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Cubiertas plásticas en cerezo y uva de mesa

Efecto sobre los periodos de carencia de plaguicidas

Las cubiertas, dependiendo del tipo, estructura del huerto, época del año, etc., producen variaciones en parámetros ambientales como temperatura del aire y radiación. En este contexto, se ha visto que ciertos factores ambientales tendrían un efecto importante en el proceso de disipación de los residuos de plaguicidas.

04 de Septiembre 2020 Claudio Alister1, Kevin Becerra1, Manuel Araya1, Christian Volosky2 y Marcelo Kogan1.

1Centro de Investigación SIDAL. Casablanca, Chile. 2ANASAC Chile S.A. Lampa, Chile.

La agricultura y especialmente la fruticultura, está constantemente introduciendo nuevas tecnologías para optimizar la producción y mejorar la calidad de la fruta que lleva al mercado. Estas tecnologías se pueden orientar al uso de nuevos conceptos de formación de huertos, la utilización de equipos de cosecha mecanizada, incorporación de nuevos sistemas de aplicación (ej. equipos de bajo volumen), uso de las herramientas de telemetría para mejorar la gestión de insumos críticos, entre otros.

La incorporación de nuevas tecnologías puede, en ciertos casos, traer consigo la necesidad de actualizar o confirmar mucha de la información existente. Por ejemplo, el reemplazo de una tecnología de nebulización de agroquímicos, que pudiera cambiar los depósitos de un fungicida en la fruta (ej. equipos bajo volumen o electroestáticos), inmediatamente obliga a que se desarrollen nuevas evaluaciones de eficacia, para comprobar que las recomendaciones existentes seguirán siendo válidas.

En la última década se ha introducido con fuerza el uso de cubiertas plásticas (ej. mallas monofilamento, film de polietileno, etc.), principalmente en cerezo y uva de mesa, como una forma de proteger la fruta frente a problemas climáticos, adelantar fechas de cosecha, o mejorar características deseadas respecto a la calidad de la fruta (ej. calibre). Se ha indicado que estas cubiertas, dependiendo del tipo, estructura del huerto, época del año, etc., producen variaciones en parámetros ambientales como temperatura del aire y radiación solar (Salazar-Parra y col. 2018), y por otro lado, se ha visto que ciertos factores ambientales tendrían un efecto importante en el proceso de disipación de los residuos de plaguicidas (Angioni et al., 2011).

Entonces, ¿es posible esperar que la disipación de los residuos de los plaguicidas aplicados en la producción de cerezas o uva de mesa, pudieran verse afectados como resultado del cambio de las condiciones ambientales por el uso de cubiertas plásticas? O, este cambio de las condiciones productivas al utilizar cubiertas plásticas, ¿podría modificar la estimación del periodo de carencia del plaguicida que estoy utilizando?

Cuadro 1. Depósitos iniciales y tasas de disipación para diferentes plaguicidas aplicados en cereza y uva de mesa, con y sin cubiertas plásticas. Valores corresponden al promedio de tres repeticiones ± error estándar de la media.

CUBIERTAS PLÁSTICAS: DISIPACIÓN RESIDUOS-PERÍODOS DE CARENCIA

Las respuestas a las preguntas anteriormente planteadas son, como es usual en las ciencias agronómicas, dependientes del punto de vista con que se analicen. En el Cuadro 1 se pueden ver los resultados de depósitos iniciales de diferentes plaguicidas, aplicados en cereza y uva de mesa, con y sin cubiertas, y de las tasas de disipación, o la perdida diaria de los plaguicidas, estimados a partir de las curvas de disipación. Resultados correspondientes a proyectos de investigación realizados en conjunto con ANASAC Chile SA.

Es preciso indicar que estos estudios se realizaron aplicando los diferentes plaguicidas en un mismo momento, cercanos a cosecha (43 días antes de cosecha en el caso de cerezos y 37 días en el caso de uva de mesa), con la finalidad de aislar el efecto de dilución de residuos, el cual sucede en aplicaciones tempranas, donde el rápido crecimiento del fruto va resultando en una disminución de la concentración del residuo, de modo de poder observar el efecto del cambio de las condiciones del ambiente sobre perdida de estos, al utilizar cubiertas.

