El Mildiú ya hizo su ciclo primario en la uva de mesa y hay que evitar infecciones secundarias
Debido a las fuertes lluvias en el norte del país, la investigadora considera que esta temporada será una de infecciones severas por hongos. Los planes de control sanitario deben ajustarse a la actual situación, recomiendan los especialistas.
Por Marienella Ortiz
Según Marcela Esterio (Ing. Agr., Mg. Cs.), el Mildiú velloso (Plasmopara viticola), es un pseudohongo que permanece inactivo en el suelo. Con el nivel de lluvias y aguas anegadas que se registraron en las últimas semanas en Piura y el resto del norte del país, es altamente probable que las oosporas de Plasmopara vitícola se hayan activado y amenacen con convertirse en un serio problema en las próximas campañas de uva de mesa en el país.
Por ello, Esterio y Jaime Auger (MS., Ph.D.), fitopatólogos e investigadores responsables del Laboratorio de Fitopatología Frutal y Molecular de la Facultad de Ciencias Agronómicas de la Universidad de Chile, advierten sobre la necesidad de un monitoreo constante de los campos y de un control sanitario que involucre productos sistémicos como de contacto para minimizar los impactos de la enfermedad en el cultivo.
Recuerdan que una situación similar se observó durante el Fenómeno de El Niño del 2017, en que las lluvias e inundaciones originaron muchas pérdidas a los productores de uva de mesa, afectados por Mildiú. El primer síntoma-signo que se presenta son pequeñas manchas oleosas en las hojas, las que luego se tornan necróticas, perdiendo el parral su poder fotosintético, además afectan los racimos y en general todo tejido verde, tierno suculento en crecimiento, causando importantes pérdidas en la producción del cultivo.
Se calcula que en estas últimas semanas de lluvia, producidas en un inicio por el ciclón Yaku, las precipitaciones alcanzaron hasta 200 mm, lo cual a entender de la investigadora está muy por encima de lo necesario para que se active P. vitícola (10 mm.), y ocurra la infección. La activación del inóculo o lo que se denomina “Ciclo Primario” ocurre con estos parámetros: 10-10-24, que equivalen a mínimo de 10 mm de lluvia (o riego) con una temperatura de 10 °C o más, durante 24 horas. Por lo que en esta temporada, las condiciones climáticas ocurridas son más que óptimas para el desarrollo de infecciones severas por Mildiú en las zonas afectadas por el ciclón.
¿Dónde se encuentra el Mildiú? Los reservorios del patógeno las Oosporas (esporas de origen sexual), sobreviven en restos vegetales infectados en temporadas precedentes, y en esta condición como espora latente en el suelo puede sobrevivir hasta 10 años. Cuando está oospora germina emite zoosporangioforos que son verdaderos arbolitos en donde se forman unas vesículas denominadas zoosporangios en cuyo interior se forman las esporas asexuales móviles denominadas zoosporas, y que corresponde a la fase o ciclo secundario de la enfermedad, refiere. Las condiciones para que se dé este ciclo secundario N veces son de 4 – 6 horas en oscuridad, sobre 13 °C o más de temperatura ambiente (óptimo entre 16-23 °C) y mayor a 70% de humedad relativa (óptimo: 98%). Por otro lado, para que ocurra la infección el follaje, debe permanecer mojado por al menos 2 a 3 horas.
Las zoosporas, inóculo secundario, van a ser liberadas y dispersadas por el viento y serán las responsables de nuevas infecciones en los distintos tejidos tiernos de la planta. “En realidad, los brotes, hojas, zarcillos, racimos, todos pueden ser afectados”, apunta. “Estas nuevas infecciones pueden darse N veces, según se mantengan o no las condiciones favorecedoras”, refiere tras indicar que en toda la campaña pueden generarse nuevas infecciones por esa razón. Por lo anterior, es importante considerar prácticas de monitoreos de infección, y una muy simple es la práctica de la bolsa plástica humedecida: mojar una bolsa y luego retirar el agua y colocar en su interior hojas y brotes asintómaticos colectados al azar desde distintas plantas sometidas a la condición climática adversa (ciclón Yaku) y cerrar la bolsa y dejar toda la noche en oscuridad a 20-25 °C. Si existe Mildiú activo, al día siguiente brotes u hojas infectadas van a presentar el desarrollo del micelio blanco cremoso característico.
Para hacer frente a esta situación, lo ideal es siempre considerar manejos preventivos con aplicaciones de tratamientos en base a cobre, previo a la ocurrencia de condiciones climáticas favorecedoras de infección, y posterior a su ocurrencia, con fungicidas de post infección que presenten un nivel de sistemicidad y penetren el tejido de la planta controlando el pseudohongo en su interior. Para ello, se requiere de un monitoreo cuidadoso para favorecer la oportunidad de la aplicación y evitar el establecimiento de la enfermedad.
