Una enfermedad que puede causar grandes pérdidas
Lasiodiplodia theobromae es uno de los principales hongos de madera que atacan al aguacate. Cuando los niveles de daño son muy grandes, no hay un posible control, por más que se use un fungicida que llegue a la zona necrosa, porque no revivirá a la madera. Así lo advierte el Dr. Walter Apaza, investigador de la Universidad Agraria La Molina de Perú.
A mayor debilidad y estrés en la planta del palto, mayor cantidad y presencia de hongo de madera en su interior, según comenta el Dr. Walter Apaza, profesor e investigador de la Universidad Agraria La Molina (UNALM). La presencia de las conidias de Lasiodiplodia theobromae crecerá significativamente y se convertirán en algo incontrolable cuando el cultivo transite por situaciones de estrés, como la falta de agua o debilidad de planta.
Los hongos de madera son aquellos patógenos que se han especializado en degradar la madera. En otras palabras, esta enfermedad daña el xilema de la madera que es el tejido conductor que le permite a la planta llevar agua y savia del suelo a la raíz. Entonces, los hongos de madera tienen una serie de enzimas que van degradando las láminas medias y las paredes celulares del interior de la madera, de tal manera que cuando uno corta el tallo observará un proceso de desorganización que va avanzado con el tiempo de manera irreversible. Al igual que en una cañería obstruida no pasará el agua, estos hongos alteran el transporte de agua de la raíz hasta la parte superior de la planta, debilitándola y ocasionando muerte regresiva, defoliación y una posterior reducción del rendimiento.
Por ende, en la mayoría de las veces, un huerto cuyas producciones son por debajo de lo esperado se debe a que existe una fuerte presencia de hongos de madera.
“Uno de los problemas de los hongos de madera es que cuando existe un gran nivel de daño, ya no es posible un control, por más que se use un determinado fungicida que pueda llegar a la zona necrosada -en el caso que llegue-, porque un fungicida no revive madera. Los muertos no se reviven. El gran problema es que se trata de un proceso irreversible. Una vez que una rama, un tallo se ve afectado, no hay como arreglarlo”, advierte.
Además, si se observa un tallo o madera afectado en 30, 35 o 40%, advierte que ese daño no se produjo ni la semana pasada, ni hace dos o tres meses. Probablemente, ese avance de la enfermedad ha tomado seis meses, uno, dos o tres años, dependiendo de la intensidad del daño del tallo.
“Otra característica es que su epidemiología es lenta y muchas veces en estadios iniciales uno no observa el daño. Sin embargo, se trata de patógenos que, probablemente, van a determinar la vida útil de una plantación de palto. En los campos de Chavimochic, tenemos plantaciones de veinte años, claro que con muchos recalces y muertes y heridas en el camino, pero hay todavía plantas productivas. Sin embargo, también he matado plantaciones de cuatro o cinco años, muchas de ellas por infección por hongos de madera”, explica.
PRESENCIA DE ALGUNAS ESPECIES DEL HONGO DE MADERA
En Perú, un proyecto financiado por Prohass permitió la identificación de las especies de hongos de madera de palta presentes en la costa peruana. A través de una tesis de un estudiante la UNALM se realizó un muestreo en toda la costa peruana para analizar las especies de Lasiodiplodia presentes y cómo afectaban al palto. En una segunda tesis, se determinó el control químico más efectivo para dos especies identificadas como las de mayor presencia y su afectación en territorio peruano.
De un total de 611 muestras a lo largo de la costa peruana, cuatro fueron las especies que se observaron en palto, entre ellas Lasiodiplodia pseudotheobromae, Lasiodiplodia theobromae, Lasiodiplodia egyptiacae y Lasiodiplodia parva; aunque también se identificó en menor medida Lasiodiplodia sp. En base a una encuesta, la gran mayoría correspondía a L. theobromae (68, 79%), seguida de L. Pseudotheobromae (19,73%), L. egyptiacae (10,95%) y L. Parva (0,27%).
