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De Colombia al mundo

Citricaldas y el reto de tecnificar la producción para ser más competitivos

Colombia presenta condiciones climáticas favorables para el cultivo de los cítricos, sin embargo la brecha en desarrollo tecnológico y la falta de escalas comerciales limitan la competitividad del sector. En la búsqueda de frutos de mayor calidad, los citricultores estudian nuevas variedades de cítricos y apuntan a implementar mejores prácticas agrícolas.

23 de Septiembre 2020 Miriam Romainville Izaguirre
Citricaldas y el reto de tecnificar la producción para ser más competitivos

Desde temperaturas medias de 23°C a 34°C, pluviosidades acumuladas anuales de 900 mm a 1,200 mm, hasta buena luminosidad y óptimas condiciones agroecológicas y de suelos. Las condiciones favorables que presenta Colombia para el cultivo de cítricos abren una ventana de oportunidades para las exportaciones. Sin embargo, aspectos como la carencia de escalas comerciales adecuadas, la alta dispersión de las unidades productivas, y la brecha en desarrollo tecnológico limitan al sector y le restan competitividad frente a otros mercados. “Los cítricos no han alcanzado su potencial por falta de tecnificación del cultivo”, remarca Jorge Ivan Díaz, asistente técnico de citricultores del Eje Cafetalero.

La producción de cítricos en Colombia es permanente durante todo el año, con picos de producción entre mayo- junio y octubre-noviembre. Las principales zonas productoras son Valle del Cauca, Santander, Tolima, Caldas y Antioquia, que en la primera mitad del 2019 representaban el 65% de la producción total de cítricos, según cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE). Carlos Antia, presidente de la junta directiva de Citricaldas, anota que el despertar de la industria de cítricos en el Eje Cafetalero se dio gracias a las nuevas generaciones, que incursionaron en nuevos productos para buscar mayores rendimientos.

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Los diferentes pisos térmicos que tiene Colombia convierten al país en propicio para el desarrollo de diversas variedades de cítricos. Díaz explica que en el trópico bajo, a menos de 700 metros sobre el nivel del mar (m.s.n.m), se cultivan variedades que demandan mayor temperatura, como el limón Tahití, la naranja Valencia, la naranja Tangelo y las mandarinas Arrayanas. Entre los 800 a los 1,300 m.s.n.m, se desarrolla la naranja Sweety, la naranja Salustiana y la mandarina Oneco. En tanto, en el trópico alto, que va entre los 1,400 a 1,800 msnm, se vienen evaluando el comportamiento productivo de las variedades a mayor altura. “Se está midiendo el potencial productivo”, dice Díaz.

Requerimientos físicos y climáticos para el establecimiento de cítricos.

MAYOR TECNIFICACIÓN: UN PASO PENDIENTE, PERO DECISIVO

Cada vez más productores son conscientes de la importancia de tecnificar la producción y adoptar las mejores prácticas agrícolas y de postcosecha, que incluyan un manejo integrado de plagas, de suelos y agua, para ser eficientes y tener una mayor productividad. Por ejemplo, en Citricaldas los productores que siguen esta pauta pueden alcanzar una productividad mayor a 40 toneladas por ha, frente a un promedio nacional de 17 toneladas por ha. “Los productores más juiciosos son quienes tienen fruta de más calidad, que les da un mayor rango de utilidad”, anota Díaz. “Un grado mayor tecnificación implica podas, protecciones de flor, balances nutricionales muy bien establecidos, uso de agroinsumos de calidad”, agrega el asistente técnico de citricultores del Eje Cafetalero.

La naranja colombiana cumple con la mayoría de características organolépticas que demanda el mercado, excepto el color. Por esa razón se está empezando a optar por procesos de desverdizado.

Para incentivar el desarrollo tecnológico en departamentos como Caldas se busca montar una gran planta transformada de cítricos (packing) que contribuya a la generación de valor agregado. Si bien el cítrico se exporta principalmente como fresco, existe un gran potencial para explorar subproductos derivados, como pulpas, harinas, aceites esenciales y jugos. “Se busca montar una plataforma citrícola, la planta física forma parte del proyecto. Pero además se requiere de formación y capacitación para ser más eficiente en la producción”, anota Antia.

