“Debemos alinearnos en ser buenos productores y no pensar tanto en el mercado”
Si bien los costos de producción han bajado en las últimas campañas, aún son necesarios ajustes en lo que se paga por algunas labores en el campo e incluso dejar de hacer ciertos trabajos que, por ejemplo, en otras zonas productoras del mundo, no se realizan hace años. Eso, según Darío Núñez, permitiría a los productores iqueños ser más eficientes y seguir entregando un producto de calidad a los mercados.
No hay dudas. La Pampa de Villacurí es un excelente lugar para producir uva de mesa. Así, por lo menos, lo cree Darío Núñez, tras afirmar que esta “es una zona me encanta para hacer uva, porque creo que la arena nos permite cometer muchos errores sin que la planta ‘pague el pato’. Un mal riego en un valle te pasa factura al día siguiente, pero aquí en arena, y con la percolación que hay, ese mal riego que se pudiese cometer, la planta no lo siente”. Y continúa:
“El excedente de agua en una superficie arenosa como esta de Villacurí, no hace inundación, como sí lo puede hacer en un campo que está en el valle, donde si no se hizo un cambio de turno del riego, lo más probable es que se logre asfixiar a las plantas. Lo digo así porque me ha pasado. Es algo que no lo estoy inventando. En una arena eso no pasa, es decir, la arena nos permite equivocarnos más y, al menos en la agricultura, creas o no creas, es bueno equivocarse”.
Pecanas y nueces con futuro
“Estamos indagando en pecanas y nueces, no solo pensando en Nasca, sino pensando en Majes Siguas II. Creo que en ambas zonas serán un golazo. No solo por el tema de agronómico, sino un tema de mano de obra, porque son cultivos mecanizados.
Y Núñez conoce bien esta zona porque aquí produjo durante varias campañas cuando era uno de los propietarios de Challapampa hasta que esos campos fueron comprados por Vanguard. Hoy, está sumergido en un nuevo proyecto. De nombre Uvica, la empresa, además de producir uva en Villacurí, se ha embarcado en un reto no menor, que es ‘conquistar’ agrícolamente Nasca, cultivando paltas y granados (ver nota aparte).
“A Villacurí llegué hace unos trece años atrás y vi todo cubierto de arena. La gente me decía ¿cómo vas a hacer agricultura en arena”, recuerda. Y no le tuvo miedo a los comentarios ni a lo que veía a su alrededor, tanto así que después de los buenos resultados, primero con Challapamapa y hoy con Uvica, confiesa que prefiere seguir produciendo en arena.
– ¿Qué análisis haces de la campaña que recién pasó?
– La producción que se realiza en el norte la veo cada vez más complicada, y eso no pasa por un tema de nosotros, sino de EE UU, que es nuestra principal ventana comercial, y que en octubre y noviembre están produciendo mucha fruta. Entonces, la ventana comercial que teníamos ya no existe. Los agricultores de California llegan con mejores uvas y con mejor calidad en esos meses. Entonces, supermercados que antes compraban en Perú de octubre a febrero, ahora, simplemente, te dicen: ‘no te puedo comprar en diciembre, quizás mejor mándame fruta en enero o febrero’. El hecho de que esa ventana esté desapareciendo no solo un problema para las empresas de Piura, sino que nos agarra a todos. Aquí hemos producido más y parte de ese volumen no fue consumido, porque entramos a un mercado que estaba saturado.
– ¿Y eso no solo ocurrió en EE UU?
– Claro. Antes encontrábamos mercados que necesitaban fruta, pero hoy los encontramos llenos, no tanto como EE UU, pero sí con fruta. Hablo de Europa y China.
– Llenos y pagando precios más bajos.
