Inteligencia artificial, la revolución que se viene en los campos mexicanos
La adopción de inteligencia artificial en la agricultura mexicana avanza en regiones como Ensenada y San Quintín, Baja California, donde la innovación impulsa el desarrollo de cultivos más eficientes y sostenibles.
La agricultura en México está en plena transformación y busca en la inteligencia artificial la alianza hacia el cambio. Aunque aún persisten desafíos como los altos costos y la falta de subsidios específicos, hay un panorama optimista en el horizonte.
El investigador de la Universidad Autónoma de Baja California, Óscar Méndez García, estudia la inteligencia artificial aplicada en los factores tecnológico, organizacional y ambiente en empresas agrícolas de Baja California en el valle de Maneadero, Ensenada, y San Quintín.
“Cuando inicié con el estudio imaginé un nivel de tecnología precario, pero quedé sorprendido con los dispositivos e inteligencia que manejan, pero todavía no les reportan beneficios”, sostiene. Además, resalta la adopción de las tecnologías entre los jóvenes, incluso de los agricultores más experimentados comienzan a reconocer sus beneficios.
A nivel global, países como China e India ya emplean la inteligencia artificial, por ejemplo, para anticipar el cambio climático y optimización del agua, lo que demuestra el enorme potencial de la tecnología para transformar la agricultura mexicana hacia un futuro más sostenible y productivo.
En los ranchos bajacalifornianos se avanza en la recogida de datos con sensores, dispositivos de navegación y redes de datos. Esto mejora la eficiencia de cultivos como el tomate, berries, cebolla, pepino, fresa, alfalfa y espárrago. Y es que un 95% de la producción se exporta a EE UU, que solo está a 300 km de los huertos.
-Cuando llegaste a trabajar en inteligencia artificial y agricultura ¿de qué te has dado cuenta y en qué situación se encuentra hoy en día?
-Al iniciar nuestro levantamiento de campo visitamos algunas empresas agrícolas: yo imaginaba la agricultura un tanto precaria, digamos tradicional. Al momento de ingresar a los ranchos no sabía el nivel de tecnología que manejaban y fue una sorpresa ver que tienen cierto nivel de tecnología que no la manejan en la zona, porque todavía no les da beneficios, pero la conocen: saben del Internet de las Cosas, de las redes de sensores, los dispositivos de navegación y el uso de los celulares donde reciben datos. Pese a conocerla, no ven en ella una prioridad porque no les representa beneficios o, si lo hay, es reducido.
–Del modo en que se está usando la IA ¿está provocando una transformación en los campos?
-Sí, se está haciendo, aunque de manera muy lenta, por la brecha generacional. Los agricultores más experimentados en la agricultura tradicional, hasta cierto punto se rehúsan al uso de tecnología. No conocen los beneficios, no les interesa conocerlos o les parece complicado la tecnología. Hay estudios donde los agricultores más jóvenes intentan abordar los avances en la agricultura, mientras los mayores se quedan con las prácticas tradicionales. Pero todos cambiaron o se transformaron y, pese a ello, persisten luego renuncian y rentan sus tierras. Además, cuando comparan tecnología y costo, es cierto, es costosa, entonces prefieren la forma de cultivo que no reporte pérdidas ni ganancias, sólo producen para sacar los costos de producción y mantenerse para la siguiente temporada. Y si ganan, es un plus del trabajo. Pero la inteligencia artificial ha demostrado beneficios. Sin embargo, en la región no ha sido explotada como en otros lugares donde se ven los beneficios como el caso del gobierno de los Estados Unidos que subsidia con tecnología a los productores que tienen costos de producción bajos y sus ganancias se elevan.
-¿En México hay subsidios para esta tecnología?”
-No, porque en México sólo se manejan subsidios a través de los Programas del Bienestar para fertilizantes, apoyos sobre hectáreas y granos, es decir, sólo para productos de la canasta básica como maíz, trigo, frijol, entre otros. En la zona norte donde nos encontramos no hay subsidios. En algunos de los ranchos se dice que el gobierno la considera como “la zona rica del país” porque se producen berries, entre otros cultivos no básicos, y por lo tanto no necesitan los subsidios.
-Imaginemos un mundo ideal en el sí hay un subsidio para la IA y se implementa una tecnología. Esos datos quedarían para el beneficio propio, como si no hubieras hecho nada
-Sí, porque ese conocimiento se compartirá entre los productores o se difundiría en los ranchos agrícolas, y es lo que ya se hace, compartir buenas prácticas: si en sus propias comunidades les funcionó algo, en la temporada siguiente la comparten a sus vecinos. Entre ellos hacen sus redes de comunicación. Pero con el uso de la inteligencia artificial todavía no han obtenido provecho porque no la han explotado al máximo.
