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Arándanos en Perú

Una industria que construye su futuro

Calidad y eficiencia son dos palabras que deben tener muy internalizadas todo aquel que produzca arándanos en Perú, porque son las variables que se pueden controlar, a diferencia de lo que ocurre con el precio de la fruta o de lo que pase en otros países productores. Ese es el análisis que hace el presidente de Proarándanos, Miguel Bentín, de una industria que sigue creciendo en superficie cultivada, en volumen producido y en fruta exportada.

03 de Agosto 2017 Diana Hidalgo
Una industria que construye su futuro

 

 

Miguel Bentín, Presidente de Proarándanos.

En noviembre del año pasado, una noticia en especial entusiasmó a los agroexportadores peruanos: ese mes se aprobaba el protocolo para poder exportar arándanos frescos a China, un mercado compuesto por más de 1,400 millones de consumidores. Luego, a fines de abril de este año, el Ministerio de Agricultura, Pecuaria y Abastecimiento (MAPA) de Brasil publicó en el diario oficial de ese país la norma que aprobaba los requisitos fitosanitarios para la exportación de esta baya desde el Perú hacia el mercado brasileño; esperando que el arándano peruano pueda registrar envíos por un valor de US$ 5 millones en los próximos dos años a ese mercado.

Estos dos hechos significaron los dos más recientes e importantes avances en una industria que ya en 2015 se había convertido y consolidado en uno de los principales proveedores de Canadá y EE UU. Con más de 3,000 ha sembradas, a la actualidad, y un crecimiento de superficie de un 68% anual, según el último estudio sobre arándanos que estima la Dirección General de Políticas Agrarias del Ministerio de Agricultura y Riego (Minagri), y un mercado en constante expansión, el arándano hoy representa un cultivo del que se tiene mucha expectativa.

“Sobre el crecimiento de la oferta, todo indica que sí va a haber un crecimiento”, remarca Miguel Bentín, presidente de Proarándanos y gerente general de Valle y Pampa. “No sé si tan explosivo como los primeros tres años, pero sí será importante, porque este año hemos estimado bordear las 50,000 toneladas, eso significa un 80% más que el año pasado. Que está muy bien, pero es menos comparado con el crecimiento del año anterior que fue de 150%”, continúa. Y en un horizonte de cinco años se pronostica un crecimiento del 100%, es decir, Perú podría llegar a producir 100,000 toneladas de arándanos. “Si lo ubicamos dentro de Sudamérica, que antes producía 115,000 toneladas sin Perú, es un pronóstico que está bastante bien”, explica.

Sin embargo, el presidente de Proarándanos cree que tarde o temprano se entrará en un proceso de reacomodo de la oferta regional, es decir, con producciones que se especializarán o concentrarán en ventanas más adecuadas para cada región de producción, en la que México, Chile, Argentina y Perú cubrirán una ventana de 12 meses del año. “La idea es que cada uno se vaya acomodando y creo que eso se puede aprovechar de forma positiva. Entonces, creo que el futuro, comercialmente hablando, es bueno, a menos que alguien tenga unas expectativas muy altas de lo que debe significar el negocio del arándano. Los que estamos muy involucrados en el negocio de este cultivo entendemos que no podemos trabajar solo en función a tener un precio altísimo siempre porque eso es insostenible. Entonces el enfoque de la producción del Perú va a estar ligado a la calidad y a la eficiencia, que son las variables que podemos controlar. Porque no podemos controlar el precio o cuando producen las otras regiones. Yo creo que bajo ese enfoque hemos tenido una buena actuación en general en el sector” explica Bentín.

– ¿La competencia directa sigue siendo la misma?

– Es complicado hablar de competencia, sobre todo en este negocio, porque en principio la fruta compite con todos los alimentos como producto, pero como regiones de producción, nosotros vamos a tener competencia en la medida que haya otra región de producción que produzca en el mismo momento que nosotros. En ese sentido, en setiembre-octubre tenemos más competencia con Argentina; en noviembre-febrero con Chile; en marzo abril con EE UU y Canadá. Capacidad para producir todos los meses en Perú, hay, el tema es que si es conveniente. Ya no existe un momento donde Perú está solo como productor en este mercado. Entonces, lo que se debe hacer es identificar en qué momento del año están las fortalezas de cada región productora y las nuestras.

– En el caso del Perú, ¿cuáles son esas fortalezas?

– La principal es la calidad de la fruta en términos de calibre y de vida de poscosecha. Es una fruta que no pasa por ningún estrés en todo el ciclo fenológico de la planta. Es fruta que viaja muy bien. Perú tiene la capacidad de enviar arándanos en muy buenas condiciones para el 90 % de su volumen por mar. Y eso empezó desde el comienzo. Los que hacíamos muchos envíos aéreos era porque no teníamos suficiente volumen para hacerlo marítimo, pero hoy sí tenemos esa capacidad. Esa es una gran ventaja que nuestro arribo a los destinos es en muy buenas condiciones. Otra ventaja que tenemos es la ubicación. Perú tiene varias ventajas logísticas básicamente por ubicación geográfica y frecuencia. A pesar de que todavía hay un déficit de estructura portuaria, igual tenemos una posición ventajosa frente a casi la mayoría de exportadores de la región.

– ¿Y las debilidades en las que se debe trabajar?

– Una gran desventaja que tiene Perú son las barreras fitosanitarias que no nos permiten exportar a nuevos mercados y ese es un trabajo en el cual los gremios se están enfocando muchísimo. La apertura de mercados es nuestro seguro de vida. Podemos diversificar abriendo nuevos mercados, pero eso requiere todo un proceso técnico de la mano del Servicio Nacional de Sanidad Agraria (Senasa) y los organismos fitosanitarios del país donde se quiere ingresar.

