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Tendencia crece en Colombia

Bioinsumos despegan de la mano de universidades y centros de investigación

A medida que aumentan sus exportaciones y con la restricción de ciertas moléculas, ha ido creciendo en nuestro país el uso de bioinsumos para proteger los cultivos, dando paso a un emergente desarrollo local. Según datos del ICA, la producción de bioinsumos alcanzó las 2.600 toneladas en 2022, lo que marca un incremento del 466% en los últimos diez años de acuerdo con análisis de Corficolombiana.

02 de Mayo 2024 Ximena González Vidal
Bioinsumos despegan  de la mano de universidades y centros de investigación

En los últimos años el mercado de bioinsumos a nivel global ha experimentado un crecimiento sobresaliente, y Colombia ha estado a la par de esta tendencia. El incremento de las exportaciones, la prohibición de ciertas moléculas de síntesis química y los desarrollos que se vienen gestando tanto en universidades y centros de investigación, sumado a la apuesta de grandes compañías que se han volcado a producir productos más limpios han ido promoviendo un mayor uso de insumos biológicos en la esfera agrícola.

De acuerdo con información de Corficolombiana, en 2022, la producción local de bioinsumos representaba el 1,4% del mercado total de fertilizantes y plaguicidas, en contraste con el 0,5% en 2012, lo que sugiere un significativo potencial de crecimiento. Además, según los datos divulgados por el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA), la producción de bioinsumos alcanzó las 2.600 toneladas en 2022, lo que marca un incremento del 466% en el período de 2012 a 2022.  Y es que, aunque Colombia constituye aproximadamente solo el 1% del mercado mundial de bioinsumos, la producción nacional sí ha experimentado un crecimiento significativo.

“Esta tendencia ascendente se alinea con el interés global y la adopción de prácticas agrícolas sustentables”, dice Juan Camilo Pardo, analista de Investigaciones de Corficolombiana.

“Por las restricciones que hay en los mercados, la migración hacia el uso de bioinsumos es casi una obligación. Hay un potencial muy grande para el crecimiento de estos productos”, dice Luis Alejandro Arias, director del Centro de Bio-Sistemas de la Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano. “Definitivamente los bioinsumos hacen parte del futuro del manejo fitosanitario y eso lo están entendiendo los productores y las casas comerciales de los productos de síntesis química”.

Según datos analizados por Corficolombiana, hasta el año 2020, se encuentran 230 compañías registradas en el ICA, y la cantidad de inscripciones de productos biológicos asciende a 333. De estas inscripciones, el 48% de los productos corresponde a agentes microbianos, el 31% a inoculantes biológicos, el 13% a extractos vegetales y el 8% a productos bioquímicos.

Pero el dinamismo de los bioinsumos agrícolas no puede medirse solamente por el número de empresas registradas o por la cantidad de productos. En Colombia está emergiendo una industria local de producción de microorganismos, ácaros e insectos como controladores biológicos, así como de biofertilizantes y bioestimulantes.

“Hay empresas que hacen todo el desarrollo de este tipo de productos. Es el caso de la Organización Pajonales que tiene su propia línea de producción para sus cultivos y para algunos clientes. Algunos ingenios de caña de azúcar, productores de palma africana y de banano también están invirtiendo para desarrollar estos productos para su propio consumo”, menciona Jose Antonio Estevez, Presidente de la Junta Directiva de Asobiocol.

Explica que también están surgiendo muchas empresas que con los mismos residuos agroindustriales están buscando cómo desarrollar productos que sean aplicados como bioestimulantes, fungicidas, insecticidas”. Estas empresas vienen trabajando de la mano con muchas universidades que tienen centros de investigación como la Universidad Nacional, la Universidad Jorge Tadeo Lozano y la Universidad Eafit, esto con el fin de desarrollar este tipo de tecnologías y después buscar empresas especializadas en comercializarlas y llevarlas al usuario final”.

Luis Alejandro Arias, Director del Centro de Bio-Sistemas de la Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano.

“La industria de bioinsumos siempre ha tenido un buen desarrollo el Valle del Cauca, hay compañías que tienen muy buenos controladores biológicos para cultivos de caña y maíz. Además, institutos como Agrosavia tiene unos desarrollos importantes con Trichoderma y recientemente al Centro han llegado compañías internacionales que se han instalado en Colombia y se han enfocado al desarrollo de bioinsumos con nativos”, Luis Alejandro Arias, Director del Centro de Bio-Sistemas de la Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano.