-La parte de la capacitación técnica es muy importante para que sepan cómo se usa la tecnología.
-La capacitación constante a todo el personal es fundamental, esto es fundamental. Hay muchos ingenieros agrónomos en las empresas en los departamentos o secciones de inocuidad. Son importantes en conjunto con la tecnología para solventar el manejo de datos sobre la salud del producto, semilla, calidad del agua y suelo que podrían dar la certificación de inocuidad. Pero debemos advertir que, entre mayor formación de las personas incrementan los costos para los productores.
UNA TECNOLOGÍA AÚN CARA
-¿La tecnología es demasiado cara? ¿Todavía está más orientada al gran agricultor?
-De momento sí porque los agricultores de cierto nivel son exportadores y en los países destino, como EE UU, piden altos estándares de calidad para que puedan ingresar los productos. En algunas empresas, sobre en los ranchos más grandes, tres o cuatro, cuentan con los recursos necesarios para el uso de tecnología, pero la mayoría son empresas medianas y pequeñas. Algunos no pueden solventar la infraestructura o no es viable entre el costo-beneficio.
–¿Qué problemas de infraestructura se reportan con la implementación de tecnologías?
-En uno de los ranchos de Maneadero, uno de los más grandes, adquirieron tractores con dispositivos de geolocalización (GPS) para una red de sensores y así medir la humedad y la calidad del suelo. Pero no les funcionó porque los instrumentos se descalibraban con frecuencia. Entonces optaron por quitarle el sistema navegador y utilizarlo como un tractor ordinario. Ellos mencionaron que perdían precisión por el terreno en el que se utilizaba, pero la inversión para un tractor de ese tipo se desperdició porque no lo usan con el propósito original. Los problemas que mencionaron fueron la latencia y pérdida de datos por falta de conectividad pues la tecnología requiere red móvil 5G y, en México, hay 4G. Entonces dice que sí, recabaron datos, fueron importantes y, al no ver beneficios, continuaron con la práctica tradicional. Así, contactaron personas para que, todas las mañanas, pongan termómetros manuales para medir la calidad del suelo. Incluso, con la experiencia, pueden con las manos evaluar el suelo, si está listo para el cultivo, si le falta humedad, fertilizante y si las semillas están bien. Manejan cierta tecnología, principalmente las cámaras de osmosis inversas para desalar el agua para las fresas hidropónicas en San Quintín. Muchos de ellos no tienen información obtenida con las tecnologías que hemos mencionado, sino que lo hacen a prueba y error, recogen información que pueden replicar el próximo año que no se hace con tecnología. Entonces ya y ellos no lo hacen como un respaldo de datos. Recientemente intentan conformar un banco de información; mientras lo hacen, pierden mucha información que podría ayudarles a mejorar procesos y costos.
-¿Qué otra forma crees tú que la inteligencia artificial les podría ayuda a los productores mexicanos?
-El monitoreo es esencial para saber qué está pasando en otros países para buscar áreas similares a la zona y tipos de terreno; el clima, a través del uso de herramientas tecnológicas para impactar en la empresa. También es útil para mejorar los canales de distribución o de proveedores a través de una red para evaluar los costos y encontrar mejores beneficios. El intercambio de información es crucial pues, al correrla en la tecnología, se podría utilizar información de manera inmediata para un mejor manejo de los cultivos. Hasta el monitoreo de las noticias y redes sociales en temas como exportación o aranceles, como lo propuesto por el presidente electo de Estados Unidos, a través de algoritmos como Google Trends donde podamos conocer las tendencias sobre cualquier tema.
China e India, a la delantera
“Me impresionó lo que se utiliza con énfasis, en China y la India, con respecto al cambio climático: el uso de datos para diseñar simulaciones de cómo se comportará el clima y adelantarse, saber qué y cómo cultivarlo, y si va a resistir. Otro de los factores importantes es el manejo del agua. La gestión del recurso en los sistemas de riego que son monitoreados con sensores para saber en qué momento es ideal el riego, si hace mucho calor, el grado de evaporación y la humedad necesaria. Todo esto procesado es gestionado a través de la inteligencia artificial, redes neuronales, internet de las cosas y el conocimiento genético de las semillas para garantizar su resistencia. Se usan gemelos digitales, es decir, simulaciones en tiempo real para monitorear lo que pasan en los cultivos para obtener información sobre ciertos cambios y ver cómo se comportará. Es decir, representar un escenario anticipado para saber si el cultivo es viable. Se trata de llevar tu cultivo a un software que lo simulará”, explica el experto.