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Balance de una experiencia de cobertura a gran escala en cerezo

De las 135 hectáreas de cerezo de Agrícola Ana María (holding Surfrut), 120 están bajo techo. Implementar esta estrategia ha costado, no únicamente cerca de 20.000 dólares por hectárea y años de trabajo. También un proceso de aprendizaje, difícil, pero exitoso. Los beneficios son claros, lo demuestra la experiencia anterior de haber perdido por lluvia el 90% de una cosecha valorada en US$50.000/ha, justo cuando iban a iniciarla.

04 de Abril 2017 Equipo Redagrícola

dsc_0438Andrés Chavez, gerente agrícola Ana María, de Agrícola Sarmiento (holding Surfrut).

Andrés Chávez se desempeña como gerente agrícola en Agrícola Ana María, de Agrícola Sarmiento, que es parte del holding Surfrut. Cuando llegó a la empresa, en 2010, esta contaba con 10 ha de cerezos techadas. Tenían variedades plantadas en 2006-07 que estaban entrando en producción, como Royal Down (cosecha en Romeral, 7ª Región, el 10-14 de noviembre) o Sweetheart (10-15 diciembre), sensibles a la lluvia. Ellas formaban parte de una paleta de cultivares que se cosecha hasta pasado el 20 de diciembre, y en las temporadas sucesivas siempre ocurrieron lluvias, tempranas o tardías. Cada año algún sector se veía afectado.

–Recuerdo una Bing a punto de cosecha el 18 de diciembre –cuenta Chávez–. Cayó una lluvia fuerte y perdimos el 90% de la fruta. Los 10.000 kg proyectados por ha, con un retorno de 4,5 a 5 dólares neto a productor, dan 45-000 a 50.000 dólares/ha.

Aparte de la fruta partida por efecto de las precipitaciones, la calidad general se ve mermada, el promedio se aleja de lo óptimo por ablandamiento, pudriciones, o daño directo si graniza, y hay problemas para embalarlo en el packing.

–Además generas un ruido entre la gente en cosecha pues ya viene con una expectativa de ingresos que no se cumple cuando se ve enfrentada a una fruta difícil –analiza el gerente agrícola–. Aun subsidiando el valor pagado por kilo, la productividad baja desde 180 a 200 kg/jornada hasta 20-40 kg/jornada, al tener que seleccionar el producto de una calidad que permita sobre 85% de embalaje.

El techo cuesta 20.000 dólares por hectárea (ha) y dura seis años. Por supuesto, un desafío es tener en caja dinero suficiente para techar una buena superficie de cerezo.

–Pero si lo piensas, en algún momento de los seis años de duración del plástico de la cobertura, va a ocurrir un evento donde se va a pagar el “seguro” que es el techo. Por eso dimos prioridad a las variedades más sensibles y nos embarcamos en seguir cubriendo todas las temporadas. Hoy, de las 135 ha de cerezo, tenemos 120 techadas. Solamente no hemos incluido cultivares resistentes a lluvia: Regina, Kordia, y una Skeena (una hilera de cada tres) polinizante de Regina. En el peor de los casos vamos a techar esa hilera cada tres.

SE GANAN ALGUNOS GRADOS CON EL TECHO ANTE HELADAS

Han probado el uso de los techos como protección contra heladas, con resultados positivos:

–El año pasado en este campo de Romeral, hubo heladas en septiembre, periodo de floración, muy sensible al frío. Alcanzamos a proteger 4 ha de 10. Los kilos, en condiciones de huerto, fuero de 4 mil por hectárea sin techo, versus 8 mil kg/ha bajo la rafia.

Hay quienes sostienen que el uso de techos puede ser contraproducente ante una helada.

–De las heladas polares, ni hablar, pero nosotros en heladas convectivas, como la que describí, nada de raras en septiembre, tenemos mayor temperatura bajo los techos, uno o dos grados más que afuera.

La superficie, demasiado amplia, no posibilita capacidad de reacción suficientemente amplia ante un pronóstico de heladas. En consecuencia, se ha definido una estrategia en la cual para las zonas tempraneras donde se usa cianamida se cierran los techos después de su aplicación, alrededor del 17-18 de julio, antes de que la yema empiece a ser sensible. La cobertura se mantiene hasta el 15 de octubre, más o menos, cuando el fruto ya ha cuajado y el riesgo de heladas es bajo.

En huertos de media estación o tardíos, sin aplicación de cianamida, los plásticos se extienden a partir de yema hinchada, en torno al 15 de agosto.

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Subir la altura de los postes fue una de las principales medidas para reducir a la mitad el número de jornadas que se emplean en abrir y cerrar los techos.

