Con la ventaja de tener una amplia ventana de producción
Pasó de tener 2 hectáreas (ha) de semilla híbrida de melón en los años 80, a más de 1.000 ha en 2022, dedicadas a semillero de hortalizas y maíz ’GMO free’. Antufen y su filial Uwafen tiene como clientes a las más grandes casas de semillas del mundo. Desde 1993 está en Perú bajo el nombre de Natucultura.
Originalmente, en 1984, Sergio Gajardo y Víctor Pinto fundaron la empresa Piga. Al separarse ambos socios en 2005, Gajardo creó Antufen (antu: sol, fen: semilla, en mapuche). Actualmente Sergio Gajardo ocupa el cargo de director y su hijo Nicolás Gajardo el de gerente general. Ambos aceptaron ser entrevistados por Redagrícola para contar cómo Antufen llegó a ser la mayor empresa productora de semillas híbridas de vegetales en Chile.
Asociada a Antufen, se formó Uwafen (uwa: maíz), que se dedica a la producción de semilla de maíz dulce, siendo la única de su tipo que es GMO free (libre de organismos genéticamente modificados) en Chile. “Somos la única empresa en Chile que producimos semillas de maíz 100% no transgénico”, recalca Nicolás Gajardo, quien estuvo a cargo del desarrollo de esa compañía desde su formación en 2011 hasta 2018, manteniéndose actualmente en su directorio.
En la década de los 80, todo partió haciendo semillas de pimiento y tomate “OP” (polinización abierta) para Petoseed, la única empresa extranjera en Chile en ese entonces que compraba semilla a los agricultores para exportar. Luego Piga buscó otras opciones y se vinculó con Northrup King, NK, de EE UU.
LOS PRIMEROS AÑOS DEBÍAMOS HACER DE TODO
Solo los precedió una empresa en el negocio de multiplicación de semillas híbridas de hortalizas. Había otras, pero dedicadas a cultivos anuales y praderas. “Los primeros 10 años prácticamente no tuve vacaciones, porque debíamos hacer de todo”, señala el director de Antufen.
NK fue comprada por una compañía mayor, Rogers, la cual pasó después a la suiza Novartis, la cual transfirió la parte agro de sus actividades a Syngenta. Novartis les pidió trabajar exclusivamente para ellos, situación que se mantuvo hasta el año 2000.
Pero, ¿cómo logran competir con los bajos costos de China? “Por un lado, ya no hay tanta diferencia, han subido bastante sus precios, y tienen más enfermedades, la calidad es menor. Por otra parte, producen en “mu”, unidades muy pequeñas, entonces para juntar un cierto volumen se necesitan varios agricultores y si hay una contaminación se complejiza identificar a cuál de ellos corresponde. Las empresas de semillas precisan de lotes grandes, de 100 o 200 kilos, por ejemplo, lo que nosotros podemos lograr con pocos productores”, responden.
Al momento de la entrevista prestaban sus servicios a 19 empresas, entre ellas Syngenta, Bayer, Rijk Swaan, Enza Zaden, Bejo, por nombrar algunas. En inglés se da el nombre de ‘toller’ a los proveedores encargados de multiplicar la semilla básica de las grandes compañías internacionales.
–¿Cuál es la clave en el negocio?
–Por definición, somos una empresa de servicios –especifica Nicolás Gajardo–. Los clientes nos piden una cantidad equis de semilla de ciertas especies. Entonces nosotros tomamos los progenitores machos y hembras que nos entregan y contratamos el 98% de la producción con agricultores. Les aportamos el financiamiento necesario y les damos la asesoría técnica de principio a fin del proceso.
La polinización se hace manualmente, un trabajo que requiere de gran precisión, pues el resultado debe garantizar un 99% de pureza genética, vale decir que el polen que fertiliza a la planta hembra debe provenir exactamente del macho que corresponde.
Además, los contratos exigen que la semilla esté libre de una larga lista de enfermedades, especialmente las heredables por semilla. La humedad no debe pasar del 6% y la pureza física no puede bajar del 99,9%, o sea no tiene que haber elementos que no sean semillas, como restos de ramas u hojas. Existen también malezas prohibidas, cuya presencia es causal de rechazo de la partida.
“Los resultados son muy buenos, podemos hacer cultivos todo el año, salvo dos meses, febrero y marzo, en que existe un riesgo de lluvias que a veces resultan desastrosas”.
PERÚ: UNA AMPLIA VENTANA DE SIEMBRA
En Perú iniciaron los primeros ensayos en 1993. El profesional norteamericano Michael Pereira, quien entonces trabajaba en Rogers NK Seeds, les dijo que, en el valle de Ica, Seminis estaba produciendo semillas con mucho éxito: “Vayan y prueben”, les sugirió.
Así lo hicieron. Contaron con el apoyo de Syngenta, que los respaldó con un acuerdo de exclusividad en que se comprometía a pagar el costo más un 20%. Presentaban un presupuesto, luego refrendaban los gastos efectivamente realizados y recibían ese porcentaje de utilidad.
Así se dieron los primeros pasos de lo que actualmente es la empresa Natucultura, con oficinas administrativas en Lima y Callao, que opera en las zonas de Piura (desde 2005 Natu Perú) y Cañete (desde 2007), de donde obtienen dos producciones anuales. La propiedad es en un 80% de los socios originales de Piga y un 20% de dos agrónomos que viajan desde Chile a Perú permanentemente.
En sus primeros tiempos trabajaron con agricultores externos, siguiendo el modelo de Chile, pero este sistema no prosperó. Ahora todo se produce directamente por la empresa en campos propios, dando empleo a 4.000 personas en la temporada.
Sergio Gajardo dice: “Los resultados son muy buenos, podemos hacer cultivos todo el año, salvo dos meses, febrero y marzo, en que existe un riesgo de lluvias que a veces resultan desastrosas. Las especies corresponden principalmente a solanáceas y cucurbitáceas. Casi el 100% se cultiva bajo malla, excepto unas pocas hectáreas de melón a campo abierto”.
Para Nicolás Gajardo, una ventaja es la amplia ventana de producción. “Mientras en Chile se dispone de una siembra anual, en Perú prácticamente puedes cultivar todo el año. Eso es clave en términos de posibilitar el adelanto o retraso del proceso en alguna medida. Por ejemplo, si un cliente pierde una producción en otro país en el hemisferio norte, tiene la opción de ir a Perú gracias al margen más amplio”.
Por muchos años los costos en Perú eran menores, sin embargo, han ido subiendo, en especial la mano de obra y los impuestos. Un incentivo importante que ayudó al crecimiento de Natucultura ha sido el ‘draw back’, devolución de impuestos a los exportadores entregado en ‘cash’, que inicialmente era de 5 % y hoy llega al 3% del total exportado.