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Danziger promueve variabilidad genética en Colombia

Crisantemos, un mundo de variedades

Año a año llegan a Colombia unas 800 selecciones de crisantemos dispuestas a pasar todo tipo de pruebas que irán definiendo si se convierten en una variedad comercial o no.

28 de Febrero 2023 Equipo Redagrícola
Crisantemos, un mundo de variedades

Texto y fotos Ximena González V

El negocio del crisantemo se mueve por dos atributos principales de esta flor: formas y colores. Así, la diversidad es clave. Aunque el hecho de tener más o menos variedades, dependerá en gran medida de lo que quieran los mercados, y acomodarse a las exigencias de los clientes requiere tiempo y constancia.

Esto lo saben bien en Danziger, una empresa de origen israelí dedicada a la hibridación, ser propagadores de material vegetal y una vitrina de nuevas variedades. Colombia e Israel no son los únicos lugares en el mundo donde testean unas 800 variedades de crisantemos, entre aquellas que ya son comerciales y otras que solo están identificadas con un código. Kenia y Guatemala son otros dos centros productivos donde realizan sus pruebas. Específicamente para crisantemo se realizan las pruebas en Holanda.

Aunque la vida de estas se forja en Israel, país del cual proviene toda la genética, nuestro país ha sido fundamental para la adaptación, pruebas en campo y posterior selección de las mejores. “Cada año, desde Israel nos envían unas 850 selecciones de crisantemos. Acá las evaluamos, las seleccionamos y también, si es el caso, las mejoramos”, precisa Diego Andrés Cardona, gerente técnico de Danziger Colombia, sobre un proceso que comienza en tierras israelíes donde se realizan los cruces sexuales para luego escoger aquello que realmente es promisorio para enviarlo a Colombia. “Nosotros verificamos su potencial y luego hacemos una reproducción asexual. Tras eso, obtenemos esquejes genéticamente idénticos”, cuenta sobre un trabajo que, prueba tras prueba, se ve una reducción en el número de selecciones, quedando cerca de cien, con las que continuarán el trabajo.

Pero, ¿qué determina esa criba? La elección de unas y el rechazo de otras lo determinarán las demandas y requerimientos del mercado. “Estamos en la punta de la cadena porque la selección de la variedad es el inicio del proceso de la floricultura, pero, al mismo tiempo tenemos contacto con la última parte, supermercados y diseñadores para saber qué demandan, qué colores o tamaños buscan”, sostiene.

Los gustos de los consumidores van cambiando y hoy los clientes buscan tallos de mayor peso (no menor a 35 g), un alto número de puntos florales (siete a nueve por tallo), si es una sola flor, la exigencia está encaminada a que sea mínimo de 12 cm y sobre el follaje, este se debe conservar  verde y brillante. Asimismo, buscan flores de ciclo corto. “Hoy en día estamos en un promedio de diez semanas, es decir, setenta días. La idea es irnos bajando a nueve semanas. Hace cinco o diez años atrás, estábamos en alrededor de doce semanas”, dice Cardona.

VARIEDADES TOLERANTES O RESISTENTES A PLAGAS Y ENFERMEDADES

En cuanto a la parte agronómica, lo que se busca es que las variedades sean tolerantes o resistentes a enfermedades y plagas. También es clave la poscosecha y este es un aspecto que no se deja al azar y, para ello hacen ‘viajes simulados’ con las flores. “Metemos la flor en un cuarto frío simulando un contenedor, con una temperatura promedio de 2°C entre 14 y 21 días. Pasado este tiempo, las montamos en floreros y ahí deben durarnos mínimo 14 días”, explica sobre una de las pruebas reina, que les hará tomar la decisión de si una selección pasará a la fase comercial o no. “Una variedad que no pasa ese tipo de pruebas, por más bonita que sea, no nos sirve”, advierte.

Otra prueba, aunque esta no determina la viabilidad de las selecciones es la de tintura para saber si las flores de colores claros, blancos, amarillos, crema, rosados son capaces de tomar por absorción otros tonos. “Esto no es un factor de descarte, pero sí es un ‘plus’ de la variedad por si el cliente lo quiere hacer”.

Más allá de las exigencias del mercado y de los mismos productores, en este proceso juegan un papel clave las pruebas en terreno para definir si la selección se adapta o no a determinadas condiciones, poque el hecho de que una selección se adapte bien en Colombia no significa que tenga esa misma adaptación en otra parte del planeta.

UN PROCESO QUE REQUIERE TIEMPO: FASES Y CUIDADOS

El invernadero cuenta con sistemas de sensores que no solo controlan las luces sino también los requerimientos de agua y fertilizantes

En un área de 8.000m2 ubicado en la vereda Pontezuela, en Rionegro, Antioquia se realizan evaluaciones del material que viene de Israel. Hoy, además de crisantemos, trabajan con  otras especies ornamentales como Lepidium, Scabiosas, Limonium, Statice, Kalanchoe, Sunflower, Rosa, Gerbera, Áster, Dianthus, Solidagos, Craspedias, Verónicas y Ornithogalum.

