“Primero que todo quiero felicitar a los productores porque este año tuvimos una diversidad de frutas y formas, que creo que hasta Pitágoras se habría tomado la cabeza con ambas manos”, comenzó Felipe Rieutord, gerente general de Exportadora Triofrut, la discusión del ‘Panel de Proyecciones de la Industria del Kiwi’, desarrollado en el marco del primer Kiwi Day.

Sus declaraciones aluden a la reciente temporada que vivió la industria nacional, donde si bien las exportaciones cayeron 6,5%, la fruta alcanzó su mejor precio en años, en un año con calibres dispares, lo que significó un trabajo complejo de selección de frutas para su clasificación en cajas.

“Ese abanico de formas se pudo vender esta temporada, pero después no la vamos a poder vender”, advirtió Rieutord, quien estuvo acompañado en la discusión de las proyecciones de la industria por Orieta Ramírez, gerente comercial de Frusan; el Dr. Juan Pablo Zoffoli, experto en poscosecha de la Universidad Católica de Chile; Jean-Baptiste Pinel, director general de Primland; y Alvaro Herreros, subgerente comercial de Garcés Fruit.

Este último subrayó que tanto Nueva Zelanda, el mayor exportador de kiwi del mundo, como Chile han caído en producción, y han ingresado a competir otros países, como es el caso de Irán.

¿CÓMO COMPETIR CON NUEVA ZELANDA?

Uno de los principales retos para la industria del kiwi y que se discutió profundamente en el panel, es producir la mejor fruta que permiten las condiciones locales, y ofrecerla en los mercados, donde encuentra la competencia del kiwi neozelandés. Lo primero que se debe considerar para que el kiwi chileno se venda es que cumpla con los requerimientos de forma, calibre y grados Brix o dulzor.

“Sabemos que el kiwi chileno nunca va a ser el de Nueva Zelanda, pero tenemos que llegar con un kiwi comible. Están llegando kiwis que no tienen ni el azúcar ni la materia seca para ser comibles”, advirtió Orieta Ramírez, Gerente Comercial de Frusan.

La ejecutiva también se refirió a la apariencia del kiwi nacional, considerado ‘feo’ en relación a su par oceánico.

“Después de muchos años de trabajo Chile produce un kiwi comible, pero tenemos que trabajar en la calidad externa, en su apariencia. Comparado a Nueva Zelanda tenemos un kiwi feo”, explicó. Jean-Baptiste Pinel, Director General de Primland Francia, coincidió con Ramírez en la apetecibilidad del kiwi chileno. “Al final es una competencia entre orígenes y si la fruta de Chile es buena para comer va a llegar a destino y se va a vender”.

El directivo francés además puntualizó que no está de acuerdo con la idea de que la fruta chilena jamás va a poder competir con la neozelandesa, donde las campañas de marketing han logrado construir la idea de la alta calidad del kiwi de Nueva Zelanda.

“Ellos son muy buenos en hacer creer que tienen la mejor fruta del mundo, pero en Chile con técnicas y el trabajo correcto, ustedes pueden tener muy buena fruta. Al igual que ustedes, ellos también enfrentan dificultades y desafíos técnicos”, señaló, apuntando a la correcta decisión que han tomado los productores nacionales en no cosechar fruta temprana para alcanzar los requerimientos de sabor.

A estas palabras se sumó Carlos Cruzat, presidente del Comité del Kiwi, quién apuntó estar “muy de acuerdo” con esta premisa, pero remarcó las dificultades de posicionar al kiwi chileno frente a la imagen mundial que existe del neozelandés.

“Es difícil luchar contra un país del que todos tienen una imagen de algo excelente, la única manera de hacerlo es producir fruta de mejor calidad, que se pueda vender mejor. Es un esfuerzo a largo plazo”. El líder del comité profundizó en que para que Chile avance en este aspecto, es clave recuperar y levantar los huertos.

“Tenemos claro que el tema de la calidad estética es un desafío, hay que buscar una fruta comible. La fruta que se come es rica, tiene la cantidad requerida de sólidos solubles, tiene buen sabor. Lo que tenemos que hacer es pasar de una pesca artesanal a una industrial. Para las nuevas plantaciones hay que tener todo esto claro y cómo hacemos para mirar nuestras plantaciones en el futuro para que la poscosecha sea mejor y resulte en mejor fruta para exportar”, puntualizó.

Rieutord, de Tiofrut, apuntó a la rentabilidad que ofrece el kiwi, que pese a que en Chile se produce en áreas limitadas debido a sus requerimientos de temperatura, tiene características para ser competitivo.

“El kiwi es lo más agradecido que hay, el peso que se invierte lo devuelve con creces. Hay zonas que son privilegiadas, con más influencia marina y sin tanta diferencia de temperatura, porque el kiwi necesita un clima parejo. Por condiciones climáticas no vamos a tener la fruta de Zespri, pero podemos tener fruta para competir en el mercado”.

INDIA, UN MERCADO QUE TOMA RELEVANCIA

Orieta Ramírez se refirió al espacio del mercado indio para la oferta mundial del kiwi, que tomó una mayor popularidad tras la pandemia del Covid-19 debido a su alto contenido de vitamina C.

