Un año de recuperación para el cultivo de la fresa
La industria de la fresa en Perú se prepara para un año prometedor, impulsada por un clima más favorable que deja atrás una temporada difícil que afectó a varios cultivos en todo el país. Gracias a ello, Frutícola Olmué, una empresa chilena que ingresó hace un par de años al mercado peruano, proyecta un aumento en sus exportaciones de fresa congelada. Se espera que el crecimiento del cultivo continúe, respaldado por un mejor manejo agrícola y la incorporación de tecnología avanzada.
El impacto climático afectó el año pasado a múltiples cultivos en Perú. El mango experimentó una baja entre el 70% y 80%, el arándano un 30% y la uva de mesa un 20%. La fresa no fue la excepción, y tuvo una caída de 50% de su producción. La firma chilena Olmué que llegó al país hace un par de años para exportar fresa congelada, proyecta que esta será una campaña positiva, debido a una mejora de la productividad del cultivo.
“El año pasado fue especialmente difícil para los productores, con una caída de al menos un 50% en la producción de fresas. No obstante, este año las temperaturas han sido más favorables, lo que ayudó en el proceso de floración y aseguró una buena cuaja. Aunque la campaña está algo retrasada, se espera un panorama mucho más prometedor que el del año anterior”, señala Guillermo Mascareño, gerente de la empresa Olmué.
La firma se encarga de comprar la fruta a terceros de campos ubicados principalmente en la región de Lima, en localidades como Huacho, Huaura y Barranca, que concentran cerca del 90% de la producción nacional. Según Mascareño, las temperaturas más templadas y una adecuada humedad han favorecido el desarrollo de la fruta, aunque también han generado algunos desafíos.
“Aunque las temperaturas han sido buenas para la floración y cuaja, la alta humedad ha complicado un poco el periodo de engorde de la fruta, lo que ha estado atrasando la campaña. Además, hemos visto un incremento en problemas fúngicos, como la botritis, que es común en sectores con mayor humedad relativa”, comenta Mascareño.
Para combatir estos problemas, Mascareño recomienda a los agricultores implementar programas rigurosos de control de enfermedades y plagas. “Es crucial que los productores se alineen con prácticas preventivas, ya que solo aplicar fungicidas curativos tras detectar el daño puede no ser suficiente. Las labores culturales, como mejorar la aireación de las plantas y eliminar residuos de la cosecha, también son esenciales para mantener la sanidad del cultivo”, afirma.
TEMPORADA DE COSECHA Y LA CALIDAD
La temporada de cosecha de la fresa en Perú se concentra entre octubre y enero, con las primeras recolecciones en septiembre. “Estamos recién entrando fuerte en el mercado de fresa congelada, y este es nuestro primer año comprando de manera significativa, luego de un año difícil. Estamos haciendo un acompañamiento cercano a los productores para levantar información y ayudarles a mejorar su producción”, indica Mascareño.
Toda la fresa que se exporta desde Perú lo hace en forma de producto congelado, debido a las limitaciones en la poscosecha de la fruta fresca. A diferencia de otros cultivos, como el mango o el arándano, que pueden exportarse en fresco, la fresa tiene una vida útil muy corta y no resiste bien los viajes largos.
“En el caso de la fresa, la calidad es clave para la exportación a diferencia de otros cultivos”, explica Mascareño. Tanto en el mango como en la palta, la fruta se pela y pica, por lo que puede utilizarse una fruta de menor calidad. En cambio, en el caso de la fresa, lo único que se retira es la corona y se deja la fruta entera, indica. Además, señala que debe tener un color rojo tradicional, un tamaño adecuado y alcanzar los 14 grados Brix.
La cosecha es manual y se realiza en canastillas, que luego se trasladan a las cajas cosecheras para ser enviadas a la planta de procesamiento en un plazo de entre dos y seis horas. “La fresa no tiene una buena poscosecha, por lo que se requieren tiempos bien cortos para su procesamiento en planta”, señala. Aunque actualmente utilizan una planta de maquila para el procesamiento, no descartan la posibilidad de construir una propia en unos años.
La mayoría de la fresa exportada pertenece a la variedad Sabrina, aunque se está evaluando nueva genética que se adapte mejor a las condiciones locales.
LA NECESIDAD DE MAYOR TECNOLOGÍA
Guillermo Mascareño destaca que la mayoría de los productores en Perú trabajan en áreas pequeñas, lo que dificulta la adopción de tecnologías avanzadas. “En Chile, el manejo es mucho más tecnificado y con un control técnico superior, pero aquí en Perú, los costos y el tamaño de las áreas de cultivo hacen que sea complicado implementar esas mejoras. Sin embargo, estamos trabajando con los agricultores para transmitirles ese conocimiento y acompañarlos en el proceso”, explica. Añade que tecnologías como el riego por goteo y la mejora de sustratos y genéticas pueden generar un impacto significativo en la productividad.
DESAFÍOS Y OPORTUNIDADES
Aunque las expectativas son optimistas para la temporada actual, Mascareño subraya la importancia de seguir mejorando los manejos técnicos en el cultivo de fresa en Perú. El riego, en particular, es un área que necesita mayor análisis e inversión. “No se trata solo de regar cuando la tierra parece seca, sino de entender las necesidades de la planta en términos de evapotranspiración y ajustar las frecuencias e intensidades del riego en consecuencia”, comenta.
En el tema fitosanitario, dice que las condiciones climáticas actuales, con temperaturas entre los 17 y 22 grados, favorecen el desarrollo de enfermedades en el cultivo, agravado por la alta humedad relativa en la zona. En muchas áreas, la garúa matutina y el rocío contribuyen a la proliferación de hongos, como botritis. Por lo tanto, explica que el desafío es implementar un programa adecuado para las diferentes etapas del cultivo. “Creo que hay un poco de desconocimiento sobre qué productos y prácticas son las más apropiadas, como el uso de fungicidas preventivos, no solo curativos. Normalmente, los agricultores aplican los productos cuando ya han detectado el daño”, comenta.
Además, resalta que hay labores culturales que se pueden realizar, como mejorar la aireación de las plantas, eliminar los residuos de la cosecha y recolectar los frutos caídos. “Estas son prácticas que deben comenzar a implementarse en el manejo de la fresa”, destaca.
En términos de crecimiento, Mascareño ve un gran potencial para la fresa en Perú, no solo en términos de producción, sino también en su posicionamiento en el mercado internacional. Sin embargo, esto requerirá un esfuerzo conjunto entre productores, empresas y gobierno para superar los desafíos actuales.
“Es un trabajo en equipo. Si los productores logran mejorar sus técnicas de manejo y si contamos con el apoyo necesario de las instituciones, creo que la fresa puede seguir el camino de otros cultivos exitosos en Perú, como el arándano y la uva”, concluye Mascareño.