Trasladan plantas de toromiro desde Chillán a Rapa Nui
Tras más de seis años de trabajo para preservar este árbol nativo, una partida de pequeñas plantas germinadas viajó desde la Facultad de Agronomía de la Universidad de Concepción, Campus Chillán, rumbo a un vivero de Conaf, donde comenzó su proceso de adaptación previo a su hogar definitivo.
Uno de los factores que influyen en la pérdida de diversidad y extinción de especies vegetales es el bajo contenido de materia orgánica que presentan los suelos. Es precisamente el caso del toromiro (Sophora toromiro), especie endémica de Rapa Nui – Isla de Pascua, que se encuentra extinta en la isla.
Tras más de seis años de trabajo para preservar este árbol nativo, una partida de pequeñas plantas germinadas viajó desde la Facultad de Agronomía de la Universidad de Concepción, Campus Chillán, rumbo a un vivero de Conaf, donde comenzó su proceso de adaptación previo a su hogar definitivo.
Un equipo de académicos e investigadores de la Facultad de Agronomía UdeC, liderados por la Dra. Macarena Gerding González, en conjunto con personal de Conaf Rapa Nui y el Dr. Jaime Espejo, consultor de CMPC, llevaron a cabo una investigación sobre “Microorganismos simbióticos para la inoculación y restablecimiento de la especie extinta en Rapa Nui: Sophora toromiro”. Dicho trabajo dio paso a las tareas para la preservación y reintroducción del toromiro.
“Nosotros como Universidad de Concepción, participamos en particular en lo que ha sido la selección de microorganismos para acompañar a esta especie en su restablecimiento en suelos que están muy empobrecidos y degradados y en eso llevamos más de seis años”, explicó la Dra. Gerding.
Según señaló la investigadora, durante este tiempo seleccionaron bacterias fijadoras de nitrógeno, y gracias al proyecto, financiado por la Vicerrectoría de Investigación y Desarrollo (VRID) de la Universidad de Concepción, en estos dos últimos años, pudieron comenzar a seleccionar hongos micorrícicos y bacterias rizosféricas, que aportarán otro tipo de nutrientes como fósforo, potasio, hormonas y enzimas promotoras del crecimiento de las raíces y la tolerancia de las plantas al estrés hídrico.
El extenso trabajo implicó diversas tareas como la selección de microorganismos y reproducción de semillas. “Seleccionamos microorganismos durante dos a tres años y ahora ya estamos reestableciendo las plantas inoculadas. Nosotros las reprodujimos acá en los laboratorios de Agronomía UdeC, con las semillas descendientes del árbol que está en el jardín botánico de Viña del Mar, las que fueron inoculadas en un sustrato inerte e inoculadas con su consorcio microbiano específico para luego enviarlas a Rapa Nui”, detalló la Dra. Gerding sobre un proceso que contó con la revisión y certificación por parte del Servicio Agrícola y Ganadero, SAG, de Ñuble.
Al respecto, el Director Regional del SAG de Ñuble, Osvaldo Alcayaga, destacó que “estamos orgullosos como institución de ser parte de este proceso, que es una de las funciones del SAG, que es certificar los envíos de productos, en este caso, agrícolas, a Isla de Pascua, con la finalidad de proteger a la isla de plagas y enfermedades que pudiesen estar en el continente y que no tienen presencia allá. Hoy estamos verificando que el sustrato y que las plantas cumplan la normativa vigente”.
PRESERVACIÓN DEL TOROMIRO EN LA ISLA
Los primeros trabajos de conservación del toromiro en Rapa Nui comenzaron en 1953 cuando Efraín Volosky colectó semillas que provenían del único ejemplar de la especie existente en la isla y las envió al continente. Algunas de ellas se llevaron al Jardín Botánico Nacional de Chile, en Viña del Mar, donde su administrador, Patricio Montaldo, las hizo germinar en 1956, obteniendo solo una planta madre, crecida en malas condiciones.
De las semillas que produjo la planta madre, se germinaron 100 en 1992, de las que resultaron 98 plantas. Nueve de ellas se trasladaron a Isla de Pascua y el resto se repartió entre Santiago (Maipú), la Universidad de Concepción (Concepción), el Arboretum de la Universidad Austral de Chile (Valdivia) para cruzarlas y producir más semillas.
En 2018 nace la idea de preservar el toromiro, que comenzó a extinguirse en su hábitat natural en 1960. Fue gracias a de un proyecto de cuatro años (2020-2024) el que buscó la reinserción del árbol en su hábitat, y en ello trabajaron Conaf-Rapa Nui, CMPC y la Universidad de Concepción.
Estefany Pate, viverista del vivero Mataveri Otai en Rapa Nui, destacó la importancia del trabajo de preservación. “Esta es la etapa final del proyecto de rescate del toromiro que ha tenido muy buenos resultados y por lo mismo se agradece a todos quienes han colaborado en este trabajo que ahora se enfoca en la recepción de dieciséis plantines germinados. Nosotros realizamos colecta de suelo de diferentes zonas de la isla con la idea de prospectar pastos nativos en la búsqueda de hongos y bacterias necesarias para asociar al toromiro. En la isla recorrimos particularmente la costa norte cercana a Anakena, y la bajada del Ranukau”.
Por su parte, Mauricio Sanz, ingeniero agrónomo de la UdeC y coinvestigador del proyecto, quien además participó en el taller de capacitación al personal del vivero Mataveri Otai, destacó que, “esta reforestación es importante porque el toromiro es parte de la cultura Rapa Nui. Es un árbol endémico y simbólico de la isla y ocupa un nicho ecológico importante que es la fijación de nitrógeno porque es una leguminosa y lo que debemos procurar ahora es que estos plantines se mantengan vivos en la isla, pese a la mala calidad del suelo y la falta de microrganismos que poseen. Por eso fue importante la recolección de hongos micorrícicos y bacterias que hicimos previamente”.
El material recolectado en Rapa Nui que se llevó al Campus Chillán para su análisis, fue facilitado por el SAG de dicho territorio, así como los plantines que se llevaron desde la Universidad hacia la isla.