Otros productos con acción sobre Mildiú son los formulados en base a estrobilurinas, solos o en mezclas con fungicidas IBEs (inhibidores de la biosíntesis del ergosterol). También existen actualmente en el mercado productos naturales con acción de contacto como los extractos de plantas (Ej.: Melaleuca alternifolia), que son capaces de controlar las infecciones incipientes por este patógeno y que también tienen efecto sobre otros de los patógenos que afectan a la vid (Botrytis y Oídio).
Por otro lado, existen en el mercado varios productos que tienen un gran efecto secante, algunos de ellos sin registro en los principales mercados de destino, pero en realidad cuando estamos en una condición de una gran epifítia, como lo ocurrido en esta temporada en algunos parrales, lo que se requiere es apagar el incendio. Uno de ellos es Fluazinam, fungicida que en Chile se puede aplicar hasta previo a floración y que tiene un gran efecto secante. También tiene un efecto secante el formulado biológico en base a cepas de Hypocrea virens y Bacillus licheniformis (Puelche), con acción fungicida a través de mecanismos de competencia, antibiosis y depredación para lograr un efectivo control preventivo y curativo contra hongos fitopatógenos, y sin problemas de aplicar porque como es biológico no deja residuos.
Entre otros productos que también tienen efecto sobre Mildiú destacan los productos en base a sales de cobre como Phyton, y las mezclas Cymoxanil + Mancozeb o Clorothalonil + Dimetomorph, entre otras.
Manuel José Arriagada, Director de Pura Fruit Company
“Cosechar con lluvia”
En Sullana (Piura), los campos de la empresa cuentan aún con fruta colgando del parrón, debido a la doble cosecha programada durante marzo y abril. Estos parrones que representan el 45% de los sembríos totales están bajo cubierta de plástico e ingresaron a cosechas en las últimas semanas.
Pese al paso del ciclón Yaku y las anomalías actuales del clima, Arriagada cuenta que la fruta no se mojó, por tanto no presentó problemas de Mildiú, al menos los cultivos que están protegidos. “Este ha sido un desafío épico. El primer gran desafío fue mantener una fruta seca con una lluvia que superó los 200 milímetros en 20 días de lluvia (hacia finales de marzo, pues luego ha continuado las lluvias). El otro desafío que no tiene precedente, pues nunca lo hemos tenido ni vivido, es básicamente cosechar con lluvia. En total son 45 días de cosecha y la probabilidad de que siga lloviendo es muy alta. Por tanto, hemos desarrollado todo un plan de cosecha considerando el factor lluvia”, comentó. En general, dice que los lotes de uva de mesa no se han anegado, debido a las elevadas temperaturas que permiten la absorción rápida del agua. Como los campos están cubiertos, refiere que tampoco el Mildiú es un problema, porque para que ataque este hongo necesita de agua libre.
Esto mismo no ocurre con el resto de parrones que sí están descubiertos. “En este caso, lo que estamos haciendo es trabajando los parrones como lo hacemos en Chile, con un programa fitosanitario bastante potenciado y apuntando al Mildú y algunos tipos de pudriciones a nivel de follaje, digamos de brotes”, dice. A propósito de los anuncios de un posible fenómeno de El Niño, comenta que están evaluando incrementar el porcentaje de fruta cubierta, como una forma de contar con un seguro climático. “Tengo 25 años de producción de uva en Chile y 200 milímetros de lluvia acumulada no me tocó nunca. Cuando cayeron 100 o 70 milímetros en febrero, eso significó perder la mitad de la fruta de Chile”, reflexiona tras mencionar que un campo testigo que tienen con fruta descubierta, ya con 70 milímetros había quedado destruida.
Alonso Puga, Gerente agrícola de Proserla.
“En Lambayeque las lluvias han sido menos intensas”
Para el 15 de enero, en los campos de la empresa, ubicada en Jayanca, ya no quedaba fruta, la campaña había terminado. Según refiere Puga, la intensidad de las lluvias no fue tanta como en Piura, pero sí generó algunos problemas de anegación de campos que fue resuelto con el uso de motobombas. Todo esto fue parte de un aprendizaje que tuvieron con el fenómeno de El Niño del 2017, en que las lluvias fueron incluso mayores en ese entonces.
“Tenemos un campo con pendiente, por lo tanto, no nos ha hecho mayor daño el volumen de lluvias que cayó. Lo que sí, de repente, ha entorpecido un poco la logística en los campos por el crecimiento del rio que normalmente anda seco, entonces, los trabajadores se vieron afectados para llegar al fundo”, refiere. En muchos casos, cuenta que la gente demoraba una hora más en llegar si es que finalmente venían al trabajo, pues algunos vieron sus viviendas inundadas y tuvieron que atender la emergencia.