Esta identificación fue posible solo a través de pruebas moleculares, porque muchas de estas especies son crípticas, es decir, que son morfológicamente idénticas. El Dr. Apaza comenta que hace 15 años, cuando la taxonomía no estaba muy clara, se pensó que los campos estaban afectados por Dothiorella, cuando se trataba probablemente de una de las variantes de Lasiodiplodia.
Por ello, comenta que fue necesario extraer el ADN del patógeno y encargar su secuenciamiento molecular para su identificación. La importante de ello es que cada especie tiene comportamientos diferentes. Por ejemplo, resalta que Pseudotheobromae es más agresivo en palta Hass que las otras especies, incluida la L theobromae. “Muchos de los productores me decían en varias reuniones; ‘pero Walter, para qué conocer el color del ratón, hay que matar a ese ratón’. Comparto un poco esa opinión, pero en el fondo también hay algo bien interesante y es que estas especies tienen comportamientos diferentes”, dice tras agregar que especialmente en su patogenicidad y su comportamiento a diferentes zonas agroecológicas.
DESARROLLO DE LA ENFERMEDAD
La Lasiodiplodia que afecta el tallo, aunque también ramas y frutos, es un patógeno que entra por heridas; por eso se le dice patógeno débil y por eso se le asocia mucho al daño de poda, pero también ocurre en heridas naturales, en especial en ramas. Sin embargo, prefiere el xilema, debido a que tiene un comportamiento endofítico. Esto último es una de las razones por las que prefiere la variedad Hass que tiene una madera más suave y eso significa una mayor facilidad en su avance. “Como siempre digo a mis estudiantes en la universidad, la Hass es como lomo fino, es suavecito para su avance. Si uno tiene un Zutano y una Hass, esta última estará llena de lesiones a diferencia del anterior”, precisa.
Sin embargo, el principal motivo de un ataque agresivo por parte del patógeno es cuando la planta transita por un periodo de estrés, sobre todo por falta de agua. “También puede haber estrés por sales, de tipo nutricional y otros, pero considero en base a la experiencia en el Perú que la principal es por falta de agua. Hacemos agricultura en condiciones de desierto, donde es muy común que la plantas se estresen”, explica.
El comportamiento endofítico de esta enfermedad le permite además estar presente dentro del tejido vegetal sin mayor ocasionar daño hasta que pasa por un periodo de estrés, en donde el hongo comienza a degradar la madera. Entonces, el hongo activa su fase patogénica y empieza a degradar y desorganizar la madera, explica. “Desde el punto de vista práctico, esto ocasiona un problema: yo puedo sacar una yema, que está totalmente sana, sin necrosis, y, sin embargo, puede estar la Lasiodiplodia en la parte interior que se activa si hay condiciones de estrés. Esto es un tremendo problema para los viveristas, porque muchas veces nos envían yemas a la universidad, a nuestro laboratorio de diagnosis, entonces, las sembramos en medio de cultivos y crece la Lasiodiplodia. Entonces, este comportamiento es importante”, explica tras detallar que la enfermedad pasa de fase saprofítica a patogénica.
Para constatar este comportamiento del patógeno, menciona un estudio que estableció una metodología de secuenciamiento masivo del hongo de madera. En base a esos resultados, se ha hecho un comparativo entre las plantas asintomáticas y las sintomáticas. En las asintomáticas, se ha encontrado que, por ejemplo, puede estar la Lasiodiplodia presente en cantidades mínimas a diferencia de una planta que ha pasado por condiciones de estrés, donde la cantidad de Lasiodiplodia en la madera es muy alta.
“Lo importante es que no esté ocasionando daño, que esta población de niveles muy bajos no se incremente, ocasionando necrosis de madera. Y ese es un concepto clave en el manejo integrado. No vamos a erradicar Lasiodiplodia, lo que debemos procurar es una convivencia pacífica y no darle condiciones para que se convierta en un gran problema”, destaca el Dr. Apaza.
