Ácaro pavo real, el bello tuckerélido que genera rechazo cuarentenario
Pese a la poca literatura existente sobre Tuckerella elegans, se ha demostrado que tiene un comportamiento similar a su pariente nacional, Brevipalpus chilensis en nuestro país y, por lo mismo, tiene la posibilidad de ser controlado con los mismos acaricidas. Expertas en entomología dan su visión de la plaga en el país y cómo es posible mantenerla a raya.
Por Miguel Patiño A.
Parece un ‘bicho’ inofensivo y bonito. Muy bonito. Pero tras su cuerpo rojo anaranjado y brillante se esconde un pequeño insecto catalogado como plaga cuarentenaria para el principal mercado de exportación, EE UU, desde que fuera interceptado por primera vez desde un envío proveniente de Chile en 2014.
De la familia Tuckerellidae, y de nombre Tuckerella elegans, aunque en Chile es conocido popularmente como ‘ácaro pavo real’, es una plaga que además de estar presente en los cítricos, también se encuentra en huertos de granados y kiwis.
Los expertos han puesto su esfuerzo en entender mejor este ácaro, del que hay poca literatura, y que en nuestro país aún se presenta en muy bajas densidades, lo que puede significar un dolor de cabeza para los exportadores, ya que aunque en Chile no existen registros de daños directos asociados a Tuckerella, la posibilidad de rechazo sí puede significar un gran perjuicio económico.
SIMILAR A BREVIPALPUS CHILENSIS
Este ácaro de clase Arachnida tiene dentro de sus principales características 36 setas dorsales histerosomales en forma de abanico, que le otorgan este característico símil con la vistosa ave. Posee apéndices cortos, por lo que sus movimientos en general son lentos y se les suele observar inmóviles, encajados o aplanados en depresiones y grietas de la corteza de las ramas o ramillas, o piel de la fruta, principalmente para protegerse. Sus huevos son muy característicos por un color rojo acanalado, una de las principales diferencias que tiene con B. chilensis.
Un aspecto positivo para los productores es que las densidades de esta plaga siguen siendo bajas en el país. A través del proyecto del Comité de Cítricos, Asoex llamado ‘Estrategia de manejo de ácaros cuarentenarios en cítricos con control biológico y convencional’, ejecutado por el INIA y asesorado por la entomóloga e investigadora Natalia Olivares. Se ha planteado estudiar en este proyecto la biología de Tuckerella bajo condiciones de laboratorio, la fenología del ácaro en cítricos, es por ello que se monitorea desde septiembre de 2020 tanto huevos y móviles de T. elegans en ramillas y frutos de mandarinas W. Murcott.
Además, se han realizado pruebas de eficacia a nivel de laboratorio, semicampo y campo con moléculas biológicas y convencionales para entregar soluciones de control a los citricultores, mediante una estrategia de manejo que involucrará herramientas culturales, físicas, químicas y biológicas, información que esperan esté pronto disponible mediante una aplicación móvil.
“Si bien es una plaga que ha estado presente en Chile desde hace un tiempo, comenzó a ser un problema cuando se detectó en frutas de exportación”, cuenta Natalia Olivares, quien inició el proyecto en el INIA con el fin de conocer la biología de la plaga y en qué estructura de la planta se desarrolla, a fin de realizar un correcto manejo. Hoy continúa este proyecto como asesora del comité de cítricos.
Durante ese trabajo, se ha observado que las poblaciones de T. elegans se ubican principalmente en ramillas lignificadas, en el caso específico de las mandarinas, a diferencia de las observaciones que se pueden hacer de B. chilensis, que suele estar en ramillas y frutos, afectando a las naranjas, mandarinas y limoneros.
DIFÍCIL ADAPTACIÓN AL CLIMA CHILENO
Su difícil adaptación a nuestro clima parece ser uno de los factores clave para que no se haya proliferado de mayor forma. De acuerdo a Pilar Larral, gerente comercial e investigadora de Biocea, “nuestro clima no es el más adecuado, por lo tanto, su reproducción o su éxito reproductivo es bastante bajo, y como en Chile se hace control para otros ácaros, yo creo que está siendo bien controlado, sobre todo con la aplicación de acaricidas que mantienen a raya a Brevipalpus y también a esta plaga”.
La experta en entomología comenta a Redagrícola que realizaron un estudio para ver cómo controlar este ácaro, y comprobar si los mismos acaricidas que funcionan para Brevipalpus funcionan para Tuckerella. “Encontramos que esos productos son altamente efectivos, pero tuvimos que realizar las evaluaciones en laboratorio, dado que las densidades del Ácaro Pavo Real son tan bajas en el campo, que no encontramos un huerto propicio como para hacer un ensayo”, cuenta Larral.
Donde sí tuvieron un poco más de suerte fue en un huerto casero de kiwi, donde encontraron una densidad mayor y pudieron tomar muestras de ramillas y frutos para realizar los ensayos en laboratorio, con las concentraciones de los acaricidas que se usan comercialmente. “En esas condiciones vimos que la mortalidad y la eficacia es sobre un 90% en varios acaricidas, por lo tanto por eso creemos que lo que se está haciendo hoy en los campos para controlar Brevipalpus, mantiene relativamente controlado este ácaro”.
En cítricos, el ácaro se ha detectado en las regiones de Valparaíso y Coquimbo principalmente, aunque también hay registro de otras regiones, y al igual que Brevipalpus, pasa por los mismos estadíos ninfales y adultos. “Este ácaro, si no tuviera estas setas, en verdad se parecería a brevipalpus, pero sus setas lo hacen muy característico”, precisa la investigadora de Biocea.