Gremios como la Asociación Hortifrutícola de Colombia (Asohofrucol) recomiendan que se mejore el empaque, haya un mayor suministro de materia prima para la agroindustria y se use las variedades que demanda el mercado internacional. Por ejemplo, EE UU demanda la naranja sanguina, que tiene un color rojo oscuro en la pulpa. De acuerdo a Timothy Williams, especialista en mejoramiento de cítricos de la Universidad de California Riverside, el mercado norteamericano tiene una preferencia hacia los cítricos sin semillas o pocas semillas, fáciles de pelar, que tengan un sabor rico y complejo, un color de la piel oscuro y un tamaño mediano. “En EE UU se consume la variedad Seald Sweet y la Clementina y nosotros no la tenemos, entonces tenemos que ver con qué variedades entrar. Estamos haciendo un esfuerzo para importar nuevas variedades más comerciales, esa información aún está en construcción. Se está trabajando con el ICA y con los viveristas”, añade Antia. También consideran relevante avanzar con la tecnificación en el campo, a través de opciones como el fertirriego, que serviría para promover una mayor calidad del fruto.

La naranja es el principal cítrico cultivado en Colombia, en el primer semestre del 2019 se produjo más de 283 mil toneladas, según DANE.

El cultivo de cítricos con fines comerciales exige no solo prácticas agronómicas y de manejo diferenciadas por cada zona, sino también nuevos portainjertos y copas con adecuada adaptabilidad. En esa línea, el año pasado Agrosavia continúo con las evaluaciones de 16 materiales de cítricos en Magdalena, Valle del Cauca y Tolima, con el objetivo de ver su comportamiento fisiológico, fitosanitario y a nivel de producción. De los 16 materiales, 9 son de naranja tipo valencia, 4 de mandarina y 3 de limones y limas.

No obstante, muchas veces los productores se enfrentan a limitaciones de tipo financiero e incluso de tipo cultural. “Muchos de los productores no comparten la idea de tener asistente técnico, entonces hacen lo que muchas veces las casas comerciales o almacenes agropecuarios indican”, explica Díaz. Esto se agudiza debido a que existe una alta dispersión de la actividad productiva por el reducido tamaño de las unidades productivas. Según datos oficiales, al 2018 el área promedio por agricultor a nivel nacional era de 5.6 ha.

El costo para establecer 1 hectárea de cítricos esta alrededor de $3.500.000., el monto considera lo invertido en la semilla, mano de obra, fumigaciones, fertilizaciones, enmiendas y asistencia técnica. El mantenimiento para una hectárea de cítricos al año puede costar $11.000.000 en mano de obra, podas,  asistencia técnica, aplicaciones sanitarias, fertilizaciones, control malezas, recolección y postcosecha, renovación etc., agrega Díaz.

Como resultado de la falta de tecnificación las frutas no siempre cumplen con los requisitos para ser exportada. “El susceptible de exportar es muy bajo. Un predio citrícola que tenga buenas prácticas su potencial exportable es de 75%, ese es el caso ideal. Pero hay fincas que tienen de 0% a 30% exportable”, explica Antia. Por esa razón algunos productores han decidido asociarse y empezar a adoptar una visión de gestión más empresarial, tal es el caso de Citricaldas, asociación que ya reúne a 72 socios activos de los departamentos de  Caldas, Risaralda y Quindío que tienen predios certificados para exportación y a la fecha no realizan comercialización directa. El objetivo de Citricaldas es continuar capacitando a los productores para ser más competitivos y aumentar el potencial exportable de los predios.

DESPEGUE DEL LIMÓN Y RETOS DEL PRINCIPAL CULTIVO

La naranja es la principal especie de cítricos cultivada en Colombia, con 40,322 hectáreas (ha) y una producción de más de 283 mil toneladas en el primer semestre del 2019. Le sigue el limón, con 33,434 ha y una producción de 161 mil toneladas en el mismo periodo, y por último la mandarina, que hasta el primer semestre del año pasado tenía más de 17, mil ha y producía 69,270 toneladas, de acuerdo a cifras de la DANE. En Citricaldas, la naranja representa el 47% de la superficie, la mandarina el 27% restante y limones el otro 26%, para una producción total anual mayor a los 1,600,000 toneladas en un área mayor a las 110 mil hectárea cultivadas.

“Por estar condición de trópico tenemos una naranja que cumple con todas las características productivas y organolépticas en jugo, la acides, firmeza, ratio, brix, pero con una maduración desuniforme. Presenta un color amarillo pálido, mas no anaranjado”, explica Díaz. Para alcanzar el color deseado en los mercados destino se ha empezado a optar por el proceso de desverdizado, proceso por el que a una fruta que ya ha alcanzado su madurez comercial, se somete a un tratamiento de maduración con etileno, temperatura y humedad. Las variedades más cultivadas en Citricaldas son la naranja Salustiana, Sweety y valencia, que en el 2019 representó el 52% de las hectáreas.