SEPTIEMBRE-OCTUBRE SIGUE SIENDO LA MEJOR VENTANA

Para Bentín, el arándano es una buena alternativa para agricultores pequeños, pero necesariamente tecnificados y capacitados, ya que este es un muy complejo y muy costoso: La inversión por hectárea supera los US$45,000.

Para Bentín, la ventana comercial de septiembre-octubre, “históricamente es la mejor”, subraya. Aunque hay otro pico interesante: marzo-abril. “Pero hay otras ventajas en tener una ventana comercial más larga, que es la posibilidad de estar presente en el mercado más meses del año. Mi lectura de las temporadas anteriores hasta la fecha es que, para bien o para mal, tenemos una temporada larga hasta que encontremos la técnica para poder concentrar si así lo creemos necesario”, explica. Sin embargo, en el Perú aún no se logra tener una concentración de producción como sí la tiene Chile o Argentina. Por otro lado, en el Perú la unidad promedio de producción es muchísimo mayor de lo que se ha dado en otros lugares. “Si tienes un fundo de 300, 500 u 800 ha de arándanos, cosechar todo eso en dos meses es complicado. Entonces, mucho mejor es tener una producción escalonada de manera que maximizas la capacidad de cosechar en mejores condiciones. A distribuidores más pequeños o al mercado en general también es mejor que la fruta se le envíe en seis meses a que se le mande toda la producción en solo dos meses”, sostiene Bentín.

Asimismo, subraya que se debe tener en cuenta que el Perú no basa el crecimiento del negocio ni el desarrollo de un cultivo en función a precios ideales, sino que siempre deben mirar qué precio lo hace viable y no cuál es el precio ideal. “Cuando recién se empezó a cultivar arándanos en el Perú se pensaba equivocadamente que con una hectárea el productor podía hacerse millonario. Ahora, entre la curva de aprendizaje, el costo de inversión y la realidad del mercado, sabemos que hay que trabajar muy profesionalmente, sabiendo que no es un negocio para aventurarse esperando que los precios de ahora (o los más altos), serán los de toda la vida”, advierte.

– ¿Ha variado su techo productivo?

– Hoy en día tenemos condiciones en el mundo que indican que la demanda crece a un ritmo mayor de lo que crece la oferta. Hay una oferta saludable hasta el día de hoy. En general la demanda por arándanos tiene un crecimiento importante. Para lo que debemos trabajar ahora es para tener un negocio saludable considerando condiciones de mercado maduras.

– En cuanto a lugares de producción, ¿se dará el salto este año para producir mayor volumen de arándanos en la sierra?

– Hay condiciones en la sierra muy buenas, muy parecidas a las originarias del cultivo del arándano. Es más, hay empresas que producen muy buen producto en la sierra, pero me parece que por condiciones de acceso, de infraestructura, de mano de obra, la sierra tiene un desarrollo más lento en ese sentido. Es un área con potencial agrícola para este cultivo, pero aún así, conseguir terreno es complicado.

– ¿Se profesionalizará este cultivo en los pequeños productores?

– Quisiera pensar que sí. Creo que en el Perú se debería explotar la producción organizada para tener sinergias, eficiencia y ser competitivos. El cultivo de arándanos es una buena alternativa para agricultores pequeños, pero necesariamente tecnificados y capacitados. Que tengan acceso a tecnología. Este es un cultivo muy complejo y muy costoso: el costo por hectárea de inversión supera los US$45,000.

CHINA Y LOS NUEVOS MERCADOS

– ¿Qué ha significado para la industria el haber incorporado a China como nueva ventana de exportación?

– El acceso a China ha sido un golazo. Ya se hizo el primer envío a comienzos de este año. Probablemente este año vaya a haber un interesante crecimiento de los envíos a Asia gracias a la apertura del mercado chino, porque muchas de las producciones de fruta del Perú tienen las características que busca este mercado. En ese sentido, para nosotros es un mercado necesariamente en expansión. En EE UU, si bien siempre tuvimos acceso, este tiene ciertas restricciones: es muy costoso, y tiene barreras fitosanitarias muy complejas por ser un mercado muy estricto. Pero si se considera que entre el 55% y el 60% del volumen de arándanos del Perú se va a EE UU, se entiende que hay un sobrecosto involucrado para manejar estas restricciones. – ¿Qué otros mercados son importantes de hoy en adelante? – Europa continental, Gran Bretaña, Canadá, Brasil, Japón y Corea del Sur. En todos esos países se han dado un montón de pasos importantes para abrir mercados.

– ¿Y ya tienen en la mira otros mercados para continuar con la expansión?

– Seguramente ahora nos vamos a enfocar en Japón y Corea del Sur. Ya se ha avanzado bastante en China. Australia podría ser una alternativa, lo malo que produce en la misma época que nosotros.

– ¿Cómo ves el desarrollo y comercialización de los arándanos congelados?

– Tengo entendido que se está trabajando, pero aún de una manera muy pequeña. El componente industrial o procesado en los negocios nuevos siempre es pequeño. Es un canal interesante para desarrollar. El arándano congelado se vende muchísimo en el mundo y también se comercializa para otros usos en boga como materia prima para mezclarlo con cereales, o como insumo para elaborar otros productos. Pero en el mercado siempre el producto más valioso es el más difícil de obtener: un arándano fresco con las condiciones del mercado adecuadas siempre va a valer más que el congelado. Para mí no hay mayor valor agregado que una fruta fresca perfecta. Desde mi punto de vista, el trabajo que ha tomado hacerla ya es un valor agregado enorme. El arándano congelado en Perú creo que va a crecer y va a tener su lugar, pero la agroexportación de arándano va a estar enfocada en el fresco.

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