EPIDEMIOLOGÍA DE LASIODIPLODIA
En todo este proceso, el vigor del árbol va a jugar un rol clave. “El hongo puede quedarse en la rama y producir algo de esporulencia negruzca, pero sin mayor problema hasta que empieza a avanzar y después, si el tronco está en un proceso de estrés o es un tronco viejo, produce las lesiones que son los famosos cancros”, destaca. Entonces, si la afectación compromete un 25% de la madera, esa rama ya no conduce agua ni nutrientes al 100%, sino lo hará al 75%.
Una práctica común es cortar los cancros, lo que puede ayudar, pero muchas veces es engañoso cuando se trata de algo muy superficial y no se puede identificar los que están hacia adentro, explica el Dr. Apaza. Un detalle importante que resalta el investigador es que una cosa es un daño en la parte externa, en ramas en un nivel tres y otra una afectación en el interior en el nivel uno que es más peligroso. “De nuevo, haciendo las semejanzas con las cañerías, si está en el nivel uno es porque está presente en la cañería principal y esos son los cancros más dañinos. Si están en el nivel dos, me va a afectar el rendimiento de toda una rama. Y si está en el nivel tres, será muy superficial y puedo cortar la madera”, sostiene.
Asimismo, el especialista recomienda incorporar en el manejo integrado todo lo relacionado a un buen manejo de la plantación. En esta línea, considera poco conveniente sacar en la primera cosecha del árbol rendimientos muy altos, porque no solo se sacrifica las reservas de la planta y un buen vigor de instalación para tener plantaciones en buen estados en los siguientes años, indica el especialista.
GESTIÓN DE LA MADERA
Para el Dr. Apaza, uno de los aspectos que ha tomado preponderancia en el cultivo de palto es la denominada gestión de la madera. En la práctica, esto significa el desarrollo de varios ejes de la madera y no solo uno, porque esto me da la opción de si tengo daño en una rama puedo cortarla y renovar la madera, mientras sigo trabajando con los otros. Si se cuenta con varios ejes, inclusive, se puede ir rotando y renovando la plantación, agrega. “Si logran que un palto desarrolle varios ejes, van a lograr otra cosa importante y clave: un árbol eficiente con rendimientos altos. Una planta eficiente tendrá entre cuatro o cinco metros de altura, con una biomasa eficiente que me permite el ingreso de la luz y evite que se sequen las ramas. Entonces, podré periódicamente renovar madera”, explica.
En el Perú, especialmente en condiciones de clima semi tropicales o casi tropicales, como en Piura, Olmos y en el mismo Chavimochic, destaca la gran capacidad de recuperación de la madera en poco tiempo. El investigador de la UNALM comenta que tuvo la oportunidad de observar, tras cortar ramas en el valle de Olmos, como en la siguiente campaña llegó a producir ese árbol. Por el contrario, en Chile, ese proceso demora tres años, indica.
“Sé que a muchos técnicos esto no les gusta, porque sienten que es como cortarle un brazo al cultivo cada vez que cortas una rama, pero es necesario una gestión de la madera, en especial desde que la planta es pequeña”, sostiene tras agregar que, por el contrario, está en contra de la posición que dicen ‘suelta, déjalo, que se exprese al árbol’. “Si se expresa el árbol, entonces, considera que el árbol te manejará a ti, originándose un desbalance entre el follaje y las raíces. Será muy complicado todo el control sanitario y, definitivamente, eso repercute en el rendimiento”, explica.
Igualmente, es muy importante cuidar la raíz para evitar situaciones de estrés que propicien el desarrollo de la enfermedad. Cuando hay plantaciones de tres o cuatro años que se desfolian, se trata de árboles que tienen poca raíz por alguna razón. “Las mejores plantaciones son las que tienen mejor sistema radicular, en cantidad y en profundidad, siendo el palto difícil de hacer raíz”, sostiene.
