Trampas y protocolos: la estrategia de California para evitar la diseminación del HLB
La mayor enfermedad citrícola mundial, el Huanglongbing (HLB), aún no está presente en Perú o Chile. Sin embargo, la posibilidad de su inminente llegada hace aconsejable replicar o adaptar los manejos de importantes zonas productoras de cítricos, como lo es California, estado que desarrolló una estrategia integral entre el gobierno y la industria citrícola. California adoptó medidas preventivas y estableció diversos protocolos que involucran a los principales actores, viveros y productores, mucho antes que se identificara el primer caso de HLB en un huerto comercial.
Miriam Romainville
California no solo es el principal proveedor de cítricos frescos de Estados Unidos —en la temporada 2019-2020 representó el 54% de la producción total del país, con 4.2 millones de toneladas de cítricos—, sino también es una zona productora que incluso antes del primer caso detectado de Huanglongbing (HLB) optó por desarrollar una estrategia preventiva que con el tiempo les permitiría retrasar y frenar -hasta cierto punto- la diseminación de la enfermedad. “Antes que el psílido vector fuera encontrado en el sur de California, en 2008, ya hacíamos muestreos en las zonas comerciales”, anotó Magally Luque-Williams, gerente del programa ambiental del Departamento de Alimentos y Agricultura de California (CDFA, por sus siglas en inglés).
El año 2012 se confirmaba en California el primer caso de HLB. La enfermedad fue detectada en un patio trasero en la ciudad de Hacienda Heights, en una rama de pomelo derivada de yemas que habían sido traídas por contrabando desde China, país en el que la enfermedad está presente desde 1919. Pero no sería hasta hace unas semanas que se confirmaría el primer huerto comercial de cítricos con presencia de HLB, en el condado de Riverside, según consignó el CDFA y medios locales estadounidenses.
Si bien la noticia causó sorpresa, ya que hasta el momento los casos detectados estaban en zonas residenciales, es decir en árboles de traspatio, la estrategia integral que desarrolló el gobierno y la industria citrícola les ha permitido tener un mayor manejo de la enfermedad. “Las estrategias que tenemos abarcan aspectos como la prevención y detección, el diagnóstico, el control químico, el control biológico, además de regulaciones y educación”.
PREVENIR PARA DISMINUIR RIESGOS EN LA CITRICULTURA
Gran parte de la estrategia desarrollada por el CDFA para el manejo del HLB está enfocada en prevención, control y erradicación del vector, así como en la detección y eliminación de los árboles infectados, ya que hasta el momento no se han desarrollado variedades de cítricos resistentes a la enfermedad y no existe un control una vez instalada la enfermedad en la planta. “Para la detección recurrimos a los muestreos”, manifestó Luque-Williams. Existen cuatro tipos de muestreos: el muestreo de delimitación, el muestreo basado en alto riesgo, las muestras en cuadrantes y el muestreo visual a lo largo de la frontera con México.
La especialista explicó que en el primer tipo de muestreo se identifica un árbol positivo y se hace una delimitación de 250 metros alrededor del epicentro. “El muestreo es puerta a puerta, se inspeccionan todos los árboles de cítricos que están en esa residencia, sea plantas sintomáticas o asintomáticas. Los psílidos y ninfas son colectadas si están presentes” manifestó Luque-Williams. Si bien existen dos psílidos que pueden transmitir el HLB, la Diaphorina citri y la Trioza erytreae, en el continente americano solo se ha identificado el psílido asiático, D. citri.
Respecto al muestreo basado en alto riesgo, Luque-Williams sostuvo que en este caso se colectan muestras de plantas que presenten síntomas parecidos al HLB. El síntoma más común es el moteado asimétrico en las hojas, entre otros como alargamiento y engrosamiento de las hojas. También se presentan síntomas en los frutos, como reverdecimiento, crecimiento desigual, sabor agrio y semilla abortadas. Los árboles infectados pueden presentar múltiples flores fuera de la temporada. Desde el 2012 se han inspeccionado 634,000 propiedades con este tipo de muestreo.
Para el muestreo en cuadrantes se divide el árbol en cuatro partes y se toman muestras individuales de 20 hojas en cada lado. “Tenemos cuatro muestras por árbol que son estudiadas de forma separada”, manifestó. Luque-Williams destacó que esto les ha permitido aumentar la detección de árboles positivos con HLB. A la fecha se han hecho 21,221 muestras de cuadrantes.
