Yemas de calidad, frutas de calidad
La producción de yemas de calidad redundará en la producción de frutos de calidad. Así lo sostiene el Dr. Ricardo Cautín, investigador de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, en Chile. En el manejo para tener un huerto productivo, sostiene, además que es clave controlar el número de flores que tiene una planta. De esta forma, no se tendrá una carga floral tan intensa y desgastadora.
Conocer y entender todo el proceso y tiempo que transcurre desde la producción de brotes y yemas, hasta la cosecha de los frutos es fundamental para cumplir con los objetivos productivos de cualquier especie frutal y también del palto Hass. Y es que el inicio de este proceso parte inevitablemente con la producción de brotes. “Esa es la base de la posterior producción de frutos: brotes en cantidad y en calidad”, sostiene el Dr. Ricardo Cautín, investigador de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV), de Chile. Y todo el manejo debiera estar enfocado a producir las mejores yemas, para así obtener frutos de excelente calidad.
Son muchas las condiciones que darán resultados finales distintos, ya que no será lo mismo una yema que se ha generado en la oscuridad, que otra que ha sido alimentada parcialmente porque las hojas tienen algún problema de orden fitosanitario, o incluso una yema que se ha tenido que hacer paso entre un brote que produce fruta. “Cada situación repercutirá en el resultado productivo final”, advierte el especialista y añade que una vez que se ha desarrollado la flor, la potencialidad de un fruto de calidad, está en el ovario que constituye la flor. “Las flores con ovarios más grandes hacen potencialmente frutas más grandes, las flores con ovarios más desarrollados generan un número de frutos más importantes a la hora de la cosecha”, explica.
Asimismo, el especialista sostiene que hay mucha literatura sobre la calidad fisiológica que pueden tener las panículas, porque sí hay diferencia entre panículas con ejes paniculares vigorosos y débiles, lo que influirá en la cantidad de azúcar, como compuestos energéticos que tienen las flores para ofrecer al proceso de desarrollo de los frutos. Pero, ¿qué define el desarrollo de los frutos en una panícula? “Se habla mucho del antagonismo que tendrían los brotes en el desarrollo de una panícula de tipo indeterminada o con brotes, y por ello, se han desarrollado una serie de manejos a base de reguladores de crecimiento para disminuir esa competencia y, de esta forma, asegurar el cuajado y el amarre del fruto”, explica el Dr. Cautín. Aunque cuando hay un alto porcentaje de panículas que no tienen carácter indeterminado, paralelamente y en forma contraria se realiza una aplicación de ácido giberélico o de alguna auxina. “Con esto se va a suplementar lo que los frutitos en desarrollo no tienen cuando sus panículas no traen brotes jóvenes. Posteriormente, desde el punto de vista fotosintético se necesita de hojas nuevas ya maduras que aportarán la energía que tiene este sistema”.
Del mismo modo, tampoco es conveniente tener todas las panículas sin hoja, pues se estará a expensas de las hojas viejas, porque en un tiempo se desarrollarán nuevos brotes, los que aparecen detrás de la panícula que competirán con los frutos que están empezando a crecer. “Me parece que la emisión de panículas con carácter indeterminado es más ventajosa que no tenerlas. Eso dependerá de cómo ocurrió crecimiento vegetativo que se obtuvo para producir las yemas”, dice.
¿SE PUEDE MEJORAR LA CALIDAD DE LAS PANÍCULAS?
La calidad de las panículas se puede mejorar reduciendo su número, aunque en un clima como el colombiano, siempre habrá más flores de las que se necesita, esa situación ‘invita’ a hacer podas, que en el fondo reducen la cantidad de flores, pero las que se quedan en la planta pueden mejorar con la aplicación de ácido giberélico, presentándose una carga floral tan intensa y desgastadora para la planta. Dichas aplicaciones deben hacerse en periodos inductivos, es decir, cuando las yemas ya han madurado y están empezando a recibir el estímulo hacia la formación de las flores. “Una aplicación de ácido giberélico podría reducir en un porcentaje la cantidad de yemas que van a florecer y eso puede causar algún tipo de escozor en el sentido que, si la aplicación es muy eficiente, no me queda ninguna flor”, advierte el Dr. Cautín.