AUMENTO DE LA ALTURA DE LOS POSTES: LA IMPORTANCIA DE UNA BUENA ESTRUCTURA

El uso de plásticos ha ido evolucionando con velocidad en frutales, y se ha adquirido conocimientos fruto de la experiencia. Uno de los aspectos que se ha modificado es la altura de los postes. Los primeros utilizados en las estructuras eran de 4 metros, dejando un espacio de 0,5 m sobre el nivel de la planta.

Pronto se observó un exceso de calor acumulado en la zona alta de la canopia, que provocaba un ablandamiento de la fruta en ese segmento. Por otra parte, los brotes crecían más de 50 cm, hasta un metro, pasando sobre la altura del plástico. Esto frenaba enormemente el trabajo de extenderlo, porque debían utilizarse escaleras para bajar los brotes y poder continuar.

Ahora se colocan postes de 5 m, y los ya instalados de 4 m se levantaron en 1 m, permitiendo una mejor disipación de la temperatura y con una clarísima reducción en los requerimientos de mano de obra.

Otra modificación relevante se relaciona con las carpas plásticas. En un principio eran de 4 m de ancho, cubriendo las dos aguas. Esta disposición hacía que el viento las empujara desde abajo, como a las velas de un barco, con tal fuerza que las arrancaba. Las actuales van separadas en la cumbrera, divididas en dos franjas de 2 m de ancho cada una, con lo cual el viento tiene una salida expedita y además facilita la ventilación.

–La cumbrera va sobre las plantas, ¿no les cae agua a través de esa abertura?

–La separación es mínima, unos 3 a 5 cm. Las carpas se enganchan cada 50 cm. Si no hay viento, se ven pegadas. Si hay viento, se separan. Y con la lluvia caen apenas gotitas, no se moja significativamente.

La potencia de los arremolinados vientos de primavera llegaba a levantar toda la estructura. Por eso han aumentado la profundidad a la que entierran los postes, hoy a 0,8-1 m, y se les agrega un madero atravesado que hace las veces de ancla. La altura del poste sobre el suelo alcanza entonces a los 4-4,2 m.

–Es fundamental partir con buenas estructuras. Escenarios en que se hicieron baratas se tradujeron en tener que rehacerlas al año siguiente, con un costo económico importante. Si no tienes la suma de características del techo que le permitan defenderse principalmente contra el viento, anualmente te puedes gastar un millón, un millón y medio de pesos/ha tensando alambres, reponiendo palos, cambiando plásticos. Ahora con la apertura al medio, yo creo que no nos va a ocurrir más, lo hemos confirmado en las últimas dos temporadas sin daños ni gastos de mantención. La estructura de postes y alambres galvanizados debiera durar 20 años.

Andrés Chavez destaca el aprendizaje de maestros que mejoraron su técnica de construcción:

–Ya encuentras gente con experiencia que realizan un trabajo seguro. Nosotros hemos hecho de todo, solo no hemos probado la opción “llave en mano”, pero sí hemos pagado a contratistas la construcción de la estructura y hemos adquirido los techos listos para llegar y colgarlos. También hemos comprado telas lisas y las hemos terminado y colgado. La oferta del mercado permite jugar con esas variables.

TIPOS DE PLÁSTICO Y POSIBILIDADES DE MANEJO DEL TIEMPO DE MADURACIÓN

En cuanto a tipo de plástico, al comienzo emplearon polipropilenos, pasaron luego a polietilenos con termolaminado en una cara y en la última adquisición eligieron la alternativa termolaminada en ambos lados, apuntando a mayor durabilidad y luminosidad.

–La faz que no tiene termolaminado se ensucia y se empieza a obscurecer. En la cara que sí lo tiene, el polvo no se adhiere. Es importante tratar de mantener las condicionas más naturales de iluminación de la planta.

El profesional de Agrícola Ana María, no ha notado diferencias en la fecha de maduración de las variedades tardías. Sí ha apreciado un adelanto de un par de días en las tempranas, gracias a la temperatura:

–En las variedades que salen a mediados de noviembre tienes ya sobre 25°C durante varios días del mes. Eso sin duda ayuda a que la planta trabaje más rápido. No hemos notado diferencia en cuanto a calidad más allá de la protección, porque, como dije, hemos tratado de mantener las plantas en las condiciones más cercanas al clima natural. Después del 15 de octubre la idea nuestra es mover los techos contra condición: si hay riesgo de lluvia se cierran.

