Frutos secos: presentan tecnología para una clasificación más eficiente
El procesamiento de nueces, almendras, avellanas y maní depende de muchos factores que, si no se resuelven de manera correcta, puede implicar pérdidas y baja rentabilidad.
No es fácil para los procesadores de frutos secos garantizar la seguridad alimentaria o cumplir con las especificaciones del producto de los clientes. Por un lado, el material extraño y los fragmentos de cáscara pueden ingresar al flujo de productos de la línea de procesamiento. Por otro lado, los frutos secos pueden dañarse tanto por defectos externos como internos que pueden ser casi imposibles de detectar. También existe el riesgo que representan los alérgenos si un tipo de fruto seco se mezcla involuntariamente con otro.
Se trata de diversas amenazas que deben eliminarse para proteger a los procesadores y minoristas de la retirada de productos y el daño a la reputación. Un objetivo que es se posible conseguir de manera eficaz con las clasificadoras ópticas de última generación. La firma noruega dedicada a la mecanización de alta precisión del sector agrícola, dice que las nuevas tecnologías que tiene en el mercado, además de las soluciones de clasificación actuales, brindan una multitud de otros beneficios: clasifican según las especificaciones; minimizan los falsos rechazos; aumentan la eficiencia de eliminación; reducen o eliminan la necesidad de intervención manual; ayudan a resolver el problema de la mano de obra (escasez, costo, efectividad); reducen el tiempo de inactividad por fatiga visual o enfermedades por movimientos repetitivos y, además, proporcionan datos sobre el producto que se está clasificando.
La firma ha desarrollado líneas mecanizadas especializadas para almendras, nueces, avellanas y maní. En ellas, los frutos se descascaran, se pelan y luego se procesan, en lo que se necesitan diferentes soluciones de clasificación para realizar diversas tareas. Al inicio, las máquinas clasificadoras se encargan de tareas bastante básicas. A medida que los frutos secos avanzan en la línea de producción, los clasificadores se vuelven más sofisticados y especializados.
El proceso de las almendras es un buen ejemplo de esto. Su primer desafío es la eliminación de material extraño, cáscara exterior e interna. Si bien, no se necesita una inspección muy detallada en esta etapa inicial, es deseable clasificar a un ritmo rápido las piezas más grandes de material no deseado, cáscaras, cascajos y palos, entre otros. La máquina más adecuada para esta tarea es la TOMRA 5C y en algunos casos la TOMRA 3C, capaz de clasificar más de 16 toneladas de frutos secos por hora. Elimina los materiales extraños, incluidos la cáscara, cascarilla, piedras, palos y todos los defectos más comunes, con una eficiencia de más del 99,5 %.
Se realiza una segunda verificación de materiales extraños y granos cuando las almendras llegan al procesador. Cuanto más se clasifique en esta etapa inicial, menos habrá que hacer más adelante. La próxima tarea está a cargo del clasificador TOMRA 5X de TOMRA, una máquina de cinta capaz de un rendimiento inigualable. La TOMRA 5X emplea la última tecnología de imágenes y rayos X para detectar y expulsar materiales como piedras, vidrio, terrones y plásticos de alta densidad.
Para la tercera etapa de clasificación, en el procesador de almendras, se usa nuevamente el TOMRA 5C. Equipado con dos escáneres de identificación de firma biométrica (BSI+), esta máquina muestra su notable capacidad para encontrar defectos difíciles de ver y casi invisibles. Este es el caso de: daños por insectos, agujeros tamaño alfiler, gomas, moho, manchas marrones y o producto deshidratado. Aunque se descarten los frutos secos con estos defectos, se pueden recuperar para otros usos. La mayoría de los defectos en esta etapa no son comestibles y el producto rechazado se utilizará en aceites para cosméticos.
Todo esto es posible gracias a la exclusiva tecnología BSI+ de TOMRA, que escanea materiales con longitudes de onda del espectro visible y del infrarrojo cercano (NIR). Compara instantáneamente las características biométricas de los objetos con las almacenadas en una base de datos para determinar si deben aceptarse o rechazarse. Esta tecnología también puede detectar y rechazar otros defectos críticos de los frutos secos, como ranciedad, descomposición, moho, alérgenos, agua, deshidratación grave o leve y contenido de aceite.