Como se aprecia en el Cuadro 1, no se observa una tendencia común para todos los plaguicidas, respecto a que los depósitos iniciales o las tasas de disipación de estos productos hayan sido afectados de igual forma al estar en una condición con o sin cubierta. Así, por ejemplo, acetamiprid no varió en forma significativa su tasa de disipación al ser aplicado en ambas condiciones productivas (con y sin cubierta), tanto en cereza como en uva de mesa. Por el contrario, tebuconazol mostró que en cerezo, al ser aplicado en la condición con cubierta, se produjo un aumento significativo de su tasa de disipación, pero no así en uva de mesa.

Se sabe que las condiciones ambientales bajo cubiertas son diferentes y en estos estudios no fue la excepción, determinándose en general, reducciones de la radiación solar (W m-2), aumento de humedad y menor temperatura promedio diaria, en comparación a la condición sin cubierta. Sin embargo, las magnitudes de las diferencias fueron dependientes de tipo de huerto. Ahora bien, no todos los plaguicidas son afectados en forma significativa por los mismos factores ambientales (ej. radiación solar, temperatura, etc.) y en muchos casos se produce interacción de factores. Por ejemplo, quinoxifeno presenta una rápida fotolisis, o sea degradación por acción de la luz cuando está en agua, por ende, aunque existiría una mayor radiación en la condición sin cubierta, donde deberíamos esperar su degradación más rápida, puede que no exista la suficiente agua libre para que el residuo del fungicida que está en la superficie del fruto, este “libre”, o que cuando esté en esta condición, no exista la suficiente radiación solar. 

Figura 1. Residuo de los plaguicidas estudiados para las dos condiciones de producción (con cubierta y sin cubierta). (A) Cerezas al momento de cosecha 43 días después de aplicación y (B) uva de mesa 37 días después de aplicación. Valores corresponden al promedio de tres repeticiones ± desviación estándar.

Por otro lado, acetamiprid no varió su comportamiento en ninguna de las dos condiciones, en cambio thiacloprid se disipó más rápido en la condición con cubierta (menor radiación), siendo que thiacloprid es más foto-lábil que acetamiprid (Gupta et al., 2008), lo cual sería contradictorio. Esto indicaría que existen otros factores que pueden afectar la disipación de los plaguicidas, como podría ser cambios en las ceras epicuticulares, como resultado de la modificación de las condiciones ambientales durante el desarrollo de los frutos bajo cubierta. Cambios en ceras epicuticulares de hojas y frutos han sido relacionados con cambios en la absorción de residuos de plaguicidas (Hull, 1970).

En base a lo anterior, podemos indicar que la respuesta a la primera pregunta planteada es un si parcial, ya que de existir un efecto de las cubiertas, este efecto no sería igual para todos los plaguicidas. Por ende, la siguiente pregunta toma relevancia, vale decir, ¿este cambio de las condiciones productivas provocada por el uso de cubiertas plásticas podría modificar la estimación del periodo de carencia del plaguicida que estoy utilizando?

En la Figura 1 se presentan los residuos de los plaguicidas del Cuadro 1 al momento de la cosecha, y se observa que no habría mayor diferencia en los residuos determinados, siendo la excepción tebuconazole aplicado en cerezos, el cual fue el único plaguicida que mostró un cambio significativo en su tasa de disipación, siendo más lenta en la condición sin cubierta, lo que se tradujo en un mayor residuo al momento de cosecha.

Con estos resultados y realizando un análisis muy simple se podría decir que la respuesta a la pregunta planteada es negativa, por ende, el uso de las cubiertas, aunque pueda modificar el comportamiento de algunos plaguicidas no afectará el periodo de carencia. Sin embargo, esto será así siempre y cuando estemos frente a “amplias tolerancias” para las moléculas en cuestión.  En el Cuadro 2 se presentan períodos de carencia, considerando cuatro escenarios, uno de ellos para las tolerancias actuales para los plaguicidas en cerezas y/o uva de mesa en la Unión Europea y los otros tres para diferentes tolerancias arbitrarias hasta llegar a un residuo no detectable (0,01 mg kg-1). Estas estimaciones se realizaron utilizando la información respecto a depósitos iniciales y tasas de disipación del Cuadro 1 y siguiendo el procedimiento de cálculo indicado por Alister et al. (2017).

