Una plaga descontrolada, una enfermedad que antes no era un problema y hoy sí, un moderno diseño del huerto, una nueva estrategia de nutrición vegetal o en riego… La industria agrícola requiere soluciones a una serie de desafíos productivos que se deben enfrentar para seguir siendo competitivos en los mercados.

La mejor manera de dar una respuesta a los requerimientos del sector pasa por desarrollar un trabajo investigativo en diferentes áreas. Eso es lo que se ha planteado el CER, un centro de I+D, que desde 2010 viene ejecutando proyectos de investigación en materias de fitopatología, entomología, fisiología vegetal y producción; mediante la validación de diversas herramientas técnicas, tecnológicas y manejos e insumos; generando más de 120 estudios al año, información que luego es entregada a los productores de forma gratuita a través de diferentes actividades como seminarios, talleres, días de campo y publicaciones en diferentes soportes.

Asimismo, el CER es un polo de atracción de innovación, contribuyendo a la región y al país con mejoras tecnológicas a través de proyectos con fondos gubernamentales y la atracción de talento. En ese sentido, este año se integra como director de investigación y asesor, Guillermo Llull, destacado asesor en viticultura.

RESOLVIENDO LOS PROBLEMAS DE LA VITICULTURA

“Estoy muy entusiasmado y muy contento con la invitación que me ha hecho el CER”, cuenta Guillermo Llull. Este Ingeniero agrónomo de la Universidad de Chile, proviene de una familia de agricultores de Isla de Maipo, campos donde inició su trayectoria profesional, que fue escalando en diferentes empresas hasta llegar a ocupar el cargo de gerente agrícola de la Viña Morandé entre 1999 y 2006. Desde 2008 está dedicado a las asesorías, especializándose en viñedos y nogales.

Guillermo Llull, asesor, especialista en viñas.

“Tengo la mejor opinión del CER y de los profesionales que trabajan allí”, dice, añadiendo que las investigaciones que se desarrollan en el centro son un verdadero aporte para la industria agrícola del país. “Son profesionales jóvenes muy entusiasmados y con mucho conocimiento en cada una de las áreas de trabajo. Sus investigaciones son bastante innovadoras y responden a las necesidades de la industria”, añade.

El objetivo de este trabajo conjunto no será solo innovar, sino dar soluciones a algunos de los principales problemas que enfrentan los viñateros en el país, en áreas diferentes como la fitopatología, entomología y fisiología. “Por ejemplo, el ‘palo negro’ es un desorden fisiológico que afecta a la uva de mesa, pero que tiene mucha presencia en la uva vinífera y no hay muchos estudios al respecto”, grafica el experto.

El trabajo empezó en enero pasado y el objetivo pasa por abarcar todas las áreas en las que Llull pueda aportar, también en manejos agronómicos que pueden ser un aporte para el sector. “A nivel de manejos tenemos que ir derribando ciertos mitos. Antes cuando llegábamos a pinta, se decía debíamos parar el riego, pero hoy si no regamos es difícil hacer luego un vino de buena calidad. No es el único tema que se puede discutir y generar aportes para el sector. Por ejemplo, ¿dejemos la canopia abierta o no? ¿hacemos uso de las mallas o no?”, eficiencia en el uso del agua, nutrición, sales, etc. explica el asesor, sobre los retos que enfrenta la viticultura y que, desde este 2023 irá trabajando de forma conjunta con los profesionales del CER. “Mi rol es de apoyo a las investigaciones y analizar de qué forma se puede enfrentar cada problemática”, finaliza.