Los campos de uva de mesa en Nasca son de un tamaño pequeño, considerando las grandes extensiones que hay en Ica. Aquí no hay fundos de 500, 1,000 o más hectáreas. Aquí las superficies son de 5, 10 o 20 hectáreas, pero principalmente de uva pisquera. Claramente no es el lugar indicado para instalarse con 200 ha, porque quien lo haga tendrá un problema y le causará un problema a los demás productores de esta zona. ¿Por qué? Principalmente porque no hay mano de obra y porque la tierra en Nasca está atomizada. No hay grandes fundos, y quien quiera una gran extensión de tierra debe comprar a varios propietarios. Hay quienes lo están haciendo porque creen que esta zona será el próximo ‘boom’ agrícola del país. Claro que con otros cultivos. No con la uva, que al menos aquí, está restringida a superficies más pequeñas.

Para encontrar hoy un campo grande de uva de mesa en Nasca hay que llegar hasta el fundo que maneja la empresa Vitícola, cuyo gerente general y co propietario es Juan Carlos Brignardello. Actualmente son solo 20 ha, pero ese campo crecerá en extensión en poco tiempo más. “Tenemos un lote que lo estamos armando. Son alrededor de unas 15 ha”, confirma.

Hasta hace unas campañas el campo estaba dedicado a la producción de Thompson, pero han iniciado un recambio varietal que ha incluido variedades licenciadas del programa de mejoramiento genético de IFG como Sweet Celebration, Sweet Globe, Sweet Saphire y Sweet Surprise.

La decisión de instalar estas variedades pasa, principalmente porque son más productivas, son más fáciles de manejar y son las que está demandando el mercado. “Nunca hemos producido Red Globe, porque siempre estuvimos en el negocio de las ‘seedless’, la diferencia es que ahora trabajaremos con ‘seedless’ patentadas, con las que tienen proyectado cosechar entre enero y febrero.

– ¿Salen más tarde?

– Sí, las nuevas variedades nos permiten cosechar más tarde.

– ¿Se podría cosechar incluso más tarde?

– Sí, sí podría cosechar un poco más tarde. Es un tema de variedades, de ver en qué momento las demanda el mercado, por eso es que podemos cosecharlas así, porque hay pocas en el mercado. Mientras haya poca, los precios se mantienen altos. Entonces indistintamente de cuánta uva haya de Perú o cuánta uva de Chile, los precios se pueden mantener. Evidentemente eso no dura toda la vida, pero mientras se mantenga, nuestra idea es cosechar en enero y febrero y, si es posible, en marzo también.

– ¿Y por ejemplo México, salir en la ventana entre Chile y México, existiría la posibilidad?

– Sí, entre abril y mayo. México empieza tradicionalmente la quincena de mayo, entre el 10 y 15 de mayo. El ‘marketing order’ es el 10 de abril, entonces ese mes es donde ya no entra fruta de Chile. Estuve los primeros días de mayo en Estados Unidos y todo era uva chilena de guarda. Todavía no había entrado la uva mexicana, al menos en los mercados donde yo estuve, por ejemplo, en Texas. La ventana está. El tema es que existe el ‘marketing order’, que es una limitación intencionalmente hecha por los norteamericanos para poder restringir el acceso. Eso no lo hace imposible pero hay una dificultad y un riesgo.

– ¿Nunca has intentado salir con tu fruta en esa ventanita de abril?

–  Sí, si lo hecho.

– ¿Y qué tal te fue?

– Sí, es una ventana, que es válida y ahí está. Cuando lo hacía años atrás, la uva la mandaba a Europa y es una ventana que existe.

– ¿Por qué a Europa y no a EE UU?