Cuadro 2. Periodos de carencia estimados de acuerdo a los paramentos de depósito inicial y tasa de disipación indicados en el Cuadro 1, para las tolerancias en la Unión Europea y tres niveles de referencia arbitrarios. Procedimiento de cálculo de acuerdo al utilizado por Alister et al. (2017).

Como se puede apreciar en el Cuadro 2, claramente existirá un efecto del uso de las cubiertas plásticas sobre las carencias, cuando las tolerancias o el residuo que se espera en la fruta al momento de cosecha, comienzan a disminuir hasta llegar a lo que se considera “límite de no detección” (ND=0,01 mg kg-1), pero tampoco será algo válido para todos los plaguicidas en todas las situaciones. Por ejemplo, acetamiprid y etoxazole en cerezos no tendrían cambio entre ambas condiciones, pero en el caso de difenoconazol existiría un efecto contrario a la mayoría de los plaguicidas estudiados, donde la carencia mayor se observaría en uva de mesa con cubierta, la que aun siendo mínima es una alerta respecto a que no todos los plaguicidas se comportan igual, y que existirían “casos” particulares que nos podrían dar sorpresas no deseadas.

Mientras existan altas tolerancias, las “pequeñas” variaciones en las tasas de disipación no van a afectar la estimación de un período de carencia. Por otro lado, en la mayoría de los casos utilizados como ejemplo en este artículo y poniéndose en el caso de un futuro más restrictivo, existiría un beneficio de las cubiertas, dado que el uso de ellas reduciría el periodo de carencia al compararlo con la condición sin cubierta. Sin embargo, todo podría cambiar al momento en que estas mismas moléculas sean monitoreadas junto a él o sus metabolitos de degradación.

La duda que surge después de este análisis es, por qué existe este efecto de las cubiertas en el periodo de carencia, considerando que las diferencias en las tasas de disipación mostradas en el Cuadro 1, no son tan grandes, y los residuos a cosecha (Figura 1), son prácticamente iguales en todos los productos al comparar ambas condiciones (excepción tebuconazol en cerezos).

Este resultado, aparentemente sin lógica, se debe a que cuando nuestro residuo objetivo (ej. LMR) se va reduciendo, significa que debemos esperar más tiempo para tener una fruta que cumpla con este nuevo límite. Así, en general, mientras más baja la tolerancia o LMR, más tiempo debemos esperar y por ende las pequeñas diferencias en las tasas de disipación comienzan a ser significativas. Por ejemplo, tebuconazol en cereza, no tendrían diferencias en el periodo de carencia, para la condición con y sin cubierta, al estimarlos con el LMR de la Unión Europea, pero aumentaría a 5 días con una tolerancia de 0,1 mg kg-1, 15 días al considerar una tolerancia de 0,05 mg kg-1, y 23 días de diferencia cuando nuestro objetivo es lograr ND. Espirodiclofen en uva, pasaría de una diferencia de 2 días en la carencia al comparar con y sin cubierta (tolerancia 0,1 mg kg-1) hasta 12 días de diferencia entre ambas condiciones para lograr uva de mesa con residuo ND.

Llegando a este punto, queda claro que los cambios tecnológicos si afectarán los conocimientos que tenemos. Queda claro también que al irse reduciendo las tolerancias respecto a los residuos de los plaguicidas, la necesidad de generar información más actualizada va a ser crítica, más aún en los casos de plaguicidas que son monitoreados con sus metabolitos (ej. espirotetramato, captan, triflumizole, etc.), y otros que posiblemente podrían ser a futuro monitoreados junto a sus metabolitos (ej. triazoles).

En el caso particular del uso de cubiertas en estas dos especies frutales, así como otras que han ido implementando esta tecnología, se presenta el desafío de profundizar los conocimientos respecto al efecto directo que tendrían estas sobre el comportamiento de los plaguicidas (residuos y eficacia), al modificar las condiciones ambientales en las que se desarrolla la producción (huerto o cuartel) y su efecto indirecto sobre la disipación de los residuos de plaguicidas, como resultado de los cambios en los patrones de desarrollo de los frutos. Esto, con la finalidad de generar información y/o modelos predictivos como herramienta que nos permita implementar programas fitosanitarios seguros respecto a cumplir con fruta con “mínimo residuos”.

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