Diversificar con cultivos frutícolas de exportación y para el mercado local
Con cultivos en Altos de Jalisco, esta empresa está incursionando en la industria frutícola con un doble propósito: llegar con los arándanos a los mercados internacionales, mientras que los aguacates y limón Persa se destinarán a los requerimientos de la población local.
Toda la superficie se plantó en contenedor plástico, a una densidad de 7.000 plantas/ha.
ARÁNDANOS, LA APUESTA POR UNA VARIEDAD LICENCIADA PARA CONQUISTAR A LOS MERCADOS
Tuxpan y Zopotitic fueron los primeros municipios del sur de Jalisco que incursionaron con el arándano. Precisamente fue en 2009 cuando los productores cosechaban, en promedio, unas 200 toneladas de fruta en sus ranchos. Pero a partir de 2015, las nuevas empresas productoras de Zapotlán el Grande desbancaron a los vecinos con una cosecha anual promedio de 500 toneladas.
Concretamente en Arandas, este cultivo era un desconocido en esas tierras. A tal punto que hasta 2022, el Instituto de Información Estadística y Geográfica de Jalisco (IIEG) no tiene registros sobre la producción de esta baya de color azul. Pero sí de fresa, que se había instalado en 2003 y continúa hasta hoy.
Así, producir en Altos de Jalisco, era todo un desafío, sobre todo para una empresa como Unión de Tepatitlán, que durante dos décadas se ha dedicado a la producción de huevo fresco para plato, carne en canal y cortes de ganado aviar, porcino, bovino y sus derivados. Pero hace cinco años decidieron dar un giro productivo y diversificar la producción, incluyendo cultivos frutales como el aguacate, limón y arándano.
El Rancho Cuesta de Edificios está a escasos 16 km al noreste de la cabecera municipal de Arandas, y es el lugar que escogió la empresa para instalar las primeras 10 hectáreas de un cultivo en maceta y bajo macrotúnel, próximo a unas instalaciones de fresa denominado Rancho Ojo de Agua del Perro.
El huerto se instaló en septiembre de 2023, pero antes los responsables debieron adecuar el terreno con maquinaria pesada, propiciar la instalación de los túneles con malla antigranizo y malla sombra; además de instalar un sistema de riego por goteo y el cultivo como tal, en macetas, usando fibra de coco como sustrato, que proporciona la acidez, conductividad y condiciones de drenaje para el desarrollo del sistema radicular de las plantas que, en este caso, fueron plantadas a una densidad de 7.000 plantas/ha, de las cuales se espera una cosecha de 30 t/ha, cuando el huerto esté en plena producción, es decir, unos 300 toneladas que se destinarán en su totalidad a la exportación.
SEKOYA POP, LA ELEGIDA
Para lograr esas cifras y contar con una fruta de calidad, los responsables del rancho optaron por una variedad como Sekoya Pop. “Sekoya Pop es como un bebé en una incubadora: durante la noche la temperatura no baja tanto, y en el día tampoco es tan alta, es un clima al estilo ecuatoriano, muy estable, sin extremos, donde la planta se mantiene trabajando y con crecimiento ininterrumpido”, explica el ingeniero Orlando López, de Agriberries, empresa especializada en asesoría agronómica.
Las diversas variedades de arándano se han adaptado a diversos climas, sin embargo, Sekoya Pop, lanzada en 2014, se desarrolló en el clima más cálido de México para cubrir el receso de otras regiones productoras en el mundo y completar el suministro de arándanos durante todo el año, especialmente entre los meses de enero y junio.
Se trata de una variedad de altos rendimientos, generando más primordios florales que otras variedades, por lo que se necesita hacer un raleo para equilibrar la carga en las ramas. “Esto es algo muy característico, traen una gran cantidad de primordios florales por lo que hay que ralear o si el brazo tendrá otros cargadores: hay que regular y tener cierta cantidad de cargadores. Esta variedad produce muchas yemas, hasta doce primordios en una yema que, en otras variedades, sólo traen entre seis y ocho”, precisa López.
Las bayas de esta variedad tienen un peso promedio entre 6 y 8 gramos, superior a otras cuyas bayas pueden pesar unos 4 gramos. “Otra característica es su excepcional sabor”, sostiene López, sobre una variedad que se ha adaptado muy bien al clima semiseco de Arandas y al clima desértico de Trujillo, en Perú.
El Rancho Cuesta de Edificios enfrenta y resuelve los desafíos propios de la puesta de un cultivo de arándano en la primera fase: la regulación de las sales del sustrato; un sistema de riego constante uniforme y la gestión de personal para la poda y cosecha.