Respecto a su ciclo vital en nuestro país, aún se desconoce en detalle, pero todo indica que es un ácaro que se reproduce lento. “No es como un tetraníquido, como la Arañita Roja o la Arañita Binmaculada, que tienen un ciclo bastante corto, por lo tanto puedes ver una infestación bastante explosiva, si no hay control biológico o químico, un huerto puede ser completamente atacado en un periodo relativamente corto como solo un mes”, comenta Larral, y añade que además de las características propias de cada especie, la temperatura ambiental influye en la duración del ciclo de vida de insectos y ácaros. “Por lo tanto, es muy distinto si se realiza una crianza en laboratorio, con temperatura controlada donde se puede observar un ciclo cercano a 25 días, versus uno que esté en el campo, con bajas temperaturas nocturnas, o bien un ciclo en invierno, que es mucho más lento, que uno de verano o primavera”.
Es así como para Brevipalpus en zonas de clima templado se producen alrededor de cinco generaciones al año, desarrollándose principalmente en primavera y verano y luego hibernan, o su desarrollo es mucho más lento en invierno, sobre todo en frutales de hoja persistente como los cítricos.
CONTROL DE TUCKERELLA
Uno de los estudios que ha ayudado en nuestro país a describir el comportamiento de este ácaro y cómo controlarlo ha sido liderado por Pilar Larral y el Dr. Renato Ripa en Biocea que, a través de ensayos en laboratorio, han intentado determinar las mejores alternativas de control, para T.elegans Rossi (Larral, Ripa, Luppichini, Kato, 2021. Tuckerellidae, Ácaro Pavo Real en Chile. Revista Citricultura Eureka! 2(2) 51-61).
En los ensayos sobre la eficacia de plaguicidas en el control de tuckerella, los resultados mostraron que se dispone de una amplia gama de acaricidas de distintos modos de acción con efecto de control de plaga, y que los acaricidas con mejores resultados de eficacias -de acuerdo a Biocea-, fueron Bifentrin; Piridaben; Acrinatrina; Abamectina más aceite mineral; aceite mineral solo; y spirodiclofen (ver cuadro).
Larral señala además que, considerando que es importante limitar el número de residuos en productos fitosanitarios en frutas de exportación, es aconsejable utilizar productos que tienen efecto sobre varias plagas, con tal de ser más eficiente en las aplicaciones. En ese sentido, la experta detalla que los aceites minerales muestran un importante efecto también sobre mosquita blanca, escamas, conchuelas, áfidos y ácaros, incluyendo eriófidos (como ácaro de la yema). Además, los aceites minerales poseen un menor impacto sobre los enemigos naturales al no dejar residuos tóxicos en la superficie de la planta y en el ambiente. “Los productores deben considerar además que los acaricidas disponibles en Chile no poseen etiqueta para el control de esta especie”, comenta Larral.
Respecto a la posibilidad de realizar un control biológico de este ácaro, tanto Larral como Olivares señalan que, de acuerdo a lo estudiado, aún no se han detectado enemigos naturales o controladores biológicos asociados para Tuckerella.
CAUSAL DE RECHAZO CUARENTENARIO
Natalia Olivares señala que a la fecha no se ha encontrado un daño en los frutos ni en los árboles asociado a estos ácaros. “No olvidar que estos se encuentran principalmente en ramillas lignificadas, llegando en un bajo porcentaje a los frutos de los árboles de cítricos”, comenta, luego de las observaciones de Tuckerella realizadas específicamente en huertos de mandarinas W. Murcott, y en las clementinas Clemenpons y Clemenules.
“Esto es muy importante, porque a través del seguimiento de las poblaciones que se hace a través del proyecto, se ha observado que la estructura donde encontramos el ácaro ha ido variando de acuerdo a la formación del árbol. Si bien son ramillas lignificas, el manejo estructural del árbol ha significado variar el muestreo en los campos. Es por ello que, capacitar al personal en el reconocimiento en campo es clave, sino será fácilmente confundido por B. chilensis”, detalla Olivares.
Aun así, Pilar Larral complementa que “es tan baja la cantidad, que no hemos observado un daño ni en la fruta ni en la ramilla, lo mismo que Brevipalpus en cítricos”, detallando que hasta el momento el daño sólo ha sido económico cuando ha sido detectado y ha producido rechazo cuarentenario.
En Centroamérica, en cambio, estos ácaros sí son considerados vectores de enfermedades. Es el caso de Tuckerella knorri, que es portador del hongo Sphaceloma fawcettii, que provoca grietas irregulares en la piel de la fruta, amplificado por la presencia del ácaro. En Costa Rica la coexistencia de este ácaro con el hongo contribuye a pérdidas importantes en los cultivos de limón, pero siempre en condiciones de alta humedad relativa. Sin embargo, en Chile no se ha reportado ese daño.
“Esto no se trata de causar alarma y pensar que todos vamos a tener que controlar este ácaro, porque lo más probable es que no esté en el campo. Sobre todo si tratamos de hacer una agricultura sustentable y de controlar lo que está, no aplicar de forma preventiva, porque algo que no está, no lo puedes controlar”, comenta Larral, añadiendo como recomendación que “en el fondo hay que hacer un análisis diagnóstico, un monitoreo y de acuerdo a eso actuar. Y si vas a actuar, tener alternativas sustentables para controlar”.