Un manejo integral no solo controla la enfermedad
Los productores hortofrutícolas del sur del país están muy pendientes de la aparición de nuevas enfermedades que se pueden expresar de diferente forma; y también de aquellas con las que llevan conviviendo años, pero cuyo comportamiento se ha vuelto más agresivo. Luis Álvarez, fitopatólogo de la Universidad San Luis de Gonzaga de Ica, recomienda un manejo integrado que no solo permita evitar las enfermedades sanitarias, sino que desarrolle otros objetivos, como el estimular la autodefensa de la planta o mejorar la calidad del producto final.
Marienella Ortiz
Uva de mesa
El principal problema para los productores iqueños de uva de mesa es la presencia del oídium, un hongo que se disemina con gran facilidad junto al viento. La probabilidad que la infección contamine el 100% de un campo es alta y, si bien no se pierde la cosecha, sí afecta la calidad de la misma. Luis Álvarez, fitopatólogo de la Universidad San Luis de Gonzaga de Ica, comenta que las situaciones límites ocurren cuando no se integran diferentes medidas de manejo en la uva, porque el principal problema es el número de aplicaciones que se programan para controlar la enfermedad y que incrementan los costos del cultivo de la vid.
El oídium es un parásito obligado que solo se alimenta de protoplasmas vivos; por tanto, ataca todo lo que son tejidos con estomas o tejidos verdes. En el caso de la uva, la infección suele empezar en hoja, pero el mayor problema es cuando aparece en racimo, donde forma una pulverulencia blanca en las bayas. Lo que ocurre es que el hongo mata células, mientras la baya seguirá creciendo. Finalmente, esas células muertas no crecerán ocasionando que las bayas se rajen.
“Este es un problema que se observa cuando se empieza a ganar en grados Brix, debido a que una vez que se ablandan los tejidos, los jugos comenzarán a salir por esas zonas y permitirá el ingreso de otros patógenos, como la botrytis o la pudrición ácida. También afecta los raquis, pues cuando la fruta llega a destino, este ya no estará verde sino de un color pajizo, debido a la perdida de hidratación natural”, explica Álvarez.
OÍDIUM, UNA ENFERMEDAD DE DIFÍCIL CONTROL
La mayor dificultad a la hora de establecer el control es que los productos fitosanitarios pueden ser absorbidos y traslocados a la planta si la afección está en la hoja, pero esa facilidad no es posible si el hongo está en la baya. Para ello, se tendría que usar un producto de contacto, pero la cobertura muchas veces no es muy eficiente, así que el manejo que se viene dando es la aplicación preventiva y calendarizada. “Esto no es común en la agricultura, ya que normalmente se trabaja con umbrales. En este caso particular, los umbrales son cero y los productores no pueden darse el lujo de esperar que aparezca la infección”, refiere.
En Ica, las aplicaciones se realizan cada siete días, lo que asegura que se rompan los ciclos del hongo. En invierno, las aplicaciones se pueden programar cada 10 días. Estos intervalos están relacionados con las condiciones climáticas y el ritmo de crecimiento de la planta. En primavera, el brote puede crecer entre 2 a 2.5 cm al día, es decir, que en una semana la planta habrá crecido 14 cm. En otras zonas, como Piura, donde el crecimiento es de 5 cm diarios, los intervalos de aplicación se reducen a 4 días.
¿Es más fácil el control del oídium en Ica? Luis Álvarez responde que es complicado en todo lugar. “Lo importante es tener claro la dosis y los intervalos”, subraya. De la manera como se está realizando en Ica, se está logrando un control del patógeno. Entre los aspectos básicos para lograr el buen manejo figuran la eficacia del producto y una adecuada tecnología de aplicación. Según la experiencia en los fundos iqueños, no todos los productos tienen la misma eficacia; sin embargo, ese aspecto se logra revertir con el establecimiento de los intervalos de aplicación.
LA ALTERNATIVA DEL CONTROL BIOLÓGICO
Otra herramienta, que destaca el especialista, útil es el control biológico, sobre todo, con la aplicación de algunas cepas de Bacillus que compiten con el hongo. Su aplicación se recomienda casi al final de campaña, para bajar la carga de los productos químicos. Adicionalmente, hay algunos extractos de ciertos tipos de plantas que tienen una acción directa sobre el patógeno.
NEMATODOS, AGRESIVIDAD EN AUMENTO
Si bien hace ya un buen tiempo que está presente en los cultivos, la agresividad va en aumento, y está más acotado a zonas arenosas como Vilacurí, situación que, según describe Álvarez, ha obligado a los productores a arrancar sus huertos. ¿La razón de ello? Es que los nematodos originan una disminución del vigor de la planta. “Con la inversión que significa el mantener el cultivo de vid, los productores no pueden darse el lujo de que una planta no trabaje al 100%”, precisa.
Con esta enfermedad, existe un mayor manejo del control biológico con cepas de Trichoderma. Asimismo, se está usando (y con buenos resultados) Bacillius subtilis. Adicionalmente, están apareciendo en el mercado nuevos ingredientes activos que tienen una baja residualidad, porque la mayoría de nematicidas tenían ‘banda roja’.
