
Desde que decidieron instalarse en Colombia hace cinco años, los directivos de Viveros Génesis han visto en el país una oportunidad de crecimiento en frutales tipo exportación, específicamente en aguacate Hass, limón Tahití y arándanos.
Y es que, en términos productivos, Colombia tiene una ventaja competitiva frente a países como Chile, Perú o México. “En Colombia se puede producir fruta casi todos los meses del año, se cuenta con suelos con muy buenas condiciones para producir aguacate, un clima ideal para el desarrollo del cultivo y disponibilidad de agua de buena calidad, recurso que cada vez es más limitante”, sostiene Carlos Verde, gerente de la sede en Colombia, sobre un país donde el acceso a los dos océanos es clave para poder llegar a los destinos comerciales internacionales más importantes, en menor tiempo.
Por ello, desde que se instalaron en el corregimiento de Huasanó, municipio de Trujillo, en el Valle del Cauca, tenían claro que el país iba a ser un importante polo de desarrollo para su negocio. De su lado, su principal aporte sería la entrega de material vegetal de gran calidad, lo que al final se traduce en cultivos de alta productividad. “Las condiciones que tiene el Valle nos brinda facilidades para producir plantas de alta calidad y sanidad, agilizando los tiempos de producción y ganando eficiencia”, precisa.
Hoy en día, en sus aproximadamente 14 hectáreas de invernaderos, la empresa está produciendo plantas de aguacate Hass, con el método tradicional de injertación, unas 800.000 plantas al año y en clonales, hasta el primer semestre de 2022 la producción alcanzaba las 5.000 plantas. Sin embargo, según el directivo, la apuesta de la compañía está en migrar toda su producción de Hass al método clonal.
Un aporte al crecimiento del sector aguacatero colombiano
De acuerdo con Carlos Verde, gerente de Viveros Génesis Colombia, más allá de ofrecer plantas de alta calidad, la compañía busca aportar al crecimiento y desarrollo del sector aguacatero desde su experiencia. “A nosotros nos interesa mucho conocer al cliente, conocer su campo, saber qué proyecto quiere emprender, para a partir de ahí ayudarlo en la elección del portainjerto que le asegure obtener rendimientos que le brinden competitividad en el mercado, después de todo, el éxito de nuestros clientes es nuestra mejor carta de presentación”. En ese sentido indica que, la compañía ofrece acompañamiento con sus asesores técnicos a los clientes para apoyar el desarrollo de los proyectos. “Esto no quiere decir que le vamos a dar al productor una receta preestablecida, pues cada zona y cada proyecto tienen condiciones y requerimientos muy distintos, pero sí le ayudamos en aspectos generales para su implementación”.
“La demanda de aguacates con injerto clonal en Colombia está creciendo significativamente cada día y es muy importante que Viveros Génesis pueda asistir a gran parte de esa demanda. La meta es que, para el segundo semestre del 2023, estemos produciendo más de 70.000 plantas clonales y esto ya es una cifra bastante interesante”, agrega.
CRITERIOS BÁSICOS DE CALIDAD EN LOS SISTEMAS DE PROPAGACIÓN
Según Carlos Verde, Viveros Génesis se ha fijado tres criterios de calidad básicos en sus métodos de propagación. El primero de ellos es la genuinidad varietal, es decir que el productor va a contar con plantas con la genética específica que se le ha ofrecido. “Por ejemplo, si yo le digo al productor que le estoy entregando una planta con un portainjerto específico, él lo va a poder verificar, si lo desea con un análisis PCR”, cuenta.
La segunda garantía que entrega el vivero está en el tema de la injertación. Resalta que su método está ligado a tiempo, nutrición y tratamientos fitosanitarios, los cuales garantizan la correcta unión entre el patrón y la yema. “Verificamos planta a planta que la zona de injerto se encuentre sellada y limpia, además de realizar análisis fitosanitarios a todos los lotes de plantas, con esto podemos enviar al cliente el programa de trazabilidad y el registro fitosanitario de sus plantas”.
El tercer criterio en términos de calidad está en el tema radicular. “Garantizamos que todas las plantas que son propagadas por método de semilla tienen al menos ocho centímetros de raíz pivotante y a partir de ahí, cualquier quiebre o bifurcación de raíz que salga no tendría por qué ser una causal de muerte de la planta”. El directivo además resalta que, “el éxito de la planta no solamente se da por la calidad de la misma, hay otros factores y el técnico es indispensable”.
Aparte de esto, en la calidad también es fundamental la infraestructura de las instalaciones y el sistema de nutrición y fertilización de las plantas. Por ello, es que, en el vivero, el manejo se realiza mediante sistema de riego presurizado, asegurando que cada planta reciba una fórmula propia desarrollada en base al sustrato y al tipo de portainjerto que se está utilizando. “Cada portainjerto tiene un manejo nutricional diferenciado en función a los requerimientos de cada variedad y etapa de crecimiento”.
En cuanto a la infraestructura, se manejan los excesos de temperatura con cortinas que permiten una buena ventilación y con plásticos de climas muy lluviosos. De esta manera propician las condiciones ideales para su desarrollo. “Bajo estas condiciones podemos obtener plantas con el método tradicional de injertación en cinco meses, mientras que, si se manejaran como cultivo no protegido, quedarían expuestas a todos los factores abióticos, por ello el tiempo se extendería a 9 meses”, resalta Carlos verde.