India, un país con una población que supera los 1.400 millones de habitantes, cuenta con una población joven y en constante crecimiento, que ofrece un mercado en constante expansión en el consumo de alimentos saludables gracias a sus políticas gubernamentales de salud.

“Zespri ha dejado espacio en algunos mercados, ¿qué pasa con sus aranceles que ahora están bajando? Llegaron a un 50%, bajaron a un 30% y ahora están en 15% en India, al igual que en otros mercados como Brasil y México. Es imposible que Zespri vuelva con la fuerza que entró a la India con el kiwi verde”, postuló.

Ramírez además se refirió a la ayuda que ofreció Zespri al gobierno indio con tecnologías y manejos para producir un buen kiwi, lo que es bueno para que los ciudadanos indios incorporen esta fruta en su consumo diario. “Si ellos producen y se acostumbran a consumir el fruto producido allá, vamos a tener un potencial de venta muy grande.

Zespri no produce el kiwi que hoy está acostumbrado a comer el indio. Para Frusan, India es un mercado muy importante, donde tenemos el objetivo de mejorar el producto que enviamos para que se adapte a lo que quiere el consumidor”.

Respecto a los principales desafíos para la llegada del kiwi chileno a India, se encuentra el arancel sobre el 16% que pone el gobierno, algo que “tenemos que trabajar para que baje”, indicó Carlos Cruzat, para disminuir el impacto en los retornos para los productores y exportadores, algo en lo que, según aseguró el líder del comité, Frutas de Chile está trabajando intensamente. El mercado indio además significa problemas logísticos en cuanto a transporte, pues el tiempo actual de tránsito de un kiwi chileno a India puede llegar a más de 50 días.

Actualmente, India es un mercado que la industria chilena del kiwi está construyendo desde hace más de siete años, con campañas de marketing que han permitido aumentar los envíos. Además, como se mencionó, el Ministerio de Salud de India impulsa un sistema médico tradicional, que incluye diversas prácticas que integran la alimentación, donde invitan a sus ciudadanos a incorporar alimentos ricos en vitamina C, donde el kiwi ofrece una mayor cantidad que frutos como la naranja o el limón.

LA IMPORTANCIA DE LA POSCOSECHA

Para que el kiwi llegue bien a sus mercados de destino, es fundamental la etapa de poscosecha, donde cada manejo tendrá una implicancia en la calidad final del fruto. El Dr. Zoffoli señaló durante la discusión que, “es más importante pagar a los productores por materia seca que por calibre. ¿Quién en la cadena productiva es responsable de que esa materia seca se exprese? El manejo de poscosecha”.

El especialista subrayó la importancia de la poscosecha añadiendo que “cada manejo que hagas te va a llevar a resultados diferentes. Creo que podemos llegar a una conceptualización, pero lo que significa en el resultado del producto no lo tenemos ‘incorporado’. Hay que saber técnicamente qué significa cuando hacemos un manejo que produce un daño. En este fruto la poscosecha hace muchísimo para el resultado final”.

Otro aspecto que el Dr. Zoffoli destacó fue que en el kiwi, los requerimientos de etileno para ablandar la columela “no tienen nada que ver con la pulpa, entonces están desfasados y es fácil llegar a un desorden de columela dura”, es decir, una desincronización del proceso de maduración. Lo anterior resulta en un fruto difícil de comer y poco apetecible, ya que el consumidor busca frutos ‘cuchareables’, es decir, blandos. La desincronización entre la madurez de pulpa y columela lleva también a que los manejos que se hacen para mitigar una, tienen una incidencia inversa en la otra, como el acondicionamiento o maduración con etileno o temperatura, que reducen el problema de columelas duras, pero aumentan el ablandamiento de la pulpa, característica que baja considerablemente la calidad.

APOSTAR POR LA CALIDAD

Los participantes del panel coincidieron en que la calidad, considerando grados Brix, calibre y aspecto, es fundamental para mantener la competitividad en la industria del kiwi chileno. Álvaro Herreros, subgerente comercial de Garcés Fruit, explicó que hay fruta que no tiene cabida en este escenario: “hay categorías y calibres que no tienen cabida en el futuro. Una fruta menor a 70 gramos no debería existir, hay que simplificar y estandarizar los frutos que producimos, la fruta se construye en el campo”.

Rieutord, por su parte, enfatizó en evitar producir fruta de mala calidad, apuntando a que “el kiwi verde no está ofreciendo nada nuevo, es como un clásico, pero para llegar con un clásico tiene que ser un buen kiwi, donde uno de los principales problemas es que tiene que ser bonito, ya que al consumidor le entra por la vista”.

El Dr. Zoffoli subrayó el tema de plantearse metas y objetivos claros, a corto, mediano y largo plazo, “que se van a ir dando en el tiempo, tenemos que construir y preparar la fruta, como el ejemplo del kiwi amarillo, que tiene la exigencia del color. Solo así podremos mantener una industria rentable”. Cruzat se adhirió a las palabras, apuntando a que “los productores tenemos que llevar al sistema a producir la fruta que el mercado necesita y que el consumidor va a pagar”.