Manuel Sotelo, responsable del huerto, explica que, al tomar el control del rancho, a inicios de 2024, tomó muestras del sustrato de las macetas y detectó exceso de sodio y calcio en las hojas. “Al parecer, cuando trajeron las macetas no lavaron el sustrato primero y para poder garantizar un cultivo más estandarizado en cuanto a conductividad, determinar el grado de acidez o alcalinidad antes de la plantación”, detalla.
Para el exceso de sodio, estimado en entre 120 ppm y 160 ppm, se implementó un lavado del sustrato a través del riego, a fin de dejar unas 100 ppm, que son las ideales para este cultivo. Tras ello, uno de los desafíos principales es la gestión del agua, para dar un riego uniforme al huerto.
“Cuando llegué, el sistema de riego del rancho no mantenía las presiones a través de la bomba: perdíamos el nivel del agua. Lo que hicimos fue poner recipientes al inicio, a la mitad y final del sistema de riego y detectamos dónde faltaba agua”, explica sobre el manejo del recurso hídrico.
Con este sistema también se controla el flujo del riego, la conductividad a través del dren de la planta en los diferentes sectores y se monitorea la temperatura de la planta, con más o con menos pulsos de riego, en el periodo más cálido, de las 11 de la mañana a las 3 de la tarde.
López ha recomendado bajar las lonas para evitar déficit de presión de vapor (DPV) en los túneles, ya que de esa forma se incrementa la temperatura, estresan a las plantas, afectando al calibre de las bayas. “Lo ideal es que bajen las lonas, que ventilen la plantación sobre todo en el periodo de cosecha. Es crítica esta recomendación pues las plantas se estresan y cae el calibre de la fruta”, explica el agrónomo.
Tras eso, a mediados de abril, la planta salió del estrés y comenzó el desarrollo de los primordios florales. ““Se vino el desarrollo de la planta hace una semana: los primordios estaban muy pequeños, pero la planta tomó un respiro, eso le ayudó mucho: incluso esperamos sacar algo de fruta antes de la poda”, pronostica Sotelo.
GESTIÓN DEL CAPITAL HUMANO
La gestión de trabajadores para la poda y cosecha es uno de los principales desafíos del Rancho Cuesta de Edificios de Arandas, sobre todo para la época de podas que se inicia el 15 de mayo, en una época y región donde hay escasez de mano de obra y donde hasta hace unos meses, el trabajo en los campos de agave era el mejor pagado entre los cultivos, pero el precio de la planta cayó y con ello se depreció la mano de obra.
“Ahora que el precio del agave cayó, ya no contratan a la gente, ellos ven donde buscar trabajo. Hace cuatro años, en la zona de Los Altos se daban el gusto de rechazar trabajos como echar abono de maíz para ir al agave”.
Y es que conseguir trabajadores para la poda y la cosecha es clave; durante la poda escalonada permite el desarrollo de la planta, de los primordios florales y el desarrollo del fruto entre los meses de junio a diciembre; y en el periodo de cosecha, de enero a mayo, con la demanda de mano de obra calificada en la delicada labor del corte de cada uno de los frutos.
Aguacate, fruta para el mercado doméstico
Como primer productor y exportador global de aguacates, México enfrenta una serie de retos productivos y comerciales que permitan seguir manteniendo la competitividad en un mercado tan importante como EE UU, al que además del aguacate local, arriban frutas de otros orígenes. Y es que ese mercado sigue demostrando que aún hay espacio para seguir creciendo.
Sin embargo, no todos los productores tienen como objetivo poner sus producciones fuera del país, pues hay un mercado interno igual de potente y al que es posible acceder con fruta de calidad.
Eso bien lo sabe la empresa Unión de Tepatitlán, que durante dos décadas se ha dedicado a la producción de huevo fresco para plato, carne en canal y cortes de ganado aviar, porcino, bovino y sus derivados. Pero hace cinco años decidieron dar un giro productivo y diversificar la producción, incluyendo cultivos frutales como el aguacate, limón y arándano.
Precisamente, el aguacate que cultivan en los municipios de Tepatitlán y Arandas, en los Altos de Jalisco, cumple con los estándares de producción para el consumo nacional.
Se trata de un cultivo que hoy está abriendo las puertas a nuevas inversiones en tierras ganaderas. Y es que Jalisco el cultivo se inició a inicios del nuevo siglo y repuntó hacia 2005 en municipios sureños como Zapotlán El Grande o Ciudad Guzmán, Gómez Farías y Sayula, y en los enclavados en la sierra como Concepción de Buenos Aires y Quitupan. Posteriormente, se extendió a todas las regiones del Estado, con excepción de la mayoría de los municipios de la región Altos Norte.
Fue así como Tepatitlán y Arandas se unieron a este ‘boom’ aguacatero, en tierras dominadas por la ganadería, maíz en grano, maíz forrajero y agave. Aún con producciones muy menores, que se destinan a un mercado doméstico que demanda esta fruta. En 2022, en Tepatitlán las producciones fueron de 492 toneladas y 222 en Arandas.