El muestreo visual también ha sido relevante para el manejo del HLB en California. La gerente del programa ambiental del CDFA expresó que en estos casos se inspecciona a lo largo de la frontera con México. “Se busca el psílido y si hay síntomas de HLB”, detalló. El reto está en que la frontera es de alto tránsito, se calcula que anualmente transitan 30 millones de personas y 4 millones de vehículos, y solo una pequeña porción de material vegetal es inspeccionada por los tres puestos fronterizos.
Además del muestreo el CDFA recurre a las trampas para monitorear la presencia del vector. “En las zonas residenciales donde el psílido no está establecido ponemos trampas a una densidad de 16 trampas por milla cuadrada y se cambian a intervalos de dos a cuatro semanas. En huertos comerciales con un área importante de cítricos y donde el psílido no está establecido se colocan trampas a una densidad de 1 trampa por 40 acres (16 ha) y se cambian mensualmente”, dijo Luque-Williams, y continuó “se usan trampas también para monitorear la presencia de la chicharrita de alas cristalinas (GWSS). Estas trampas son revisadas por la presencia del psílido”.
Una de las soluciones que además se ha ido incorporando, para fortalecer el manejo preventivo, es el uso de perros entrenados para olfatear árboles infectados con HLB. De acuerdo con el Departamento de Agricultura de EE UU (USDA, por su sigla en inglés), este tipo de perros han tenido una precisión de 99% en Florida y de 92% en patios traseros del sur de California a la hora de detectar árboles infectados. La detección temprana contribuye a que exista más posibilidad de frenar la diseminación de la enfermedad.
El diagnóstico del HLB se hace en el laboratorio del Departamento de Agricultura de California, en dicho establecimiento se analizan las plantas y los insectos. Además, a fines del año pasado la Universidad de California inauguró un laboratorio de Bioseguridad Nivel-3 que fue financiado por los citricultores, quienes invirtieron US$8 millones en su construcción, y que permitirá a los investigadores estudiar las bacterias transportadas por el psílido asiático o Diaphorina citri.
La especialista informó que el HLB se ha encontrado en residencias de Los Ángeles, Orange, Riverside, San Bernardino. Los condados de Orange y Los Ángeles son donde se han registrado una mayor presencia de esta enfermedad, con 1,510 y 476 árboles infectados, respectivamente. “El total de árboles positivos es de 2,022, de los cuales 1,971 árboles han sido erradicados”, manifestó.
REGULACIÓN ACOMPAÑADA DE UNA ESTRATEGIA EDUCATIVA
La especialista detalló que la estrategia de manejo del HLB se ve complementada con una regulación eficaz, que involucra a los principales actores: tanto viveros como productores. Todos los viveros que propagan cítricos deben cumplir con todas las regulaciones del Programa de plantas certificadas del Departamento de Agricultura de California. Las regulaciones abarcan aspectos como las estructuras, las plantas, las inspecciones y los tratamientos, señaló Luque-Williams.
Los viveros deben producir las plantas en una estructura protegida que esté certificada por el Departamento de Agricultura y que excluya al psílido. Tienen que contar con un plan que garantice la prevención de la enfermedad, que el personal esté capacitado en identificación de plagas y técnicas de inspección y que se haga un uso apropiado de trampas. El plan debe ser aprobado por el departamento. Además, si en el Estado del que proceden los árboles madre existen casos de HLB, los árboles deben ser sometidos a pruebas de detección 36 meses antes que sean usados como fuentes de propagación.
El Departamento de Agricultura puede realizar inspecciones inopinadas de las estructuras protegidas o plantas. A su vez, cada vivero está sujeto a una inspección anual de todos los registros que requieren los árboles ingresados en el Programa de limpieza de plagas de viveros de cítricos; de todas las estructuras resistentes a insectos y del acuerdo de cumplimiento del participante para estas estructuras. Actualmente hay 24 invernaderos aprobados en California.
Adicionalmente, si se desea mover material vegetativo fuera del área de cuarentena, los viveros deben cumplir con las regulaciones establecidas en el programa del CDFA, el cual incluye que todas las plantas hospederas deben ser tratadas con los pesticidas aprobados por el programa. “Las plantas tratadas deben tener una etiqueta del Departamento de Agricultura, el tratamiento funciona por 90 días. Las plantas deben recibir nuevamente el tratamiento después de los 90 días o no pueden ser vendidas”, anotó. La especialista agregó que además se prohíbe el traslado de plantas hospederas o partes de plantas y frutos fuera del área de cuarentena. “Hay regulación de movimiento de cítricos entre estados, desde California o hacia California”, dijo. Así se busca evitar que a California ingrese psílidos asiáticos.
