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La apuesta es por procesos más eficientes y limpios

El gran salto de la industria del aceite de oliva hacia la producción sostenible

Las empresas socias de ChileOliva vienen trabajando fuertemente en iniciativas que avancen hacia la eficiencia energética. Tras los buenos resultados del primer Acuerdo de Producción Limpia (APL), que certificó a las compañías por un periodo de tres años, hoy cuentan con un segundo APL, cuya adhesión a la fecha es del 93%. Para añadir más valor agregado al rubro, también incorporaron el sello Aceite de Oliva Sustentable (AOS) para los productores que cumplan con los criterios de sustentabilidad fijados por el gremio.

12 de Noviembre 2021 Banyeliz Muñoz
El gran salto de la industria del aceite de oliva hacia la producción sostenible

Varias son las compañías chilenas que se están subiendo al carro de la producción sustentable. Un sector que hace un tiempo viene trabajando fuertemente en esta práctica es el del aceite de oliva  buscando fomentar el uso eficiente de los recursos naturales y de la energía, así como también la construcción de estructuras que no dañen el entorno.

Concretamente, en 2011 ChileOliva comienza a trabajar en esta temática, considerando el impacto que tenía esta materia a escala global, y el buen prestigio que le entregaba a las compañías que ejercieran prácticas sustentables. Más allá de eso, también hay un tema súper relevante, que es el impacto del cambio climático, que repercute en nuestro país con una sequía extensa y prolongada, precisamente donde se ubican las compañías del rubro.

Adhesión del 93% del gremio

A la fecha, el 93% del gremio está adherido a este segundo APL, y ya cuentan con empresas certificadas con el sello AOS: 18 de las 23 instalaciones cumplieron con los hitos del segundo APL. Entre ellas, Comercial Ugarte y Scott S.A, Olivos del Sur S.A. con su instalación en Coquimbo y la de Marchigue, Rio Negro S.A., Agr. Forestal e Inversora Santa Beatriz LTDA. Agroreservas de Chile SPA., Agr. Monte Olivos S.A, Agr. Izaro LTDA., Soho SPA, Soc. Kudaun LTDA., De Prado Chile SPA., Olivos Ruta del Sol S.A., Agromarcihgue S.A., Olivamarchigue S.A., Agr. Pobeña S.A., Olivos de Talca SPA., Agroindustrial Siracusa S.A., Las Doscientas SPA.

Según los datos de ChileOliva, gremio que agrupa a las firmas del rubro, son 23 las empresas socias, que representan más del 80% de la producción nacional, y más del 70% de la superficie plantada de olivos, correspondientes a 22.152 hectáreas, distribuidas en las regiones de Coquimbo, Metropolitana, O´Higgins y del Maule.

Su primer acercamiento fue un proyecto de cooperación internacional, que contó con la participación de la embajada de Estados Unidos y el World Environment Center (WEC). En dicha oportunidad, ambos órganos visitaron las empresas del sector olivícola y detectaron oportunidades para trabajar en eficiencia energética y recursos hídricos.

Por ello es que el 2013 el gremio impulsó su Primer Acuerdo de Producción Limpia (APL), instando a las empresas socias sigan siete directrices en materia de sustentabilidad, adhiriendo 20 de ellas, certificándose 17 firmas por un periodo de tres años (dicha certificación la entrega el Estado a través de una auditoría externa. Es una estrella azul que respalda a aquellas empresas que cumplieron con las acciones de producción limpia a las que se comprometió).

Pamela González, jefa de proyectos de ChileOliva.

“Se trata de un convenio de carácter voluntario, que es celebrado entre nuestra asociación y los organismos públicos competentes en materias ambientales, sanitarias, de higiene y seguridad laboral, eficiencia energética e hídrica y de fomento productivo, cuyo objetivo es aplicar la producción limpia a través de metas y acciones específicas en un plazo determinado para el logro de lo acordado”, detalla Pamela González, jefa de proyectos del gremio.

Estos trabajos significaron buenos resultados para el sector. Una de las medidas fue controlar el recurso hídrico en la producción de aceite, lo que significó un ahorro de un 29% en el indicador de consumo. “El 93% de las medidas de gestión hídrica correspondieron a cambios y mantención de bombas y equipos. Además, hubo un bajo consumo de energía, que representó un ahorro de 290 millones de pesos en la industria, significando un 36% de disminución del indicador de consumo. Asimismo, se trabajó en una guía con alternativas para el manejo del residuo orgánico del aceite de oliva, focalizada en generar valor a este material”, explica.