No obstante, un proyecto CORFO postulado con Richard Bastías, académico e investigador de la Universidad de Concepción, busca evaluar materiales distintos a la rafia plástica tradicional. Mediante el uso de colores que filtran determinadas longitudes de onda de la luz, se persigue bajar o subir la tasa de respiración de las plantas, con el fin de manejar los tiempos de cosecha.

–Adelantar en una semana en zonas tempranas es un dólar más por kilo. Atrasar en zonas tardías permite quizá aplanar una curva de producción y mano de obra, pensando que cada año va a ser más difícil tener un contingente tan grande. El uso de la tecnología nos permitiría trabajar un poquito más holgados y durante la temporada.

RIEGO Y HUMEDAD DEL SUELO

El ingeniero agrónomo reconoce que el riego es un tema no resuelto por completo. Bajo techo los huertos debieran regarse distinto, porque hay menos evaporación y el ambiente es mucho menos estresante para la planta que, al tener una condición más “relajada”, pierde menos agua.

Considera que bajo techo el riego por goteo, debido a su mayor localización, ofrece un mejor control de la humedad ambiente que los microaspersores. Con estos últimos hay que ser mucho más cuidadosos, previene, porque también la planta tiende a ser más frondosa.

–En la época de cosecha, generas un ambiente muy cerrado. A pesar de que la cereza no es una fruta frágil, como la uva de mesa, si no logras la ventilación se facilitan las pudriciones. Cuando te llueve precosecha debes partir aplicando si no logras mover inmediatamente los plásticos, por el ambiente que genera el suelo humedecido.

En cuanto al tema de partidura por exceso de agua en el suelo (ver artículo en la página 34), Chávez explica que las lluvias cortas simulan un riego, de modo que no hay mayor problema. Pero en el caso de una precipitación considerable, como podría ser la caída de 100 mm, o en suelos pesados con dificultades de drenaje, el agua permanece por más tiempo y las plantas la absorben en mayor cantidad.

–En ese caso los techos no van a eliminar la partidura. En nuestros suelos más pesados hacemos surcos en la entrehilera, de manera que el agua evacue lo más rápido posible, ojalá eliminar las pozas lo antes posible. Nos ha pasado: con lluvias puntuales en ciertos suelos, la fruta igual sufre y se parte.

MANO DE OBRA PARA MOVER LOS TECHOS Y VELOCIDAD DE RESPUESTA

Un aspecto que se debe tener muy en cuenta es la mano de obra para llevar a cabo la apertura y cierre de las cubiertas.

–Hemos bajado de 4-5 jornadas/ha que nos gastábamos, a 2 jornadas/ha, gracias a que subimos los postes y a que bajamos los árboles. Tratamos de mantener siempre una planta que no toque el techo. También cambiamos algunos materiales que ayudan a correr de mejor manera los plásticos.

Después del 15 de octubre, si ven que el clima todavía no da seguridad, hacen ventanas. Esto significa abrir una de cada tres hileras:

–Son 120 hectáreas. A 2 jornadas/ha necesitaríamos 240 jornadas en un día para mover todos los techos, que no las tenemos; están en otros trabajos. Si reducimos en un tercio esa superficie, ya es más manejable. Adicionalmente propicia la ventilación, genera espacios por donde circule el viento.

Y para los periodos de cosecha también ha habido un aprendizaje:

–Transmitimos a los cosecheros un mensaje desde el primer momento: el día previo a un pronóstico de lluvia, se cierra; después de la lluvia, antes de cosechar, se abre. La gente entiende que todos tenemos que cuidar la fruta, ya viene preparada para hacerlo, y ahí tenemos las 300-400 personas que cierran en un par de horas y posteriormente abren todo lo que se cerró.

dsc_0456Apertura en la cumbrera para permitir el paso del viento.

No obstante, uno de los proyectos en estudio para presentar a FIA, que se encuentra en el escritorio de Andrés Chávez, es el de un sistema de techo automatizado, con la idea de poder dar la señal de apertura y de cierre desde el celular. “Hay que hacerlo”, enfatiza el entrevistado.

Con todo, plantea que los proyectos nuevos a veces significan inversiones mayores, ante lo cual hay que ser cuidadoso:

–Si me adelantas una semana la cosecha, de acuerdo. Pero traspasar una tecnología sin experiencia ni el desarrollo, aunque sea el producto armado, no garantiza el resultado. Muchas empresas están haciendo un desarrollo en forma individual, falta investigación de los proveedores. Traspasan una experiencia de afuera que no necesariamente se va a replicar acá, y los costos los asume el productor. A nosotros nos ha costado cinco años superar muchas realidades que no nos habían contado. La brecha podría ser mucho más corta si se transmitieran las experiencias y se compartiera más la información.

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