– Porque esos años trabajaba con recibidores del Reino Unido y la mandaba allí. Es un buen momento, los precios suben y se paga un buen precio. Chile inunda el mercado y guarda buena fruta. La India ha entrado a competir hace un tiempo por esa ventana. La India está creciendo en sus exportaciones de una manera increíble y están mejorando. La India es el segundo productor de uva en el mundo y todos son productores chiquitos y vienen progresando y exportan básicamente a Europa y vienen compitiendo con todos los que quieren exportar a Europa. Tradicionalmente sacaban uva en esa ventana y ahora han extendido su campaña, sacando desde enero. Tienen sus problemas, porque ahí el factor limitante es el clima.

– ¿Hay posibilidades de seguir explotando esa ventana?

– Como todas las ventanas, en el tiempo se van estrechando. Tienen sus riesgos, están ahí para todos. Entonces, para los americanos, con el ‘marketing order’, esa ventana siempre ha existido y ha sido un elemento disuasivo.

– ¿Y cuándo salías con tu fruta en abril en qué fecha era la poda?

– Teníamos que podar bien tarde. Entre noviembre y diciembre, lo cual tiene sus dificultades, porque hay que saber cómo hacerlo. Las plantas quieren rebrotar. Si no se sabe manejar, es un desastre porque la fruta sale en marzo y no hay ninguna ventana en esa fecha. Hay quienes han tratado de hacerlo y no les ha salido bien, ha sido un desastre, entonces para qué voy a sacar fruta en una época en que se pagan US$8/caja. Al menos que salgas con una variedad que se pueda diferenciar de lo demás, no importa que esté lleno. Ese producto tendrá su nicho y se diferenciará lo suficiente, sin importar que el precio esté a US$8/caja, ya que a ti te pagarán US$30/caja. Ahora bien, esos nichos no duran toda la vida porque si es una variedad que está en manos de más productores, todos querrán producirla. Es una cuestión de tiempo, porque esos US$30/caja se convertirán en US$25 o US$20.

Pero esta campaña un buen porcentaje de la uva la sacarán entre enero y febrero, como adelanta líneas arriba Brignardello. La estrategia que han diseñado para poder crecer, sin tener el problema de la mano de obra, es estirar la campaña para que, con los mismos trabajadores, poder cosechas sobre un área mayor. “A eso estamos apuntando. No tenemos capacidad de poder cosechar más al mismo tiempo”, subraya.

Por eso es que han apostado por las nuevas variedades, entre las que destaca Sweet Celebration, que se cosechará entre finales de enero y principios de marzo, bajo un sistema ‘Open Gable’, donde además usan plástico para controlar las malas hierbas. “Para matarlas hay que usar herbicidas y tener mano de obra enfocada en esa labor. “Entonces, el uso de ‘mulch’ es para no tener que lidiar con ese problema, además de otras ventajas que tiene el plástico”, sostiene.

– ¿Qué otras ventajas, por ejemplo?

– Hemos visto que hay un ligero ahorro de agua, porque al cubrir la superficie, se reduce la evaporación de la superficie del suelo. No lo tenemos claramente cuantificado, pero estimamos que en el mejor de los casos es algo que pueda estar en el orden de un 8 y 10%. Desde Ica se ha reportado que, tras usar el plástico, hay una mejor fertilidad presumiblemente porque puede haber un reflejo de la luz sobre el ‘mulch’ blanco. Adicionalmente, algunos técnicos y asesores opinan que podía haber una mejora en el color de la uva. Pero son solo evaluaciones de campo, no hay un respaldo técnico-científico que lo pueda avalar.

– ¿Ustedes tampoco lo han podido comprobar aquí?

– La verdad es que tengo unos ensayos con mulch negro, pero llegó el momento de la cosecha y, cómo normalmente sucede, estamos tan ocupados, que no tuvimos tiempo de ir a ver si había una diferencia entre el ‘mulch’ blanco o negro. En términos generales, el color fue bastante bueno y eso fue algo que me desincentivó a ver cómo estaba el otro. Ahora este año, con la poda, eso va a ser mucho más sencillo de comprobar.