Es el caso del Centro de Innovación y Productividad en Biotecnología CIP Dosquebradas (Risaralda). Este centro, asociado con la Universidad Nacional Abierta y a Distancia (UNAD), ha estado a la vanguardia en el desarrollo de bioinsumos. A través de proyectos como AgroUNADGrowth, han contribuido a la innovación en fertilizantes orgánicos minerales.

“La UNAD se encuentra a la vanguardia y, en este contexto, ha concebido Agro UNAD Growth, un fertilizante orgánico mineral en gel hidrosoluble destinado tanto al ámbito agrícola como al de jardinería”, resalta Yulian Sepúlveda, docente e Investigador del Centro de Investigación de Agricultura y Biotecnología de la UNAD, Eje Cafetero Dosquebradas. “Este producto, resultado de innovaciones biotecnológicas, tiene como objetivo primordial la reducción de los costos de producción de alimentos”, dice y destaca el compromiso de la institución por convertir estos avances en soluciones tangibles que contribuyan al desarrollo sostenible de las comunidades y generen un impacto positivo en la región.

Por su parte, el Centro de Bio-Sistemas de la Universidad Jorge Tadeo Lozano encontró que dos especies de avispas, Encarsia formosa y Amitus fuscipennis (especie nativa de nuestro país), son las más adecuadas para mitigar el impacto de esta mosca blanca de los invernaderos en cultivos de hortalizas, principalmente tomate. Es así, como a partir de artrópodos benéficos, investigadores del Centro obtuvieron dos prototipos industriales de bioinsumos completamente biodegradables, denominados Amiflux (Amitus fuscipennis), y Encarfox (Encarsia Formosa). 

“En el transcurso de estos trabajos obtuvimos la patente “Empaque para bioinsumos a base de los artrópodos benéficos Encarsia formosa y Amitus fuscipennis””, resalta Arias y dice que como parte de la articulación empresa privada-academia, el Laboratorio de Entomología y Microbiología Agrícola y Ambiental del Centro de Bio-Sistemas cuenta con registro ante el ICA para el control de calidad de bioinsumos. “Somos uno de los pocos laboratorios en la región Andina que hacemos control de calidad para diferentes empresas de bioinsumos que quieran registrar su productos en el país o que están en ese proceso. Incluso para algunas empresas somos su centro de experimentación en investigación”.

Otros de los polos de desarrollo de esta industria en el país, según Sepúlveda, están en Parques Tecnológicos y Centros de Investigación en Bogotá donde se llevan a cabo proyectos de vanguardia en biotecnología y desarrollo de bioinsumos. “Instituciones educativas y empresas privadas están involucradas en estas iniciativas”, dice.

De igual forma, instituciones académicas como la Universidad Nacional de Colombia, la Pontificia Universidad Javeriana, la Universidad de Antioquia y la Universidad Eafit, entre otras, desempeñan un papel clave en la investigación y desarrollo de bioinsumos. La colaboración entre entidades gubernamentales y empresas privadas también impulsa la investigación y desarrollo de bioinsumos. “Programas de apoyo gubernamental y alianzas estratégicas contribuyen a la creación de polos de desarrollo en este sector”, resalta Sepúlveda.

Comenta que, además, dada la naturaleza de los bioinsumos en la agricultura, las regiones agrícolas de Colombia, como el Eje Cafetero, Valle del Cauca y Santander, también son focos de desarrollo para proyectos de bioinsumos. “El panorama de desarrollo de bioinsumos está en constante evolución, y nuevos proyectos y polos de desarrollo pueden surgir en diferentes regiones a medida que la industria continúa expandiéndose”.

Los expertos señalan que en el país se anticipa un aumento en la inversión en investigación y desarrollo de nuevas tecnologías relacionadas con bioinsumos. “La aplicación de enfoques biotecnológicos avanzados, como la ingeniería genética y la microbiología aplicada, puede llevar a la creación de productos más eficientes y especializados”, resalta Sepúlveda.

Yulian Sepúlveda, docente e Investigador del Centro de Investigación de Agricultura y Biotecnología de la UNAD.

“El futuro de los bioinsumos en Colombia se perfila como una trayectoria ascendente, marcada por la sostenibilidad, la innovación y la colaboración estratégica. El continuo compromiso con la investigación y la adopción de tecnologías emergentes serán fundamentales para el éxito y el desarrollo sostenible de esta industria en el país.”

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