Relato del duro camino al éxito en el demandante cerezo
Aunque vinculado al mundo del agro por su familia, el productor de cerezas Alberto Serrano, de Agrícola Cumbre, se inscribe entre los agricultores que provienen de otros sectores económicos. Cuando terminó su actividad como distribuidor de automóviles en la provincia de Ñuble decidió comprar el fundo Los Peumos, ubicado en Libuy, cerca de Bulnes y Quillón.
–Aquí partimos de cero. Este campo, llamado Los Peumos, el único de la Agrícola y dedicado solo a cerezos, antes era un espinal. Tuvimos que destroncar y hacer mucho trabajo de drenaje, ya que había acumulaciones de agua, napas altas sin desagües. Se necesitó bajar su nivel para establecer la plantación. El terreno corresponde a un suelo limo-arenoso, donde domina la arena (80%). Me interesé en él porque sabía de sus condiciones especiales de clima.
–¿Cuáles fueron las consideraciones para elegir cerezo?
–El predio es chico, de 32 hectáreas (ha), yo quería un cultivo intensivo. Estuve evaluando cerezo y arándano. En esa época, hace 8 años, me pareció más claro el futuro del primero, por varios factores. El arándano iba casi a un monomercado, EE.UU.; había una superficie muy grande ya plantada; el precio estaba bueno, pero su evolución a futuro no me parecía tan positiva aun cuando en ese momento Perú todavía no existía como actor en el rubro. Hoy tiene una relevancia considerable y va a aumentar cada vez más. Me pareció que el mercado del cerezo iba a ser más claro en el tiempo.
LO PASAMOS MAL, MUY MAL
Serrano sabía que el cerezo tiene sus complicaciones en el marco ambiental de Ñuble, bastante exigente en aspectos como el control del cáncer bacteriano, entre otros. No obstante estar consciente de lo anterior, en el camino hubo sorpresas importantes:
–Lo pasamos mal, muy mal. En un año teníamos una estimación para producir 150 toneladas de fruta y una helada causó que sacáramos 3.500 kilos en total. Ocurrió el 17 de septiembre, año productivo 2013. Ahí dije: o lo vendo o hago la inversión del control de heladas. Si uno analiza el pasado, el riesgo de que ese fenómeno vuelva a ocurrir es muy alto.
Como también tuvo temporadas en que las precipitaciones causaron estragos, tomó asimismo la opción de techar el huerto. Al momento de visitarlo, en plena floración, acababan de caer 150 mm de lluvia en pocos días, por lo cual las cubiertas plásticas se encontraban extendidas.
HOY NO VERÍA EL NEGOCIO SI NO ES CON CUBIERTA Y CONTROL DE HELADAS
Y sin embargo, como se indicó, Los Peumos tiene una condición climática distinta a las áreas de la Región donde se encuentra la mayoría de los cerezos, más cercanos a la cordillera. Por ejemplo, el agricultor indica que mientras en Libuy se produce una helada de -1,5°C en San Carlos los termómetros fácilmente bajan a -4°C el mismo día. “Una diferencia apreciable”, subraya. Con todo, su conclusión es clara:
–Yo, hoy, no vería el negocio si no es con cubierta y control de heladas. En esta zona no tendrías ni producciones ni ingresos predecibles sin esos sistemas. Como yo venía de una catástrofe, estaba muy sensible, elegí el método más eficiente de todos, con aspersión de agua, diseñado para enfrentar eventos de hasta 5°C bajo cero. La cubierta también aporta, estimo que 1 a 1,2°C cuando se trata de una helada radiativa, pero no sirve cuando es una helada polar, de masa de aire. Hay otras metodologías, por ejemplo el uso de calefactores y hélices. La elección es un tema. Me parece que para operarlos tienes que tener recogidas las cubiertas de modo de generar la inversión térmica. Hay que analizarlo bien, pero algún método tienes que tener.
NO BASTA QUE HAYA AGUA, TIENE QUE ESTAR CUANDO SE NECESITA
Un factor relevante para elegir la alternativa de cubrir los árboles con agua mediante aspersores es el alto volumen de agua requerido. En el caso de la Agrícola Cumbre el sistema, diseñado para 5°C bajo cero, requiere unos 54 litros por segundo, y una aplicación puede durar 9 horas. Por lo tanto debieron hacer un acumulador de poco más de 100 m de largo por 14 m de ancho y 7 m de profundidad, a lo cual se suma el agua de pozos profundos.
–Si no tienes el agua suficiente, no lo puedes hacer, de manera que en un lugar con muchas heladas muy intensas, donde los otros sistemas no van a ser suficientes, tienes que elegir otra especie o irte a otro sitio.
