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Enfermedad de poscosecha difícil de controlar

Claves de manejo e identificación de antracnosis en aguacate

Se trata de una enfermedad ‘silenciosa’, ya que aparece en los mercados de destino. Delinear una estrategia de manejo no es un asunto fácil y, en las siguientes líneas, el Dr. José Luis Henríquez, investigador de la Universidad de Chile, explica cuáles son los pasos a seguir.

29 de Abril 2024 Ximena González Vidal
Claves de manejo e identificación de antracnosis  en aguacate

Los síntomas de la enfermedad aparecen cuando la fruta comienza a madurar o en madurez avanzada.

Hoy son muchos los mercados alrededor del mundo donde el aguacate Hass se espera con ansias. Sin embargo, si la fruta llega con algún defecto, o una mínima pudrición eso significará un rechazo de la misma. ¿Es posible evitar dichas pudriciones? El Dr. José Luis Henríquez, investigador de la Universidad de Chile, sostiene que, primero que todo, es necesario identificar y caracterizar los agentes causantes de la pudrición para poder mencionar consideraciones de control.

En línea con esto, una de las enfermedades más importantes en poscosecha y que refiere una pudrición en la fruta es la antracnosis, enfermedad causada por el hongo Colletotrichum y que hoy se ha convertido en una limitante en la producción de aguacate Hass, ya que las características climáticas de las zonas donde se produce este fruto son propicias para el desarrollo del complejo de patógenos que la causan. Este patógeno se favorece en climas templados y lluviosos, con alta humedad relativa, en cualquier momento del desarrollo del fruto.

Esporulación en condiciones de humedad (acérvulos).

Como síntomas se observan en el fruto ya maduro manchas de color pardo oscuro de forma circular y con una depresión en el fruto. En estas lesiones se desarrollan unas masas cerosas que corresponden a los cuerpos frutales que en condiciones de humedad producen una masa de esporas con un aspecto mucoso a acuoso de color rosado. Otra característica importante es que el tejido que está enfermo se desprende fácilmente del tejido sano, lo que se observa al pelar el fruto, quedando cavidades en la pulpa.

“La Antracnosis es una enfermedad causada por especies del hongo Colletotrichum, la cual tiene más de 300 especies, distribuidos en 15 complejos que comparten las misma morfología. La dificultad de distinguir una de otra dificulta optar por la estrategia de control adecuada”, explica el Dr. Henríquez y añade que, precisamente por ello, vienen realizando estudios genéticos del hongo mediante estudios de ADN donde han podido identificar que existen especies fitopatógenas, saprófitas y endófitas.

Y es que, según cuenta, “en un mismo cultivo podemos tener más de una especie de Colletotrichum. Por ejemplo, en un trabajo realizado en México en 2017 se encontraron 11 especies asociadas a aguacate, a su vez en Israel se han encontrado 9 especies y en Chile hemos detectado 10 especies”, sostiene y advierte que no solo se trata de distinguir una especie de otra sino también de entender el comportamiento de cada una.

La latencia termina con la madurez de la fruta, cuando comienza el proceso de colonización de tejidos y desarrollo de síntomas (manchas negras, depresión de la epidermis, desarrollo de acérvulos y esporulación).

¿QUÉ ES LO QUE HACEN ESTOS HONGOS?

El Dr. Henríquez destaca que, si bien la estrategia de manejo debe pensarse de acuerdo con las especies presentes, antes que nada, es necesario conocer cómo es la epidemiología de la antracnosis, es decir cómo es que causan la enfermedad estos hongos. “En general estos hongos producen sus conidias (esporas de origen asexual) en unas estructuras que se denominan acérvulos y éstas (conidias) se desprenden exclusivamente en condición de agua, tiene que haber agua para desprenderse y para dispersarse”. Es decir, existe una asociación entre la lluvia y la posterior aparición de las conidias, que serán esparcidas con el agua libre que se mueve en la planta. Por eso, el experto recomienda estar muy atentos, sobre todo, cuando hay precipitaciones que pueden conllevar a una contaminación de los frutos.

De otro lado dice que, “cuando sólo tenemos rocíos, el agua baja por la planta por gravedad y pasa por la zona donde están los cuerpos que producen las esporas, que son arrastradas por el agua y descienden por los pedúnculos hasta llegar hasta los frutos y ahí es muy típico tener infecciones pedunculares”.

Una vez las esporas están en la fruta, requieren de una película de agua sobre la misma para germinar. Una vez germinada, genera una estructura llamada apresorio que facilita la fijación y penetración del hongo en la fruta. “Allí, básicamente, todo el contenido celular de la espora y el tubo germinativo se concentra y empieza a perforar la cutícula del fruto y se aloja debajo de la misma”, explica el Dr. Henríquez sobre un patógeno bastante frecuente en las condiciones en que se desarrolla el cultivo de aguacate en Colombia.