Definitivamente, refiere que en Lambayeque, lo más complicado ha sido el crecimiento de los niveles de los ríos La Leche y Motupe.
Por lo pronto, refiere que están con un plan intensivo de manejo de Mildiú para combatirlo, lo que ha significado incrementar las aplicaciones al menos en un 100% con relación al plan original. La expectativa es que puedan hacer la poda de formación, aproximadamente, el 20 de abril y que para entonces, los campos estén secos.
NO SOLO EL MILDIÚ
Otro de los problemas que pueden incrementarse son las infecciones por Phomopsis viticola, agente causal de la enfermedad denominada Escoriosis de la Vid, hongo que puede afectar los brotes y también los racimos. En los brotes aparecen manchas negras, violáceas que se forman generalmente en los primeros internudos de los brotes y suele observarse en estos la formación de picnidios (fructificaciones de origen asexual donde se forman muchas conidias). Aplicaciones de fungicidas como Mancozeb solo o en mezcla, Captan y cobre, entre otros aplicados preventivamente, permiten disminuir el riesgo de infecciones por Phomopsis.
Por otro lado, se van a incrementar también uno de los principales problemas que afectan a las vides y que corresponde al complejo de hongos que afecta la madera y en particular que afecta a las nuevas variedades de uva de mesa que en los últimos años han demostrado una mayor susceptibilidad a estos patógenos, entre estos cabe destacar a hongos de la familia de las botryosphaerias y otros hongos vasculares endófitos que se expresan bajo altas condiciones de estrés de la planta (Phaemoniella sp., Acremonium sp, y Phaeoacremonium sp. y otros), advierte Jaime Auger.
Además, según Auger, los excesos de humedad pueden favorecer el desarrollo de problemas radiculares que han sido reportados en vides bajo estas condiciones de excesos prolongados de humedad, como es el caso de Pie Negro causado por especies de la familia Nectriaceae.
Asimismo, Esterio señala que debemos considerar que otros hongos han hecho su aparición en el norte del país. Por ejemplo, en el caso de Botrytis, en los parrales más afectados por las lluvias de esta temporada, debería considerarse un programa más riguroso de aplicaciones en floración. También dice que estarán presentes otros hongos que generan otros síntomas, como la podredumbre ácida. En especial, menciona a Penicillium, que genera pudriciones que se van a favorecer por la presencia de microfisuras en las bayas ocurridas por la condición de alta humedad (agua libre) sobre las bayas.
Por otro lado, considera que el Oídio sería un problema solo si se produce la fase sexual, (ascosporas en chasmotecios). “Sin eso poco va a importar, porque la humedad para el Oídio no es algo que lo favorezca. El factor que favorece las infecciones por oídio son las temperaturas”, menciona Esterio.
Por tanto, Esterio como Auger consideran que los responsables de campo en esta campaña y en las siguientes deberán tener mayor cuidado en el diseño de los programas fitosanitarios, readecuándolos. “Lo que recomendamos es tener un plan riguroso que se cumpla al pie de la letra para poder contrarrestar esta situación”, agregan Marcela Esterio y Jaime Auger.
José Luis Juárez, asesor fitosanitario en uva de mesa
“No hay que descuidar el chanchito blanco”
Si bien hay que hacer frente a una gran cantidad de enfermedades que estarán presentes en la campaña de uva, el experto menciona su inquietud de que por apagar ese incendio se pueda estar dejando otro para el futuro. «Toda la máquina de control está enfocada en atacar a los hongos y, por consiguiente, el chanchito blanco no va a ser controlado eficientemente y va a causar daños más adelante. Es lo que se anticipa», apunta.
Normalmente, el programa de prevención de chanchito blanco se realiza en la actualidad, durante la campaña de formación y ya luego en poscosecha, indica. Más adelante, luego de la etapa de formación, refiere que no se pueden hacer muchas más aplicaciones en campo por un tema de residuos. Si se buscan moléculas alternativas para su uso en etapas más avanzadas no tendrán la eficacia requerida, dice.
«Si ingresas con mucha presencia de chanchito a la campaña de producción por no haber hecho un buen trabajo en la etapa de formación, entonces, habrá más infestación de los racimos y menor productividad», advierte. Otro inconveniente que verán los campos, refiere el experto, es que por la cantidad de lluvias habrá más yemas vegetativas que fruteras, es decir que se puede ver afectada la fertilidad de los parrones. Esto se observó en el 2017, cuando ocurrió el fenómeno de El Niño, siendo las variedades más afectadas con esta situación, aquellas tradicionales, como la Red Globe, Crimson o Superior. Recuerda que cuando la planta llegó a la etapa de poda, hubo muy poca fruta. En el caso de las variedades patentadas, considera que no hay ese problema, pero si son más susceptibles al Mildiú.