La regulación también incluye a los productores de cítricos. Por ejemplo, los envíos de cítricos a granel a una planta de empaque o procesador deben cumplir con el estándar de desempeño libre de Diaphorina citri, que incluye limpieza de campo por máquina o un tratamiento previo a la cosecha, esto debe ir acompañado de un formulario de declaración de libre del psílido asiático. Esto siempre y cuando los envíos se hagan desde una zona que no sea adyacente a un área de cuarentena regional de HLB. En cualquier caso, los productores deben asegurar que las frutas estén resguardadas con una lona o sean transportadas en un vehículo cerrado mientras están en tránsito.
Junto a la regulación el CDFA ha impulsado una estrategia para educar a los consumidores y productores, ya sea a través de redes sociales, paneles informativos, revistas trimestrales y notas de prensa. Y es que se ha identificado como potenciales caminos de introducción del vector y del HLB las compras, por ejemplo, que se hacen por EBAY y el material vegetativo que se intenta introducir sin cumplir los respectivos protocolos. Incluso en California se ha creado el Comité de Prevención de Plagas y Enfermedades en Cítricos (CPDPC), integrado por representantes de la industria que trabajan en conjunto con la CDFA y la Universidad de California, entre otros, para asesorar al secretario de agricultura del estado y a la industria citrícola sobre la ruta seguir para combatir las plagas y enfermedades que sean un peligro para la citricultura del estado, tal como lo es el HLB.
LA ENFERMEDAD YA SE CIERNE SOBRE EL VECINO PERÚ
Chile y Perú aún son considerados países libres de HLB, pese a que, en Perú, el vector ha sido detectado entre Tumbes y Piura (extremo norte del país), así lo aseguró el Servicio Nacional de Sanidad Agraria (Senasa, equivalente al SAG de Chile). Solo entre enero y mayo del 2020 se procesaron 63 muestras con síntomas sospechosos de la enfermedad, que muchas veces pueden ser confundidos con deficiencias nutricionales, de acuerdo con la autoridad fitosanitaria peruana.
Sin embargo, Luque-Williams asegura que la llegada del HLB a Perú es inminente. “No es que la enfermedad no vaya a llegar, sino cuándo va a llegar”, advirtió. Según un estudio que fue encargado por el investigador de la Universidad Nacional Agraria La Molina (UNALM), Waldemar Mercado, la enfermedad podría causar pérdidas de hasta S/794 millones en el sector citrícola, en el caso hipotético de que los productores continuaran sus actividades sin un Programa Nacional Fitosanitario (PNFS). En tanto que, bajo un escenario en que se implementa un PNFS, se evitarían pérdidas por S/339 millones y se permitiría mantener la producción y actividades de la cadena productiva.
Para la especialista es importante que todos los países productores de cítricos centren sus esfuerzos en tener normas que faciliten un esquema de erradicación de plantas infectadas; que los viveros trabajen con mallas protectoras para la producción de árboles productores de yemas; que los laboratorios estén certificados por los servicios encargados de los aspectos fitosanitarios de cada país para analizar las muestras, que se cuente con protocolos claros sobre cómo actuar para detectar la enfermedad y se continúen los muestreos.
El temor de que la mayor enfermedad que afecta a los cítricos a nivel mundial impacte la producción del sector citrícola podría servir como estímulo para adoptar medidas más integrales y que permitan controlar el psílido vector de la bacteria causante del HLB. Actuar tardíamente podría ser devastador para la industria citrícola de países tales como Chile y Perú.
TRATAMIENTOS PREVENTIVOS
La gerente del programa ambiental del CDFA explicó que son dos los principales tratamientos que se usan para el manejo del HLB, también conocido como enverdecimiento de los cítricos: tratamiento químico y biológico. Para el control químico sobre las plantas hospederas se recurre al insecticida Tempo® SC Ultra, su aplicación se da durante tres veces al año. Además, se usa el insecticida Merit 2F para tratamiento de suelo y su aplicación se realiza una vez al año. La ley establece que los arboles infectados sean removidos, a la fecha se han removido 1,971 árboles en California.
Otra opción a la que han recurrido las autoridades de California y los citricultores es el control biológico. “Usamos Tamarixia radiata. Hacemos las liberaciones en huertos orgánicos y en algunas zonas residenciales. Desde que empezamos en el 2011 se han liberado 16 millones de Tamarixia”, detalló Luque-Williams. La Tamarixia radiata es el principal enemigo natural del psílido asiático de los cítricos.