Ensayos de manejo con agua caliente en poscosecha.

Por otro lado, resalta que, una vez este hongo forma su apresorio, perfora la cutícula y se ubica bajo la cutícula, eventualmente, y por las condiciones de humedad también es capaz de perforar células epidermales y alojarse allí donde puede mantenerse en estado de latencia a la espera de las condiciones favorables en el fruto que se producen con su madurez, que le adviertan que el fruto está disponible para ser atacado. “Una vez el hongo perfora la epidermis del fruto detiene su crecimiento (estado de latencia), y esto se da porque en frutos inmaduros existen compuestos que inhiben el desarrollo de los patógenos”.

Frente a esto, Henríquez destaca que el fruto se puede contaminar en cualquier momento de su desarrollo y por eso, resulta tan difícil de poder controlar la enfermedad; no basta con una buena aplicación poscosecha, porque el hongo ya está instalado en el interior, dice.

“Al entrar el hongo en un estado de latencia no lo vemos, la infección es microscópica y no tenemos síntomas. Por lo tanto, si yo voy al huerto y veo una mancha negra en un fruto que está verde eso no es antracnosis”, señala y advierte que esta enfermedad no se evalúa en campo, sino que para determinar la presencia del patógeno hay que cosechar la fruta y esperar a que esta madure. “La latencia termina con la madurez del fruto, cuando eso ocurre los compuestos inhibitorios desaparecen y al desaparecer se activan estas infecciones latentes”, precisa.

Así, cuando a un fruto maduro y contaminado por Colletotrichum se le quita la piel se podrá observar una especie de cráteres en el fruto, que representan a cada espora que logró ingresar y colonizar con éxito la pulpa, en especial si además se dieron las condiciones favorables de lluvia.

Al respecto, para determinar la incidencia del patógeno, en Chile, por ejemplo, lo que hacen es pelar la fruta y ver si hay presencia de estas cavidades o cráteres que en definitiva es pulpa consumida por el patógeno que normalmente queda adherida en la cáscara.

Dr. José Luis Henríquez, investigador de la Universidad de Chile.

Frente a esto, el investigador de la Universidad de Chile resalta que, “la antracnosis es una enfermedad que solo la tenemos en fruta madura”. Lo que dice, puede ser retador para una industria que comercializa generalmente fruta inmadura que llega a su estado de madurez en manos del consumidor. “Una estrategia que podemos implementar es cosechar y que ese fruto llegue lo antes posible al mercado. Pero no solo eso, sino cosechar y que las condiciones de poscosecha se cumplan lo antes posible”. Así, se debiera bajar la temperatura para permitir que la fruta exprese al máximo su potencial de almacenamiento y no tardarse demasiado en los tratamientos de poscosecha. “Con eso vamos a llegar con una fruta que todavía no gatille su madurez al mercado, de modo que pueda tener el tiempo necesario para su distribución, su comercialización y su consumo”.

Sin embargo, pese a estas recomendaciones es enfático en señalar que hay algunas especies de Colletotrichum que son más virulentas y eventualmente van a producir infecciones cuando recién esté partiendo la madurez, mientras que otras lo van a hacer en madurez avanzada. Además, dice que otro de los factores es que en países como Chile ha incidido en que se tenga mayores problemas con esta enfermedad son los envíos de aguacate a China, donde fácilmente pueden pasar hasta 40 días desde que se cosecha hasta que se llega al destino. “Entonces, obviamente llegamos con fruta madura y eventualmente llegamos con fruta con antracnosis”.

Como lo menciona inicialmente el experto, estos patógenos distribuyen su esporas con agua y requieren de agua libre para la infección. Es decir, las condiciones agroclimáticas de Colombia favorecen su desarrollo. “Tenemos un buen lugar para cultivar Colletotrichum”, advierte.

Respecto a su manejo, advierte que este puede ser diferente dependiendo de las especies que estén presentes, de ahí la importancia de una adecuada identificación.

LA VENTAJA DE USAR FUNGICIDAS CON PENETRACIÓN

“Si tenemos estas infecciones latentes, en general debiéramos usar fungicidas de tipo sistémico o con penetración, básicamente un fungicida que caiga sobre el fruto y sea capaz de pasar al otro lado de la cutícula. Los fungicidas de contacto van a tener un efecto exclusivamente preventivo y si vamos a trabajar solamente de manera preventiva cuando tengo numerosas lluvias, tendría que estar aplicando cada vez que haya una lluvia y eso se vuelve poco sensato. Entonces hay que trabajar con fungicidas que tengan penetración”, indica el experto y agrega que en este caso el tratamiento preventivo pasa a ser de menor importancia.