– Eso es. Recuerdo que cuando comencé en Challapampa, mis primeros contenedores de uva Red Globe que enviaba a China los vendía en US$36/caja. Estoy hablando de Red Globe y hoy esos precios no se consiguen ni con las variedades licenciadas. Eso, hoy, es impensable. Lo que veo son mercados llenos y zonas productoras con mucha más amplitud de producción. Entonces, o nos adecuamos a eso o salimos del mercado, porque, sinceramente, creo que los próximos dos o tres años habrá una tamización brutal de esta industria en Perú.
– ¿En qué sentido?
– En que debemos alinearnos en ser buenos productores y no pensar tanto en el mercado. Y eso de ser buenos productores pasa por tener costos de producción más bajos. Así, vamos a salir adelante solos. Te hablo de mi experiencia y te pongo un ejemplo: Uno de los costos productivos más altos es el raleo y yo pagaba 4.5 centavos por racimos, cuando el mismo día había empresas que estaban pagando 18 o 20 centavos por racimos. ¡Cuatro veces más! Entonces, cuando salimos a vender al mercado, esa empresa vende al mismo precio que yo. Llegará el día, y creo que será más temprano que tarde, que nos empezaremos a diferenciar por quién cuesta menos.
Pecanas y nueces con futuro
“Estamos indagando en pecanas y nueces, no solo pensando en Nasca, sino pensando en Majes Siguas II. Creo que en ambas zonas serán un golazo. No solo por el tema de agronómico, sino un tema de mano de obra, porque son cultivos mecanizados.
– Pero llegar a una diferenciación así, ¿podría perjudicar a la calidad de la fruta?
– Pero es el mismo mercado quien dice que estamos vendiendo al mismo pecio. Entiendo si me dijeras a la empresa X el raleo le cuesta 20 centavos, pero vende a un precio diez veces mayor que nosotros, por ejemplo, pero lo que está pasando es que vendemos al mismo precio. Eso, es un simple ejemplo de lo que estamos viendo aquí en el día a día.
– Y el consumidor no se fija en qué está comiendo, en la mayoría de los casos.
– No se fijan si es peruana, chilena o sudafricana.
– Todo terminará siendo un tema de costos.
– Sinceramente, creo que el tema de costo es lo que va a primar. Seamos sinceros, pensemos en la Coca Cola. Yo no veo y no creo que sea factible que un trabajador, por ejemplo, de Coca Cola gane cuatro veces más que uno de Pepsi, porque ya hubiera quebrado Coca Cola. Creo que eso pasará en este negocio, si es que no nos alineamos.
– ¿Y cuál crees tú que pueda ser la solución? ¿Establecer un precio común a las labores de campo?
– Hace cuatro o cinco años tratamos de hacer eso con Benjamín Cillóniz y con otros productores buenos de Ica y es casi imposible, porque estamos es un mercado abierto y la gente va a trabajar adonde quiera trabajar y donde le paguen más. Pero yo creo que sí debiésemos hacer un trabajo mejor, porque, ¿cuál es la diferencia entre una empresa que pagó 20 centavos y otra que pagó 4.5 centavos? Simple, que una empresa hizo un trabajo mucho mejor de raleo químico. Entonces, cuando hay que hacer raleos químicos, los trabajadores pueden ganar en esta empresa 120 soles el día, mientras que en otra ganará 50 soles. Así, un trabajador puede escoger en ir a ralear por 20 centavos, pero al día siguiente estará raleando por 4.5 centavos porque sabe que en este campo ganará 120 soles y no los 50 soles que le pagarán en otro fundo.
-¿Y dónde se están encareciendo más el costo productivo hoy en día?
– En todas la labores: en raleo, en cosecha, en poda… O sea, mientras más simple hagamos las cosas para que el trabajador gane más dinero, es el que más barato va a costar.
ANTES DE INVERTIR HAY QUE ANALIZAR CÓMO SE MUEVE LA INDUSTRIA
– ¿Cómo puedes hacer tú más simples las cosas para los trabajadores?