El material que viene de Israel es recibido ‘in vitro’ a un área que han denominado núcleo, un espacio hermético con todas las medidas para poder garantizar un material de calidad y libre de cualquier agente patógeno.

Por eso, dice Cardona son estrictos en el orden de trabajo que debe seguirse en el invernadero. “Los trabajadores entran al área núcleo, luego pasan a trabajar a las plantas madres y luego a floración. Nunca pueden hacerlo en un orden diferente, siempre van de las zonas más limpias a las zonas con más riesgo”, cuenta sobre un trabajo con el cual se asegura a los productores que los esquejes que reciben están libres de cualquier riesgo fitosanitario.

Tras ello, el material es pasado a plantas madre donde permanecen por un promedio de 20 semanas, ahí son endurecidas y puestas en macetas con un sustrato especial (compuesto de 60% de suelo negro y 40% de aserrín), todo en macetas elevadas donde se hace un completo control fitosanitario. “Durante esas veinte semanas nosotros sacamos esquejes para incrementar el material porque de Israel nos llegan en promedio de 15 a 20 plantas por variedad”, indica el gerente técnico de Danziger Colombia.

Si las variedades ya son comerciales o las selecciones que están en pruebas en las fincas son pasadas a la zona comercial, y se convierten en plantas madres comerciales. “De ahí salen los esquejes que entregamos a los clientes, ellos los plantan en sus fincas y comienzan a sacar nuevos esquejes, pero bajo una patente o contrato de propagación que indica que la variedad es de Danziger”, resalta Cardona.

CAPACIDAD PARA PRODUCIR HASTA 120.000 ESQUEJES SEMANALES

Pero más allá de la capacidad de producción, Cardona destaca que un esqueje para que se comporte bien en campo debe cumplir con ciertas características. Lo primero es que debe ser un esqueje maduro, es decir, que tenga dos hojas formadas y dos en formación. Que sean homogéneos en grosor y tamaño y que esté completamente sano fitosanitariamente. Para este último aspecto, las cosechadoras, que por lo general son mujeres, ya están capacitadas para saber cómo es un esqueje sano, por lo que, en este punto, la sanidad se mide de manera visual.

Asimismo, una o dos veces al año, se hacen análisis de laboratorio en todo el invernadero, sobre todo pensando en la eventual presencia de algún virus o viroide. “La calidad  del esqueje dependerá de una buena fertilización”, apunta y añade que el límite para decidir si la planta es apta para continuar proporcionando esquejes o no, es básicamente la edad. “Nosotros tenemos planta madres de hasta 18 semanas, pasado este tiempo las desechamos porque empieza a deteriorarse la calidad”. Ahí recurren a un proceso denominado destronque o eliminación de plantas, pero para que esto ocurra, ya deben haber hecho renovación de plantas y no quedarse con un bache en la producción.

“Desde que siembras una planta madre de crisantemo hasta que se empieza a producir los primeros esquejes te demoras cinco semanas, en promedio. Si vas a eliminar una planta es porque hace unas cuatro semanas ya habías sembrado y tienes un stock en cuarto frío de esquejes”, explica.

Tenerlos ahí es clave, destaca Cardona, porque el frío hace que se acumulen unas hormonas en la base del esqueje que ayudan a enraizar. Una vez sale, le aplican IBA (ácido indol-3-butírico) a 1.000 ppm y ya se procede a plantar en la sección de plantas madres. La durabilidad del esqueje de crisantemo es de 3 y 4 semanas, omo máximo. “Por eso entregamos esqueje de máximo 2 semanas, para que en la siguiente este ya sea plantado, además es clave que antes de llevarlo a campo, no se rompa la cadena de frío”.

Es así, como siguiendo rigurosamente cada uno de los cuidados y las fases de la planta del crisantemo para obtener esquejes de calidad y brindarle al sector floricultor local el mejor material genético, Danziger Colombia continúa creciendo. Cardona confirma que proyectan un crecimiento entre un 10%y 15% anual y que entre los planes de la empresa está la construcción de dos nuevos invernaderos, uno en Antioquia y otro en Bogotá. “Hoy estamos al límite del tamaño y la demanda va en aumento. Además, con la crisis de Europa, Colombia podría convertirse en el principal productor de flores del mundo”, subraya. Y es que el país tiene la ventaja de tener un clima tropical que le da una ventaja por sobre Países Bajos, que tiene las cuatro estaciones muy marcadas y deben usar todo tipo de tecnologías, especialmente calefacción, para producir en invierno, tema que se ha visto afectado por el conflicto entre Ucrania y Rusia. “Hay una baja producción y esto es una oportunidad para Colombia, donde podemos producir los 365 días del año”, finaliza.

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