Las estrategias biológicas se han vuelto indispensables para controlar los nematodos, debido a que tienen una gran capacidad de adaptación y eso estuvo originando que las dosis de los agroquímicos fueran mayores, una medida que no solo vuelve inmanejable económicamente el cultivo, sino que supera los límites de trazabilidad para su posterior exportación.
En esa línea, y en el último tiempo, los extractos vegetales están cumpliendo una misión adicional al control de nematodos, porque hacen que las raíces sean más activas.
LA SALINIDAD, LA DETONANTE PARA LA APARICIÓN DE LOS HONGOS DE LA MADERA
Los hongos de madera también afectan la vid en la región iqueña, sobre todo, cuando la planta pasa por alguna situación de estrés, ya sea hídrico o de exceso de sales. En el caso específico de Ica, este estrés se da por la salinidad de sus aguas, pero además por un tema de manejo agronómico: se poda en contraestación, cuando hace frío.
Lo normal es que las labores de poda se realicen en primavera, cuando ocurre la brotación natural, “pero en nuestro caso, en setiembre se está cerca a la cosecha. Esa situación estresa mucho a la planta, dando pie a que ingresen algunos de los hongos. La mayoría de empresas han integrado programas contra el hongo de madera. Básicamente, realizan aplicaciones de fungicidas y de productos activadores de defensa de la planta”, refiere Álvarez.
Paltos
En Ica, la enfermedad que causa mayor preocupación entre los productores de paltos son los hongos de madera, en especial, Lasiodiplodia theobromae. “Si hay estrés hídrico, exceso de sales, mucha sombra en el huerto o demasiado follaje; la enfermedad aparecerá. Suele ocurrir que las ramas de abajo mueren por falta de luz y esos tejidos muertos crean las condiciones para la infección. Cuando los residuos de las podas son dejados en el mismo campo, los hongos completan allí su ciclo”, explica el fitopatólogo.
En palto, el mejor y más efectivo control son las labores culturales, eliminando todo material de poda. Debido a la gran cantidad de follaje, los paltos tienden a cerrarse mucho, entonces, la eficiencia de las aplicaciones no es buena. Cuando el equipo mecanizado no puede ingresar, hay que sacar follaje, sobre todo, en plantaciones de mayor edad. Es importante lograr una buena aireación del árbol y que se impida la formación de láminas de agua, destaca el especialista.
La nueva tendencia es trabajar con productos que son consorcios de microorganismos para mejorar el suelo y así la planta pueda asimilar mejor los nutrientes. Todos los problemas se generan porque hay una descompensación entre la microfauna que hay en el suelo, producto del monocultivo y de las aplicaciones de químicos. “Existe evidencia de que algunos microorganismos emiten ciertos tipos de metabolitos que hacen que la planta empiece a emitir respuestas de defensa. En el caso del palto y otros cultivos, el manejo de microorganismos va a cobrar mayor presencia”, adelanta el especialista, quien refiere que en la universidad de Ica vienen investigando este tema.
Programa calendarizado de fungicidas
Entre otras enfermedades que atacan al palto, mencionó que en los últimos años viene afectando cada vez más el Cladosporium, un hongo que origina la caída de las flores. En especial, los valles de Chincha son los más afectados debido a que la humedad puede sobrepasar el 90%. Al igual que con el oídium en vid, la respuesta es un programa calendarizado con fungicidas de diferente forma de acción, entre ellos, de contacto y sistémicos.
Espárragos
El Fusarium es el problema principal en el espárrago, porque actúa como un enemigo oculto al afectar directamente la corona, que es el órgano de reserva. Una esparraguera en malas condiciones puede bajar en 70% su potencial. “Esto repercute no solo en el rendimiento, sino que cuando la esparraguera empieza a envejecer, la enfermedad termina por matar las coronas”, explica Luis Álvarez. Aun no se tiene generalizado un manejo, pues los productores hacen una estrategia según su propia experiencia.
El control que está dando resultados satisfactorios es la aplicación de fungicidas en momentos específicos del crecimiento del espárrago, para evitar que haya un avance de la infección al interior de las coronas y no afecten las yemas nuevas. La aplicación se realiza tan pronto empiece el flujo de emisión de raíces, y también en la etapa de floración, lo que ocurre en los primeros 40 días. Tras ello es el turno de productos activadores de defensa para que la planta pueda contrarrestar la enfermedad.
Debido a la mayor humedad en esta temporada del año, también aparece el hongo Stemphylium, que al producir una toxina afecta los filocladios. Con ello, habrá menos masa foliar y menos reserva en el cultivo. Otro de los efectos de la enfermedad es que, cuando hay condiciones de humedad, produce un manchado del turión que origina que ese espárrago sea de descarte.
El especialista es claro en señalar que, a medida que están aumentando las áreas de producción de los diferentes cultivos, sobre todo de aquellos nuevos, como el arándano, aparecerán con mayor fuerza los problemas fitosanitarios. La propuesta de un manejo integrado parece ser, según Álvarez, la mejor respuesta a los ataques de las enfermedades.