– Trabajando todos los días y estando todos los días. Si algo he aprendido en mis doce años de uvero, es que la uva es un producto que no te espera al día siguiente. No sólo a los malos, sino que eso jalará a todos. Justo hoy en la mañana el vivero me preguntaba cuánto iba a crecer de cara al próximo año. ¿Sabes cuál fue mi respuesta? Nada.
Crecimiento espectacular en Nasca
“He hecho agricultura en Arequipa, en Chiclayo y en Ica; y si me preguntas ¿dónde te quedarías? Mi respuesta es Nasca”, sostiene Núñez. “Agrícolamente, Nasca es un territorio vendido. Ahora bien, hay otros factores que frenan el desarrollo. Por ejemplo, por un temas de mano de obra, producir uva en Nasca es imposible. Imagíneate hacer un raleo de 100 hectáreas allí, me muero”, continúa. en que no podría ser, ponte, te comentaba, uva no podría ser en Nazca. No tengo gente. Entonces….
Por ello es que el proyecto de Uvica en Nasca incluyó granados y paltos. De estos últimos, la primera cosecha se espera para marzo de 2020. Hoy tiene 72 ha de Hass e iniciarán la instalación de otras nuevas 60 ha, pero esta vez de la variedad Maluma. “Nos decidimos por ella porque, por lo que he podido ver, es más productiva, de mejor calibre y más fácil de producir. Y, por un tema de mercado, creo que los mercados siempre absorben cuando hay algo nuevo que se les ofrece”, explica.
A esa superficie hay que sumar otras 56 ha de granados, con posibilidades de crecer en superficie. ¿Y la cereza? “Estamos cada vez indagando mucho más. Sabemos que hay gente haciendo pruebas, y que a algunos les ha ido bien y a otros mal. Nosotros estamos esperando que entren estas nuevas variedades de IFG, que ya las hemos visto en campos en Chile y nos encantaron. Estamos esperando eso, estamos inscritos en el programa de poder hacer esas nuevas variedades con IFG y apenas se permita el ingreso de material vegetativo, vamos a hacer los primeros ensayos”, cuenta.
– ¿A qué se debe esa decisión?
– Porque quiero ver cómo va la industria. Sinceramente, creo que es una industria muy en pañales, como diríamos acá, que todavía nos ha golpeado.
– Cuando dices que está en pañales, ¿te refieres a un tema de costos de producción?
– Sí. Por ejemplo, nuestros costos de producción esta campaña fueron de casi US$12,000/ha. Desde mi punto de vista ese es un buen costo de producción. Si yo volteo para atrás, antes costaba US$18,000, entonces sí ha habido una evolución. Y se debe ir bajando porque si antes vendíamos a US$30/caja y hoy lo hacemos a US$20/caja, nuestros costos no pueden ser los mismos. Eso va a seguir pasando y tenemos mucho que aprender de Chile.
EL QUE TRABAJE AL DETALLE DESAPARECERÁ DEL NEGOCIO
– Entonces, ¿crees que se acabó el trabajar al detalle?
– Absolutamente. Nosotros antes éramos papistas, nosotros deshojábamos hoja por hoja. Éramos detallistas. Yo creo que eso ya se acabó. Sinceramente, el que lo sigue haciendo, yo creo que va a morir.
– ¿Cómo hay que hacerlo ahora?
– Hay que hacerlo como la industria lo hace. Como EE UU o Chile lo hace. A lo mejor posible y al menor costo posible. Inclusive no haciendo labores.
– Dejando de hacer determinadas labores.
– Exacto. Por ejemplo, en el penduleo, nosotros lo hacíamos de una determinada forma para tratar de ser los mejores. Yo ví a Cristóbal Cillóniz en Safco, hacer penduleo, y si lo comparo con lo que hacíamos aquí en Uvica, Cristóbal se gastaba la tercera parte que nosotros, e igualmente sacaba una una extraordinaria uva. Es decir, este señor se saltó una labor que costaba tres veces más y la uva está igual o mejor que la de nosotros. Entonces, hay que hacer las cosas así. Si le pregunto a productor chileno o californiano, ¿tú penduleas? Me responderán que esa labor la hacían hace veinte años. Debemos empezar a ver de qué labores debemos prescindir.
