La raíz lo es todo. Es la parte más importante de una planta, allí ocurren los procesos normales que cumple este órgano, como el soporte estructural, la absorción y regulación hídrica, la absorción nutricional y transporte de cada nutriente y el manejo de la regulación hormonal en diferentes etapas fenológicas para cada cultivo. Un cultivo como el arándano (Vaccinium corymbosum L.) tiene varias particularidades, según explica el asesor Fernando Diez, ya que “su sistema radicular está compuesto por raíces finas y fibrosas, el 80% de las cuales se concentran en los primeros 50 cm de profundidad. Debido a su cercanía con la superficie, es fácil que estas raíces se estresen. Además, las raíces fibrosas carecen de pelos radiculares y no tienen una alta capacidad de absorción, siendo muy exigentes bajo ciertas condiciones químicas de agua y fisico-químicas de suelo, para una adecuada vida media”.

– ¿Cuán importante es realizar una correcta Regulación de la Dinámica Radicular?

– Es vital. Desde aquí se puede construir la vida útil del huerto, relacionada con la cantidad y calidad productiva en forma uniforme durante la vida del huerto. Esto dependerá de las condiciones edafoclimáticas y también de las variedades que se hayan escogido para desarrollar el proyecto. He constatado que esto no se toma bien en cuenta y es ahí donde se encuentran los diferentes resultados en los flujos productivos. Hay ciertos factores de estrés que explican una buena dinámica radicular. Por ejemplo, el agua de riego empleada tiene características químicas definidas según las diferentes zonas productivas, y estas tienen una distinta reacción con la física y química del suelo escogido. Muchos de los problemas con que nos encontramos se deben al cambio de las características químicas del agua de riego, donde hay parámetros por encima de lo que los arándanos pueden tolerar, y eso va en detrimento para lograr un alto potencial productivo.

Desde el punto de vista físico del suelo o del sustrato, las características principales que se deben revisar tienen que ver con la macroporosidad, que debiera estar como mínimo en un 25% y como óptimo en un 40% de este parámetro. Su textura debe permitir una velocidad de infiltración adecuada, que debe ser sobre 25 cm/h. Además, el contenido de materia orgánica debe ser sobre un 10% y, dependiendo de qué tipo de materia orgánica se esté considerando, la conductividad eléctrica debe estar bajo 1 dS/m. Para que ello sea así, se deben revisar sus componentes y el grado de acción que ejercen sobre este parámetro. El pH debiera estar entre 4.5 y 5.5, algo que varía de acuerdo a la variedad que se esté empleando.

Existen condiciones físicas y químicas que llevan a situaciones poco deseadas en el suelo. Una de ellas es la compactación de este en el tiempo, algo de lo que, comúnmente, los productores no se dan cuenta, ni tampoco llevan un control técnico, que es muy importante en el cultivo de arándanos, debido a la sensibilidad de su sistema radicular, como comenté antes. Todos estos parámetros, bien llevados, permiten el desarrollo adecuado en el volumen radicular activo de la planta y su adecuado manejo fisiológico en su rizogénesis.

– ¿Qué podría ocurrir si no se hace una Regulación de la Dinámica Radicular?

– Suponiendo que la masa radicular activa inicial es adecuada desde el vivero,  si no se realiza un manejo adecuado sobre el volumen radicular, requerido para lograr juvenilidad y madurez en un corto periodo de tiempo, se estarían postergando los flujos de producción y poniendo en riesgo la calidad frutal. La juvenilidad no es eterna y no se debe desprovechar la potencia de la planta en esta etapa para lograr estos objetivos, ya que en el tiempo esta característica se va perdiendo y se requerirán esfuerzos mucho más costosos y, a veces, inlogrables para aprovechar el potencial productivo acorde a la variedad escogida. Esto se traduce en una menor tasa de crecimiento de la planta, una menor carga frutal, una fruta de calidad y condición poco deseada, una menor renovación de su material estructural y productivo, un menor diámetro de ramillas, un área foliar desbalanceada versus la carga frutal y un rendimiento por hectárea inadecuado para la edad del huerto y su densidad.

– Dentro de una estrategia de Regulación Dinámica Radicular, ¿cuán importante es el acondicionamiento del suelo?

– Es vital en este cultivo, sobre todo para tener un óptimo desarrollo vegetativo y productivo. Una vez hecho un claro diagnóstico, es más fácil realizar las labores de enmiendas adecuadas para controlar él o los parámetros que deban ser ajustados.

– ¿Qué debieran tener en cuenta aquellos productores que trabajan en suelo y los que lo hacen en contenedores?

