Acumulación de reservas y protección contra estreses en arándano
Luego del gran desgaste de la producción de fruta y la cosecha, los arándanos deben generar las reservas necesarias para enfrentar la siguiente temporada. Esto ocurre en una etapa en que las altas temperaturas, la radiación y otros estreses pueden dificultar la fotosíntesis. Una estrategia que se base en la bioestimulación, sumada al uso de protectores y de herramientas microbiológicas para hacer sentirse cómoda a la planta, así como estimular sus defensas, es la propuesta del asesor internacional Fernando Diez.
“El verano es un periodo muy desatendido en el cultivo del arándano, sin embargo, se trata de una fase crítica que repercute en la siguiente temporada”, plantea Fernando Diez, ingeniero agrónomo fisionutricionista y asesor internacional. En dicha época, añade, se juegan en gran parte las reservas de la planta, aspecto que depende mucho de la fecha de cosecha: las variedades tempranas tendrán más tiempo para recuperarse del desgaste que las tardías.
Fernando Diez, ingeniero agrónomo fisionutricionista y asesor internacional.
–Aquellas que terminan en noviembre-diciembre, enfrentan condiciones primaverales adecuadas para la bioestimulación –propone el especialista–. La planta entonces sigue con procesos de generación de fotosintatos, almidones, y agiliza el transporte de reservas a las raíces. Es buen momento para la aplicación de algas, aminoácidos y péptidos, sumados a un complemento nutricional con potasio, fósforo y boro, importantes en la generación de azúcares.
La situación no es igual en Chile o en Perú, continúa. En este último país, el ciclo después de la cosecha corresponde a una poda agresiva para renovar todo el material, por lo tanto resulta interesante empezar a preparar los huertos desde más temprano, pensando en la nueva brotación. Manejos hormonales y nutricionales de bioestimulación permiten sacar partido de las favorables temperaturas tanto del suelo como atmosféricas “para hacer correr a la planta” en su crecimiento. Las cosechas terminadas alrededor del 10 a 15 de noviembre dan el margen suficiente para gestar en 3 a 4 meses los nuevos tejidos productivos.
Manejos hormonales y nutricionales de bioestimulación permiten “hacer correr a la planta” en su crecimiento.
CÓMO AYUDAR A LA PLANTA EN LA GENERACIÓN DE RESERVAS
En la zona temprana de producción en Chile, como La Serena u Ovalle, contrasta el experto, las temperaturas frías de la noche, propias de la estación veraniega y sus condiciones térmicas históricas, ralentizan el efecto de promoción de desarrollo y reservas en la planta.
En la zona centro-sur, donde la temporada de gran parte de la superficie de arándanos culmina en diciembre-enero, la etapa de generación de reservas coincide con una alta radiación asociada a estrés oxidativo. Además, la actividad de desarrollo y promoción de reservas no se prolonga más allá de marzo-abril, por el cambio brusco de menor temperatura.
–Por lo tanto, sugiero partir realizando una traslocación de fotosintatos a las raíces durante el periodo de cosecha, a través de una buena estrategia de bioestimulación. En esa fase normalmente se está usando potasio, boro y molibdeno, que son buenos reductores de nitrógeno y promotores de azúcares simples para llenado y terminación de la fruta. Aplicaciones foliares y vía sistema son aconsejadas para esta etapa y postcosecha. Yo principalmente me focalizo en bioestimular con algas por su rico contenido, porque, siendo un lapso muy corto, hay que buscar herramientas que tengan un alto impacto, pero a la vez enriquezcan el sistema completo.
Un gran objetivo corresponde a lograr una capacidad fotosintética alta para la acumulación de reservas y la conformación de nuevas yemas. Frente a los estreses por radiación y temperatura, razona Fernando Diez, el desafío se relaciona con mantener activos los cloroplastos, cuidar sus membranas tilacoidales, producir más clorofila, aumentar la conductancia estomática (propiedad de los estomas, asociada al paso de vapor de agua o transpiración), evitar cierres de los estomas que lleven a disminuciones en la formación de fotosintatos.