– Y regular algunas de las labores del campo para ir bajando costos.
– Totalmente. Es lo que hablaba antes. Algo está mal si yo por una labor pago 4.5 centavos y otra empresa paga 20 centavos el mismo día. Debemos tratar de apostar todos por lo mismo. No digo que todos deban pagar 4.5 centavos, pero sí un número que den a todos. Lo mismo para la cosecha, porque he visto de cosecha de hasta 4 soles/java. Nosotros hemos pagado 90 centavos y he escuchado de quienes han pagado 70 centavos. Creo que, sinceramente, debemos empezar a trabajar en el tema de costos de producción.
VARIEDADES LICENCIADAS, FÁCILES DE PRODUCIR
– El recambio varietal empezó en California y ha continuado en otras zonas otras productoras. ¿Cuál es tú opinión?
– Voy a decir una cosa, y espero no mentir en este asunto. Pero, en un mal año, una Thompson da cero. Sin embargo, en un mal año de una Ivory, una Arra15, una Sugar Crisp o una Sweet Globe o la que tú quieras de las nuevas variedades, la producción no baja de las 2,000 cajas/ha. Esa es la gran diferencia. Para mí, la principal característica, y se lo he dicho a los ‘breeders’, es que son fáciles de producir, y eso en términos de costos productivos, nos facilita las cosas, en lo que estábamos hablando antes. Volviendo a lo anterior, una mala brotación en una Red Globe, Crimson o Flame es muerte total. Una mala brotación en estas nuevas variedades son 20 racimos. Y te cuento experiencia mía y te vas a matar de la risa. Nosotros hicimos análisis de yemas y podando a 32 yemas, tendríamos 56 frutas determinadas. Se podó así, y al mes siguiente brotó todo. Tras ello hicimos un conteo y teníamos 79 racimos. Le pregunté al jefe de campo ¿cómo usted me puede decir que tengo 79 racimos, cuando habíamos hecho un análisis en el que habíamos contado más de veinte racimos menos? Y su respuesta fue que no habíamos contado todos los dobles que hay. Entonces, esta planta brota por todos lados. Y brota fruta. ¡79 racimos por planta! Nunca he visto que las variedades antiguas, por más que estén extraordinariamente bien trabajadas, tengan esa cantidad de racimos.
– ¿Y qué variedad era esta que te daba 79 racimos?
– Sweet Celebration. Con estas variedades, la industria ha cambiado al 100%, solo para bien. Es mi opinión. También para tener mercados llenos de producción. Hace poco hablaba con Andrés Pérez, gerente de la chilena Río Blanco. Tenía la película bien clara. Me decía: Si antes nosotros éramos capaces de producir entre 90 y 100 millones de cajas, en Chile, en un número X de hectáreas, ahora con las nuevas variedades si queremos seguir haciendo esas misma superficie, vamos a producir 200 millones de cajas. Es un número que nunca lo había pensado. Ahí es cuando dices: ¡Caramba, esa es la realidad!
– Y ahí es donde apareció un nuevo problema para la industria, porque costará más colocar esa cantidad de fruta en los mercados.
– Claro, un problemón.
Cuestiones del clima
Con un atraso de diez días en todo el valle. Así estuvo la última campaña de uva de mesa en Ica. “Climáticamente, fue un año mucho más fríos que en los últimos cinco años, tanto en el norte como en el sur. Pero más que un año atípico, yo lo llamaría un año normal. Sí, porque ya todos, nosotros como agricultores, ya a todos los años llamamos ‘año Niño’ Creo que es un año que se han regularizado las épocas de frío y nos ha vuelto a nuestra realidad. No creo que se repita”, explica Núñez.
