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Desde Biocea, para combatir organismos no deseados en cítricos

Un trabajo de ‘hormiga’ para entregar las mejores herramientas para el control de plagas

A diferencia de lo que podría ocurrir en un huerto de manzanos o de uva de mesa, en uno de cítricos es posible encontrar permanentemente cinco o más plagas, y algunas pueden estar en una muy baja cantidad porque los enemigos naturales están haciendo su ‘pega’ para mantenerlas a raya. Pero también están aquellas cuarentenarias, donde la sola presencia de un individuo en la fruta podría acarrear grandes problemas a la exportación. Desde Biocea son conscientes del panorama actual fitosanitario en la industria citrícola del país y, a través de sus investigaciones y desarrollos, pretenden entregar las mejores soluciones tecnológicas al sector.

11 de Octubre 2021 Miguel Patiño
Un trabajo de ‘hormiga’ para entregar las mejores herramientas para el control de plagas

Pilar Larral, gerente comercial de Biocea.

La llaman ‘falsa arañita de la vid’, aunque en realidad fue bautizada como Brevipalpus chilensis. Si bien es muy común en cultivos de uva vinífera, donde puede causar daños importantes, también es posible encontrarla en cítricos, pero sin originar problemas severos. Y si bien puede sobrevivir en el huerto durante todo el año en ramillas lignificadas de cítricos, incluso cuando no hay frutos, “comparada con su presencia en vides, en cítricos las poblaciones son bastante bajas, pero la tolerancia es cero”, sostiene la ingeniera agrónoma Pilar Larral, gerente comercial de Biocea, sobre un ácaro que no cualquiera puede ver a simple vista.

“Tendrías que tener mucha experiencia para verla con una lupa de mano”, advierte la especialista. Por ello es que lo más común es tomar muestras y enviarlas a un laboratorio autorizado por el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), donde harán un lavado por arrastre para ver si es que hay huevos o arañitas. “Basta con que encuentren un individuo para que ya no se pueda exportar a EE UU bajo un esquema de ‘Systems approach’”, subraya Larral, sobre un análisis que se realiza desde treinta días antes de la cosecha, cuyos resultados se envían de inmediato a ese organismo. “Si es positivo, ese no sería un huerto de baja prevalencia”, advierte. “Un aspecto relevante es que para controlar esta plaga a los niveles exigidos, la mayoría de las veces es preciso aplicar plaguicidas”.

Brevipalpus chilensis, o falsa arañita de la vid. Foto gentileza de Biocea.

La falsa arañita de la vid y los burritos son los más frecuentes. Hay otros lepidópteros y polillas, pero no son tan frecuentes como sí podría ser un chanchito blanco que, “está presente en la gran mayoría de los huertos”, remarca la especialista. Se trata de varias especies, entonces, dependiendo del destino es preciso ver si es o no una plaga cuarentenaria. “Por ejemplo, para EE UU hay dos especies cuarentenarias que no son tan comunes en los cítricos, por lo que el riesgo no es tan alto, pero si encuentran un individuo inmaduro, y no se sabe qué especie es, porque es muy difícil de identificar, es necesario hacerle una PCR”. Sin embargo, para China hay especies más comunes que actúan como plaga cuarentenaria: Pseudococcus viburni y Pseudococcus longispinus. “Este último es bastante común en los huertos de cítricos”, apunta Renato Ripa, doctor en entomología del Imperial College, University of London, en el Reino Unido y gerente de investigación de Biocea, sobre una plaga cuyo daño más característico es la mielecilla que exudan y que va manchando los frutos.

Dr. Renato Ripa, gerente de investigación de Biocea.

Pero, en el fondo, ¿los mercados están siendo más restrictivos? “Depende mucho de las plagas presentes en cada país a los que llega nuestra fruta”, responde Larral. Así, por ejemplo, con EE UU Chile tiene plagas que son similares, también porque hay un intercambio comercial que ya lleva mucho tiempo. “Sin embargo, con China la historia es más reciente y ellos seguramente tengan otras plagas, aunque sí hay plagas comunes con Chile, que aparecen en los listados de plaga cuarentenaria, pero que no atacan directamente la fruta. Por ejemplo, están las mosquitas blancas, especie cuarentenaria para China, en Chile es una plaga muy común, pero no ataca a los frutos. Entonces, no se va a detectar en la inspección”, añade. No es la única, ya que también está la mosca de la fruta, pero gracias a la intervención del SAG, que la puede detectar rápidamente, la plaga no alcanza a expandirse y es erradicada.