–Una mejor fotosíntesis neta diaria depende mucho también del tipo de suelo, de su aireación y de las raíces, más allá de bioestimular el sistema. Las raíces activas sufren una caída a la cosecha debido a la acción de las hormonas dominantes en esa etapa: el ácido abscísico (ABA) está alto, hay menos actividad auxínica a nivel radicular, se frena también la actividad clorofílica. Hay mayor producción de etileno en el sistema, aumentan los antocianos. La planta lleva azúcares hacia la fruta en detrimento de la acumulación de reservas. En consecuencia, para estimular un trabajo de reserva hay que preocuparse de evitar señalizaciones hormonales indebidas a nivel radicular, evitando asfixia o déficit hídrico en los momentos críticos de llenado de fruto, cosecha y postcosecha.
Una mejor fotosíntesis neta diaria depende mucho también del tipo de suelo, de su aireación y de las raíces, más allá de bioestimular el sistema.
En arándano, señala Fernando Diez, se puede tener más flashes radiculares y prolongarlos mediante bioestimulación, siempre que se cuente con las temperaturas y condiciones de suelo:
–El envío de señales para aumentar la formación de auxinas y citoquininas se logra a través del uso de extractos de algas, por ejemplo. Ello con el fin de propiciar alta actividad fotosintética, incentivando la formación o mantención de clorofila y por tanto la formación de azúcares. Este tipo de flujo hormonal promueve la generación de nuevas raíces, la osmorregulación y la mayor absorción para una actividad provechosa generativa de fotosintatos. Por el contrario, cambios que hagan declinar este tipo de hormonas, disminuyen el flujo de formación y dirección de azúcares. Así ocurre cuando baja la actividad de auxinas, aumentando la formación de ácido abscísico debido a algún tipo de estrés que normalmente reciben las plantas en periodos fenológicos críticos.
HERRAMIENTAS DE DEFENSA ANTE LA ALTÍSIMA RADIACIÓN SOLAR
–¿En arándano se realizan prácticas para proteger las hojas de una excesiva radiación solar?
–No se hacen comúnmente, pero sí se requieren. El arándano funciona bien entre 400-800 micromoles por metro cuadrado por segundo (µmol/m2/s) como intensidad lumínica. En Chile se superan fácilmente los 1.500 µmol/m2/s y sobre 2.000 µmol/m2/s durante el verano, situación hoy muy similar desde Ovalle a Los Ángeles. Eso provoca una saturación de electrones, un estrés oxidativo, se detiene la fotosíntesis. Por consiguiente, el uso de bloqueadores y la utilización de antioxidantes ayudarán a un buen funcionamiento estival bajo condiciones que no son cómodas para la planta.
–¿Cuáles son tus recomendaciones?
–Cuando empieza la temperatura alta y gran intensidad de radiación (muy medible actualmente), por lo general en noviembre, hago aplicaciones semanales de algas y aminoácidos (ácido glutámico, prolina, cisteína) o glicina betaína, de alta acción antioxidante. Las algas poseen muchos compuestos que ayudan a contrarrestar los efectos de los procesos oxidativos provocados por las especies reactivas de oxígeno (ROS): manitol, laminarias, alginato, polifenoles, flavonoides…
También aconseja el uso de bloqueadores:
–Cada vez aparecen mejores productos. Trabajan bajando entre 3 y 7ºC la temperatura foliar, aquella que se transforma en problema originado en el exceso de radiación si no se ocuparan estas herramientas. Se ha comprobado que mantienen una conductancia estomática, por lo tanto, la hoja se encuentra de mejor manera fotosintéticamente activa.
Las dosis de las herramientas mencionadas dependen mucho del estado de estrés que pueda sufrir la planta y de su locación. El registro de la radiación incidente y la temperatura comandan la selección de las mezclas más convenientes de dichas soluciones y la frecuencia de aplicación, advierte el asesor.
–A mí me preocupa la zona desde el Maule al Biobío, donde las condicionantes de estrés de verano son increíblemente altas. Los registros de µmol/m2/s y temperatura de hoja alcanzan niveles muy elevados, justamente en un periodo en que la planta sufre un gran desgaste debido a la producción de fruta. En esa área, en la cual se sitúa la mayor superficie del cultivo, los reportes de arribo muestran la peor realidad en cuanto a calidad de los arándanos provenientes de Chile. Por supuesto las causas son variadas, no solo los estreses que hemos mencionado, también problemas de suelo, compactación, variedades, edad de plantaciones, etc. Hacia el norte los datos son más benignos, pues en la época de mayor estrés las plantas ya están libres de fruta y pueden dedicarse a su fortalecimiento vegetativo.