La lima ácida o el limón tahití de Colombia conquista la UE, principalmente Países Bajos y Reino Unido. Se espera que la demanda continúe creciendo.

Si bien la naranja es el producto estrella, el limón tahití, también llamado lima ácida, ha registrado un mayor dinamismo. Si en el censo del 2018 representaba alrededor del 26% de la producción y se ubicaba en la tercera posición en participación, por debajo de la naranja y mandarina, en el primer semestre del 2019 ya representaba el 31% de la producción de cítricos. Los principales destinos para el limón tahití son EE UU, la Unión Europea, Aruba, Costa Rica, Chile, Ecuador y Panamá.

El crecimiento del limón tahití responde a los mejores precios y a la propia demanda del mercado. Según un reporte del Centro para la Promoción de Importaciones de Países en Desarrollo (CBI) de la UE, el año pasado el limón tahití fue una de las dos variedades más populares en el Viejo Continente, especialmente en Países Bajos y Reino Unido.  “Es un producto que tiene un mercado establecido a nivel internacional, lo que facilita la búsqueda de clientes. Tiene además un precio mucho más rentable. En condiciones normales, el limón ha llegado a valer 3,000 pesos por finca para el productor. Estos precios no lo vamos a obtener con la naranja”, manifiesta Antia, presidente de la junta directiva de Citricaldas. Otro aspecto atractivo del limón tahití es que tiene más potencial exportador. “Mientras en naranja puedo estar exportando un 10% [de la producción], en limones se llega a un 90%”, remarca.

El precio de la mandarina se ha visto afectado por la sobreoferta, debido a las denominadas “cosecheras”, que arrojan fruta de menor calibre.

La mandarina se ha visto un poco desplazada porque en determinadas cosechas se da un exceso de fruta de bajo calibre que llega a saturar el mercado. “En los últimos diez años se nos han presentado tres cosechas muy grandes de mandarinas, específicamente en el 2013, 2016 y 2020”, explica Díaz. En cosechas normales la productividad de la mandarina bordea las 40 a 60 toneladas, pero cuando se da la denominada “cosechera” se alcanza las 100, 120 toneladas por ha.

Muchos productores aún están en un estado incipiente de adecuación al mercado externo, por esa razón sigue siendo fuerte la comercialización en el mercado local.  Una tarea pendiente de la industria es continuar fomentando el consumo de cítricos en Colombia, para posteriormente tener espalda financiera para comercializar directamente. A la fecha no todos lo hacen, algunos prefieren venderle a un comercializador a cambio de un mejor precio. “Mientras en el mercado nacional se compra una fruta a $500, para exportación la puede comprar a $1,000 pesos.”, dice Antia.

Para posicionarse en el mercado externo, Antia anota que el sector requiere aumentar la productividad de toneladas exportables y continuar  con las campañas de promoción, para asegurar así la red de clientes. Como Citricaldas, el plan de acción a mediano y largo plazo se enfocará en ser más competitivos a través de talleres en fincas, capacitaciones, seminarios. Para citar un ejemplo que le resta competitividad al sector, actualmente mucha de la fruta se pierde en el proceso de recolección y embalaje. “Hay muchas cosas que se han hecho de forma empírica, lo que queremos es profesionalizar. Tenemos que producir de mejor manera. También se debe trabajar la parte sanitaria, incluido el HLB”, indica Anita.

El productor requiere paquetes técnicos en las labores postcosecha que le permitan llegar con frutas sanas y de excelente calidad al consumidor final. Díaz estimada que debido a malos manejos en algunos predios se puede llegar perder hasta un 40% de las frutas cosechadas. “Se vienen realizando trabajos con los productores por parte de los técnicos, asociaciones y exportadoras. Se busca mejorar las tecnologías postcosecha para obtener frutas de capacidad exportable”, dice Díaz.

El potencial que tiene el mercado de cítricos exige mejores prácticas agrícolas y la adopción de procesos de tecnificación. Mayor acceso a financiamiento y los avances liderados por las autoridades fitosanitarias podrían servir como un impulso para los productores, que buscan profesionalizar la actividad y ser más agresivos con las exportaciones.

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