De acuerdo a su catastro, estas medidas –en materia de energía- significaron una inversión total de 616 millones de pesos en el periodo de desarrollo del primer APL (2013 y 2015), esto es un costo anual de 12 millones pesos por empresa, y un ahorro promedio anual de 17 millones de pesos, respectivamente.

DIAGNÓSTICO, CLAVE PARA LA DETECCIÓN DE BRECHAS

Tras ello, el 2019 se trabajó en un diagnóstico sectorial para detectar brechas o temas pendientes en la materia. Ello llevó a que al año siguiente se promoviera el Segundo Acuerdo de Producción Limpia, que fue firmado junto a la Agencia de Sustentabilidad y Cambio Climático (ASCC), y el sector público involucrado: Ministerio de Agricultura, a través de ODEPA y SAG, Ministerio de Medio Ambiente y plataforma Huella Chile.

Su propósito es lograr dar continuidad al trabajo realizado durante el primer APL, y fortalecer aún más la gestión de la sustentabilidad en las empresas del sector a través de la implementación de acciones de mitigación y adaptación del cambio climático.

De hecho, González destaca que estos fueron validados por el sector como un instrumento de gestión productiva y ambiental. “Esto constituye la instancia para identificar los aspectos ambientales de mayor relevancia, jerarquizar prioridades en la gestión, comprometer al sector en acciones y metas específicas en pos de mejorar la gestión productiva de forma sustentable, contribuir positivamente a la materialización de un sector con mayores niveles de competitividad y con altos estándares de sustentabilidad”, precisa.

Para ello se fijaron nueve metas; entre ellas, implementación de una guía para la gestión de la sustentabilidad y cambio climático, teniendo por objetivo que las compañías declaren su política de sustentabilidad, mencionando más de 20 indicadores en esta temática. La segunda meta es formar a los trabajadores del rubro en materia de sustentabilidad y cambio climático; y una tercera, es la reducción del 5% en el consumo energético.

Además, la idea es que avancen hacia una gestión hídrica que incorpore medidas de adaptación al cambio climático; promover la producción sustentable de aceite de oliva (protección de la biodiversidad, especies nativas y cuidado del suelo).

Asimismo, llegar a cero residuos: el propósito es que el sector realice un diagnóstico, y luego trabaje en un plan de gestión de residuos y de subproductos -como el alperujo y orujo-. Fomentar actividades de relación con la comunidad y calidad de vida laboral de las empresas adheridas al APL; cuantificar y verificar la huella de carbono organizacional de las empresas adheridas al APL; incorporar en la industria el ecodiseño para repensar procesos y productos y responder a los desafíos de la Ley nº 20.920 (Ley REP).

¿Cómo son los procesos de producción sostenibles? 

“Estos se focalizan en la obtención de aceite de calidad extra virgen. Las plantaciones son bajo sistemas súper intensivos o en seto en su mayoría, de labores mecanizadas y con riego tecnificado. Las empresas cumplen con exigentes estándares internacionales de producción, dado que la mayor parte de lo que se produce se exporta. Las almazaras -o plantas de extracción- se ubican en el campo, de manera que no pasen más de 12 horas desde que se cosecha hasta que se extrae el aceite de la aceituna. La producción se hace en sistemas tecnológicos y continuos, no existe prensa. La extracción se hace con centrifugas horizontales que separan el aceite del resto de la pulpa por diferencia de densidad. El proceso de extracción es mecánico: no existen adición de químicos, se cuida la calidad de la aceituna para lograr los mejores aceites”, describe González.

SE CREA LA MARCA DE CERTIFICACIÓN ACEITE DE OLIVA SUSTENTABLE (AOS)

En el marco de esta apuesta gremial por una producción más sostenible, ChileOliva impulsó durante este ejercicio la marca de certificación Aceite de Oliva Sustentable (AOS), cuya meta es reconocer la gestión en sustentabilidad de las empresas. Este sello es entregado a las firmas que cumplen de manera exitosa los hitos de la implementación y certificación del segundo  APL.