CUBIERTAS MONOFILAMENTO SON UNA OPCIÓN EN CIERTAS SITUACIONES
–¿El uso de mallas o cubiertas de plástico puede ser conveniente ante estos desafíos?
–En la zona norte de Chile hay cubiertas monofilamento útiles para cuidarse de daños oxidativos, en un sistema ventilado, abierto. El empleo de plástico en sistemas cerrados involucra otras condicionantes, como el déficit de presión de vapor, capaces de provocar estrés hídrico o dificultades en la traslocación de nutrientes: en verano, si la ventilación no es adecuada, la temperatura se sitúa por sobre 40-42ºC, muy por encima de lo que la planta soporta. Además, los riesgos sanitarios en floración aumentan. Por otra parte, se debe tener en cuenta no solamente los objetivos técnicos, sino también económicos, y con la desaparición de las ventanas comerciales de mayores precios, la conveniencia de invertir en cubiertas plásticas debe ser revisada.
Uso de mallas blancas monofilamento en la zona norte de producción de Chile, útiles para cuidarse de daños oxidativos, en un sistema ventilado, abierto.
LOS ESTRESES DEBILITAN A LA PLANTA PARA ENFRENTAR AMENAZAS SANITARIAS
Fernando Diez vincula la sanidad de la planta a los estreses que sufre por causa de la alta radiación, temperaturas elevadas, compactación de los suelos, sistemas radiculares colapsados, entre otros.
–Por ejemplo, los hongos de la madera, un problema cada vez más notorio en Chile. Los fitopatólogos indican que el punto de partida para el desarrollo de estos patógenos es la condición de debilidad de la planta a causa del estrés al cual se ve sometida desde muy corta edad. Como las soluciones de control no resultan suficientes en absoluto, más vale prevenir su ocurrencia a través de los manejos que ya hemos mencionado, como la bioestimulación y la utilización de bloqueadores.
La sanidad de la planta se vincula a estreses tales como alta radiación, temperatura elevada, compactación de suelos, sistemas radiculares colapsados.
NOTABLES AVANCES EN ESTRATEGIAS QUE INCORPORAN LA MICROBIOLOGÍA
El asesor internacional menciona los grandes adelantos de otro tipo de instrumento: la incorporación técnica de la microbiología.
–Esto sí ha venido a ayudar al estado sanitario y de resistencia sistémica adquirida (SAR) de las plantas. Se han desarrollado productos como consorcios microbianos, se ha avanzado en la identificación genética de los mismos, se conocen cada vez más las respuestas específicas que son capaces de generar. Ahí viene un capítulo no solo muy interesante sino también muy amigable. Esto, sumado a la bioestimulación y al conocimiento de la nutrición en términos de entender la despensa disponible en el suelo, son herramientas técnicas que han ido dando el ancho. La crisis mundial de fertilizantes nos ha abierto la puerta a ellas sin perder de vista la calidad de la producción y los rendimientos. Así hemos ido bajando la dependencia de productos sintéticos cuya aplicación indiscriminada ha deteriorado la estructura de los suelos, los ha compactado, los ha salinizado y ha desequilibrado las poblaciones microbianas. Hacernos cargo hoy de esta crisis nos está permitiendo acceder a una mayor racionalidad en el aprovechamiento de los recursos.
La inoculación de raíces, agrega, es beneficiosa para el periodo estival de mayor producción de la planta. También resultan muy interesantes las propuestas de apoyo de la microbiología para preparar a las plantas contra riesgos sanitarios ante intervenciones como las podas de verano.
–Por ejemplo, los Bacillus a nivel foliar funcionan muy bien ante ciertos patógenos en heridas. Distintos tipos de Trichoderma asimismo son un aporte. Antiguamente la poda se hacía en forma lenta, cara e inapropiada, con una protección fitosanitaria a destiempo. Hoy se realizan aplicaciones directas a las heridas, inmediatas, el mismo día, con productos que contienen estos microorganismos. Han dado una solución extraordinaria, efectiva, rápida.
–Creo que la integración de herramientas antiestrés –concluye el experto– de apoyo a las condiciones adversas de diferentes locaciones e intensidad de estrés según la fenología y variedad en arándanos, está avanzando rápidamente hacia soluciones efectivas de uso y manejos más racionales sobre los altísimos retos de alimentos seguros que requiere hoy día el mundo.