En las cercanías del predio hay varios cuerpos de agua: la laguna Santa Elena, muy próxima; la laguna Avendaño; el río Itata, y, algo más alejado, el río Ñuble. No obstante, el entrevistado testimonia que no es una zona tan positiva en cuanto a disponibilidad de agua. El tranque tipo zanja que construyó le permite aprovechar las napas superficiales en el momento de las heladas. Pero hacia el verano ya no sirve, pues las aguas bajan. Entonces ha debido perforar un pozo profundo, de 50 m de profundidad, que le entrega “un volumen de agua razonable” para la temporada de riego.
MANO DE OBRA EN COSECHA: LA COMPETENCIA ES CON EL ARÁNDANO
En cuanto a variedades, plantó inicialmente Lapins, Sweet Heart y Regina, todas sobre Colt. La tercera de ellas no dio buen resultado sobre este patrón, por lo cual recientemente reinjertó esos árboles con Sweet Heart.
–Debido a las napas superficiales, usamos un portaijerto más resistente a la humedad. La Regina estaba muy nueva en Chile, no había mucha experiencia y fue un error ponerla sobre Colt. La reemplazamos por Sweet Heart básicamente con el fin de equilibrar la superficie de Lapins, de la cual teníamos más. En años normales comenzamos la cosecha con ella alrededor del 3 de diciembre y continuamos con Sweet Heart hasta alrededor del 21 de diciembre.
El delicado tema de la mano de obra se aborda con distintas estrategias. Han traído cosecheros de Curicó, bien seleccionados, quienes tienen un nivel de especialización que les permite un alto rendimiento. También han hecho combinaciones con gente local y han formado grupos de personas de la zona. Cuando faltan cosecheros, deben buscarlos fuera. La competencia por trabajadores no viene tanto de otros productores de cereza –el más cercano está a 50 kilómetros–, sino de los campos de arándano, con los cuales se topa totalmente en el periodo de cosecha.
–Hay personas que prefieren el arándano aunque ganen un poco menos, porque les ofrece mayor continuidad. Eso obliga a los cereceros a pagar muy bien, porque si no la gente se te va al arándano.
LA INTERMINABLE ESPERA DEL LAJA-DIGUILLÍN
“Tengo una asignación del Laja Diguillín. Pero es como un sueño, porque venimos hablando hace 30 años, cuando se inició el canal y hasta hoy no se concreta. Yo estoy entre los regantes ‘blancos’, quienes nos inscribimos para recibir los excedentes hídricos generados por el proyecto. Esto no se materializa pues no se han hecho las obras de infraestructura necesarias y el agua no llega a los predios. Después de tantas historias sobre el tema, no sé qué decir”, comenta Alberto Serrano.
A CHINA LOS BOLETOS: DEL 70 AL 80% DE LA FRUTA CORRESPONDE A JUMBO Y SUPERJUMBO
Sumando las inversiones requeridas para el establecimiento del huerto, riego, techos, control de heladas y sistemas de acumulación de agua, Alberto Serrano calcula que la suma supera los 70.000 dólares por hectárea.
–Cuando uno empieza un negocio, en mi caso, está entusiasmado, se deja llevar. La verdad, si tuviera que volver a evaluar la decisión no resulta fácil, porque la inversión es muy alta. De haber sabido todo lo que iba a pasar, quizás no lo hubiera hecho. Cuando llegué al punto de continuar o irme, estaba sumamente embarcado y elegí seguir. Después de todo lo hecho, hoy lo veo positivo: decidí bien. Pero si hoy estuviera en cero, tomando en cuenta lo vivido, no sé si lo volvería a emprender.
La cereza de Cumbre va a un frigorífico en Bulnes que presta servicios a las exportadoras. Alberto Serrano entrega su producto a tres de ellas, con la idea de minimizar los riesgos: Meyer Exportaciones, Gesex y Aurora Australis.
–Si te toca una temporada difícil, como el año pasado, yo creo la estrategia estuvo bien. La base del resultado es la calidad de fruta que entregas, sobre todo en calibre y firmeza. Por la experiencia que hemos tenido al entregar un buen producto los valores pagados por las exportadoras son muy similares. Mi fruta se va a China en un 95%, prácticamente toda. Las dos últimas temporadas alrededor del 70 a 80% de la fruta correspondió a Jumbo y Superjumbo. El rendimiento esperable en Los Peumos se sitúa en torno a los 15.000 kg/ha. Si pretendemos 20.000 kg vamos a tener una distribución de calibres más baja.
–¿Esa sería una producción estable? Porque en cereza se dice que son tres años malos por uno bueno.
–Y yo creo que si no tienes cubierta ni control de heladas, tiene razón la persona que te dijo eso. Y a lo mejor está siendo un poco exitista. Si quieres un promedio razonable, tienes que tenerlos, ¡para qué decir más al sur!