La frambuesa asoma como el ‘nuevo berry’ para el Perú
Tras el ‘boom’ del arándano, todo parece indicar que el próximo berry que podría conquistar el Perú es la frambuesa que, al igual que en Chile su cultivo se dejaría en manos de pequeños productores y que, todo lo contrario a lo que ha pasado con el arándano, está pensado para exportar en un 100% como congelado IQF.
Las 425,000 toneladas de frambuesa que se producen campaña tras campaña están en manos un puñado de países productores liderados por Polonia y, como pasa siempre cuando hay una oportunidad de negocio, hay nuevos productores que quieren subirse a un carro exitoso. En el último tiempo se ha hablado mucho de Perú que, sigue en su afán de buscar nuevas alternativas de frutales, sobre todo tras el ‘boom’ que ha experimentado el arándanos en poco más de cinco años, ya se están realizando ensayos con diferentes frutales, como el cajú, macadamia, longan, rambután, sauco… Y también con la frambuesa, la cual es promovida por Sierra y Selva Exportadora, como un cultivo adecuado para los pequeños productores del país.
Precisamente este organismo de gobierno ha invitado a Domínguez a Chiclayo y Cajamarca, zonas en las que se espera pueda prosperar el cultivo de este berry. “Están tratando de descubrir si es un cultivo conveniente para el país. Sin duda, les ha ido mejor con los arándanos, ya que han logrado convencer a más personas y está demostrando ser un cultivo para pequeños productores”, explica Antonio Domínguez, presidente de la International Raspberry Organization (IRO). “Tendría que estar más tiempo o visitar más asiduamente para evaluar bien cuáles son las condiciones climáticas”, continúa.
Cerca de Lima hay algunos ensayos, algunos más avanzados que otros. Sin embargo, Domínguez asegura que el desarrollo agrícola debe ir de la mano con el desarrollo agroindustrial, “porque no se saca nada con producir y producir si los agricultores no saben qué hacer con esas producciones porque el frigorífico más cercano a los campos está a cientos de kilómetros de distancia. El consejo es que hagan todas las cosas de la mano”, subraya.
– La planificación es clave cuando se trata de un cultivo nuevo.
– Exacto. La idea no es solo plantar por plantar, porque después los agricultores podrían decir, ¿y ahora qué hago con la fruta?
– O, ¿cómo saco la fruta del campo?
Claro. Además, hay un tema pendiente de mano de obra, aunque no creo que sea tan grave. El tema de la infraestructura sí es preocupante, porque si se está cosechando en un campo que está a 2.500 metros de altura, que es garantía de tener un buen clima, el problema vendrá después para saber cuál es el frigorífico que está más cerca de ese campo. Cuando me preguntaron si es una alternativa, les dije que sí, háganlo, pero además hay que ir convenciendo a los industriales e informándoles que habrá frambuesas disponibles, porque, al igual que Chile, el negocio de la frambuesa en Perú será para el congelado. Ojalá haya otras frutas que también sean congelables, para ir armando un tejido industrial en torno a ellas.
– ¿Y el mercado interno?
– Es prácticamente inexistente. En Lima se come frambuesa, pero es muy pequeño. Se podría crecer a otras ciudades, pero igualmente es un mercado pequeño y que se debiera que desarrollar.
– ¿Perú va a ser un gran productor de frambuesa?
– No creo que en el corto plazo. No tienen muy buenas condiciones para producirla, pero creo que Chile tiene mejores ventajas climáticas. Perú tiene la ventaja de la mano de obra, pero la desventaja está en términos de infraestructura. Además, aún hay que buscar las zonas adecuadas para este cultivo en Perú, un trabajo que sí se está haciendo.
EN CHILE VUELVE A MANOS DE GRANDES EMPRESARIOS
En Chile la frambuesa ha sido un cultivo que lleva bastante tiempo en manos de pequeños productores que, las primeras temporadas vieron como el cultivo les era rentable, apoyándose en grandes rendimientos productivos. Sin embargo, poco a poco el cultivo está volviendo a manos de los empresarios, básicamente por dos cuestiones. Una de ellas es la seguridad alimentaria, que ha llevado a profesionalizar no solo el cultivo de la frambuesa, sino la industria agrícola en general. “Y es que es el consumidor quien está exigiendo y es por ello que han surgido normas más estrictas de nuestros compradores”, sostiene Antonio Domínguez, presidente de la IRO, sobre una situación que es tendencia hoy en día que, según explica, la única forma de solventarlo, es profesionalizando las labores agrícolas. “En este afán de profesionalizar, es mucho más fácil aplicar economía de escala en huertos de mayor tamaño”.
