Chile, país frutícola: un breve repaso de los últimos veinte años
El emblemático caso de la cereza, que cada temporada rompe récords de exportaciones hacia un mercado chino sin techo aparente; la historia del arándano chileno, que vio a Perú arrebatarle la corona como el principal exportador del mundo; o la caída de la manzana, especie señera de las exportaciones frutícolas nacionales... Son las historias que repasamos en la siguiente revisión.
Veinte años en una industria tan intensa y dinámica como la agrícola conllevan muchos cambios. Nuevas variedades refuerzan la oferta y competitividad, se diversifican las zonas de plantación, se incorporan tecnologías para optimizar los procesos, nuevos mercados y oportunidades surgen para evitar la dependencia de un destino único… y la lista sigue. En las siguientes líneas repasamos algunos de los hitos de la agricultura nacional en las últimas dos décadas.
EL GIGANTE QUE ABRAZÓ UNA PEQUEÑA FRUTA ROJA
Frutícolamente hablando, pensar en China es pensar en cerezas, ¿o pensar en cerezas es pensar en China? La actual reina de la fruticultura chilena, que promete mantener esa posición, encontró en el destino asiático un ‘match’ perfecto. Es la protagonista de la celebración más importante del país, el Año Nuevo Chino, que congrega cada año a millones de personas en torno al concepto de prosperidad.
Pero no todo siempre fue así. Para lograr que las cerezas chilenas soporten un viaje por mar que las lleva en poco más de tres semanas, 22 días y 20 horas para ser exactos, a territorio chino, la industria debió concentrar esfuerzos y recursos en tecnologías de poscosecha, variedades resistentes, campañas de marketing, y la construcción de una alianza estratégica con el país oriental.
Para graficar el impresionante ritmo del sector, en 2004, cuando esta revista comenzó a circular, las hectáreas plantadas de cerezos en Chile llegaban a 7.150, según cifras oficiales de INE, Odepa y la Subsecretaría de Agricultura. Por esos años, la calidad y condición de la cereza chilena al llegar a destino no era la mejor, generando un diferencial de precio en los mercados respecto a sus competidores.
En 2013 las hectáreas plantadas superaban las 16 mil y actualmente se habla de unas 70 mil hectáreas productivas, sin contar las nuevas plantaciones. De esta forma y según datos de USDA, Chile se ubica como el cuarto productor mundial de cerezas y el primer exportador.
LA PROTAGONISTA DEL AÑO NUEVO CHINO
Las exportaciones también presentan un aumento sostenido. Para 2004 Chile producía 32.000 toneladas de cereza, de las cuales se exportaban 10.000; el resto se quedaba para su comercialización en el mercado interno. En 2007, Chile y China firmaron el protocolo fitosanitario que permitió desde ese mismo año el ingreso directo de las cerezas a ese mercado, marcando un importante salto a las 44 mil toneladas. En 2013, los envíos alcanzaron las 68 mil toneladas, mientras que en 2022 las exportaciones llegaron a 356.442 toneladas, equivalentes a 71,3 millones de cajas de 5 kilos.
Respecto a la actual temporada, las primeras estimaciones auguraban un aumento del 59% en las exportaciones respecto a la campaña anterior, que se traducía en más de 131 millones de cajas. La cifra fue corregida por el Comité de Cerezas de Frutas de Chile. La proyección más reciente indica que el país exportaría 124 millones de cajas, equivalentes a 620.000 toneladas, un incremento de 51%, en relación a la temporada pasada.
LOGÍSTICA Y TECNOLOGÍA, ALIADOS EN POSCOSECHA
Una de las medidas que han permitido el crecimiento y posicionamiento de la cereza chilena en el mercado chino, que recibe más del 90% del total de envíos de cherries, es la implementación de un servicio de buques especializado. El ‘Cherry Express’, zarpó por primera vez en 2018 y se ha mantenido hasta la fecha, viaja sin escalas, permitiendo acortar el tiempo de viaje y mantener la fruta en mejores condiciones.
Los manejos fisiológicos de la fruta y tecnologías poscosecha son, probablemente, la piedra angular que hizo posible transportar la cereza chilena por más de 20.000 kilómetros con una buena llegada a destino. Un cambio importante se dio en los manejos; la fruta pasaba muchas horas a temperatura ambiente tras ser cosechada, causando un importante deterioro en su calidad. Enfriarla inmediatamente y reducir al mínimo el tiempo de cosecha permitió mantener una buena condición, dando luces de nuevos horizontes para la cereza chilena.
También llegaron la atmósfera modificada, la atmósfera controlada, la gasificación y nuevas formas de empacar la fruta, cada una buscando mantener su calidad y firmeza. En ese sentido, el sector ha demostrado un alto nivel de especialización, que se expresó en la pandemia. En un momento de crisis para la industria frutícola debido a los atascos logísticos en los distintos puertos del mundo, la cereza chilena mantuvo su condición incluso 50 días después de su cosecha.