En términos de control, hoy en día se cuenta con pocos fungicidas registrados y lo que es más importante, se cuenta con pocos fungicidas registrados en los mercados de destino y por lo tanto no se puede llegar con residuos, lo que dice “complica más la situación”.

En lo que se refiere a la oportunidad aplicación, el Dr. Henríquez sostiene que cuando se tienen tantas lluvias, probablemente la estrategia no va a ser aplicar químicos. “Seguramente la estrategia es apretar en lo que es el manejo de poscosecha, hacer todo lo posible para llegar con un fruto que no llegue maduro a destino y que se pueda comercializar rápido y hacer aplicaciones de fungicidas en poscosecha”.

Asimismo, remarca lo necesario de manejar la ventilación de los huertos, aunque esta estrategia funcionará mejor en climas más secos. “Si no hay ninguna ventilación la fruta va a estar mojada todo el tiempo, por tanto, si logramos ventilar, bajamos la humedad y bajamos la condición de predisposición. No sé cómo pueda funcionar esto en Colombia donde los niveles de humedad ambiente son muy altos”.

Por otro lado, manifiesta que hay una gran oportunidad de desarrollo de herramientas diferentes como son las biológicas, lo que lleva a pensar en conceptos de manejo integrado tanto en pre como en poscosecha. Resalta que, por ejemplo, si se recurre al uso de bacterias, estas eventualmente pueden, en una condición de mayor humedad, pulular sobre el árbol, penetrar en las hojas y volverse sistémicas. “Esta alternativa puede ser interesante para este tipo de condiciones”.

Otras herramientas de control alternativa, de acuerdo con el investigador de la Universidad de Chile, es recurrir al uso de agua caliente, algo que se usa mucho en mango. “El agua caliente se ha probado exitosamente en mango. Nosotros lo hemos probado en aguacates y hemos logrado reducir la incidencia cuando trabajamos con 60°C, pero la fruta se me pone fea. Sin embargo, probablemente si vamos disminuyendo los tiempos más cortos con estas temperaturas podemos tener un buen efecto y eso es algo que hay que tener en mente a futuro y más si eventualmente tenemos problemas con lo que vienen empujando los europeos con mucha fuerza, que es eliminar los fungicidas de poscosecha”.

SENSIBILIDAD A LOS DISTINTOS FUNGICIDAS

De acuerdo al Dr. Henríquez, se ha venido trabajando justamente en ver la sensibilidad de distintos fungicidas en los diez hongos que han identificado y en forma interesante no han encontrado que las distintas especies tengan diferencias de sensibilidad. “Básicamente los mismos fungicidas afectarían a las mismas especies. Aunque nuestra hipótesis inicialmente era que había especies que iban a ser insensibles a algunos activos, pero si observamos que dentro de una misma especie hay individuos que no son sensibles al fungicida, o sea, algo de eso puede haber”, explica.

Pero, ¿cómo se puede medir si no sabemos cuáles son las especies?. El investigador dice que se pueden obtener aislados de Colletotrichum spp. y se realizan pruebas in vitro de sensibilidad a fungicidas para medir qué pasa con las distintas moléculas. “Podemos medirlo a pesar de que no sabemos cuáles son las especies que pueden estar presentes, pero si vamos a tener una idea de qué pasa con todas las especies presentes frente a los distintos químicos”.

Frente al tema de la resistencia a los químicos, el Dr. Henríquez resalta que Colletotrichum es un hongo que sí tiene una frecuencia moderada a alta de resistencia, a pesar de que hay pocos estudios del tema. “La mayor parte de los fungicidas nuevos son unisitio, es decir, actúan en un punto particular del metabolismo del hongo, lo que hace que estos hongos, si cambian ese metabolismo, se vuelvan inmediatamente insensibles, es decir, resistentes”.

Entonces, las estrategias que han establecido han sido básicamente de alternancia de productos, de modo que aplican un mecanismo de acción primero y después aplican otro distinto. “Con esto lo que no controlé con el primero, lo controlo con el segundo” dice y añade que en dicha estrategia también es fundamental la integración de moléculas, por ejemplo, moléculas químicas con extractos de plantas.

“En lo preventivo por la condición en que estamos y cuando tenemos tantas oportunidades de infección, es difícil pensar en prevenir la infección. Por lo tanto, tenemos que optar por una estrategia con productos que tengan penetración en la fruta de modo que logren reducir la enfermedad, el uso de fungicidas en poscosecha, también con penetración en la fruta”, concluye.  

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