Una oportunidad para reducir los costos de mano de obra
Nacieron en España hace treinta años y se han ido desarrollando con una serie de modificaciones en diferentes zonas productoras del planeta, hasta que han llegado a Chile con el desafío de reducir el gasto de mano de obra, en este caso, en los frutales de carozo y cerezas. Para aquellos que idearon estos sistemas, el concepto es sencillo y se basa en tener huertos de fácil formación, con árboles al alcance de cualquiera para aumentar la eficiencia de las labores en el campo, disminuyendo así además el costo productivo. Todo hace indicar que llegaron para quedarse, aunque para su establecimiento definitivo aún hay problemas que se deben superar.
Pesos más, pesos menos, el costo de la mano de la obra llega a ser tan relevante en una explotación agrícola que en algunos casos representa hasta el 70% de los costos productivos totales. Los agricultores saben que deben hacer cambios y estos deben ser profundos, drásticos y urgentes, como ha dicho más de un experto en el tema. No hay cultivo frutícola que escape a esta tendencia, tampoco los frutales de carozo, donde han surgido diferentes trabajos que tienen como objetivo principal reducir el costo de la mano de obra, a través de una reconversión de los sistemas de conducción que privilegien los huertos pedestres o peatonales por sobre los huertos tradicionales.
La técnica no es nueva y se usa en las plantaciones de carozos de España desde hace treinta años, principalmente en zonas productoras de Lleida y Murcia. Y desde aquí se fueron extendiendo, con sus particularidades, a Italia, EE.UU. y otros países; ya que mientras en Europa se privilegian árboles pequeños, en los huertos de EE.UU. todavía se piensa en árboles de un mayor tamaño.
Un dato importante es que hoy en día el 80% de los carozos y el 100% de las cerezas de España se cultivan en huertos peatonales, más concretamente en vaso español, un sistema que nació en Cataluña, en el norte de España, hace ya tres décadas, con la intención de tener huertos de fácil formación, con árboles al alcance de cualquiera y que fuese de bajo costo. El objetivo era formarlo rápido mediante intervenciones en verde para multiplicar ramas y que el 80% de la producción se pudiese recolectar desde el suelo o como mucho desde una banqueta, ya que la altura máxima de los árboles es de 2,5 m. Cerca del 50% del costo productivo de los carozos cosechados en Cataluña es la mano de obra, y las tres operaciones que más la demandan son el raleo, poda y recolección. Y si estas operaciones se pueden hacer desde el suelo, es más eficiente productiva y económicamente hablando.
Pero un huerto peatonal no siempre es sinónimo de un huerto mecanizable. Al menos así ocurre en España, porque la mayoría de las plantaciones están hechas en vaso español. “Se puede mecanizar la poda haciendo topping lateral y frontal, pero en duraznero si hablamos de una mecanización de la cosecha, la plataforma no sería posible porque no es un sistema adaptado a este tipo de huertos, ni tampoco las máquinas Darwin para el aclareo de flores, ni tampoco para el de frutos que en los paraguayos (duraznos planos) demanda entre 250 y 300 horas/ha”, explica Ignasi Iglesias, investigador del IRTA de Cataluña.
En cerezos, al menos en España, el eje central no es una alternativa para los productores españoles porque los portainjertos enanizantes como Gisela no se adaptan bien a los suelos calcáreos del Mediterráneo. “Seguirán formando sus cerezos en vaso español, haciendo alguna modificación dependiendo de la zona productora, buscando algo que muchos quieren: entrar lo antes posible en producción”, predice el experto. Lo mismo cree que pasará con las plantaciones de carozos, “El 95% de los nectarines, duraznos y paraguayos que se manejan en España se manejan en vaso español. Es un sistema que ha funcionado bien, porque de lo contrario ya lo hubiésemos cambiado”, afirma.
ALGUNOS SE AVENTURAN CON EL EJE CENTRAL
Pero hay algunos productores en Lleida se han atrevido a plantar sus nectarines y paraguayos en huertos intensivos en eje central, con portainjertos de vigor medio alto y enanizantes, buscando una entrada en producción más precoz. Se trata de un sistema intensivo cuyo mayor problema es la competencia entre los árboles, que provoca que el vigor de éstos se reduzca casi hasta un 40%. “Las opciones son dos: o se trabaja con portainjertos vigorizantes para ocupar mejor el espacio o con portainjertos de un vigor más bajo para controlar mejor el vigor”, afirma.
Estos huertos en eje central se han plantado en Lleida a una densidad de 3,5 m x 1 m, es decir, a 3.000 árboles/ha, que tienen una entrada en producción muy rápida, ya que al segundo año pueden tener 30 ton/ha y al tercero se podrían acumular 100 ton/ha. Pero el vaso español sigue siendo el sistema más económico porque se plantan 667 árboles/ha, sin estructura de soporte, que tiene un costo de instalación 9.000 euros/ha, versus los 19.000 euros/ha que cuesta la instalación de un huerto en eje central en España.
SER CONSERVADORES CUANDO EL PRECIO DE LA FRUTA ES BAJO
Entonces, ¿en un sistema de incertidumbre de precios de la fruta, cuál es más interesante? “Aquel en que se gaste menos”, afirma Iglesias. “Cuando hay una incertidumbre de precios, la opción más recomendables es la más conservadora, es decir, gastar menos en producción. Lo que está claro es que desde el punto de vista agronómico los huertos peatonales son más eficientes”, añade. En España nunca será una opción el eje central, pero en Italia sí, porque en la Emilia Romagna más del 60% de las plantaciones son en eje central por un tema de mecanización de los trabajos. En Italia, con algunas variedades, el aclareo mecánico de flores puede suponer un ahorro de hasta 3.000 euros/ha y lo pueden hacer porque son empresas más pequeñas, que usan plataformas para la cosecha de pera, que después la emplean en los carozos.