La especialización vino asimismo en forma de nuevas variedades. Ellas permitieron concentrar y optimizar la cosecha, un mejor diseño, mayor carga de huertos y, lo más importante, mejores rendimientos. Alternativas varietales más tempranas o tardías según el objetivo de cada productor, han hecho posible abastecer los distintos mercados en diversos momentos, ampliando la visión de que la cereza chilena solo triunfa durante el Año Nuevo Chino.
UNA ESTRATEGIA COMUNICACIONAL QUE NO CESA
Un aspecto no menos importante en esta historia de éxito es la campaña de marketing que levantó la industria cerecera para posicionarse en el mercado mundial. “Fruits from Chile” es una marca reconocida en todo el mundo, que se ha abierto un espacio gracias al trabajo de presentar las cualidades de las frutas nacionales, en especial la cereza. Roja, sabrosa, inocua, saludable, un símbolo de prosperidad, son algunas de las características automáticamente asociadas a este producto, donde China se mantiene como un fiel consumidor. La promoción actual contempla asociaciones con ‘influencers’ asiáticos, reconocidos chefs, y un énfasis en las cualidades de la reina chilena.
También se trabaja en la apertura de nuevos mercados, entendiendo que posiblemente ninguno alcanzará los precios pagados por China. Dentro del mismo país asiático la cereza chilena se va ampliando a más ciudades. “Es como abrir un nuevo mercado en un nuevo país”, nos comentó hace unas semanas Juan Pablo Subercaseaux, ingeniero agrónomo, productor de cerezas y académico de economía agraria de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
Actualmente robusta y líder, la industria cerecera nacional ha recorrido un largo camino, no exento de desafíos. C cuenta con una sólida base, en la que todos los actores trabajan íntegramente por un mismo objetivo, lo cual pronostica que el futuro seguirá siendo próspero.
El sueño del Systems Approach se convirtió en realidad para la uva de mesa
El protocolo de Chile con Estados Unidos que permite exportar sin fumigación uva de mesa desde zonas libres de plagas en las regiones Atacama, Coquimbo y parte de Valparaíso, finalmente se hizo oficial el pasado 19 de julio. La fumigación de la fruta -en origen o destino- con bromuro de metilo provoca una merma en la calidad de la uva, y en consecuencia, en su precio, por lo que los productores y exportadores de esta especie celebraron el tan ansiado acuerdo.
El protocolo tuvo una larga negociación, desde inicios de los 2000. Afortunadamente, en un esfuerzo mancomunado entre los diferentes actores de la producción uvera nacional y autoridades estadounidenses, la medida por fin abrió las posibilidades de optar a mejores precios y mejorar el posicionamiento de la uva de mesa de Chile.
LA CAÍDA DE UNA GRANDE DE LA FRUTICULTURA NACIONAL
Esta pomácea actualmente intenta recuperarse de años sumamente complejos. Hoy dista mucho de los primeros artículos y reportajes que publicamos en su honor.
En 2006 el sector manzanero de Chile fue reconocido por el World Apple Review como el más competitivo del mundo. Lo reflejamos en el primer número de 2007, dedicado a la fertilización de poscosecha en los dos principales frutales de ese momento para el país; uva de mesa y manzano, que completaban más de 86.000 hectáreas cultivadas, un 41,3% de la superficie de frutales mayores que tenía Chile.
En 2013 la manzana seguía siendo el segundo producto de exportación frutícola del país. Sin embargo, por esos años ya se levantaba la urgente necesidad de nuevas variedades para la producción manzanera como una estrategia para mantenerse competitivos.
UNA CRISIS DE LARGA DATA
En 2022 publicamos un reportaje evidenciando la crisis en la que había estado la manzana chilena por más de una década, situación agudizada por eventos como la pandemia del Covid-19 o el conflicto geopolítico entre Rusia y Ucrania. En ese momento, Antonio Walker, uno de los principales productores del país, declaró que se trataba de “la peor temporada de manzanas que me ha tocado vivir en 35 años”.
Y no fue el único. Vicente Vargas, jefe técnico de pomáceas de Dole, la mayor exportadora de manzanas de Chile, apuntó: “estamos frente a uno de los momentos más complicados que ha vivido el sector de las manzanas en Chile”.
La fuerte alza de costos, la contracción de la demanda en los mercados principales, variables sumadas a otros factores, como las consecuencias logísticas de la pandemia, la sequía o el aumento de los fletes, llevaron a la producción de manzanas a un momento crítico, reflejado también en los viveros.
La información del anuario de Viveros de Chile aseguraba que el total de plantas e injertos de manzana vendidos en el país pasó de 1,5 millones en 2017, a 604.490 en 2021. Un desconcertante descenso de 60% en solo cuatro años, lo cual se condice con una baja promedio¿ de 600 hectáreas de manzanas al año, según información de Odepa.
