Equipo Redagrícola

Un campo de arroz en el valle del Rio Magdalena, en Colombia, es uno de los ejemplos que utiliza la firma alemana BASF para presentar una campaña con foco latinoamericano. Se trata de “Drones for Agriculture”, una iniciativa con la que busca que 8.000 pequeños y medianos  agricultores de América Latina utilicen estos pequeños aviones para aplicar pesticidas en sus cultivos.  Esto, en un plazo de cinco años.  

Para esto, la compañía está promoviendo activamente la creación de redes y asociaciones entre agricultores y proveedores de estas tecnologías.  Los drones pueden ayudar a cerrar la brecha que los pequeños agricultores tienen en innovación o tecnología para que puedan ser más eficientes, dice Hernán Camilo González, coordinador de proyectos para la región América Latina Norte (LAN) de Soluciones Agrícolas de BASF . “Con este proyecto y la red de socios que hemos creado, vamos a encabezar el cambio de la aplicación con mochila a los drones”, complementa.

Al reemplazar las pesadas mochilas con cargas de solución con las que los operarios tenían que pasar horas caminando bajo el sol, los drones pueden permitir aplicaciones más precisas cerca de las zonas buffer y reducir la exposición de los operarios a los productos agroquímicos. 

Los drones son hasta 50 veces más rápidos en la aplicación de productos químicos para la protección de cultivos que el típico pulverizador de mochila, lo que reduce no sólo el tiempo sino también el coste de los tratamientos. Esto permite a los agricultores completar el trabajo en un plazo determinado con las condiciones climáticas y ambientales idóneas, permitiendo una eficacia uniforme de los productos fitosanitarios en el campo. “Según nuestra experiencia, la aplicación con drones necesita hasta un 90 por ciento menos de agua que los pulverizadores de mochila, lo que ayuda a los agricultores a producir no sólo más, sino mejor, a conservar recursos vitales, especialmente en zonas de escasez de agua”, afirma Camilo Bravo, copropietario de Agronik Colombia, una empresa de servicios de drones.

Además, con una mayor exactitud gracias a la precisión de los satélites, los operadores se benefician de una menor exposición y, por tanto, de un menor riesgo, mientras que una mayor precisión y control permite mejorar la productividad y el cuidado de los cultivos. “Esta tecnología es cada vez más valiosa porque se puede utilizar en muchos cultivos diferentes”, destaca González. “La aplicación con drones ayudará a conseguir y mantener mejor las zonas de amortiguación, la llamada zona de “no pulverización” junto a un curso de agua, una zanja o un límite de campo. Por lo tanto, se necesita una aplicación más específica y precisa de la que carece el método convencional por avión. Los drones desempeñan un papel fundamental en ello”.