Por otra parte, “el burrito por lo general no causa daño en los cítricos”, subraya el Dr. Ripa, sobre una plaga que, al menos en los cítricos, la población es relativamente baja, entre tres y cinco individuos por árbol, mientras que en vides pueden haber 200. “No le gustan los cítricos”, sostiene. La preocupación pasa por un eventual rechazo cuarentenario.

MIEDO QUE HAY EN CHILE AL HLB NO ES PROPORCIONAL AL DAÑO QUE HACE

Daño de termita subterránea en patrón de clementina. Foto gentileza de Biocea.

Uno de los temores latentes que existe en la industria citrícola nacional es un potencial arribo al país del Huanglongbing (HLB), transmitida por dos vectores: Diaphorina citri y Trioza erytreae. Al respecto, el Dr. Ripa sostiene que “el miedo que existe en Chile no es proporcional al daño que hace, debiese ser muchísimo mayor”. La enfermedad ya ha sido detectada en Perú, Argentina y Brasil, aunque su arribo a Sudamérica se ha producido justamente desde el norte. Es una enfermedad que se ha extendido en California, Texas, Arizona y Florida donde la producción de cítricos disminuyó alrededor del 74% desde que se detectó la enfermedad. Luego llegó a México y desde allí pasó a Centroamérica. Allí donde ha entrado D. citri, se le ha podido ver en estado adulto durante todo el año y las hembras depositan sus huevos en cualquier brote que esté disponible, causando importantes daños, sobre todo extrayendo savia y produciendo mielecilla. Además, inyecta toxinas que detienen la elongación terminal de las hojas, causando malformacionesen frutos y brotes, que pueden morir. Ripa comenta que en California (EE UU), por ejemplo, donde el HLB significó la eliminación de muchos árboles, cuenta actualmente con un sistema muy activo de monitoreo, diagnóstico y manejo, con tal de estar ‘encima’ permanentemente, para limitar su propagación. “El Comité de Cítricos realizó una visita a los centros que trabajan con el vector y la enfermedad y pudimos apreciar el trabajo y gran esfuerzo que este Estado realiza para contener esta enfermedad”, comenta Ripa, mientras detalla el trabajo de instituciones como la Universidad de California y el USDA que están permanentemente monitoreando esta enfermedad, mediante un sistema de detección en laboratorios en varias partes del estado de aquel país, donde constantemente se recaban muestras, se procesan y se toman acciones lo antes posible.

Si bien en Chile no se ha reportado la presencia de los vectores, como remarca Pilar Larral, “por la cercanía de los países en los que sí está, de cierta forma, estamos rodeados” y se debe tener extrema preocupación en impedir su ingreso. Una forma son los controles fronterizos que realiza activamente el Servicio Agrícola y Ganadero, pero comentan que además debiese existir más conciencia en las personas sobre la importancia del patrimonio fito y zoosanitario del país y no trasladar ni ingresar al país organismos vegetales ni animales durante sus viajes. Pese a esto, Ripa destaca que existe una planta ornamental que es de la familia Rutaceae, tal como los cítricos, llamada Murraya paniculata, que no se ha podido encontrar en Chile pero que algunos países la utilizan como ‘centinelas’ para detectar esta enfermedad.

ATENTOS AL PERMANENTE CUIDADO DE LOS ENEMIGOS NATURALES

“Hay una cosa que es bien importante de decir desde un comienzo: a los enemigos naturales hay que cuidarlos”, subraya el Dr. Renato Ripa, poniendo su experiencia sobre la mesa. No solo hay que cuidarlos porque ayudan en el control de plagas, sino también por un tema de sustentabilidad. “Los enemigos naturales son parte de la biodiversidad; son muy bien vistos cuando están presentes y están funcionando. Esa es una cuestión bastante poderosa para que el cliente sepa que se están haciendo todos los esfuerzos para producir en armonía con la naturaleza, eso es un punto de partida”, precisa el experto.