– ¿Y cómo estuvo esta temporada? ¿les ha costado colocar la fruta?, a pesar de que este campo es nuevo
– En lo relacionado a las nuevas variedades, no nos ha costado. Ha sido más complicado, sí y hemos tenido precios. El precio de variedades nuevas ha sido, desde mi punto de vista, bueno. Se ha vendido entre US$2 y 3 más que las convencionales. Pero antes era entre US$5 y 6. Sigue siendo bueno, pero ¿hasta cuándo será bueno? Creo que que va a ser un año más porque ahí nos vamos a nivelar todos. Creo que en los próximos tres años el del precio sí será un tema. ¿A qué precios vender y qué variedades van a preferir?, porque, yo te hablo de mis tres nuevas variedades. Pero, si tú vas a otro lado, hay más nuevas variedades. Entonces, ¿cómo las va a tomar el mercado?, Porque, al final de cuentas, cuando el consumidor entra al supermercado, compra uva, entonces, ¿cómo sabrá si es Sweet Celebration o Timco? ¿Cómo las va a diferenciar? ¿Qué es lo que marcará la diferencia? ¿Cómo lo va a tamizar el supermercado?
¿POR QUÉ ESAS Y NO OTRAS?
– ¿Por qué te decidiste por las variedades de IFG?
– Conozco bastante bien a IFG, que fue mi primer breeder. No te olvides que yo soy de los primeros productores de Sweet Celebration de Sudamérica, creo. Mi primera Sweet Celebration en Challapampa, debe tener siete u ocho años. Entonces, yo soy de la idea quelo bueno no hay que cambiar y hay que continuar. Sin embargo, he visto y conozco las variedades de SNFL, que son extraordinarias. Entonces, mi miedo va a eso. O sea, son variedades que las veo tan o más lindas que las mías. Entonces, digo: ‘pucha, a ver, me meto a una inversión grande para que el supermercado en dos años me diga que no les gusta una determinada variedade. Ese es el miedo.
– Es una apuesta que tienen que correr todos los que están en esta industria.
– Sí, y no sé quién estará dispuesto. Como te comentaba, el vivero me llamó hace tres horas a ver qué iba a crecer y les dije que nada. Quiero ver cómo va la industria. Y creo que la industria, aparte de costos de producción menores en el campo, está el tema del supermercado, que debe decidir que uva querrá.
– Y, por ejemplo, ¿qué está prefiriendo hoy el supermercado?
– Es que el supermercado ahorita no tiene ese problema poque los volúmenes de nuevas variedades aún no son tan altos. Es decir, el supermercado sigue comprando Crimson porque todavía no hay suficiente uva nueva que pueda para tapar ese hueco. Pero el día que las cumpla, habrá un problema.
– Pero, va a llegar el momento en que sí.
– De todas maneras. Y te lo digo que no hablamos de diez años, sino de dos. Creo que nadie tiene claro qué pasará. No sé si estamos en manos del supermercado, del productor o del consumidor final. No sabemos qué va a pasar. Creo que el mercado ya no querrá una variedad como Flame. No tengo una bola de cristal, pero creo que en los próximos dos o tres años, no va a dar Flame en ninguna parte del mundo.
– ¿Y Red Globe?
– Todavía sí, porque la gente la consume. En China la consumen mucho, también en Sudamérica y Centramérica se consume mucha Red Globe. De las variedades tradicionales, creo que es la mejor posicionada porque no ha conseguido ser reemplazada por ninguna de las variedades nuevas.
– ¿Y hay alguna que ande cerca? O que veas tú que ande cerca.
– Agronómicamente, todas las rojas sin semilla son mucho mejores que la Red Globe, pero si un comercial me dice que me paga por la Sweet Celebration US$12/caja, ¡ni loco! Porque la vendo a US$25/caja. Pero si dicen que pagan US$12/caja de Red Globe, yo le respondo ¡tómala! ¿Me entiendes? Entonces, todavía estamos en los años que podemos elegir a qué precio vender y a quién vender.