Asimismo, comenta que si una planta joven presenta cancros en los injertos con lesiones bien claras, lo mejor es eliminarla, porque no se justifica seguir con la inversión en una planta que no van a rendir lo suficiente en el futuro, es decir que no resultará productiva a nivel comercial. “Esta enfermedad no tiene cura; la necrosis va a alterar el cultivo. Y una planta afectada no crece”, advierte.
En líneas generales, comenta que la Lasiodiplodia es la consecuencia y no la causa del bajo rendimiento de una plantación. “Muchas veces, le quieren echar la culpa a Lasiodiplodia, cuando en verdad, el causante acá es una mala calidad de planta, una plantación frágil, con poca poda u otro factor que este estresando a la plantación”, afirma.
EL PAPEL DE LOS FUNGICIDAS
En ensayos en la UNALM sobre la eficacia de diferentes fungicidas en el control de las cuatro especies de Lasiodiplodia y se detectó a aquellas que ejercían un mayor control sobre las predominantes Pseudotheobromae y theobromae. En la investigación se procedió a realizar pruebas de fungicidas, ‘in vitro’, en las cuatro especies. Previamente, se cortó un tallo de palto, se aplicó el fungicida, se inoculó con el patógeno y, luego, se tapó con una capucha. Destaca que este es el procedimiento más efectivo de evaluación del hongo de madera, porque en muchos trabajos se espera que el proceso se desarrolle de forma natural.
Como parte de los resultados se determinó que fludioxonil, por ejemplo, es uno de los fungicidas que mejor funcionó en Pseudotheobromae. En ese momento, comenta que el fungicida no tenía registro para hongos de madera en palto, pero conoce que ya varias empresas han comenzado a comercializarlo. También menciona otros productos eficaces como el Thiabendazole y Tebuconazole. En el caso del Prochloraz, menciona que sus resultados son un poco errático, por tanto no suele recomendarlo a los productores.
EL ESPACIO DE LOS CONTROLADORES BIOLÓGICOS
Asimismo, tomando nota que muchas empresas quieren reducir el número de fungicidas e insecticidas en el campo, refiere que Bacillus subtilis tiene mucho potencial como controlador biológico, según la investigación que fue parte de una tesis reciente en la UNALM, debido a que produce unos metabolitos a los que es sensible la Lasiodiplodia. Para ello, debe de ser aplicado en la herida para que la colonice tras la poda.
El control biológico tiene un espacio en el manejo integrado del palto, destaca. En esa medida, señala que lograr un árbol saludable que evite el ataque desmedido de la enfermedad se puede, igualmente, lograr con la aplicación de las Trichodermas que es un estimulante del crecimiento de las raíces.
“En un trabajo de incorporación de Trichodermas al suelo en Chavimochic, se observó que al cabo de un año, se incrementó la masa radicular de los árboles en 20 a 21% más, con diferencias estadísticas, con respecto a la zona donde no se había aplicado. Si tú tienes buena raíz, tendrás un árbol vigoroso y, por lo tanto, una madera menos sensible al patógeno. Otro efecto: la trichoderma controla por antibiosis, eso quiere decir que podría aplicarse sobre la madera, pero antes que se presente la Lasiodiplodia”, refiere y sostiene que es mejor trabajar con cepas locales que se adaptan mejor a nuestra geografía y clima. “En los seres vivos, a diferencia de un producto, es clave la adaptación a las condiciones del ambiente. Por eso, las sepas locales tienden a adaptarse mejor. No digo que las sepas traídas de fuera sean malas, pero tienen que sufrir un proceso de validación”, explica.
Pero el mercado está cambiando y ahora se está midiendo la cantidad de ingrediente activo en productos que se utiliza por hectárea. “Cada vez más el comprador y las cadenas de los supermercados, se están ajustando en ese sentido”, advierte sobre el tipo de manejo de manejo de esta enfermedad, que necesitará de un manejo integrado, evaluando cada uno de sus componentes para un mejor resultado en el control del patógeno.