Exportar Uva de mesa a EE UU sin fumigación

El ‘Systems approach’ es un protocolo que permitiría la exportación de uva de mesa a Estados Unidos sin fumigación con Bromuro de Metilo. Tanto el SAG como productores y exportadores han promovido la firma de este acuerdo dado que la fumigación afecta la calidad de poscosecha de la fruta. Las plagas que involucran este protocolo son Lobesia botrana y Brevipalpus chilensis, plagas cuarentenarias para EEUU. Biocea desde hace un tiempo ha estado trabajando en un proyecto de transferencia tecnológica (Red GTT+), financiado por Corfo y operado por Codesser, en la región de Valparaíso, en miras a preparar a los agricultores en la implementación de este protocolo. A este nuevo protocolo podrían adherirse también las regiones de Atacama y Coquimbo. El Dr. Renato Ripa señala al respecto que el grupo de agricultores de la zona está muy preocupado al respecto, ya que “creen que con este sistema tienen muchas más posibilidades de exportar fruta de mejor calidad, algo fundamental para la industria”, destacando este enfoque más sustentable y menos apegado al uso de químicos que hoy ha tomado un valor agregado y un nuevo atractivo para los consumidores, incluyendo a los más jóvenes.

Un punto importante que remarca el Dr. Ripa es la importancia de contar con néctar de plantas que sea de buena calidad, porque los parasitoides en general necesitan alimento. De acuerdo a estudios que han desarrollado en Biocea, concluyeron que el azúcar que proviene de la mielecilla que producen los insectos ‘chupadores’ es de muy mala calidad, por lo que los insectos prácticamente no son capaces de aprovechar esa fuente de energía, mientras que otras fuentes de energía disponibles sí alargaron la vida de los enemigos naturales y aumentaron el número de huevos que ponen. “Eso es tremendamente importante porque, en el fondo, si un enemigo natural tiene más capacidad de poner huevos y vivir más tiempo, tiene más tiempo y energía para buscar hospederos y más son los individuos que parasitan o depreda, es decir, serán muchos más los individuos de los cuales se alimenta y de esa forma eliminados. Además, dejarán una descendencia mayor y eso sí que provoca un impacto muy importante”, detalla el Dr. Ripa sobre este ciclo que permitiría una sustentabilidad de manera natural.

Larral, por otro lado, comenta que al comparar los cultivos de cítricos con otros de árboles de hoja caduca, “la cantidad de enemigos naturales que se presentan en los cítricos es mucho mayor que en otros cultivos. Eso hay que destacarlo. No en todas las plagas, pero en un número importante, los enemigos naturales mantienen los insectos dañinos bajo el nivel de daño económico”. Detalla además que cuando se aplican plaguicidas de amplio espectro y largo efecto residual para combatir plagas primarias, muchas veces se eliminan enemigos naturales que mantenían controladas otras plagas bajo un umbral de daño económico, lo que genera un nuevo problema.

“Esto es lo delicado de los cítricos, que tienen un equilibrio bastante importante si lo comparamos con un manzano o con una uva de mesa de manejo convencional; que de repente vamos a un huerto y no encontramos plagas o enemigos naturales. Cualquier plaga que llegue se va a reproducir, por supuesto, porque no hay nada. En cambio, cuando tú vas a un huerto de cítricos vas a encontrar en promedio cinco plagas. Algunas pueden estar en muy baja densidad porque sus enemigos naturales están haciendo la pega. Entonces, hay que destacar lo que dice Renato: que hay enemigos naturales que funcionan muy bien y que, por lo tanto, cuando yo tomo la decisión de aplicar un producto, se debe analizar muy bien, proyectando qué impacto voy a causar en el ecosistema”, cierra la experta.

CEBOS, EN CAMINO

El desarrollo de productos propios es un reto que han asumido en Biocea, específicamente en el desarrollo de cebos para combatir una serie de plagas, donde pese a que aún no cuentan con las certificaciones, siguen trabajando arduamente, donde han aplicado a financiamiento de Corfo y FIA, por ejemplo, para ingresar próximamente al mercado.

De hecho, es probable que la venta de sus productos deba ser transferida ya que, como Pyme dedicada a la investigación, es difícil compatibilizar su quehacer con la venta de productos, según reconocen en Biocea. En ese sentido, Pilar Larral señala que el proceso “es muy difícil para una empresa pequeña, que tampoco tiene poder de negociación, porque hay que pensar que existen muchas empresas grandes, que son internacionales, y todas tienen sus sedes o matrices en otros lugares”.