LA ESPERANZA DEL RECAMBIO VARIETAL
Invertir en genética y nuevas tecnologías. Esas fueron las principales respuestas para salir a flote, donde el esfuerzo conjunto del Consorcio Tecnológico de la Fruta y el Programa de Mejoramiento Genético Asociativo del Manzano apuesta por desarrollar variedades resistentes al cambio climático.
Los productores también encontraron una suerte de respiro en Sudamérica: Brasil quintuplicó su consumo de manzanas chilenas en 2022, pasando de ser el decimocuarto receptor al segundo, siendo superado solo por Colombia. Si bien los precios en América Latina están por debajo de lo acostumbrado en Europa, es una opción para colocar la fruta en otros mercados.
En su situación actual, Chile contribuye con aproximadamente el 1% de la producción mundial de manzanas, alcanzando una cifra estimada de 1 millón de toneladas en 2023, con una contracción del 0,6% respecto a 2022, según información de iQonsulting. La reducción ha sido sostenida, ya que el país pasó de representar el 2% de la producción mundial en 2018 al mencionado 1% en 2023.
El negocio se adapta a una menor demanda de los consumidores. A pesar de esto, hay un creciente entusiasmo de los productores por un resurgimiento de la industria. En abril de 2024 conversamos con el asesor Maximiliano Bustamante, quien señaló que “el ánimo entre manzaneros es positivo, hay buena disposición y de hecho se habla de un renacer de la manzana”, esto acompañado de nuevos proyectos de plantación con novedades varietales.
UNA BAYA APETECIDA POR SUS BENEFICIOS EN LA SALUD
Comenzó como cultivo comercial en Chile a mediados de la década de los 80, alcanzando en los siguientes diez años un mayor grado de expansión. Una vez establecido en el país, el arándano empezó a aumentar poco a poco su producción y exportación.
Las propiedades de este pequeño fruto azul, entre las que destaca su alto contenido en antioxidantes y vitaminas, bajo aporte calórico y buen sabor, hicieron que la Organización Mundial de la Salud promoviera su consumo como un superalimento para mantener una vida sana, generando una demanda sostenida por la baya.
La temporada 2016/17 marcó un récord para el arándano chileno, con 103.400 toneladas comercializadas en fresco y 25.000 en congelado, un aumento de 13,2% respecto a la campaña anterior. Los principales factores que explican dicho incremento son el aumento en la superficie plantada y la entrada en producción de nuevas variedades que ofrecen mejores rendimientos.
Chile transitaba este camino -casi- solo, ya que ponía su fruta en los mercados del hemisferio norte en contraestación, cuando se encuentran sin producción propia debido al invierno. Eso hasta que a nuestros vecinos del norte se les ocurrió colonizar el desierto con macetas de arándanos, capacitarse, sumar tecnología y los vimos destronarnos de las exportaciones por primera vez en 2019, algo que advertimos en los primeros números de esta publicación, allá en 2005.
LA IRRUPCIÓN DE PERÚ
El país andino, que inició tímidamente sus primeros envíos de fruta en 2012, alcanzó las 120.000 toneladas exportadas de arándano fresco en 2019, relegando a Chile al segundo lugar con 109.000 toneladas. Entre 2012 y 2017, las exportaciones de arándanos peruanos a Estados Unidos aumentaron un 494,5%.
Un aspecto fundamental para mantener al berry azul nacional competitivo pasa por el recambio varietal, donde el Comité de Arándanos de Frutas de Chile valida nuevas variedades para conocer su comportamiento en distintas zonas del país. “Estamos convencidos de que podemos competir, pero con ciertas variedades y una buena construcción de fruta”, nos comentó Julia Pinto, gerente técnico del Comité de Arándanos de Frutas de Chile, a comienzos de año.
Además de variedades, las validaciones incluyen tecnologías y procesos, que permitan generar información con la cual productores y empresas exportadoras puedan tomar la mejor decisión para su caso particular, siempre buscando una mejor llegada en calidad y condición a sus mercados de destino.
MANTENER LA COMPETITIVIDAD
Tal como la cereza, el arándano cuenta con una flota dedicada a su transporte. El ‘Blueberry Express’ arriba en 12 días a Estados Unidos, principal receptor del pequeño fruto azul producido en Chile.
La temporada actual de exportaciones de arándanos avanza con algo de retraso respecto a la anterior, pero destaca una buena calidad de fruta y el alza en las nuevas variedades; el 63% del volumen exportado corresponde a ellas. Andrés Armstrong, director ejecutivo del Comité de Arándanos de Frutas de Chile, recientemente dio a conocer que esperan una recuperación del retraso mencionado, atribuido a una maduración “relativamente más lenta producto del clima”. Sin embargo, esto ha beneficiado la condición del producto, que este inicio de temporada está marcando un “récord en la calidad, el cual , unido al aumento de variedades nuevas, ha significado un comienzo de temporada muy positivo para los productores y exportadores nacionales”.