– Si se trabaja en suelo se deben planificar las labores de control de los parámetros básicos. Esto pasa por ajustar las condiciones de calidad de agua para el cultivo y luego usar de ‘buffer’ el suelo en base a condiciones físicas de aireación, contenido de materia orgánica y nutrición catiónica; este último, un tema muy importante en la calidad frutal. En el caso de aquellos que trabajan con contenedores o macetas, es necesario entender bien los costos y comparar las posibilidades, bondades o dificultades de cada opción que existe en el mercado, para así  tomar una decisión técnica-económica que se ajuste al proyecto. Tras ello, comienza un trabajo técnico de manejo de las variables que interfieren: condiciones de macroporosidad, velocidad de infiltración, retención de humedad, consumo de agua (m³) por hectárea y, por último, la nutrición adecuada que, para cada caso, dado que las variables técnicas, son diferentes. Esto generará condiciones adecuadas para el enraizamiento y vida media radicular, lo cual da una eficiencia en la absorción nutricional de acuerdo a los elementos escogidos en el programa, sobre todo facilitará el manejo de la de la salinidad nutricional y su impacto en la conductividad eléctrica en este sistema productivo cerrado, como son las macetas.

– ¿Cómo es posible estimular una mayor longitud y número de raíces?

– La habilidad de enraizamiento del arándano es de alta densidad cuando se logran las condiciones óptimas, ya descritas. Esto puede ser potenciado cuando las condiciones de temperatura del suelo estén sobre 18ºC y hasta 24ºC, ya que se ha visto que la rizogénesis bajo parámetros que promueven esta tarea, no se detiene si existe aireación, nutrición balanceada, relación adecuada del área/raíces, ausencia de factores estresantes, materia orgánica activa y estructural y biota benéfica en concentración. Todo ello lleva a una juvenilidad prolongada del huerto y a un potencial productivo por mayor tiempo. Técnicamente, y para potenciar esta labor, se deben usar materias de alta formulación que sean capaces de lograr el desarrollo radicular con un adecuado balance nutricional y el uso de bioestimulantes específicos para enraizamiento, además de una activación fisiológica de la raíz y la promoción de un adecuado equilibrio microbiológico.

– ¿Promover un exudado de las raíces también es un aspecto clave? ¿Cómo se logra?

– Actualmente, es un tema de avanzada. La grandiosa tecnología lo está permitiendo y es vital entenderla, ya que la exudación radicular, según nos ha enseñado la investigación, corresponde a una comunicación bioquímica de las raíces con su entorno (rizósfera) y los microorganismos vivientes que cumplen funciones vitales en sanidad, degradación y mineralización; por nombrar algunas. Si las condiciones de suelo o sustrato son favorables, tendremos raíces nuevas y activas. Además, la exudación radicular favorecerá enormemente el establecimiento de comunidades microbianas benéficas, que nos ayudarán a mejorar la disponibilidad de nutrientes, la estimulación del crecimiento radicular y la sanidad de las mismas.

– ¿Añadir microorganismos también es un aspecto que deben tener en cuenta los productores?

– Es que esas son las condiciones naturales para que haya un buen funcionamiento del ecosistema. Un tema diferente es si existe una alteración de este patrón, como son aquellas zonas que se han estado degradando durante miles de años y que también están afectadas por condiciones bióticas o abióticas, dejando a nuestro planeta con un mayor número de hectáreas sin posibilidad de ser cultivadas, lo que acarrea una dificultad alimentaria. Por ello, el camino pasa por restablecer las condiciones en suelos y, con ello, aumentar los rendimientos por hectárea. Además, son una valiosa herramienta para repoblar nuestro suelo con microorganismos, a fin de que existan ecosistemas virtuosos. Para hacer un mejor uso de los recursos y costos productivos, se deben hacer manejos frecuentes y controlados de las poblaciones de microorganismos. Muchas veces se insiste en la nutrición mineral, que solo aumenta el problema o daño y no se advierte que ese mismo costo puede dar mejores ingresos, entendiendo este tema de la microbiota vital. Debemos agradecer a los científicos, que ponen herramientas de alto desarrollo para tales objetivos. Por ejemplo, para sistemas de raíces tan delicadas, Biofit es una tecnología de última generación que ofrece beneficios interesantes en el cultivo de arándanos.

– ¿Qué consecuencias positivas tiene un manejo adecuado de la Regulación de la Dinámica Radicular?

– Adelantar los flujos productivos (‘pay back’ del proyecto anticipadamente), mejorar la calidad productiva, mejor sanidad y vida media de las raíces, y eficiencia en el programa nutricional; tanto así que he observado que, con menores unidades de los elementos, ha habido igual o mejor respuesta en la planta y la fruta.

– De acuerdo a tu opinión, ¿es algo que están haciendo los productores peruanos?

– Considero que, en general, aún existen puntos de mejora que se deben trabajar como es el manejo de factores limitantes (compactación y salinidad) de suelo o sustrato. Asimismo, se debe trabajar en la estimulación de la fisiología de la raíz y la asociación con comunidades microbianas benéficas.

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