Respecto a la tecnología que están desarrollando con sus cebos, detallan que no es aplicada en forma masiva, sino que se coloca algo atractivo para la plaga, para que se alimente de esto y luego lleve la sustancia tóxica al nido y contamine el resto de los individuos en la colonia.

“Hemos trabajado en hormigas –una plaga urbana y agrícola-, con chaquetas amarillas, y estamos trabajando en un cebo para termitas. No todos los insectos se pueden trabajar con cebo, solo los insectos ‘sociales’, porque esos son los que van, acarrean y comparten el alimento”, destaca Larral.

La termita, que suele considerarse una plaga más bien urbana, también puede aparecer en suelo agrícola. “La termita trabaja mucho más en madera que está en ‘servicio’, que ha sido trabajada; es raro encontrar huertos infectados con termitas, pero hemos visto el problema en algunos cítricos”, señala la especialista de Biocea sobre este potencial cebo que tendría uso tanto urbano como agrícola. Respecto a este punto, agrega que aquellas plantas  con termitas suelen ser huertos que se establecieron en sectores con relleno de suelo proveniente de lugares contaminados con termitas. El Dr. Renato Ripa agrega que, “en el caso de los huertos atacados por termitas, los agricultores y los técnicos se preocupan muchísimo, porque los árboles se mueren, especialmente cuando los árboles están pequeños. La termita hace un daño muy particular, a nivel del cuello de la planta, y con eso los árboles no pueden seguir viviendo”.

En cuanto a la hormiga argentina y el daño que produce en los huertos, a esta especie le ‘encanta’ el azúcar que producen las plagas que chupan la savia en los cítricos, y luego excretan el azúcar (llamado mielecilla), y se quedan básicamente con la proteína, que es muy escasa en la savia.

Linepithema humile, conocida como hormiga argentina, alimentándose de mielecilla de chanchitos. Foto gentileza de Biocea.

El Dr. Ripa explica que, gracias a la evolución, las hormigas aprendieron a través del tiempo a alimentarse de azúcar, porque curiosamente la hormiga se alimenta también de otros insectos. “Ellas distinguen a los insectos que producen mielecilla y a esos no los atacan, solo los transportan y cuidan, lo que se conoce como una relación mutualista”, añadiendo que la hormiga aprendió a defender a esos insectos que le dan de comer, y los defienden de los enemigos naturales, entonces ahí se produce el daño. “Al evitar que los enemigos naturales actúen, las plagas aumentan”.

Cuando aún trabajaba como investigador del INIA, el Dr. Ripa y su equipo demostró en varias ocasiones que la hormiga debe ser controlada, “y no sólo lo hemos dicho nosotros, sino también en California, sesenta o más años atrás” subraya, destacando que lo más efectivo es controlar a las hormigas en los cítricos, por la cantidad de insectos chupadores que tienen, y también porque el árbol funciona todo el año, a diferencia de otras especies como el manzano, que pierde las hojas en invierno.

Pero, ¿cómo llegaron a la idea de diseñar cebos? Sería un paso más que dan gracias a la experiencia ganada con los años. Por ejemplo, el experto de Biocea comenta que los insectos a través de sus antenas captan aquello que nosotros percibimos como olor, con una capacidad sorprendente de identificar las moléculas volátiles. Como ejemplo, expone que, para entrenar un perro de la PDI para el aeropuerto, para detección de olores de explosivos o drogas, se requieren uno o dos años de entrenamiento, mientras que una abeja puede aprender lo mismo en 20 minutos. “Pareciera que no habría límite para determinar el número de moléculas que pueden identificar”, complementa.

Pilar Larral agrega al respecto que una vez que sabes qué atrae a los insectos, elaboras un cebo que sea resistente al agua, al almacenaje, ya que debe tener condiciones de conservación no solo para que no se pudra, sino para que no pierda los volátiles, “porque eso es lo que ellos detectan: el volátil, y ahí está el desafío”, precisa la experta. “Cuando ya sabemos qué sustancia los atrae, acondicionamos la matriz para que los insectos lo lleven a la colonia y cause mortalidad”, finaliza.

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