Frente a esto ‘último’, un aspecto que deben tener claro los productores es que las yemas nunca están en el mismo momento de desarrollo. Hay algunas que son muy sensibles al ácido giberélico, pero hay otras que no lo son, porque ya pasaron hacia adelante dentro del proceso de producción de flores, para lo cual se puede aplicar ácido giberélico. También se puede hacer la reducción en número de flores mediante poda. Por ejemplo, “Si tengo dos brotes, para florecer esta temporada, podría intervenir reduciendo uno de ellos y obligándolo a que vuelva a crecer, de forma que no florezca esta campaña. Lo que sucederá es simple, el brote largo florecerá este año y producirá fruta, mientras que el otro se va a reponer y cuando se coseche, el otro va a estar listo para producir el próximo año”, resalta el investigador.
Al separar dos funciones dentro de la planta, no se ha puesto todo el árbol en flor el mismo año y de esta manera se asegura indirectamente la calidad de las flores. De esta forma, la reducción en el número de flores o panículas mejora la calidad de las panículas que se quedan, porque al formar menos flores habrá un menor desgaste energético para la planta.
DIFERENCIACIÓN FLORAL, CLAVE EN EL PROCESO
La diferenciación floral es un proceso clave en el futuro fruto y para la calidad del ovario que se forme. Asimismo, la calidad de los ovarios es un factor que determina el crecimiento del tubo polínico y la posibilidad de alojar un embrión. “Pero más que el ovario, el gineceo completo, es decir, el ovario, el saco embrional, el estigma y el estilo son factores que determinan, por ejemplo, cuán veloz puede crecer un tubo polínico para hacer la fertilización del óvulo y finalmente, la posibilidad de alojar en ese saco embrional, un embrión que asume la dirección de los procesos y hará que finalmente que ese fruto se amarre, crezca y llegue a cosecha”.
En dicho proceso de diferenciación floral, en la medida en que se pueda entregar energía, madera joven, yemas con hojas que estén iluminadas, se va a asegurar indirectamente la calidad del fruto. Además, en la medida que se trabaje con citoquininas durante el proceso de formación de estas flores, se aumentará la cantidad y calidad de las flores. “Me gusta mucho trabajar con reguladores. Y he visto que una aplicación en yema con citoquinina podría aumentar la cantidad de flores”, subraya el investigador de la PUCV. “Pero antes mencioné que había que disminuir el número de flores. Entonces, ¿por qué vamos a aplicar citoquinina? Porque queremos reforzar las flores que quedan”. Recalca que separar la madera que va a producir de la que está produciendo es fácil de hacer en climas como el de Colombia, porque hay condiciones para brotaciones constantes y de calidad.
PROCESO DE FLORACIÓN Y CUAJA
En el proceso de inicio de un fruto, el aportar giberelina, citoquininas y auxinas en otros casos, es fundamental para hacer que el fruto se amarre y el ovario empiece a crecer velozmente. “El amarre depende de la velocidad con que esto se consolide y aquí es importante el efecto que causan los polinizantes. Aunque hay una discusión bastante amplia en que, si se necesita o no polinización cruzada entre flores de diferente variedad. Yo creo que sí, porque el vigor híbrido que genera la llegada de un polen extranjero a la variedad, en este caso del polinizante hace mucho más potente el desarrollo inicial y la posibilidad de que el fruto no se caiga”, explica el especialista.
El éxito del cuajado de frutos está, por una parte, en la calidad energética que tienen los ovarios y en la calidad del polen, componente que va a alimentar esta estructura para que rápidamente fertilice al óvulo y tener un embrión. “Probablemente en buenos climas esto se puede hacer con velocidad, aunque no tengo la evidencia de ello. Sin embargo, creo que granos de polen ‘extranjero’ a la variedad viajan más rápido en el desarrollo del tubo polínico para fertilizar al óvulo. Así, le estaremos dando más validez a los polinizantes”.
Asimismo, la actividad de las raíces también tiene una relación directa con las brotaciones, el desarrollo de las flores y la actividad inicial en el crecimiento del fruto. “Las raíces mueven reguladores que van hacia arriba o que estimulan la producción de otros reguladores en la parte aérea. Entonces habría una cierta relación directa entre la capacidad de la radicación y la actividad de la planta en distintos procesos”, sostiene y añade que, en la época de flor y cuaja, es necesario prestar atención también a las raíces. “Los agricultores deben tener claro que el proceso de floración futura y actual involucra manejar las cantidades de compuestos energéticos que tiene la planta”, concluye.