La falta de compradores es el principal reto comercial, ya que no solo retrasa la cosecha, sino al dejar la fruta por más tiempo en los árboles, está afectando además a la floración, de cara a la próxima campaña, en una zona donde el negocio del aguacate aún está en ‘construcción’ y donde la exportación también podría ser una opción. Sin embargo, para que ello ocurra, se debiese estar conectado con una exportadora.
RANCHO DE FÁTIMA
Antonio Vera es el responsable de las 10 ha en producción del Rancho de Fátima, ubicado a unos 16 km de Tepatitlán, donde se cultivan dos variedades: Hass y Méndez, junto a las granjas de pollo y cerdo que posee la empresa. Instalado en 2019, el huerto ha reducido su tamaño original en 15% debido problemas de humedad, motivo por el cual hace un año se instaló un huerto de limón.
Antonio aplica un sistema tradicional para mantener la humedad del riego, aprovechamiento de fertilizantes e insecticidas. Se trata de los ‘cajetes’, unas circunferencias perfectas hechas con azadón alrededor de los árboles. Al ser un cultivo nuevo en la zona, Antonio y otros trabajadores han aprendido del cuidado de la huerta, el desyerbe manual y las técnicas de poda manual.
Uno de los desafíos es hacer un buen uso del agua de riego, ya que el aguacate es una planta sensible al estrés por escasez. “No podemos dejar a los árboles sin agua, porque si no, se resienten”, dice, sobre una labor que se realiza a diario con agua de pozo de buena calidad. Para asegurarse de que el agua llegue en su justa medida a las plantas usan un sistema de riego por goteo.
Sin embargo, Vera sostiene que el principal desafío del cultivo es su instalación en suelos compactos, ya que estas afectan la raíz de un árbol que se adapta mejor a suelos arcillosos como los que hay en esta zona de Altos de Jalisco. “Debemos tener en cuenta de que no haya muchas muchas piedras porque eso tampoco favorece al desarrollo de las raíces”, precisa. “Si vemos que el terreno está húmedo, abajo [en las raíces] hay más humedad y esa es una señal de que esa raíz va bien”, añade el responsable del rancho.
Si el aguacate no se adapta a la tierra compacta, el sistema radicular se estresa y termina pudriéndose debido al exceso de humedad, que aquí en la zona llaman ‘aguachinar’. “Debemos tener mucho cuidado con el agua porque si se le damos mucha, la planta se ‘agachina’, las hojas se ponen amarillas o se secan y toda la fruta cae”, explica Vera.
La aplicación del abono orgánico es esencial para la fertilización de la planta, así como para la prevención de plagas como la llamada ‘gallina ciega’ (Phyllophaga spp). Para ello hacen un compost mezclando estiércol de cerdo, vaca y borrego con cal y el producto contra la plaga; para luego aplicar dos botes de 20 litros por planta lejos del tronco del árbol.
Pero esta no es la única plaga que ataca a los árboles, que también son afectados por trips, araña roja y el barrenador de tronco. El ingeniero agrónomo Orlando López hace hincapié en mantener una planta bien nutrida, ya que así será capaz de resistir los ataques de plagas y enfermedades. Y es que, ante cualquier descuido, se puede presentar, por ejemplo, un hongo blanco en el tronco que no permite un buen crecimiento de los árboles.
Ortiz explica que, aunque el huerto sufrió un retraso en la cosecha por falta de compradores, se hizo a tiempo y no se retrasó la floración para la siguiente producción. “Le retiraron buena cantidad de fruta que se estaba retrasando porque no encontraban compradores en el mercado. Esta situación ocasiona que el árbol se retrase en su floración y, en consecuencia, comienza a gastar sus reservas”, explicó.
En el Rancho La Calandria, ubicado a 8 km de Arandas, enfrenta desafíos específicos en la producción de aguacate. Las 22 ha son administradas por José Romo e incluyen aguacate (Hass y Méndez) y limón Persa, huertos que son regados por goteo con agua extraída de pozo profundo.
En un inicio tuvieron problemas porque se instaló en un suelo compacto, donde había un estancamiento de agua. “En esas zonas del rancho pusimos limón Persa, que se adapta mucho mejor a las características de ese suelo, y el aguacate lo dejamos son en zonas donde hay suelo arcilloso”, cuenta Romo. “Los árboles se secaron por el exceso de humedad que hay debajo. Aquí donde la tierra es roja, no hay mucho migajón de tierra que es tierra parda y el agua viene de la ladera y se estanca acá. La tierra roja tiene más migajón y es más fértil”, añade.
El limón Persa encontró en Altos de Jalisco un nicho de producción, en tierras que no son aptas para al aguacate. A diferencia del aguacate, que se lleva a Ciudad Guzmán, el limón se vende en el mercado de Tepatitlán.