El quintral (Tristerix corimbosus (L.) Kujit), MALEZA PARÁSITA QUE IMPACTA EN LOS HUERTOS DE OLIVO
Jorge Díaz S. INIA Carillanca
Francisco Tapia C. y Jessenia Zlatar T. INIA Intihuasi.
A nivel mundial las plantas parásitas representan un grupo constituido por aproximadamente 4 mil especies (cerca del 2% de las plantas con flores). Establecen una relación de gran complejidad con las plantas hospederos, resultado de un delicado balance de señales químicas y receptores, indicando altos grados de sincronización evolutiva. Las plantas parásitas se pueden categorizar según sus modos nutricionales en dos grandes grupos. Las hemiparásitas o parásitas parciales provistas de clorofila y actividad fotosintética, pero que obtienen el agua y los nutrientes del hospedero. El otro grupo son las holoparásitas o parasitas obligadas, que no poseen clorofila (no realizan fotosíntesis), y son totalmente dependientes del hospedero para la obtención de carbohidratos, nutrientes y agua. En dichas especies el sistema radicular no existe o está poco desarrollado y no es funcional, pero cuentan con un órgano denominado haustorio que les permite penetrar e instalarse en el hospedero. Desde un punto de vista anatómico, morfológico y funcional, tal órgano entrega la característica diferencial más importante de las plantas parásitas.
En Chile existen tres grandes grupos de malezas parásitas, representados por cuscuta o cabellos de ángel (Cuscuta sp) y orobanque (Orobanche sp) que son del tipo holoparásitas, y el tercero por el quintral (Tristerix sp) que corresponde a una hemiparásita. El quintral del álamo (Tristerix corymbosus), es una de las tres especies descritas para Chile en el género Tristerix. Las otras dos corresponden a T. aphyllus (quintral del quisco) y T. verticillatus, que parasitan cactáceas y árboles y arbustos nativos, respectivamente. El quintral es un arbusto de tallos semileñosos de 15-60 cm de largo, florece desde enero a julio (principalmente en otoño), las flores son de un color rojo llamativo y de gran tamaño que forman un conjunto denominado corimbo (Foto 1). El fruto es una baya abovada de 10 mm de largo por 6 mm de ancho, y color amarillo en la madurez, rodeado de mucilago (viscina) que lo hace muy pegajoso.
IMPORTANCIA AGRONÓMICA
Se distribuye desde la Región de Atacama hasta Los Lagos. Es una parásita de hábito aéreo relativamente generalista, es decir, capaz de infectar diversas especies introducidas (álamo, plátano oriental, sauce, acacias, entre otros), árboles nativos (espino, quisco, peumo, maitén y boldo, entre otros) y frutales como olivo, manzano y peral. Su dispersión es exclusivamente vía semillas, las que sirven de alimento a diversas aves silvestres (tordos, tencas, zorzales y otros) y a un pequeño marsupial (monito del monte). La semilla se adhiere a la corteza del hospedero con la ayuda del mucílago, y cuando germina emerge el haustorio que penetra la corteza y comienza la formación del sistema endofítico (Foto 2), que va invadiendo de forma masiva y sistemática el tejido conductor (xilema) del hospedero, para luego producir brotes en diferentes lugares de la corteza lejanos al punto de unión.
La rama del hospedero que soporta al quintral se engruesa en la zona de contacto, atrofiándose o doblándose, llegando en algunos casos a quebrarse o morir. El parasitismo genera un debilitamiento general del árbol, debido a que provoca altas tasas de transpiración, con lo cual disminuye la disponibilidad de agua, y ejerce un efecto sumidero por compuestos nitrogenados, carbono y nutrientes minerales esenciales provocando un desbalance nutricional al hospedero.
UNO DE LOS FRUTALES MÁS ATACADOS ES EL OLIVO
Uno de los frutales más atacados en el país es el olivo. En una prospección realizada en el Valle del Huasco, Región de Atacama, se determinó que los huertos presentaban niveles extremadamente elevados de parasitismo, en que cerca de un 50% de los árboles estaban comprometidos. Observaciones realizadas en años posteriores corroboran que es cada vez más común la presencia de esta plaga en los huertos de olivo. Una vez que la maleza parasita ingresa a una determinada zona, la infestación comienza a progresar en forma exponencial hasta alcanzar un cierto límite. A la fecha no se cuenta con estudios que cuantifiquen las pérdidas productivas que genera el parasitismo del quintral, sin embargo, en otras especies parecida al quintral como son los muérdagos (Europa), las pérdidas productivas que provocan pueden alcanzar entre un 20 a 30%, e incluso llegar a más del 50% en algunos casos.
La estrecha relación de esta planta parásita con el olivo se ha visto desde la Región de Atacama hasta la Región del Maule, principalmente en huertos antiguos de olivo, desde donde se está diseminando agresivamente hacia las nuevas plantaciones, proceso en que es ayudado por diversos hospederos, por ejemplo el álamo y el sauce, especies muy presentes en el campo chileno, y a vectores como las aves.
En los últimos años la actividad olivícola ha venido experimentando un importante crecimiento en la superficie plantada. El 2005 la superficie alcanzaba a poco más de 5 mil ha, el 2013 se reportan 18 mil 702 ha (ODEPA), y según ChileOliva se proyecta una superficie mayor a las 30 mil ha hacia el 2020. En consecuencia, la distribución y el progresivo aumento de la superficie del olivo, lo convierte en uno de los cultivos más expuestos a la maleza parásita.
¿CÓMO SE CONTROLA EL QUINTRAL?
En la actualidad el quintral se controla mecánicamente mediante cortes (Foto 3), lo que en árboles con la presencia de varias plantas de quintral o con un sistema endofítico ampliamente distribuido significa eliminar ramas e incluso el tronco principal, quedando el árbol inutilizado productivamente por varias temporadas y sin solucionar el problema, dada la capacidad de rebrote del parásito (Foto 4). En general el conocimiento en métodos de control es muy limitado.
A la fecha se ha realizado un único estudio en el país, evaluándose algunos tratamientos químicos basados en herbicidas y productos no herbicidas, con resultados no muy promisorios. En cuanto a otra estrategia que se utiliza en la agricultura, como es el control biológico o el uso de variedades con resistencia genética, es aún más limitada la información o prácticamente inexistente. Cabe destacar que el quintral es exclusivamente un problema fitosanitario de nuestra olivicultura, lo que genera un mayor desafío y dificultad en su control, al contarse con escasa información nacional y de otras regiones del mundo.
ES DE GRAN RELEVANCIA GENERAR CONOCIMIENTO Y ESTRATEGIAS DE MANEJO
Dada la situación del quintral y del olivo, su principal hospedero, a los severos efectos que está expuesto y a la amplia distribución en el territorio nacional del parásito, favorecido por su gran adaptabilidad para parasitar a un número importante y diverso de especies de árboles y arbustos que escapan al control del hombre, es de gran relevancia generar conocimiento y estrategias de manejo que tiendan a disminuir el impacto del quintral en la producción olivícola. En ese sentido el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) está realizando propuestas de trabajo a los productores olivícolas, explorando asociatividad y buscando recursos con instituciones o empresas, que apoyen iniciativas para desarrollar acciones de protección y potenciales métodos de lucha del quintral en este cultivo tan relevante y pujante del sector agrícola del país.