“El sello AOS busca incentivar a que las empresas del sector fortalezcan su gestión. Todas las acciones implementadas en sustentabilidad otorgan un valor agregado a sus productos y aporta herramientas para la adaptación al cambio climático. El sello AOS visibiliza ante el consumidor la gestión sustentable que hacen las empresas de ChileOliva”, fundamenta Pamela González, y complementa que lo que se busca conseguir es reconocer la gestión en sustentabilidad de las empresas, así como también incentivar a las empresas del sector a fortalecer su trabajo en la materia. “También buscamos dar a conocer al consumidor -a través de este sello- que las empresas de ChileOliva están trabajando y cumpliendo estándares de sustentabilidad”, precisa.

Gabriela Moglia, gerenta de ChileOliva.

¿Qué impactos puede tener para el mercado? Para los consumidores, la ventaja es que cuentan con un sello que respalda que están ante un producto que ha sido elaborado con estándares de sustentabilidad. “El impacto de esto es que la industria responde a los nuevos requerimientos de los consumidores que demandan producir alimentos de manera sustentable”, subraya la gerenta del gremio, Gabriela Moglia.  Por otra parte, para importadores de aceite chileno en los mercados destino, el impacto es que cuentan con un producto que, además de tener una calidad extra virgen, tiene un certificado en sustentabilidad, “agregando un atributo diferenciador en los aceites chilenos”, apunta.

González también destaca el trabajo del gremio para incentivar estas prácticas dentro de las organizaciones. Entre ellas, capacitaciones, reuniones de apoyo técnico para revisar el avance de la implementación, contratación de asesores especializados en cada área, como también el establecimiento de alianzas de cooperación. “Actualmente contamos con una alianza con el Código de Sustentabilidad del Vino, la Asociación Gremial de Riego y Drenaje (Agryd), y con el Instituto de Ecología y Biodiversidad”, remarca.

Las empresas apuntan en acciones como capacitar al personal en hacer un uso eficiente de la energía.

ACCIONES CONCRETAS QUE HAN IMPULSADO LAS FIRMAS DEL SECTOR

La jefa de proyectos del gremio admite que las compañías están impulsando una serie de iniciativas que avanzan hacia una producción más limpia. En lo que concierne al ámbito de energía, las empresas apuntan en acciones como capacitar al personal en uso eficiente de ella, como también realizar una revisión periódica del indicador de energía asociado al cumplimiento de la meta. A su vez, se consideró incorporar en las compras de equipos criterios de uso eficiente. Por ejemplo, motores de alta eficiencia o maquinaria con mayor rendimiento.

“Otras acciones avanzan a evaluar cambio de cliente regulado a cliente libre; la posibilidad de compra de energías renovables; implementación de sistemas fotovoltaicos u otras fuentes de energías renovables; iluminación led en las instalaciones y bodegas del campo. Incorporación de sistemas a batería de encendido y apagado automático del sistema de riego; evaluación e implementación de partidores suaves o variadores de frecuencia en los equipos de almazara y riego; programa de mantención de equipos de riego y maquinaria de campo; evaluación de mejoras energéticas en plantas de tratamientos de riles; mejorar operación de equipos”, agrega González.

El proyecto de ChileOliva busca además realizar mejoras en la eficiencia de los sistemas de riego.

En lo que respecta al recurso hídrico, también menciona que la apuesta es por la capacitación de los trabajadores en un uso eficiente, que se traduce en priorizar los procesos de limpieza en seco, y en implementar un sistema de control de la medición de los consumos de agua a través de caudalímetros, remarcadores, telemetría, telecontrol y otros.

Así como también en reutilizar aguas de lavado o de proceso; implementar proyectos de impermeabilización y cobertura de tranques de acumulación; ejecución de proyectos de impermeabilización y cobertura de canales de conducción de agua. También se busca realizar mejoras en la eficiencia de los sistemas de riego: minimizando el bombeo e impulsión y favoreciendo los sistemas por gravedad. Por otra parte, se considera el uso de plataformas tecnológicas de monitoreo de condiciones ambientales: estaciones meteorológicas y satelitales para optimizar la gestión del riego.

En la misma línea, pone énfasis en que muchas firman avanzan en la implementación de dispositivos de ahorro de agua (en lavamanos, duchas, etc.), como también en desarrollar e implementar un plan de riego de acuerdo a las necesidades del olivo y las condiciones climáticas, entre otras acciones.

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