El segundo tema es la mecanización de la cosecha, sobre todo porque la escasez de mano de obra es un gran tema que enfrenta hoy la agricultura en general, algo de lo que tampoco escapa la frambuesa. Hay empresas que lo han considerado y es así como han ido ampliando sus campos para permitir la entrada de máquinas cosechadoras. Un tercer aspecto es la renovación varietal. Si bien la variedad Heritage es la que predomina en la industria chilena, hay empresas que están en la búsqueda de nuevo material genético. Una de ellas es Comfrut que tiene la licencia para producir en Chile la variedad italiana Dolomia. A pesar de que recién lleva poco tiempo en los campos chilenos, los resultados preliminares son positivos, sobre todo porque se ha comprobado que es una variedad más productiva.
Ese es otro incentivo para que un empresario decida ampliar su superficie de frambuesa y aprovechar de que, en esa mayor superficie, puede introducir una máquina cosechadora. Esos son los cambios que se están viendo en un cultivo como este.
– ¿Hay alguna otra empresa que esté trabajando con nuevas variedades de frambuesa?
– No, las principales empresas de la industria siguen trabajando principalmente con la Heritage. No estoy en contra que se siga con la Heritage, sobre todo si se trabaja bien porque hay empresarios que compran el material genético original, lo han puesto en campos con condiciones agroclimáticas apropiadas y han hecho un buen manejo; consiguiendo que esta variedad produzca 15 toneladas por hectárea.
– El problema ocurre cuando los propios agricultores reproducen las plantas.
– Claro, y ese es un problema que se ha repetido mucho el último tiempo. Esa ha sido la causa principal por la cual la variedad ha ido perdiendo el potencial productivo, que hoy es mucho menor.
Cuando los pequeños productores se involucraron en el cultivo de laframbuesa lo hicieron de la mano de Indap, comprando material genético de calidad con el que obtuvieron grandes productividades las primeras cosechas, hasta 12 toneladas por hectárea, pero cuando llegó el momento de renovar la planta, la reprodujeron ellos mismos. “La primera vez que lo hicieron el resultado fue prácticamente similar, pero a la tercera, cuarta o quinta generación, se transmitieron todos los virus de la planta madre, situación que ha mermado de manera significativa las producciones.
– Si bien los rendimientos no eran buenos, el precio sí y eso fue lo que los salvó.
– Tuvimos suerte de que había un precio que nos acompañaba a pesar de los rendimientos bajos. Y nos preguntábamos qué pasará cuando los precios sean bajos, porque los agricultores ya no estaban sacando 10 toneladas por hectárea, sino que apenas llegaban a la mitad, algo que se dio esta temporada, cuando los precios bajaron un 40%. Por eso es que iniciamos la tarea de comunicar a los productores que deben invertir en una buena planta, porque solo así se obtendrán buenos rendimientos, de 8 o 10 toneladas por hectárea y no solo de 3 o 4 como les ocurre a varios agricultores en la actualidad.
EN TRES AÑOS, EL 50% DEL VOLUMEN ESTARÁ EN MANOS DE PREDIOS DE MAYOR TAMAÑO
– Si bien la frambuesa sigue estando en manos del pequeño agricultor, ¿ese porcentaje ha ido cambiando?
– Creo que cambiará ese porcentaje. Hoy en día, el 70% del volumen de la frambuesa está en manos de agricultores que tienen una superficie entre 0,5 y 1,5 hectáreas, pero eso irá cambiando. Creo que en dos o tres años el 50% del volumen de la frambuesa estará en manos de pequeños productores y el otro 50% en manos de empresarios, cuyos campos serán de una superficie mayor y se manejarán de una forma profesional.
– La cosecha mecanizada, ¿es algo que se está dando actualmente?
– Sí, está empezando. Están trayendo más máquinas. En Chile eso ocurrió hace un tiempo, cuando la frambuesa estaba en mano de agriculturos grandes, aunque muchos de ellos se cambiaron al arándano, porque el costo de la frambuesa en manos de los pequeños agricultores era mucho más barato. Muchos de ellos decidieron salir del negocio. Actualmente debe haber unas treinta máquinas cosechadoras en Chile y, sin duda, habrá más dentro de los próximos años. Su costo está entre los US$200.000 y US$250.000 y la mayoría se importan desde EE UU, aunque hay marcas europeas y, probablemente llegará el día en que habrá máquinas chinas.
– ¿Hay una superficie mínima para usar este tipo de máquinas?
– Como mínimo se necesitan unas 10 ha y se maneja con cuatro personas. Son máquinas especiales para frambuesa. Aquellas que se usan en el arándano, si pueden ser adaptadas también para la frambuesa.
– ¿Profesionalizando y usando tecnología es como se espera volver al sitial que algún día se ocupó?
– Es la única forma. Estamos preocupados porque el volumen de la frambuesa ha bajado en Chile. Antes éramos el tercer país productos y hoy somos el sexto, después de Polonia, Serbia, EE UU y México. Creemos que esto nos permitirá recuperar terreno.