Rodrigo Pizarro y Felipe Aldunate, desde Olmos 

Más de US$ 2.000 millones en inversión privada y US$ 500 millones en exportaciones anuales. Estas son algunas de las cifras que destacan de este proyecto de irrigación de 38.000 hectáreas cuyos lotes empezaron a licitarse hace 10 años. Ubicado en medio del desierto de Lambayeque, los 52 lotes del sistema son gestionados por 18 distintas empresas agrícolas que ya escogieron sus cultivos prioritarios: paltas y arándanos. Ambos son los que han tenido el mayor crecimiento en los últimos dos años, sumando 6.521 hectáreas plantadas  de Hass y 3.482 hectáreas de diversas variedades del Berry.

“Quedan unas 1.500-2.000 hectáreas por plantar, las que probablemente se dedicarán a paltos y arándanos”, dice José Lecaros, quien dirige ProOlmos, la organización que reúne a las empresas del sistema de irrigación.

La buena calidad de las tierras de Olmos para estos dos frutos ha impulsado el crecimiento de sus exportaciones desde Perú. No obstante, el proyecto tiene desafíos relevantes que debe enfrentar para sostener su crecimiento en los años que vienen.  El tema es desarrollado en extenso en la última edición de la revista Redagrícola Perú, la que está disponible en papel digital.

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El primero de esos desafíos es el de la infraestructura: los caminos por donde deben pasar los miles de trabajadores que diariamente transitan desde sus lejanas residencias, así como los camiones cargados con la cosecha lejanas, son de mala calidad. Una situación que no ha resolverse pes a los costos en eficiencia y riesgos. La ciudad Nueva Olmos, la planificada urbe que se empezó a construir para dar albergue a los trabajadores del proyecto, no ha tenido avance en dos años.

Lea sobre los desafíos de infraestructura y el estado de avance de la Nueva Ciudad de Olmos (página 19).

A eso se suman estrechez del mercado laboral, en un sistema que llega a demandar más de 40.000 trabajadores temporarios en la época de cosecha del arándano. La escasez de servicios como hospitales, colegios, bancos o sistema de pensiones complican los esfuerzos por atraer recursos humanos en una zona en donde predomina la vida en caseríos.

Además, está el tema sanitario: las mismas ventajas climatológicas que hacen que el Proyecto Olmos estimule el rápido desarrollo de los cultivos son las mismas la que favorecen la aparición de plagas. La presencia de la mosca de la fruta ha obligado a un trabajo conjunto entre las empresas del sistema, aunque aún requiere mayor disciplina en la aplicación. La arañita y la queresa están entre las plagas más comunes que afectan a los paltos en la zona, mientras que el oídio ha sido un problema relevante en los arándanos. Además, la presencia de lepidópteros y hongos de madera tienen en alerta los gestores.

Lea sobre los límites del agua (página 19).

Sin embargo es el agua el que marca los límites a la producción. Las empresas deben buscar fuentes adicionales del recurso para sostener sus plantaciones puesto que la que viene del río Huancabamba ya no es suficiente.  Profundos pozos y cientos de miles de dólares de inversiones en enormes reservorios han debido acompañar el crecimiento productivo en el sistema.

La solución definitiva, dicen los productores, pasa por un aumento en la capacidad de la represa, la que ha ido menguando junto a la acumulación de material y residuos que vienen con el río. El proyecto suma unos US$ 350 millones, lo que podría reducir las restricciones e, incluso, sentarlas bases para un Olmos II.

Más artículos sobre Proyecto Olmos:

-Hortifrut y la consolidación de su proyecto en Olmos – Página 20

-Agrícola Alaya y su plan de ampliación – Página 24

-Desafíos fitosanitarios: el trabajo conjunto contra la mosca de la fruta – Página 34

-El sofisticado manejo de queresas – Página 30

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